Hola querido lector, espero que este capítulo te guste, tanto como a mí, sin nada más que decirte, te dejo el capítulo.

Foto de: Yan Krukov en pexels.

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Desde que subí al autobús no he dejado de orar, mamá dice que en los peores momentos es cuando más debemos acercarnos a Dios. Y hablar con él. Al llegar a la escuela nos informan que nuestros padres vienen en camino, me dirijo a la maestra, con Hasna y Farid a mi lado.

—Como está Alfie señorita —la maestra arruga un poco su frente, se dobla para estar a nuestra altura.

—No se preocupen niños, se encuentra en el hospital, solo eso puedo decirles.

—Gracias señorita —espero de todo corazón que Alfie esté bien.

Nuestros padres llegan, todo salió a nuestro favor, justo en el momento exacto, insistimos hasta el cansancio en ir al hospital, para ver Alfie. Llegamos a un punto de derramamiento de lágrimas, casi veo que Farid se acostaba en el suelo.

Yo por mi parte solo puse una mirada suplicante, en cambio, Hasna le pedía de favor con lágrimas a su mamá que la dejara ir a ver a Alfie.

No sé qué fue lo que conmovió a nuestros padres. Llegamos al hospital, de pronto vemos a la señora Amanda, trae una taza en su mano, nos mira asombrada.

—¡Niños!, pensé que estarían en sus casas.

—Hola señora Amanda, queremos ver a Alfie —toma la iniciativa Farid.

—Me lo suponía. — Nos indican que podemos entrar, solamente nosotros cuatro y la mamá de Alfie, avanzamos por los pasillos, muchas personas van y vienen, unas personas se quejan de dolor y otras simplemente...

—Aguante, señora, ya casi llegamos a la sala de maternidad —le dice un doctor a una mujer que respira hondo, su cara está rojiza y suda, como su hubiese corrido para un maratón de bicicletas.

—¡Solo apúrese!, ya no aguanto, el bebé, ¡¡ya vieneeeeee!!

—Ya casi llegamos.

—¡¡Llámele a mi esposo!!, ¡¡dígale que el niño se nos adelantó!! —La voz de la señora es alterada, los enfermeros empujan la camilla hacia el ascensor.

Llegamos y vemos a Alfie acostado. Él sonríe, se encuentra con un brazo vendado, su rostro tiene pequeñas heridas.

—¡Superamigos! ¡Me alegra verlos! —habla emocionado, su mamá nos deja solos.

—Es imposible que te escabullas de nosotros fácilmente. —Farid, y yo, rápidamente, lo abrazamos.

Hasna se queda estática a un lado, Alfie levanta un poco su rostro para verla.

—Hola Hasna, tengo algo para ti.

Soltamos a nuestro amigo de un abrazo cálido. Alfie busca algo debajo de su almohada, se lo pasa a Hasna, colocándolo en sus manos.

—Nunca lo solté —mi amiga lo ve con ojos cristalinos.

—Lo siento —Hasna le responde apenada, mientras sostiene el anillo.

—Porque lo sientes, no has hecho nada malo.

—¡Es mi culpa que estés aquí! ¡Si no hubieras ido por el anillo! —Rápidamente Alfie le responde.

—Bueno... Los amigos verdaderos siempre se apoyan, y en el fondo, somos amigos, aunque me digas cara de ratón. Pero soy el más hermoso, de eso no te quede dudas —la risa de mi amigo contagia a Hasna, relajando sus hombros.

—Siempre seremos amigos —le responde animadamente.

—Sí, siempre serás mi amiga, nos tenemos los unos a los otros. —Procedo a abrazar a Alfie, jalo a Hasna para que se una, mientras Farid, trata de cubrirnos a todos.

Alfie narra cómo se sintió cuando el rayo impacto al árbol, sintió su corazón detenerse, lo explica con señales y todo.

De pronto escuchamos dos toques, dejando a la vista al alcalde, lleva uno de esos trajes, finos que siempre usa para sus campañas políticas, atrás de él, lo sigue un hombre moreno, bajito, y seguido de eso, otro hombre más joven, de cabello rebelde, y lentes, trae consigo una cámara. El papá de Alfie, se posiciona al lado de su hijo, y lo abraza, habla dirigiéndose a la cámara:

—Como ven, querido pueblo, mi hijo se encuentra bien. Créanme que me sentí, terrible, al saber que mi hijo estaba en el hospital —ahora que veo, es como otra versión del papá de Alfie, es como tener dos caras. Lo recuerdo un poco más distante, siempre ha sido la señora Amanda quien está con Alfie —. En vista de la situación, he decidió aplazar el próximo evento, quiero tener tiempo de calidad con mi hijo, espero comprendan querido pueblo.

El señor bajito, moreno, empieza a hacerle, preguntas al señor Alcalde, el papá de Alfie, expresa que nunca desea que alguien pase, por su misma situación, el solo hecho de pensar que su hijo lo deje le desgarra el corazón.

­—Bien señor alcalde, gracias por su tiempo. Valle del conejo, estas son las noticias, referente a lo sucedido este día. Reportando desde el hospital Williams, buenas tardes.

Los tres hombres deciden abandonar el lugar, pero Alfie, sujeta una esquina del saco de su padre.

—Papá, te quedas un momento conmigo.

—No tengo tiempo.

El alcalde se suelta del agarre de Alfie, mi amigo, por unos segundos, queda perdido, o eso refleja su mirada.

—Alfie ­—Hasna, toma su mano, mientras le habla dulcemente —. Aquí estaremos contigo.

—Eh —es lo único que dice Alfie.

—Que les parece, si jugamos a las adivinanzas.

—Si —apoya Farid.

—Genial —digo. Alfie regresa de su pequeño silencio, para hablarle directamente a Hasna.

—¡Déjame adivinar!, preguntarás, quien, en esta habitación, le hace falta vestirse de la noche.

—¡Oh niño! ¡Cara de ratoncito!

Veo como ambos empiezan a pelear nuevamente, uno dice, que tiene la cara de ratón, el otro vuelve a decirle que ya no la considera tan muda, y Farid, bueno, él intenta mediar entre ambos. Espero que nuestra amistad siempre dure.

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Que te pareció el capítulo querido lector.

Por cierto que les pareció la actitud del señor alcalde.