Decisiones
Cuando ya tenía lo que necesitaba para poder entregar al presidente de Corea, nunca pensó que la solución para todos sus problema se resolverían con algo que tenía desde el principio en frente suyo; todo ya estaba en mi favor y sin más tras la llamada que estaba por realizar me solucionaría todo, aunque mientras esperaba que diera tono comencé a cuestionarme lo que hacía.
Solo es sexo, pero es Suga, tanto tiempo junto a él me ha hecho comenzar a verlo de otra forma; debo estar volviéndome loco tan solo de pensar en ese idiota de otra forma que un agujero que me ayudará a seguir ascendiendo y sobre todo a tener todo lo que siempre he querido, tener dinero y una vida sin preocupaciones, ¿ qué más podría esperar junto a un mafioso que tiene pareja; que también me lo he follado y me gusta?, cada vez mi cabeza suena como la de un enfermo.
— ¿Bueno? Charles, ya conseguí la información; se como quitar del medio a Kim Namjoon— tras dejar el mensaje en el contestador decidí tirar mi cigarro y volver a la cama.
Al regresar Suga ya no estaba acostado, comencé a buscarlo pero nada; ese imbécil se había escapado. Revisé lo que había en la habitación y faltaba el cuchillo y una muda de ropa. Lo traté de alcanzar pero no había rastro de su paradero, llamé a Chan para que me recogiera de esa cabaña, al volver podría pensar mejor las cosas y sobre todo, dar la información a mis jefes para abandonar este país de una maldita vez.
Por las imágenes satelitales pude ver como Suga salía del bosque y subía a un auto que lo esperaba, sabía que fui un imbécil por creer que algo se podría dar entre los dos; no sería así nunca, aunque de físico pudiéramos ser casi idénticos nunca sentiríamos igual o actuaríamos igual; pensar así era de gilipollas.
Cerré la puerta de mi despacho, no quería saber de nadie cuando sentí en mi sien el roce de un arma; me preparé para morir, ya que más podía pensar.
— Agente Agust se está volviendo muy confiado o demasiado imprudente— cuando noté su melodiosa voz mi cuerpo se estremeció por un doble sentimiento de placer y miedo que atravesaba mi cuerpo— veo que también usted volvió al trabajo como mi hyung.
— ¿Qué haces aquí Jimin? Sabes que esta es la oficina central de la CIA y eres un prófugo de la justicia al igual que Suga— ese nombre salió de mi boca sin pensarlo, antes lo hubiese suprimido por algún apelativo denigrante pero simplemente pensar en él ya me costaba.
— Lo sé, pero hyung no quería encargarse de esto por lo que vine a verlo— dijo antes de alejar su pistola de mi cabeza para sentarse en mis piernas— ¿Qué pasó en esa cabaña? Cuando Suga hyung me llamó no me dijo mucho y hasta ahora sé algo, dígame hyung; le desagradó estar con Suga— me miraba con sus ojos brillantes bien abiertos mientras hacía un puchero.
— No me hice nada— dije queriendo entender como era posible que lo llamara si no tenía forma— debes marcharte antes de que entre alguien y deba arrestarte.
— Hyung, nadie entrará sin tocar nadie puede entrar en su despacho— dijo reteniendo su vista en mis ojos tratando de descubrir lo que estaba pensando, Jimin a veces daba miedo y me ponía algo nervioso— además debo hablar con usted, sabe lo que es STIGMA— me preguntó de la nada de manera seria.
— A ver, ilumíname bonito— dije con intrigado más por su cambio de expresión que por el tema en sí.
— STIGMA, es el modelo político que el presidente Namjoon está queriendo implementar en su reforma constitucional; se trata de unas reformas en el ámbito político, económico, social y judicial que radica en separarlos para que exista una autentica imparcialidad en cada uno y que trabajen de manera independiente, también implica una independencia del país en el terreno internacional y un auto abastecimiento explotando las riquezas nacionales solo en nuestro beneficio.
— Muy bien todo, pero ¿Qué tengo yo que ver con eso?— dije mirándolo algo extraño.
— Hyung, sabemos que va a entregar la cabeza de Namjoon hyung, pero debería replantearse en qué bando va a estar; esta lucha no solo se vivirá en Corea, es un proyecto que se desarrollará a nivel mundial y, aunque nosotros caigamos, se levantarán más personas por este proyecto. Suga hyung tiene claro que nunca va a vender a los suyos aunque eso signifique dejar de lado a personas o planes de futuro; este proyecto pertenece a nuestra familia y ante todo no les fallamos a los nuestros. Puede unirse a nosotros, pero como siempre hay un precio a pagar, si aún no desvela el secreto de Nam le pido que al menos nos deje alejarnos para poder seguir con el plan— dicho lo último se marchó dejándome con la palabra en la boca y con ciertas incógnitas acerca de ellos.
Ya eran las dos de la madrugada por lo que fui a la casa que compartía con mi hermano recordando el incidente y que mi hermano seguía siendo rehén de ellos, debía hallar la forma de ponerme en contacto con ese tal Jungkook para rescatarlo; grande fue mi sorpresa cuando lo vi sentado en el sofá de la casa viendo una película, pero mayor aún verlo en brazos de un tipo que pude reconocer.
— ¡¡Taehyung!!— mi grito los sacó de su burbuja de risas y besos, enseguida saqué mi arma apuntando al pelinegro que sonreía ante mi enfado.
— Agust, ven aquí y siéntate por favor que debo explicarte la situación— dijo mi hermano que se había puesto entre mi pistola y el desgraciado que lo torturó.
— Tae, ¿te has vuelto loco? ¿ese psicópata te flageló y casi te mata? ¿Cómo quieres que me calme?— dije tratando de apartarlo de la trayectoria de la bala pero él se resistía como si le fuera la vida en eso.
— Hyung, no fue tan así y Kookie ya disculpó por lo ocurrido y nunca me volverá a dañar de esa forma, ¿verdad amor?— dijo sonriéndole de manera tierna al imbécil que tenía en su espalda quien lo atrajo por la cintura y lo hizo sentarse en sus piernas.
— Agente Agust, no empezamos con buen pie nuestra relación; pero el simple hecho de casi perder a Tae Tae ya me hizo recapacitar y pedir su perdón— se explicó el peli negro dándole un casto beso a mi hermano en el cabello— le aseguro que nunca volverá a ocurrir algo así.
— ¿Estáis locos?— di un fuerte tirón de mi hermano para alejarlos— claro, si quieres también casaros y yo seré el padrino— le quité el seguro a la pistola sin vacilar— lárgate de mi jodida casa o sales con los pies por delante— sentía tanta frustración e ira que no conseguía ver más allá de mis actos.
— ¡Agust! Si él se va yo también, olvídate que tienes un hermano a partir de hoy— sentenció Tae antes de salir de la casa con Jungkook de la mano.
Cuando se fueron me tumbé en el sofá por varios minutos en silencio, no tenía nada en claro y toda esa información de Jimin me hacía cuestionarme que era lo que realmente estaba haciendo y, más aún, que esperaba de mí y de mi futuro.
Ya decidido llamé a Charles dispuesto a entregar todo lo que sabía de Kim Namjoon; a final de cuentas ser el malo de la historia tampoco cambiaba nada y más ahora que estaba completamente solo.
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