|CAPÍTULO 3|
Otro aburrido día en el instituto.
Al entrar junto a Andrea al salón de clase con lo primero que nos encontramos es con Aidan que nos mira con una enorme sonrisa, lo saludo con la mano y me dirijo a mi asiento para así poder comenzar a sacar el libro que utilizaré en la clase, así comienza mi día.
Mi mirada esta fija en mi libro, doy un respingo al sentir una mano tocando mi hombro, volteo el rostro de manera inmediata y brusca, tanto así que siento un pequeño pinchazo en mi nuca.
—¿Qué pasa? –pregunto a Andrea quien me mira con una sonrisa inocente.
—Aidan dice que te pase esto —sin decir nada más me entrega un papel perfectamente doblado.
Al desdoblar la nota, leo lo que dice y no puedo evitar sonreír.
Hoy iré a tu casa, escribe aquí tu número para poder hablar sin tener que hacer esto de pasarnos una nota.
Niego divertida dirigiendo la mirada hacia donde está Aidan quien me mira fijamente, tomó mi bolígrafo y escribo mi número.
Le entrego el papel a Andrea.
—Entrégaselo por favor.
Ella me mira con una sonrisa y niega divertida. Se lo da y me susurra.
—Espero que estés pensando en contármelo.
Solo asiento sonriendo.
Al finalizar la clase, ambas salimos del salón. Andrea camina junto a mi mientras me habla de sus teorías del porque Aidan quiere volver a hablar conmigo.
—Quizás quiere matarte... es decir... ehm... lo lamento, debería dejar de leer por un tiempo para dejar de pensar que todos quieren matar a todos —sonríe angelicalmente.
Yo solo rio y niego divertida con sus ocurrencias.
Antes de entrar a la cafetería, mi celular suena, por lo que me detengo para leer el mensaje que acaba de llegar; no evito verme sorprendida tras ver el mensaje que adorna mi pantalla.
Desconocido: Hoy nos vemos en tu casa a la misma hora de ayer.
Claro que es Aidan. Agrego el número y respondo su mensaje.
Emma: Creo que quisiste decir: ¿Hoy puedo ir a tu casa?
Aidan: No pregunto porque sé que dirás que no, así que mejor aseguro mi visita.
Emma: Tienes razón, hubiera dicho que no, pero ya que.
Bloqueo mi celular sin esperar respuesta y vuelvo a caminar, siguiendo a Andrea que ya está formando la fila.
Tomamos nuestro almuerzo y nos dirigimos al jardín para comer.
Cuando al fin termina la jornada de clases, salgo con Andrea para ir a casa, antes de llegar a subirme al auto veo a Aidan corriendo hacia a mí, nuevamente con una enorme sonrisa.
¿Es que este chico nunca deja de sonreír? ¿O qué?
—¡Emma! —grita agitando la mano para llamar mi atención.
—Hola —saludo.
—¿Quieres ir conmigo caminando hacia casa? —pregunta tomando sus rodillas, agitado por haber corrido.
—Eh... —señalo a Andrea en señal muda de que voy con ella.
—Oh, no te preocupes por mí, anda con él, nos vemos luego. —Andrea habla haciéndonos girar hacia ella.
—Genial, vamos Emma —sonríe viéndome.
Sigo a Aidan y decido romper el silencio ya que, aunque no sea un silencio incomodo, me estresa no hablar.
—Me dijiste que nos veríamos hoy en la tarde, como ayer.
—Oh si, también pero no quería regresar solo a casa.
—¿Qué? —pregunto soltando una pequeña risita.
—A ver, íbamos a ir a la misma calle —dijo mientras jugaba con las mangas de su abrigo.
—Bueno tienes razón.
En este momento es donde puedo volver a notar lo muy atractivo que es Aidan, siempre lo fue, pero ahora lo es mucho más. Tampoco puedo evitar pensar en que ya rompimos tres reglas y que mis padres me mataran si se enteran.
Antes de entrar a la calle donde vivimos decido detener mi paso.
—Aidan, adelántate, no podemos llegar juntos —sonrío un poco apenada por ser tan insistente con el tema.
—Emma, mis padres no tiene problemas con que yo vuelva a entablar la misma relación que teníamos antes y que tuvimos que romper por sus problemas empresariales. Ellos me dijeron las reglas, pero siempre estuvieron en desacuerdo con eso, créeme que no se molestaran si nos ven llegar juntos —claro, mi expresión era de sorpresa y felicidad absoluta. Quiero decir ¿A quién no le emocionaría saber que alguien está en desacuerdo de que te alejen de la única persona con la que congeniabas bien?
Cuando al fin llegamos a la calle, es obvio que cada uno tiene que ir a su casa. Aidan se acerca y deposita un beso en mi mejilla antes de mirarme y sonreír.
—Nos vemos más tarde, Emma —sin más entra a su casa y yo a la mía.
Subo a mi habitación para poder tomar una ducha y luego comer algo mientras reviso mi portátil y avanzo con algunas cosas importantes que tengo que hacer.
Después de un largo rato en el que solo me concentre en mirar el portátil, avanzando trabajos y tareas, decido que es hora de pararme del escritorio, miro el reloj que adorna la pared de mi habitación y no puedo evitar la sorpresa al ver que marca las cuatro. Aidan no demorara en llegar así que bajo a la cocina para sacar refrescos de la heladera y algunos snacks. Subo las escaleras a paso lento tratando de evitar caerme, entro a mi habitación y lanzó un gritito de terror al ver a Aidan recostado en mi cama.
—¿Me podrías avisar antes de llegar y subir a mi habitación? —preguntó irritada.
—No —responde encogiéndose de hombros.
—Lo sospechaba —mascullo volteando los ojos.
Aidan se levanta de mi cama y camina hacia mi estantería, en donde empieza a curiosear.
Oh no.
Cuando mi conciencia se preocupa es porque estoy en problemas, volteo a ver a Aidan y veo que está revisando la estantería donde están mis libros, ehh... esos que quiero que NADIE vea.
—Hey, hey ¿qué haces? —pregunto tratando de disimular lo alarmada que estoy.
—Viendo tu colección de libros —responde encogiéndose de hombros mientras sigue viendo.
—Ve toda la colección menos esa de ahí, está prohibida —digo acercándome para evitar que los vea.
—Tarde —sus palabras hacen que me alarme, lo veo tomar un libro y comenzar a pasar las páginas de manera divertida.
Oh no, por favor llévenme.
- ¿Así que lees esto, Emma? —pregunta con burla.
Idiota.
—Suelta —trato de quitarle el libro, pero me aleja como si fuera una pelusa flotando en el aire-. ¡AIDAN! —no, no, no. Está viendo las páginas marcadas— ¡Aidan deja ahí esos libros! —pido con toda la calma que puedo obtener, que es muy poca la verdad.
—¡Emma! ¡Pero qué es esto! —grita fingiendo estar alarmado— La toma de las caderas mientras sus movimientos se vuelven ma... —trata de leer lo que marqué, pero le tapo la boca antes de que siga.
—¡Aidan, basta! —le quito el libro, roja como un tomate, y lo regreso a la estantería.
—Leer eso está muy mal, Emma —se burla.
—Oh, cállate —me siento en mi cama mientras el repasa mi rostro con expresión divertida
—Bueno, Emma. ¿Qué haremos cuando tus padres lleguen? —pregunta de la nada sentándose a mi lado.
—También me lo he preguntado y supongo que nos seguiremos viendo ¿verdad?
—Claro que sí Emma, pero lo tendremos que seguir haciendo a escondidas.
—Pues si —doy un suspiro para luego echarme hacia atrás cayendo acostada en mi cama, Aidan me imita.
—Es raro ¿sabes? —comienza a hablar Aidan—, siento que todo está volviendo a la normalidad, es decir en el sentido de nosotros, todo está volviendo a ser como era hace diez años, omitiendo el hecho de que nos vemos a escondidas ya que tus padres nos matarían si se enteran que nos estamos viendo.
—Concuerdo con todo lo que acabas de decir —respondo, he pensado lo mismo que él, extrañaba a Aidan y nuestra amistad antes de los problemas de nuestros padres.
—Bueno, avancemos con el reporte de hoy para el trabajo —estira la mano para alcanzar mi portátil.
—Si.
Y la tarde se basa en avanzar dos días de trabajo.
Aidan se ha ido, aún no es muy tarde así que decido acompañar a Andrea a comprar algunas cosas al supermercado.
Me arreglo rápidamente y bajo a esperar a Andrea que me dijo que ya estaba llegando.
Escucho un claxon y salgo de mi casa apresuradamente para subirme al auto de mi amiga.
—Bueno y ¿Qué compraras? —pregunto.
—Muchas cosas, helado, papas, más helado —sonríe inocentemente.
La miro con reproche, pero termino riendo.
—Bueno —suspiro —. ¿Cómo te va en tu grupo? —pregunto interesada, no me ha comentado nada sobre cómo va con el trabajo.
—La chica con la que me tocó básicamente no hace nada y espera que yo investigue todo —hago una mueca.
—Pero se supone que... ok no se supone, tienen que hacerlo juntas.
—Sí, pero bueno, no hablemos de eso, háblame de cómo vas con Aidan —diciendo subiendo y bajando las cejas.
—Pues bien, está yendo en las tardes a mi casa para hablar y avanzar el trabajo, es divertido.
—Emma.... no te parece un poco arriesgado que él vaya a tu casa, es decir por lo que me comentaste tus padres no saben, pero los de ellos sí, no sería mejor que tu vayas a su casa —y si eso pensé hoy que estábamos avanzando el trabajo, pero no estoy segura.
—Lo he pensado, no estoy segura, pero lo hablaré con Aidan para ver que piensa —me enojo de hombros.
Al fin llegamos al supermercado, bajamos y nos dirigimos rápidamente a la sección de helados.
—Eso es demasiado —digo al ver que Andrea se ha llenado un carrito con solo chocolate y helado.
—Nunca es demasiado helado o chocolate —protesta.
Al terminar de pagar nos dirigimos nuevamente a su auto para que me pueda ir a dejar a mi casa.
—Nos vemos mañana Emma —se despide al llegar a mi casa.
—Nos vemos mañana, Andrea — bajo de su auto para dirigirme adentro de mi casa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro