Capítulo 1: El encuentro celestial
Momo se acomoda en su asiento dentro de la cabina, sintiéndose emocionada pero también un poco agitada por el abordaje caótico que acaba de presenciar. Los pasajeros luchaban por encontrar espacio en los compartimentos superiores, y el ambiente estaba lleno de un frenesí que contrastaba con la tranquilidad que él buscaba en ese vuelo. Aún no había logrado ajustar su cuerpo a la velocidad y altitud del avión, pero su emoción estaba en plena efervescencia. Este no era un vuelo comercial ordinario, sino una oportunidad única de pilotar uno de los modelos más avanzados del mundo, que acababa de ser lanzado al mercado. Momo se sentía profundamente agradecida por tener este privilegio junto a sus otros compañeros y se sonreía pensando en lo que le esperaba: una noche viendo el cielo desde una perspectiva exclusiva, admirando las estrellas y la belleza sin igual que ofrecía.
O bueno eso es lo que ella creía.
Cuando el avión despegó por fin, se dirigió a donde estaban los pasajeros -solo sé le permitía estar un momento, ya que debía tener todo bajo control con sus compañeros, para así evitar catástrofes- Momo se distrajo al notar una pasajera llamativa sentada junto a la ventana. Esta mujer, de aspecto noble y delicado, tenía un telescopio portátil en sus manos, lo que llamó aún más la atención de Momo. Levantando la cabeza para echar un vistazo más de cerca, Momo se encontró con los ojos cautivadores de la joven, que parecían emanar un intenso brillo y curiosidad. Eran ojos que no se parecían a los de la mayoría de los pasajeros habituales, y Momo sabía muy bien cómo percibir y juzgar a las personas.
La voz de la joven, profunda y melodiosa, interrumpe los pensamientos de Momo cuando finalmente se detiene frente a ella.
—Bonita noche para volar —dijo la joven, con una sonrisa cálida y amigable.
—Definitivamente —responde Momo, notando cómo Dahyun era igualmente apasionada por la astronomía, como lo era ella por los aviones .—Fue una gran elección para mi vuelo inaugural.
—¡Eso es magia! —exclama Dahyun señalando hacia la ventana del avión .—¿Eres pilota para poder tocar las estrellas?
—No puedo tocarlas, pero puedo hacer que los viajeros las vean mejor —ríe Momo.
Ambas se presentaron amigablemente. Momo compartió su nombre y Dahyun hizo lo mismo, dejándose llevar por la emoción de lo que estaba por venir. Admirando juntas el cielo nocturno, intercambiaron sonrisas y comenzaron a conversar.
Momo olvidando por completo que debía volver a la cabina, ya que después le tocaba a ella pilotar el avión. Le contó a Dahyun sobre su carrera como pilota compartiendo detalles fascinantes sobre cómo funcionaban los aviones y cuáles eran los desafíos de pilotar en diferentes condiciones meteorológicas. Dahyun por su parte habló de sus experiencias en el campo de observación astronómica y cómo le había llevado a viajar por todo el mundo para presenciar eventos celestes únicos.
Era como si hubiera algo especial y único entre ellas, como si fueran almas afines destinadas a encontrarse en ese preciso momento. Momo nunca había sentido una conexión tan fuerte con alguien tan rápidamente.
Mientras continuaban hablando, Momo notó que Dahyun tenía una habilidad especial para hacer que se sintiera cómoda y en paz. Había algo en su presencia que la hacía sentir segura y tranquila, algo que no había sentido en mucho tiempo. Comenzó a darse cuenta de que, aunque había estado pilotando aviones durante años, nunca había experimentado la sensación de libertad y aventura que Dahyun parecía sentir cada vez que miraba hacia el cielo. Las estrellas en el exterior ya empezaban a adornar el cielo, y Dahyun sacó su telescopio portátil para observar más de cerca la constelación de Orión, algo que había esperado hacer desde que supo que estaría en ese avión.
Ambas se detienen para contemplar las estrellas en silencio. Se dejan envolver por la belleza del cielo nocturno, mientras que la vibra que se siente de la maquinaria se mezcla con el mágico espectáculo.
La oscuridad de la noche revela un lienzo estrellado que asombra a ambas, de verdad algo muy bonito de admirar. Dahyun ajusta con precisión el enfoque de su telescopio, revelando la belleza infinita y misteriosa del universo. Fascinadas, Dahyun y Momo se sumergen en la contemplación de estrellas fugaces y constelaciones inusuales.
