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Bajo las leyes del universo + Cap. 7 + Parte 7

Y en la residencia de la familia Akin las cosas no estaban siendo nada sencillas, la hora de la comida a llegado, y lo que debía ser una tarde tranquila rodeada de elegancia y placeres culinarios, exigidos por "la invitada de honor" que incluso ha solicitado se le adorne el salón con cojines, y velas para darle un toque especial; todo se había convertido en un caos total únicamente causado por una chica, una adolescente delgada, de largo cabello pelirrojo y de ojos verdes, vestida con uniforme escolar, y que a ojos de cualquiera no llamaría la atención, pero que inocentemente había cometido el error de querer asomarse a saludar con curiosidad y decir:

"yo soy Arzu Akin bienvenida sea a mi casa".

-¡Aaaghhh!.- Grita Alena armando un desastre en el comedor arrojando vasos y platos. –¡Tenían que arruinarme el momento!, han arruinado todo como siempre, ¡mi vida entera!, ¿Cómo se atrevieron a engañarme?, mentirosos malditos...- Mira con furia a su alrededor buscando a su parecer a los responsables de lo que ella considera una injusticia. –Y tu... ¡sobre todo tu!.- Gira la vista hacia la chica que trata de esconderse asustada detrás de la mesa.

-¡Alena!, por favor basta, espera...- Ela intenta detenerla pero es en vano, con solo ver la mirada furiosa de su amiga sabe que será casi imposible detenerla hasta que haya desquitado todo su enojo.

-Tu...- Vuelve apuntar hacia la pobre chica. –Repite lo que has dicho...- La mira amenazante.

-Yo... yo soy...- Ve a una de las sirvientas que corre a levantarla.

-Señorita Arzu, no debió venir aquí, váyase...- Le pide la sirvienta.

-¿Tu la conoces?.- Pregunta la joven. -¿A caso está loca?, ¿Cómo ha entrado a la casa y se atreve a romper nuestras cosas?.- Finalmente parece recomponerse del susto inicial y se pone de pie dispuesta a enfrentarse a la que considera una invasora desconocida. –No me interesa quien sea usted, pero si no se larga de mi casa llamare a nuestros guardias y a toda la seguridad, váyase de mi casa ¡ahora mismo!-

Pero esas palabras no son algo que atemorizaría a Alena.

-¡Ahhh!.- Y la pobre Arzu no esperaba obtener como respuesta una bofetada que la mandaría golpearse directo en la mesa y caerle encima un montón de platos y comida.

-¡Tu casa!... ¡te atreves a llamar esta tu casa maldita!- Y Alena aun no terminaba con semejante escena.

-¡Alena basta, basta!- Era su madre que corre desesperada a tratar de detenerla y cubrir a Arzu. -¡No sigas!-

-¡Mamá!, ¿Quién es ella?.- Pregunta Arzu aferrándose a los brazos de la mujer.

-¿Mamá?.- Alena da unos pasos hacia ellas mirándolas con desprecio. -¿Asi que es tu hija?.-

-Sí, si... así es Alena, ella es tu hermana...- Se arrodilla la mujer cubriendo a su hija menor. –Y ahora que lo sabes no vas a hacerle nada ¿no es así?.-

-¿Hermana?.- Y Arzu estaba igual de sorprendida. En ese instante era como si todo hubiera cobrado sentido y era más que lógico; ¿Cómo no lo había notado antes cuando llego?, ambas eran pelirrojas de ojos verdes, de piel blanca... incluso sus rasgos faciales era evidente que eran muy similares... la pregunta ahora era.

¿Por qué sus padres nunca se los dijeron?, era obvio que la misma Alena también ignoraba la existencia de una hermana.

-¡¡Todo este tiempo me mintieron!!- Pero la noticia solo parecía haber incrementado la furia de Alena.

-¡¡Ya fue suficiente!!- Entra el señor Akin con un bastón en la mano. –Alena, lárgate de esta casa, sabes bien que no perteneces aquí y ya he llamado a todos los guardias y vendrán enseguida... ¡Vete ya!.- Intenta amenazarla con el bastón pero Alena solo lo mira con superioridad.

-Viejo imbécil...- Sonríe. -¿Te atreves a amenazarme a mí?.-

-Alena deberíamos irnos...- Le pide Ela, pero solo la ignora haciéndola callar con tan solo levantar su mano y actitud autoritaria; y solo eso bastaba para que el señor Akin también dudara, aun no sabía que tan lejos podía llegar su furia o que podría hacer contra su esposa e hija.

-¡Señor!- Grita uno de los guardias seguido de varios mas que se reúnen en el lugar. -¡Estamos aquí para que haga lo que nos ordene!.-

-¡Sa... sáquenla de aquí!- Grita señalando a Alena. –¡Llévensela y enciérrenla hasta que llame a Terme para que la regresen a ese lugar de donde nunca debió haber salido!-

Era un intento en vano del señor Akin por imponer su autoridad, Y como cabeza de familia podría ser que la tuviera en la casa ante sus sirvientes y guardias; pero no frente a Alena que no lo reconocía como tal, e incluso varios guardias dudan de atender dicha orden recordando como Alena siendo una chica aparentemente frágil, pudo golpearlos de forma tan fácil y poco... comun.

-Vaya, parece que una vez fue suficiente para que aprendieran quien manda aquí...-

Simplemente con su presencia era suficiente para que todos dudaran y se sintieran intimidados... ¿qué clase de aura o energía transmitía Alena que era capaz de hacer dudar a un grupo entero de guardaespaldas?, eran 20 y ella una... ¿Cuál era el inconveniente?.

