Capítulo 11: La Jaula Se Cierra
El amanecer teñía el cielo de un gris pálido cuando Nova emergió del bosque, su cuerpo exhausto y adolorido, sus piernas tambaleándose con cada paso. No sabía cuánto tiempo había corrido, pero sus pulmones ardían y su mente luchaba por mantenerse enfocada. La carretera se extendía frente a ella, vacía y solitaria, como una promesa de libertad. Nova sabía que este era el momento decisivo: si lograba alcanzar el siguiente pueblo, podría pedir ayuda y finalmente dejar atrás el infierno que había soportado durante tanto tiempo.
Pero el miedo no se había disipado. Cada ruido que escuchaba, cada crujido de ramas o susurro del viento, hacía que su corazón se detuviera por un segundo. Sabía que Etherian no era el tipo de hombre que aceptaría la derrota. Si algo había aprendido en los años que vivió bajo su control, era que él no se detenía hasta tener lo que quería, y en este caso, lo que quería era a ella de vuelta.
Nova avanzó por la carretera, sus manos temblando y su mente calculando cada movimiento. Su mirada se posaba en cada sombra, temiendo que él apareciera de repente. El camino parecía interminable, y el peso del cansancio comenzaba a ser insoportable. Pero no podía permitirse detenerse. No ahora.
Con cada paso, sus pensamientos se llenaban de recuerdos de lo que había dejado atrás: la mansión opresiva, los gritos, los golpes, las humillaciones, la violación. Todo eso le daba fuerzas para seguir adelante, para no rendirse. Se prometió a sí misma que no permitiría que Etherian la atrapara otra vez.
Sin embargo, sus esperanzas comenzaron a desmoronarse cuando escuchó el sonido de un motor acercándose. Su cuerpo se tensó al instante, y el instinto la llevó a ocultarse entre los árboles al borde de la carretera. Se agachó detrás de un arbusto, conteniendo la respiración mientras el vehículo se acercaba. El sonido se hizo más fuerte, y cuando finalmente apareció, Nova sintió que su mundo se desmoronaba.
Era el coche de Etherian.
El hombre frenó bruscamente al lado de la carretera, sus ojos recorriendo el área con una intensidad que hizo que Nova se encogiera aún más en su escondite. Sabía que no tenía mucho tiempo antes de que él la encontrara. Su mente trabajaba frenéticamente, buscando una manera de escapar, pero el cansancio la paralizaba. Había llegado demasiado lejos para ser atrapada ahora, pero su cuerpo no respondía como ella quería.
—Nova... —La voz de Etherian resonó en el aire, calmada pero cargada de una amenaza latente. Sabía que estaba cerca. Sabía que la atraparía. Siempre lo hacía.
El sonido de sus pasos acercándose hizo que Nova sintiera un nudo en el estómago. Intentó moverse, pero un crujido de hojas bajo sus pies traicionó su ubicación. En un instante, Etherian se giró hacia ella, su mirada fija en los arbustos donde estaba escondida.
—Ahí estás —dijo, su voz un susurro que heló la sangre de Nova.
Ella intentó correr, pero su cuerpo estaba demasiado agotado. Antes de que pudiera dar un paso, Etherian la agarró por el brazo con una fuerza que le arrancó un grito de dolor.
—¿De verdad pensaste que podías escapar de mí? —dijo, su tono lleno de burla mientras la sacaba de su escondite.
Nova luchó con todas sus fuerzas, golpeándolo, pateándolo, haciendo todo lo posible por liberarse, pero él era demasiado fuerte. La arrastró hacia el coche, ignorando sus gritos y súplicas. El aire frío de la mañana llenaba los pulmones de Nova mientras intentaba liberarse, pero cada movimiento que hacía solo parecía enfurecer más a Etherian.
—¡Déjame ir! —gritó, su voz quebrándose por el miedo y la desesperación.
—Ya es suficiente, Nova —gruñó él, empujándola dentro del coche con tanta fuerza que su cabeza golpeó contra el asiento. —Te advertí lo que pasaría si intentabas algo como esto. Ahora pagarás las consecuencias.
Nova sintió que el mundo se cerraba a su alrededor mientras Etherian arrancaba el coche. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, pero no podía permitirse llorar. No podía dejar que él viera lo rota que se sentía. Sabía que tenía que encontrar una manera de escapar, aunque cada segundo que pasaba hacía que eso pareciera más imposible.
El viaje de regreso a la mansión fue un tormento. Etherian no dijo una palabra, pero el silencio era aún más aterrador que sus gritos. Nova podía sentir su ira, como si fuera un peso que llenaba el coche. Intentó abrir la puerta en un momento de desesperación, pero Etherian la bloqueó antes de que pudiera siquiera intentarlo.
—Ni lo pienses —dijo, su voz fría como el acero.
Cuando finalmente llegaron a la mansión, Nova sabía que lo peor estaba por venir. Etherian la sacó del coche, su agarre firme como un grillete, y la llevó al interior. Cada paso que daban hacia la casa era como un clavo más en el ataúd de su libertad.
—Creí que eras más lista que esto, Nova —dijo él mientras la empujaba al interior. —Pensé que sabías tu lugar.
Ella no respondió. No tenía fuerzas para hacerlo. Su mente estaba en blanco, consumida por el miedo y la desesperanza. Sabía que cualquier palabra que dijera solo empeoraría las cosas.
Etherian la llevó al salón y la empujó hacia el suelo. Nova cayó de rodillas, sintiendo el frío de las baldosas contra su piel, después de todo, no traía nada más que su ropa interior para protegerse del mundo. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras escuchaba los pasos de Etherian acercándose.
—¿Qué te hizo pensar que podrías escaparte? —dijo, su voz cargada de desprecio. —¿De verdad pensaste que podrías vivir sin mí? ¿Qué podrías sobrevivir sola?
Nova levantó la mirada, sus ojos encontrándose con los de Etherian. En ese momento, algo dentro de ella se rompió. Ya no tenía miedo. Solo sentía rabia, una rabia que había estado acumulándose durante años.
—Prefiero morir antes que seguir viviendo contigo —dijo, su voz temblando, pero llena de determinación.
Las palabras de Nova parecieron enfurecer aún más a Etherian. Su mano se levantó, y antes de que ella pudiera reaccionar, sintió el impacto de su golpe. El dolor explotó en su mejilla, pero Nova no lloró. No le daría esa satisfacción.
—¿Eso crees? —dijo Etherian, su voz llena de veneno. —Te aseguro que desearás no haber dicho eso.
El tiempo pareció detenerse mientras Etherian se alejaba, dejándola sola en el suelo. Nova no sabía cuánto tiempo estuvo ahí, pero finalmente logró levantarse. Su cuerpo estaba adolorido, su mente hecha pedazos, pero aún había una chispa dentro de ella, una pequeña luz que se negaba a apagarse. Sabía que no podía rendirse. Había fallado esta vez, pero aún tenía esperanza. Algún día, de alguna manera, encontraría la manera de escapar de Etherian. Y esta vez, no fallaría.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro