- ¿Aidan? ¿Qué haces aquí? -pregunto sorprendida de verlo tan temprano.

-Te dije que vendría para salir.

- ¿Cuándo? ¡Son las siete de la mañana!

-Y estas despierta... —reflexiona mirándome— Te envíe un mensaje, no podía dormir y te dije para salir, no respondiste, pero suponía que... -se detiene abruptamente y pasa su mirada desde donde estoy yo hasta donde esta Cameron- Saldrás con este ¿Verdad? -espeta de manera grosera señalando a Cameron.

-Iré a hacer ejercicio.

- ¿Ejercicio? ¡Nunca te ha gustado hacer ejercicio! Emma, por favor, siempre me dijiste que no pensabas hacer ejercicio porque era aburrido ¡Ni siquiera lo haces en el instituto!

-Pero hoy iba a comenzar a hacerlo, con Cameron.

-Claro... -suspira con molestia- Pues bueno, nos vemos luego, adiós.

-Hey, ¡Aidan! por favor no hagas drama, lo de-lo de ayer... fue un error no volverá a pasar y eso que pasó no significa que olvidare lo que hiciste.

-Ajá, ya lo entendí, que te vaya bien haciendo ejercicio -responde moviendo su mano con desdén y caminando hacia su casa.

-Pero... -suspiro subiendo las manos a mi rostro y frotándolas con ansiedad- Bueno vámonos -hablo dirigiendo a Cameron y ofreciéndole una pequeña sonrisa, el me la devuelve y me toma de los hombros incitándome a caminar.

-Trotemos -pide mientras comienza a trotar.

-Venga, ve más despacio que hace mucho no hago esto y se me hace difícil mantener mis piernas en coordinación.

-Relaja tu cuerpo...

-Cameron, me duele el cuerpo -el ríe y me toma de la mano haciéndome trotar.

-A ver, salta -se burla de mi al ver como a duras penas puedo medio caminar.

-Cállate -refunfuño molesta al ver como se burla de mí.

-Salta en un pie -se sigue burlando.

- ¡Cameron! Eres un idiota -mascullo, le suelto la mano y veo como comienza a correr más que rápido, dejándome atrás- Oye ¡Detente! -pido corriendo tras de él, aumentando la velocidad mientras rio.

-Corre más rápido, venga, tu puedes, esooo -grita mientras corre de espaldas, mirándome.

-Mira al frente, te caerás si sigues corriendo así —advierto.

-No cre... —y ahí está Cameron en el piso.

Comienzo a reír al ver su estrepitosa caída, el me da una mirada de ojos entrecerrados mientras intenta pararse.

-No puede ser -sigo riendo-Te lo dije.

-No te rías -se levante mirando a todos lados.

-Nadie más te ha visto.

-Eso espero, que vergüenza -ríe- No puede ser.

-Te dije que no corrieras mirándome, era obvio que te caerías.

-No podía parar de mirarte.

-Me pasa todos los días cuando me levanto y me miro en un espejo, no puedo parar de mirarme -sonrío esquivando su intento de coqueteo, paso por su lado adelantándolo.

-Algún recuerdo increíble.

- ¿Qué? -volteo el rostro mirándolo confundida.

-Que me digas algún recuerdo increíble que tengas.

-Oh...

-Si...

-A ver -la pienso por un rato, mirando el cielo mientras caminamos, se me vienen a la mente mil recuerdos, todos con Aidan, a pesar de que haya jugado conmigo siento que muchos de mis mejores momentos han sido con él, por mi mente pasa uno de los recuerdos que mas más me marco. Cuando bailamos y cantamos bajo la lluvia - Una vez -paso saliva recordando el momento- Bueno, una vez fui con un... ehhh... ¿Ex? fui con él a la playa y pasamos la tarde juntos, vimos el atardecer, leímos y comimos, hicimos muchas cosas, éramos inseparables, todo parecía real.

- ¿Parecía real? -pregunta frunciendo el ceño.

Niego con la cabeza sacando el pensamiento y las ganas de decirle a Cameron "Todo fue falso, me uso"

-Luego, cuando estábamos regresando a casa comenzó a llover, Aidan me dijo que bajemos del auto y pues al bajar puso música y comenzamos a bailar y cantar bajo la lluvia, fue un momento muy especial, recordar esos momentos juntos a él me hace olvidar todo lo que paso después de nuestra relación.

- ¿Aidan? ¿El chico de la mañana?

Asiento lentamente sin mirarlo, no me había dado cuenta que Cameron se había alineado junto a mi he íbamos caminando al mismo nivel, su cabeza estaba ladeada mientras me miraba atento.

- ¿Él fue tu novio?

-Si.

- ¿Por cuánto tiempo?

-Si fue por mucho tiempo la verdad, pero todo termino mal.

-Pero ¿Si termino mal por qué se siguen viendo?

-Coincidencias, pero hoy en la mañana yo no sabía que iría verme.

- ¿Se podría saber por qué terminaron?

-Tu recuerdo favorito -esta soy yo cambiando de tema.

-Pero... -vale, al parecer entiende que no quiero hablar de eso porque sonríe y asiente con la cabeza- Cuando salte por paracaídas, recuerdo que al principio tenía miedo porque horas antes había leído una noticia que decía que una persona había muerto saltando, que, porque el paracaídas no se había abierto o algo así, cuando salte se sintió genial, joder, era yo y el viento, bueno también el hombre que me iba a ayudar a abrir el paracaídas, pero se entiende.

-Joder, yo no podría hacer eso...

-Yo pensaba lo mismo, es decir siempre tendrás un poco de miedo al hacer cosas que jamás habías hecho, pero luego que las intentas y ves cómo se siente te dan ganas de volver a hacerlo. Por ejemplo, si yo te beso ahora, al principio tendré miedo de como reaccionarias, pero estoy seguro que, si lo hago no poder parar y querré hacerlo una y otra, otra y otra vez.

-Que raro ejemplo -sonrío sin mirarlo. Esquivando su intento de coqueteo por segunda vez.

-Se te da bien ignorar los coqueteos -comenta mientras camina mirando el cielo al igual que yo.

- ¿Por qué dices eso? -pregunto haciéndome la inocente.

-Ayer que estábamos en la fiesta muchas personas se te acercaban a piropearte y terminabas sonriendo amablemente y diciendo algo con tu gran ego, como por ejemplo el que más escuche fue el "Gracias lo sé, soy muy linda" y me encanto, no lo niego, pero ahora sé cómo se siente.

-Yo no te he dicho "Gracias lo sé, soy muy linda" -digo sonriendo divertida.

-Claro que no, porque no te he dicho ese halago ¿O sí? ¿Ayer lo hice? no lo recuerdo -ríe.

-Ni yo -sonrío.

- ¿Te gustaría salir conmigo? -pregunta apretando sus labios con nerviosismo.

—Recién te conozco...

—Bueno digamos que la meta de salir con alguien es conocerla.

Me la pienso por un momento.

—Vale.

—¿De verdad? -pregunta sorprendido.

—Pues sí, pero como amigos.

—Al menos al principio.

—¿Al principio?

-Pues claro, luego puede surgir algo más, quizás una relación o algo así...

Que directo.

Quiero decirle que no, quiero alterarme y decirle que sigo enamorada de Aidan, pero las palabras se agolpan en mi garganta cuando me toma de la mano y me incita a correr... lo hago.

• • • • • •

Después de pasar parte de la mañana con Cameron decidí que era hora de volver a casa y ahora si acostarme a descansar, o al menos ese era mi plan hasta que entre a mi habitación y me encontré una gran caja en mi cama.

- ¿Qué demonios es esto? —pregunto en voz baja acercándome lentamente.

-Ah sí, te la dejo Aidan -me sobresalto al escuchar una voz detrás de mí.

Andrea.

-Joder ¿Qué haces aquí?

-Estaba aburrida en mi casa.

-Espera ¿Cómo que la dejó Aidan?

-Pues sí, le dije que no te daría nada porque yo no era paloma mensajera, pero me dio pena ver su cara y sabía que tus padres posiblemente le cierren la puerta en la cara y tú lo mandarías a la mierda si venia y te daba algún obsequio, así que lo traje yo.

-Espera, pero tú no eras del team no regreses con Aidan ¿O es que ahora eres team regresa con Aidan?

-Pues ahora soy team quiero comer ¿Hay comida en tu nevera? -pregunta saliendo de mi habitación sin esperar respuesta para ir a comer algo de la cocina, supongo.

Niego con la cabeza divertida y me acerco a la caja que hay encima de mi cama, abro la tapa lentamente y lo primero que sale volando es un bonito globo blanco, sonrió al ver como este tiene atada una cuerda que lo mantiene pegado a la superficie de la caja con muchos chocolates.

Saco un papel que hay al final de la caja, lo desdoblo lentamente, nerviosa, me sorprendo al encontrar algo escrito con la letra de Aidan.

¿Alguna vez te has preguntado cuánto tarda una persona en enamorarse?

