|CAPÍTULO 22|
- ¡Hoy es día de fiestaaa! -Andrea entra a mi habitación gritando y saltando.
- ¿Puedes dejar de gritar? -pido lentamente tapándome el rostro con la almohada.
-Vengaaa, levántateee.
- ¿Por qué extiendes las palabras? -pregunto con molestia.
-Porque estoy de ánimooos.
-Vale, deja de hacerlo, y apaga la luz que quiero seguir durmiendo -pido. De un momento a otro la almohada desaparece de mi rostro- Andreaaaa...
-Ahora eres tú la que está extendiendo las palabras.
Le lanzo una mala mirada y ella me mira divertida.
-Levántate, nos iremos de fiesta.
-No quiero ir -mi voz suena lastimera.
-Pues sí que iremos, levántate, dúchate, vístete y nos vamos.
-Estoy de duelo.
-No le debes duelo a nadie y mucho menos a un idiota como Aidan después de que te haya utilizado para conseguir información sobre la empresa de tus padres.
-No es necesario que me lo recuerdes, gracias.
-De nada, levántate.
-No iré.
-Si iras.
-No quiero ir, no quiero levantarme de mi cama.
-Y yo no quiero dejar que te quedes aquí acostada. Disfruta de la vida, si él no te quiso otro te querrá, ley de vida, venga levántate.
Me levanto de mi cama a pasos lentos y perezosos, para al fin dejar de escuchar los chillidos de Andrea atormentado mis oídos.
—Ya, ya, está bien, has silencio por favor —pido casi poniendo de rodillas para rogarle que se calle.
—Vale, pero ve a ducharte, luces y hueles fatal...
—Que honesta —mascullo tomando mi toalla y entrando al cuarto de baño.
Tomó una ducha rápida y salgo a vestirme mientras Andrea espera pacientemente revisando su celular sentada en mi cama.
—¿De quién se supone que es la fiesta? —pregunto cuando estoy lista.
—De alguien del instituto, yo que sé.
—Vale.
Mis padres no están en casa así que solo les envío un mensaje avisándoles que saldré.
Antes de subir al auto de Andrea logró ver a Aidan saliendo de su casa, retiro mi mirada rápidamente, evitando que vea que lo estaba mirando, en cambio Andrea gira su mirada hacia Aidan, me mira y luego lo vuelve a mirar a él.
- ¡Aidan! —grita, la miró confundida, Aidan voltea la vista hacia Andrea igual de confundido que yo, aguanto las ganas de reír cuando veo como Andrea alza su dedo corazón en dirección a él, Aidan la mira con una mueca antes de negar con la cabeza, serio, y subir a su auto.
- ¡Andrea! -chillo divertida- Entra al auto, no puede ser -mascullo aun riendo.
Mi mejor amiga entra al auto riendo demasiado y de manera exagerada, hay un momento en el que hasta se toca su pecho tratando de recuperar la respiración. Nuestras risas no cesan, es más, aumentan.
-Viste su cara -se burla Andrea casi sin respiración.
-No puede ser -sigo riendo- Joder, su cara de frustración.
Andrea detiene su risa y se queda seria, la miro sin entender.
- ¿Qué pasa? -pregunto.
-Ehhh -lanza una risita nerviosa- Aidan viene para acá.
- ¿Eh? -jadeo por la sorpresa.
-Sí, sí, oh no, llevamos casi cinco minutos riéndonos y no hemos arrancado en auto -la mueca divertida que antes teníamos se borra por completo para convertirse en una de mini pánico al ver a Aidan en la ventana de al lado mío, tocándola con sus nudillos.
Andrea me mira tratando de tranquilizarme y con los botones de comando baja la ventana lentamente, ambas miramos a frente, rígidas cómo piedra.
- ¿Qué? -pregunta Andrea, ninguna de las dos lo miramos.
-Hola -saluda secamente Aidan.
Andrea voltea su rostro, yo no lo hago, no quiero hacerlo.
- ¿De qué se reían? -pregunta sin ningún ápice de humor.
Andrea no espera ni un segundo antes de responder.
-De tu cara de payaso -la risa me vence y termino riendo fuertemente, tapo mi rostro tratando de disminuir mis jadeos por la falta de aire, mi rostro enrojece y Andrea también ríe con ganas, Aidan nos mira como si fuéramos dos ejercicios de matemáticas que no logra descifrar.
-Están locas -no respondo ni lo miro, en cambio Andrea lo mira con desprecio y termina murmurando algunos insultos hacia el antes de que se vaya.
-Bueno, ahora sí, vámonos -suspira Andrea.
El auto avanza entre risas, anécdotas y chistes mal contados de parte de Andrea. Llegamos a una gran casa donde hay mucha gente acumulada, Andrea me toma de la mano guiándome hacia dentro donde el ambiente no es menos tranquilo.
-Hey, hola -saluda Andrea a un par de chicos que al parecer conoce porque la saludan con la misma emoción.
-Andrea ¡Oh por dios, cuanto tiempo! -saluda el rubio alto de ojos azules, casi del mismo color que los míos.
-Holaaa -saluda el moreno, creo haberlo visto alguna vez.
-Chicos ¿Qué tal? miren, ella es mi mejor amiga Emma ¿Qué tal si bailamos?
Wow, que rápido.
Ambos asienten mientras caminamos a la pista de baile, me siento un poco cohibida, no sé ni siquiera sus nombres, el chico rubio tomo mi mano acercándome a él mientras con su otra mano toma mi cintura, lo miro un poco extrañada antes de sentirme cómoda, una sonrisa se extiende por sus labios, unos labios finos, pero no menos atractivos.
—¿Cómo te llamas? -pregunta por sobre la música.
–Emma ¿tú eres...?
—Cameron -su nombre suena espectacular cuando lo dice.
—Lindo nombre —terminó diciendo.
—¿Te han dicho que tus ojos son hermosos? —pregunta llamando mi atención.
—Una que otra vez —digo sonriente— Tus ojos tienen casi el mismo tono de color que los míos, son realmente lindos.
—Entonces tenemos ojos realmente lindos.
Sonrío, esta vez sin quitar mi mirada de él.
—Tenemos que bailar —sus manos vuelven a hacer contacto con mi cintura.
—Vale —comenzamos a movernos al ritmo de la música, disfrutando y cantando. Cameron tiene un buen ritmo, nos movemos por toda la pista mientras reímos, hay un momento donde me suelta la cintura y aun así seguimos bailando juntos.
Mientras nos movemos en la pista estamos tomando algo que parece vodka o yo que se, sabe bien, por suerte. Voy al menos cinco u ocho vasos, ni siquiera lo recuerdo, no sé en que momento tomé tanto, no me siento mareada solo un poco divertida o eso creo.
Aún sigo junto a Cameron, hemos conversado, hemos bailado y hemos tomado juntos lo que llevamos de noche.
—¿Qué te parece si nos sentamos un rato? me duelen las piernas -propongo tomándolo del brazo y haciendo que me siga a la barra para poder sentarnos.
—¿Estás segura que no quieres quitarte tus tacones? —pregunta por novena vez.
—Me demore mucho buscando que tacones ponerme como para quitármelos tan rápido —digo divertida, obvio no demore en buscarlos, me puse lo primero que vi ya que ni siquiera quería venir.
El ríe, haciéndome reír a mí también, siento una mano tocando mi hombro así que giro rápidamente mi rostro, la risa que tenía gracias a Cameron se evapora para convertirse en una mueca.
—¿Qué quieres? -pregunto.
—Hablar contigo.
—Estoy muuuy ocupada, lo lamento —sonrío de manera falsa antes de girar y volver mi atención a Cameron quien mira a él idiota que sigue detrás de mí con confusión.
—Venga Emma, quiero tener una conversación amena contigo.
