La llegada:
Ahí me encontraba yo, con la cabeza debajo de su pesada bota saboreando el polvoriento suelo del aeropuerto internacional de In-cheon, podía sentir las risas de mis subordinados que no hicieron nada hasta que mi segundo al mando Taehyung no sacó su arma apuntando al policía.
Deseaba matar a ese policía inepto que pensaba haber hecho la detención del siglo, ese imbécil no sabe que su mierda de salario la paga el mismo que supuestamente había detenido; me vengaría de mi equipo, esos hijos de puta que no movieron un dedo por detenerlo y aclarar la confusión, escuchaba las risas disimuladas de Lee y Chan por lo que empezaría con ese par.
Desde que ese mafioso de quinta de Min Suga hizo su aparición estelar como uno de los jefes de Kkangpae mi vida se convirtió en un auténtico infierno, todo se debía a nuestro enorme parecido; éramos idénticos físicamente, él era menor a mí dos años y su rostro tenía un corte en el ojo derecho; pero todas las personas que lo conocían al desgraciado ese hablaban de que éramos idénticos, como dos gotas de agua.
Ya llevaba cinco años siendo mi calvario, cada país que visitaba por trabajo debía ir con cautela para que no me arrestaran, me capturarán los cazarrecompensas o algún clan rival.
Detestaba ese tipo pero mucho más odiaba tener que estar en su país, entrar en su terreno no era algo que hiciera por gusto sino por obligación; desde que logró llevar al poder al presidente actual todas las organizaciones mundiales se enfocaron preocupados en Corea.
Kim Namjoon el actual mandatario subió al poder gracias a que su campaña fue financiada por Min, su modelo político bastante vanguardista y revolucionario han puesto impacientes a muchas personas poderosas; y esas personas son las que me han hecho venir aquí para encargarnos de quitar del medio a ese criminal y sacar del medio a esa pequeña molestia que es el presidente Kim.
Antes de que apretase el gatillo contra el policía que previamente me tenía contra el suelo llegaron los refuerzos, saqué mi placa para identificarme; ser el jefe de la unidad internacional de la CIA me da derecho a poder portar armas, así como a mí equipo en cualquier país al que debamos ir por alguna investigación.
Recogí mi bolsa de mano que estaba en el suelo y sacudí el polvo de mi traje antes de seguir mi camino, para salir de ahí; subí al auto que nos esperaba junto a Tae rumbo a la oficina central, en ella nos esperaban ya para ponernos al día de cada uno de los pasos del malnacido de Suga.
Para pasar el jet lag decidí leer toda la información posible acerca de ese tipo, todos sus movimientos, cada paso que daba a lo largo del día y las personas que frecuentaba; cuando mi equipo ya se unió a mí al día siguiente yo ya tenía un plan armado para hacer caer al gran dueño de Corea.
Las siguientes tres semanas comenzamos con a tantear el terreno, Tae se infiltró en la banda del novio de Suga, Park Jimin o Kitty Gang, como era más conocido; esta banda se dedicaba a robar y al tráfico de estupefacientes, Kitty era el mejor creando droga sintética que ningún perro policía podía rastrear, su carrera como químico era malgastada en la sintetización de la mercancía que se distribuía en todo el país.
Era muy atractivo e inteligente para haber caído tan enamorado de un Don nadie como era el psicópata de Min, ese desgraciado lo usaba para crear su mercancía, también lo hizo partícipe de sus innumerables golpes a diferentes bancos y joyerías por todo el mundo; y ahora era su segundo al mando, quién llevaba todas sus cuentas y el negocio en su ausencia.
Como su pareja lo exhibía y lleva como si fuese un trofeo a todo tipo de evento importante. Se sentía orgulloso mostrándolo en público como si fuera una propiedad más; ese chico no se merecía eso, pero como siempre el amor vuelve a uno gilipollas y hace que pierda la cabeza.
Taehyung se ganó rápido su confianza, tenía una buena tapadera bastante compatible con Jimin por lo que se convirtió en su confidente y mejor amigo; era un chico dulce y bastante confiado, no fue difícil para mí hermano saber hasta el último detalle de todos sus negocios.
Durante el asalto al Banco Central de Seúl, fue el mejor momento; aunque sus planes eran sólidos casi perfectos, tenían todo controlado, guardias comprados, cómplices dentro del banco e incluso entre los rehenes; pero siempre existen las grietas y más si dentro de ellos tienes a una de los mejores agentes y experto en sistemas, fue un juego de niños para Tae desbloquear las comunicaciones y reestablecer las cámaras de seguridad en menos de tres segundos.
Aunque trataron de huir usando una pantalla de humo al soltar a los rehenes a la vez junto con ellos los conseguimos atrapar.
Ponerle las esposas a esas diminutas manos me dio mucho placer, sabia que todo estaba siendo observado por Suga y eso me llenaba de satisfacción; mi fin era hacer el suficiente ruido para que esa rata saliera de cloaca y ese joven que llevaba en la parte de atrás de mi auto era el mejor señuelo.
No podía negar que ese chico se veía muy bien, tenía una mirada hipnotizante, un trasero de infarto y esos gruesos labios daban ganas de probarlos de tantas formas que de solo imaginármelo de rodillas algo entre mis piernas se comenzaba a despertar como a un joven hormonal; cuando llegáramos debería atenderla con la imagen mental del lindo chico para calmarme.
Como de costumbre lo mandé a la sala de interrogatorios, lo dejaría ahí mientras atendía a los informes de Tae sobre la operación y recibía las llamadas de agradecimiento por detener un robo que supondría la pérdida de miles de millones de wons; después de todos los halagos y los agradecimientos monetarios decidí atender mi urgido miembro, agradecía que las salas de interrogatorios tuvieran cámaras así podía ver al lindo chico ahí sentado, tenía una buena panorámica de sus gordos muslos mientras mordía sus labios por los nervios; deseaba tenerlo sin ropa saltando sobre mi polla, que rico sería tenerlo aquí sino fuera porque está con ese idiota ya me lo hubiera cogido duro en mi despacho.
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