—¿Sabes algo sobre las estrellas que en la antigüedad se decían que eran estrellas fugaces? —pregunta Dahyun.
—Son esparcimientos. Una explosión de partículas a medida que un trozo de roca perfora la atmósfera y se quema en el proceso —explica Momo.
—Recuerdo la primera vez que aprendí sobre eso, a día de hoy no deja de sorprenderme —dice Dahyun teniendo en su mente presente lo que aprendió por años.
Dahyun pareció satisfecha por la explicación, pero su admiración y curiosidad seguirían siendo la mismo a pesar de saber sobre aquello.
Descubrieron que compartían esa pasión por el universo y la capacidad de maravillarse con las maravillas que ofrecía.
Empezaron a hablar sobre la estructura de una estrella, su temperatura y las distintas fases por las que pasa en su vida. Debaten sobre cómo tienen la capacidad de albergar planetas y cómo estos pueden albergar vida. Sus mentes empiezan a aventurarse en la posibilidad de que en algún lugar del universo, hayan formas de vida inteligente o incluso civilizaciones enteras.
—Es asombroso como el universo puede ser visto de tantas formas —dijo Momo mientras observaban las estrellas— para algunos es solo un hermoso espectáculo en el cielo, para otros es un misterio que aún está por resolver.
Dahyun respondió— Las estrellas son como una luz en la oscuridad, recordándonos que aunque todo parezca complicado, siempre hay algo así de resplandeciente en otras partes del mundo.
—Exactamente, es por eso que me encanta la astronomía —admitió Momo— es una herramienta para poder conocer el universo y expandir nuestros límites.
Dieron sus opiniones sobre cómo perciben el cielo nocturno, intercambiando detalles sobre sus observaciones y teorías personales. Momo le cuenta a Dahyun sobre cómo las estrellas le parecen puntos de luz que flotan en un mar de oscuridad, destellos que parecen guiñarle el ojo y hacerle sentir que no está sola en el mundo. Dahyun, por su parte, le explica a Momo que cada estrella es única y especial, como un diamante resplandeciente en el vacío del espacio. Le gusta pensar que cada una de esas estrellas tiene su propia historia y su propio destino, como si fueran seres vivos que respiran y palpitan en el espacio.
—Lo fascinante de las estrellas es que siempre hay algo nuevo por descubrir, nunca nos quedaremos sin preguntas que contestar —dice Dahyun, con una sonrisa.
—Cierto. Considero las estrellas como verdaderos tesoros del universo. Son algo tan especial y único, que nunca dejaré de admirarlas —responde Momo, con pasión.
Dahyun miró el universo nocturno, preguntándose— ¿Alguna vez te has preguntado qué hay más allá de las estrellas? ¿Qué es lo que está ocultando toda esa luz celestial?
—Es una buena pregunta —dijo Momo— En realidad, lo que está detrás de las estrellas es un gran misterio para los astrónomos. Pero a través de la teoría y la investigación, podemos deducir que se trata de un espacio oscuro y vacío, que se extiende en el infinito. Sin embargo, la belleza está en la idea de lo desconocido, en todo aquello que está por descubrir y explorar.
Ambas están enamoradas de las estrellas, cautivadas por su belleza, su extrañeza y las posibilidades que despiertan. El universo de las estrellas nunca deja de sorprenderlas ni de inspirarlas.
Estar juntas, compartiendo conocimientos y fascinación por el cosmos, les llenaba de alegría y gratitud. Era un momento de conexión y comprensión mutua que no necesitaba explicaciones, un entendimiento más allá de las palabras.
En ese instante, al mirarse a los ojos, Momo y Dahyun supieron sin decir una palabra que habían encontrado a alguien especial en la otra. Alguien que compartía esa misma emoción por contemplar la inmensidad del universo. Sabían que habían encontrado en ese avión nocturno una conexión que iba más allá de ese momento. No importaba a dónde las llevara la vida a partir de ese punto, siempre contarían con esa noche estrellada, esas estrellas que brillaban en el firmamento y el viento que las mantenía en movimiento, juntas hasta el final.
En ese avión, en ese encuentro fortuito, Momo y Dahyun escribieron el inicio de su historia. Pero solo el tiempo revelaría qué depararía para ellas el destino.
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