—Pues yo no, es más quiero bailar, Cameron venga, vamos a bailar —digo tomándolo de la mano y halandolo hacia la pista de baile... o al menos eso intento antes de sentir el cálido tacto de la mano de Aidan en mi hombro.
—Hablamos por favor.
Suspiro con molestia antes de disculparme con Cameron y seguir a Aidan hacia afuera de la fiesta. Al salir el aire choca con mi rostro haciendo que me maree y tenga que sostenerme de la pared esperando volver a ver con claridad las cosas, obviamente eso no sucede, Aidan se acerca a mí a pasos rápido, evitó su tacto haciendo a un lado.
—¿De qué querías hablar? - quiero acabar con esta conversación lo más pronto posible.
—¿Quién era ese chico? —no puedo evitarlo así que volteo mis ojos.
—Mi nuevo novio -lo molesto, tengo muchas ganas de hacerlo enojar, me resulta divertido.
—Emma...
—¿Qué?
- ¿E-es tu nuevo novio? —puedo escuchar algo de decepción en su voz, pero lo ignoro y asiento.
-Siii... -extiendo las palabras al hablar, joder, estoy muy tomada.
-Vale, mejor me voy... -trata de entrar a la fiesta pasándome por un lado, no sé por qué, pero lo detengo por el brazo.
—Vale, es mentira pero que sepas que no te debería importar si tengo un nuevo novio o no —digo sin mirarlo. Aidan retrocede el medio paso que dio y se vuelve a parar frente a mí.
—Te extrañe —dice suavemente, buscando mi mirada.
—Que bien —es lo único que respondo.
-No seas tan dura conmigo -pide mirándome a los ojos.
-Realmente en este momento no evitare serlo.
-Vale, no hagas de esta conversación algo difícil.
- ¿Perdón? -la indignación de mi voz es muy notable.
-Pues sí...
-Mejor cállate, antes de que esto se convierta en una pelea -pido.
-Cállame.
Volteo los ojos divertida y molesta a la misma vez.
-Eso no funciona conmigo -digo mirándolo.
-Que mal -hace un mal puchero que casi me hace sonreír -Voy a hacer algo que espero que no te moleste...
- ¿Qué? -pregunto confundida, en un movimiento rápido Aidan toma mis mejillas, se acerca a mí y junta sus labios a los míos.
¿Qué mierda?
El poco raciocinio que quedaba en mi mente deja de funcionar al instante en el que siento sus labios moverse encima de los míos, mi corazón late a toda velocidad y me aferro a su espalda mientras mi espalda choca con la pared fría haciéndome estremecer.
-Joder -jadeo al sentir su mano recorrer mi espalda.
-Tú me vas joder -murmura sobre mis labios.
- ¿A-ahh que te refieres? -pregunto llevando mis labios a su cuello y dejando pequeños besos en esa zona mientras el sigue con su juego en mi espalda baja.
Esto está mal.
Me. Estoy. Besando. Con. El. Enemigo.
-No-no Aidan -me separo de él tratando de recuperar mi respiración.
- ¿Qué pasó? -pregunta preocupado.
-Esto está mal -intenta besar mis labios nuevamente, pero muevo mi rostro haciendo que estos hagan contacto con mi mejilla.
- ¿Por qué? ¿Qué pasó? -su voz suena agitada pero esta vez sí separa su rostro del mío, en cambio nuestros cuerpos siguen muuuy juntos.
-Es que no sé que estoy haciendo, perdón, no-no podemos hacer esto ¡Joder! eres mi enemigo.
- ¿Tu enemigo?
-Si.
-Por favor Emma, bésame y no hables más.
Adiós raciocinio, por segunda vez en la noche.
Me lanzo hacia Aidan, con desesperación uno nuestros labios, no quiero nada lento, no quiero arrepentirme, quiero ir rápido así me olvido de que me estoy fallando a mí misma al hacer esto.
Ojalá no pudiera arrepentirme de esto.