Pues la verdad es que yo me lo he preguntado una y mil veces,

antes de conocerte pensaba que el amor era algo que solo se veía en los libros o películas, esas cursis que solíamos ver. Recuerdo que cuando te volví a hablar mi corazón no dejaba de latir a toda velocidad, juré que en algún momento me daría un paro cardíaco, también recuerdo verte caminando al salir de tu aula, quería acercarme, quería hablarte pero no podía, desde la segunda primera vez en la que hablamos supe que sería difícil no enamorarme de ti, claro que lo sabía, tus ojos, tu sonrisa, la forma en la que se arrugas tu nariz cuando ríes o lo mucho que te gustaba delirar sobre lo que te gusta, o cuando comenzaba a hablar rápido en el momento que veías o tocabas algún tema que te gustaba, desde ese día supe cuánto podía tardarse alguien en enamorarse, a mí me sucedió en tan solo segundos.

Espero que después de leer esto podamos hablar, lamento todo lo que te hice pasar, pero todo fue real, lo prometo. Me encantas Emma, joder, claro que me encantas.

Aidan Johnson.

Sonrío al terminar de leer la nota, pero mi sonrisa se congela cuando recuerdo que puedo volver a confiar en él, joder, quizás solo quiere usarme de nuevo para sacarme información, no puedo dejar que vuelva a pasar. Tomo la caja y la pongo encima de mi escritorio, lejos de mí.

Estoy mu confundida, todo se sentía tan real y ahora la nota me confunde mucho más.

Me siento en mi cama, respirando profundamente, veo a Andrea pararse en frente de mi mientras va masticando un pedazo de pan.

-Oye puedo coger un chocolate de la caja -pregunta sonriendo.

-Vale... -suspiro.

- ¿Qué decía la nota que había dentro?

- ¿Ya la habías revisado? -pregunto entrecerrando los ojos hacia su dirección.

-Je, je... ehhh, claro que no -obvio sí.

-Aja.

-Bueno, oye ¿no te iras a bañar? digo, vienes de hacer ejercicio.

-Si lo sé, ahora iré a ducharme -camino en dirección a el cuarto de baño y literalmente me quedo una hora sentada en la bañera pensando en que debería de hacer ¿Le agradezco a Aidan por la caja y la nota o solo hago como si nada hubiera pasado?

• • • • • •

¡Emma! —un Aidan sonriente se acerca a mí.

—Ehhh hola.

—¿Viste lo que te mande?

Solo asiento con la cabeza mientras ordenó las ideas de lo que le diré.

—¿Te gus...?

—Respecto a eso -carraspeo un tanto nerviosa- Te pediré que no me vuelvas a enviar nada así, por favor.

—¿Qué? Pero... ¿Leíste la nota?

—Si...

—¿Qué opinas?

—Que no quiero que me vuelvan a ver la cara...

—¿Estás segura que leíste todo?

—Muy segura.

—Pero es imposible, yo-yo creía que al leer donde te especifico que nada fue mentira íbamos a poder hablar.

—Ahora estamos hablando.

—Pero no de lo que me gustaría hablar.

—¿Y sobre qué quieres hablar, Aidan?

—Sobre nosotros.

—No hay ningún nosotros.

—Joder Emma, ya dime que tengo que hacer para que me perdones.

—No puedes hacer nada, el daño ya está hecho.

—Emma, joder, ¡Reacciona! Todo lo que dice en esa nota es real, es lo que siento...

No quiero seguir con esta conversación. Recuerdo el último punto que quería tocar en esta conversación.

—¿Te parece si hacemos algo? Ahora ya no serán ni mis padres, ni los tuyos los que pongan las reglas, ahora seré yo.

Aidan me mira confundido así que tomo aire para comenzar.

Esto dolerá.

—Primera regla, no hablarme. Segunda regla, no acercarte a mí. Tercera regla, olvidar lo que paso entre nosotros. Cuarta regla, dejar de entrar por mi ventana. Quinta regla, pero no menos importante, si es posible no mirarme.

—No hables tonterías Emma...

—Debido a las reglas establecidas, tu última parte del trabajo me la tienes que enviar mañana por correo ya que el lunes es la presentación del trabajo y tengo que avanzar para mandarte las ediciones.

—No hagas esto.

—Ya lo hice, ahora seremos tu y yo bajo las reglas—y con todo el dolor del mundo agolpando mi pecho, me doy la vuelta para entrar a mi casa y desarmarme al cerrar la puerta de mi habitación, caigo de rodillas al suelo mientras lloro desconsoladamente.

¿Qué acabo de hacer?