-Les dejare algo muy en claro.- Empuja a su padre para hacerlo a un lado. –Nadie me hará volver a ser una "prisionera" entre cuatro paredes... por cumplir el sueño dorado de la familia, porque todo eso no es más que una mentira, un mito... una ilusión que no existe.-

Llega ante su madre y su hermana.

-Así como tú...- Mira a Arzu, también dándose cuenta que evidentemente si es su hermana, pero no por ello significa que sintiera algo en especial por ella.

-Ya es suficiente, ¡Te sacare yo mismo!.- Grita el señor Akin, esta vez levantando en alto el bastón, dispuesto a golpear a Alena por la espalda.

-De nuevo intentas pasar sobre vi, faltándome al respeto...- Pero ella había detenido el bastón con una mano y mirándolo con absoluto desprecio. –Teniendo todo y dándoselo a ella...- Dice refiriéndose obviamente a Arzu. –Mientras a mí, me tenían lejos, sin respetar mi posición y de tener una casa de verdad y digna de mí...-

-¡Ustedes! ¿Qué estás haciendo?, ataquen, disparen, ¡lo que sea!.- Grita el señor Akin a sus guardias pero no hacen nada, parecían petrificados, sin ser capaces de moverse o reaccionar... como si algo se los impidiera, o como si un veneno los tuviera paralizados.

-No te escuchan...- Susurra Alena en una clara expresión de burla.

-¡Ah! ¿Qué esperan, mátenla, ¡mátenla!.- Grita el señor Akin aun sin obtener respuesta. Pero de pronto se ve libre ya que Alena ha soltado el agarre del bastón dándole la espalda, y sin pensarlo y viéndolo como una oportunidad, intenta golpearla en la cabeza pero... -¡Aaahhh aghh!.-

Una certera patada en el estomago le saca el aire y lo hace caer doblándose de dolor.

-Lo dicho, eres un viejo inútil e incompetente que no vale la pena...- Muy hábilmente Alena había atrapado el bastón antes de que cayera al piso y olvidando al señor Akin vuelve a dirigirse hacia su madre y a su hermana. –Hazte a un lado.- Le dice a su madre. –Mi pequeña hermanita y yo tenemos algo de lo que hablar.-

-Ah no, no, vete por favor.- Ruega la mujer sin soltar a su hija menor. -¡Nadie te quiere en esta casa!.- Le grita en nuevamente un vano intento por alejarla, pero como respuesta recibe una bofetada que la tira al piso.

-¡Mamá!.- Grita Arzu e intenta acercarse a ella pero Alena haciendo uso del bastón y empujándola en el hombro con él, la detiene. –Ahh oye por favor, ya basta, no se lo que creas que ellos hicieron o quien te lo haya dicho, pero te aseguro que no es verdad.- La mira con ojos suplicantes. –Mis... ah, nuestros padres son muy buenos y tratan a todos los sirvientes muy bien... ellos no le harían daño a nadie...-

-Oh vaya ¿Estás segura?.- Alena toma el bastón con ambas manos y golpeándolo en su muslo lo parte en dos. –Pobre e ingenua niña estúpida...- Deja caer los pedazos del bastón y en su lugar toma a su hermana del cabello para hacerla ponerse en pie a la fuerza. -¿Dices que no se atreverían a dañar a nadie?.- Se acerca lo suficiente a ella para hacerla mirarle directo a los ojos.

-Sí, si yo lo sé, mi... nuestro padre es rico, es un agha, puedes verlo y si lo que quieres es quedarte puedes...-

-Ajajajaja, tonta... ya lo escuchaste de papá y mamá; ellos no quieren que me quede, prefieren vivir es su sueño idílico y creer que todo esto lo tienen por su esfuerzo y dedicación.- La suelta un momento pero solo para pasarle un brazo por el cuello y sujetar con fuerza de su cabello para voltear y hacerla mirar al salón hecho un desastre.

-Pero te tengo noticias pequeña idiota...- Aprieta un poco el brazo que le rodea el cuello, lo suficiente para hacerla quejarse e intentar gritar. –Ellos te han hecho creer a ti y a toda esa parda de imbéciles que les sirven como perros falderos, que son buenos amos, que gozan de la bendición de los dioses y han obtenido todo esto por esfuerzo propio... siendo que en realidad hace tan solo 12 años estaban en la ruina absoluta y de agha solo tenían el nombre... y a cambio de todo esto solo tuvieron que hacer un "pequeño intercambio" por dinero... todo esto gracias a mi, todo esto es mío, es mi derecho...- Arroja a su hermana al piso y luego camina hacia el centro del salón donde puede verlos a todos sin el menor remordimiento a lo que está haciendo... y hará.

-Todo esto ha sido creado gracias a las costumbres de la familia Akin que fueron destinadas desde la antigüedad a entregarse en cuerpo y alma a servir a los dioses antiguos de estas tierras. Pero ¿acaso alguien me pregunto mis deseos?, acaso alguien pensó en mi cuando con tan solo 8 años fui sacada a la fuerza de mi palacio, entonces en ruinas, solo para que ellos se beneficiaran y a mi costa y me condenaran a vivir en la miseria y servir a un ser, ¡a un dios que no conozco ni me importa!... así que ya va siendo hora que alguien de una vez por todas acabe con todas sus asquerosas costumbres...-

Mira a un lado suyo y los restos de comida que han quedado sobre una mesa y su vista se poza de inmediato en un candelabro con unas velas que han quedado encendidas.

-Todo esto es mío y me pertenece.- Toma elcandelabro una botella de vino y la derrama a su paso por la alfombra y loscojines puestos alrededor. –Y puedo hacer lo que me plazca... incluidas con susvidas.- Dice con odio y desdén justo antes de lanzar aquel candelabro con susvelas encendidas... y hacer a todo arder.

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