Siento las manos de Aidan por todo mi cuerpo, joder, joder y mil veces joder, deja suaves caricias en mi cintura y caderas haciéndome estremecer y jadear.
Aidan va deteniendo el beso poco a poco hasta que se convierte en un beso lento y delicioso, mis manos suben a sus mejillas y triple joder.
Adiós raciocinio, por tercera vez en la noche. Espero y esta sea la última.
Separo mis labios de los suyos y lo miro fijamente, no sé que haré, pero tengo miedo.
-Dime que me amas, por favor, así sea mentira, dilo ‐pido en un susurro mirándolo a los ojos con mis manos envolviendo sus mejillas, dejando suaves caricias en ellas. Al parecer estoy muy tomada como para medir lo que digo o hago.
‐Emma... ‐su voz suena penosa, mis manos dejan de cubrir su rostro, me abrazo a mí misma y me doy la vuelta para no mirarlo.
Pero que cambios de humor...
‐Te odio tanto Aidan ‐digo ahogando un sollozo‐ Estoy tan jodidamente enamorada de ti que me duele seguir teniendo sentimientos hacia alguien que no me quiere, no tenías el derecho de hacerme eso-eso que me hiciste... ‐esta vez no aguanto más y lágrimas se acumulan en mis ojos, me permito llorar, quiero llorar‐ Te odio, odio haberme enamorado de ti, me odio por haberte creído...
-Deja de decir que me odias, por favor -su voz suena quebrada.
Lagrimas siguen recorriendo mis mejillas, haciendo que me sienta tonta por llorar en frente a él y por él.
-Por favor no llores, Emma, no llores por mí.
-Pues es lo que quiero hacer, soy tan ridícula.
-No lo eres.
-Claro que lo soy, me enamore de alguien que no estaba enamorado de mí, ame a alguien que solo me utilizo y ahora estoy llorando frente a ti después de pedirte que me digas que me amas -sollozo.
-Emma, entenderás...
- ¡Emma! -escucho una voz a lo lejos y levanto mi rostro.
Cameron.
-Ehhh.
-Joder, te estaba buscando, me asusté mucho.
-Pero...
- ¿Estás bien? -asiento rápidamente- ¿Estuviste llorando? tus ojos están muy rojos -su voz suena preocupada así que me aseguro de tratar que no se preocupe.
-No, no, estoy bien, solo-solo quiero irme a casa ¿Dónde está Andrea?
-Ella me dijo que te lleve, se fue con mi amigo.
-Vale -suspiro- Pues ¿Me puedes llevar ahora? no me estoy sintiendo bien aquí.
-Está bien...
-Yo te llevare Emma -la voz de Aidan me hace estremecer.
-No gracias Aidan, me iré con Cameron.
-Deja que te lleve yo, por favor -Aidan vuelve a insistir, pero no puedo dejar que pase de nuevo, niego.
-Cameron ¿Podríamos irnos por favor? -Cameron asiente sin titubear.
- ¿Puedes caminar? -pregunta y lo miro confundida- Por los tacones, digo.
-Ah sí, sí puedo.
-Está bien, vamos.
Camino sin mirar a Aidan, solo quiero llegar a casa. Al subir al auto de Cameron apoyo mi cabeza en el respaldo del asiento, cerrando los ojos.
Le doy mi dirección y conduce en silencio, le agradezco que no intente sacar conversación porque no estoy de ánimos y no quiero ser grosera.
-Gracias por traerme -digo al llegar a mi casa.
-No hay de que -suspira- ¿Me podrías dar tu número? para estar en contacto.
-Ehhh, claro -escribo mi numero en su celular y me despido con un beso en su mejilla.
Entro a mi habitación y tiro los zapatos a un lado de la cama, no me quito el vestido, no me ducho, no me desmaquillo, solo me tiro en mi cama intentando dormir.
• • • • • •
Es domingo y lo único que quiero hacer es pasarme el día acostada, no tengo ganas ni de hablar. Comenzando porque me duele la cabeza como un demonio, parece que me están martillando cada pequeño espacio de mi cabeza y el maldito dolor de cuerpo no me deja ni mover la puta pierna.
- ¡Emma! baja a desayunar por favor -mi madre me va llamando al menos cinco veces.
- ¡Por favor súbelo a mi habitación, no puedo bajar me duele el cuerpo! -yo pidiéndole lo mismo por sexta vez.
- ¿Qué pasa? -mi madre entra a mi habitación con una bandeja de comida.
-Ma -saludo y tomo la bandeja que me extiende- Gracias, solo me duele el cuerpo y la cabeza -le doy una pequeña sonrisa.
- ¿Ya te tomaste alguna pastilla? -pregunta sentándose en la cama junto a mí.
-No, aún no.
-Te tienes que tomar una -suspira parándose- Bueno, tengo que salir con tu padre, tomate la pastilla y descansa.
-Vale.
-Nos vemos -sale de la habitación cerrando la puerta detrás de ella.
Suspiro largamente y dejo la bandeja a un lado de mi mesa de noche para después dejarme caer en la cama otra vez. Intento cerrar mis ojos, para volver a descansar, pero el ruido de mi celular me hace bufar y levantarme a buscar de donde proviene el sonido.
Número desconocido.
Volteo los ojos y respondo.
-Buenos días, no sé si sabes la hora que es, pero son las siete de la mañana, veras a esta hora yo aún estoy durmiendo...
-Hola Emma -la voz se me hace conocida.
-Eh, ¿Hola? ¿Quién eres y por qué sabes mi nombre?
-Soy Cameron... el de la fiesta de...
-Claro que te recuerdo -rio- Hola ¿Qué tal? ¿Qué haces despierto tan temprano? Yo estaba por seguir durmiendo.
-Iba de salida del gimnasio.
- ¡¿Gimnasio?! Bueno, entonces ya sé que no te podre invitar a comer una pizza o hamburguesa, que pereza ir al gimnasio y peor tan temprano.
-No es tan aburrido cuando te acostumbras.
-Espero que algún día tenga que acostumbrarme a ese tipo de cosas.
-Yo puedo ayudarte...
-Claaaro, quizás, quien sabe...
-Veras que te gustará cuando lo hagamos.
- ¿Seguimos hablando del gimnasio? -pregunto divertida y CLARAMENTE en BROMA.
-No sé, yo quería pasar a otro tema más interesante.
- ¡Oye! más respeto chico, nos conocemos hace menos de veinticuatro horas.
-Vale, respeto.
-Sí, sí, eso respeto. Oye ¿Para qué llamabas? estaba a punto de acostarme a dormir nuevamente.
-Si quieres te llamo luego...
-No, claro que no ¿Qué pasó?
- ¿Te gustaría salir?
-Si, por favor -respondo rápidamente, quiero salir, no quiero morir asfixiada en mi habitación.
-Pues vale, voy a buscarte.
- ¿Qué?
-Salgamos a correr.
- ¿Correr? Estás loco, no corro ni en gimnasia en el instituto y voy a correr por gusto.
Escucho su suave y ronca risa a través de la linea.
-Bueno, entonces a caminar, que se yo, voy a verte en diez minutos, ponte ropa cómoda y de ejercicio.
-Pero... -no puedo decir nada más ya que la llamada se corta.
Me levanto de la cama suspirando y entro a la ducha rápidamente, ahora el problema será buscar mi ropa de deporte, no la utilizo hace mucho, mucho, muuucho.
Mi celular suena y lo tomo rápidamente.
-Hola -contesto sin ver el nombre.
-Emma, estoy abajo, te espero -la voz de Cameron hace que sonría.
-Ahí voy.
Bajo las escaleras de manera rápida, sin ver que puedo caerme, pero no me importa, quiero salir a distraerme. Al abrir la puerta me quedo estática al ver la escena.
- ¿Nos vamos?
- ¿Nos vamos?
La voz de Aidan y de Cameron hace que mis oídos retumben.
No jodas.
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