Capítulo 6. Truenos.
Hola querido lector, otro capítulo un poco mal, no piensen que todos los capítulos serán tristes, como el de Kierna. Tendremos bonitos capítulos más adelante. Pero siempre habrá malos momentos, debido al desarrollo de la historia, pero sigue leyendo. Al final debemos cumplir el propósito de la historia titulada "Bajo las alas de su amor".
Foto de "Forrest Moreland" en Unsplash.
Muchas palabras desperdiciadas en este comentario, pero así soy yo.
La imagen anexada es referente al sueño de Jia.
Posdata: en la imagen hicieron falta las burbujas.
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No pude dormir anoche, tuve una pesadilla. Creí que era real, sin embargo, parte de mi conciencia me aseguró que solamente era un sueño demasiado malo: yo corría sin rumbo alguno, veía nubes grises. De pronto, llegue a una playa.
Caminaba a la orilla, aprecie a la distancia burbujas negras. Un fuerte trueno me sorprendió, conforme camine siguiendo la línea de las pompas de jabón, incrementaron los truenos, hasta que escuche una voz:
—¡Aléjate de allí, no sigas ese camino! —esa voz me gritó cargada de pánico.
—Debo ayudar —conteste; muy para mi sorpresa no sabía por qué dije eso.
—¡Te perderás! —chillo esa voz.
En mi sueño tuve la curiosidad de saber, de donde provenía esa voz, al echar la mirada hacía atras, no halle rastro alguno de huellas, o de alguna persona.
Contemple a la distancia un poco de sol. Mis pequeños pies eran alumbrados por escasa luz. De pronto un rayo cayó adentro del mar, y con ello la misma voz me llamo, a medida que caminaba hacia la voz, algo me detuvo. Una fuerte corriente de agua me arrastraba hacia el camino de las pompas grises, alejándome cada vez más de los escasos rayos de sol. Y ahora ya no estaba en la playa, sino en un río.
—Jia —me dijo una voz familiar y sincera, al voltear vi a Jian, y de la nada apareció Kierna, agarro la mano de mi hermano; ambos salieron corriendo en dirección del sol, traté de seguirlos, pero la corriente de agua me seguía alejando.
—¡Esperen! —grité, y así fue como desperté y levante de un empujón la ropa de la cama.
Desorientada, lo primero que hice fue orar, por otro sueño, tan gris, tan triste. Mamá dice que siempre en las aflicciones o en malos momentos, debemos aférranos más a Dios. Le pedí a Dios que me ayudara a no tener más esos sueños. También que el ángel siempre me siga protegiendo y lleve un buen informe de mí; de mis amigos y familia.
Desde que no he visto a Kierna, sueño con ella, mamá y papá lo saben, me han llevado al doctor. Nos han explicado que por ser Kierna una amiga muy querida, la recordemos aún en nuestros sueños.
***
Ahora iremos a campo abierto, salimos del edificio a la plaza en donde se estacionan los coches, mientras caminamos de forma ordenada, nuestros pasos resuenan. Llegamos cerca del autobús, por parte de la materia de salud y ambiente, iremos a plantar árboles en una zona de poca vegetación, es parte de la cooperación con la naturaleza, en lo personal me siento feliz, mamá me dijo que estas actividades me ayudaran a despejar un poco la mente. El único que no quiere ensuciarse las manos es Alfie.
—¿En serio debemos ir señorita? —pregunta mi amigo a la señorita encargada.
—No es obligación, señorito Edicola, ciertamente puede hacer un ensayo de la importancia de los árboles, usted decide, sus padres ya firmaron, pero nada es obligación —contesta la señorita a Alfie.
—Amigos, hacemos el ensayo juntos, así no vamos —dice Alfie, luego que la señorita se aleja. Yo respondo a todos con felicidad.
—De mi parte pienso ir, si no queréis ir, será vuestra decisión, pero yo no pienso perdérmelo.
—Yo tampoco me lo perderé —responde Hasna.
—Yo menos —habla Farid.
Mi amigo opta por, ir con nosotros, una vez revisado los permisos, procedemos a subirnos al autobús, tomo lugar a la par de Hasna. Alfie y Farid comparten asientos adelante de nosotras.
Llegamos, los encargados nos indican que, formemos dos filas, una de niños y niñas, a medida que caminamos se ven árboles secos, con grandes raíces, el suelo se ve ligeramente erosionado, al parecer hubo un incendio porque se ven partes quemadas.
—Muy bien niños y niñas, seguirán las indicaciones de sus encargados. Prohibido separarse del grupo —informa el director, él también sembrará, hoy viste de manera casual.
Dadas las indicaciones procedemos, mi compañero es Alfie. Sembramos, al momento de sacar los arbolitos con ayuda de mi amigo, tratamos de que las raíces queden bien, observo mis manos, están llenas de tierra, las pequeñas palas no ayudan mucho, aunque los hoyos ya estaban hechos, siempre era necesario sacar un poco más de tierra.
El tiempo pasa, veo como el cielo se va tornando oscuro, demasiado rápido, poco a poco los rayos de sol se pierden.
—Niños debido a la tormenta suspenderemos la plantación, formen una fila, agarren la mano a su compañero y nos dirigiremos al auto bus —la señorita encargada, nos ordena apresurar el paso.
En lo que vamos a integrarnos a la fila veo a Hasna y Farid buscar algo en el suelo desesperadamente, escarban la tierra, voy hacia ellos, los encargados nos gritan que regresemos, mis amigos no paran de buscar en el suelo, unas gotas de agua empiezan a caer del cielo nublado.
—¿Niños que pasa? —pregunto al llegar con Alfie.
—Se me perdió un anillo, lo traía en la bolsa de mi short, ya no lo tengo —responde Hasna. Las gotas empiezan a caer del cielo con mayor intensidad.
—Debemos irnos, te regalaré uno, le diré a mi mamá —ofrece Alfie con un poco de comprensión ante la mirada decaída de Hasna.
—¡Quiero ese anillo!, ¡es el único recuerdo de mi papá! —Hasna le responde muy alterada.
—Está bien —Alfie empieza a observar los alrededores, yo también lo hago —. Esperen, veo algo brilloso, cerca de aquel hoyo —todos nos fijamos y efectivamente se ve un pequeño brillo.
Volteo lentamente hacia atrás; los encargados se aproximan hacia nosotros. En lo que Alfie camina, las personas se acercan más hacia nuestra dirección y todo pasa muy rápido.
Un pequeño grito se escapa de la garganta de Hasna y mía. Un rayo impacta un árbol de raíces grandes, el árbol está cerca de mi amigo, cae y ramas golpean a Alfie, los encargados nos abrazan cuando llegan hacia nosotros.
Escucho retumbantes truenos, la lluvia se empieza a formar con mayor intensidad, otras personas corren en dirección de Alfie. Lágrimas se apoderan de mí y mis amigos, ¡Esto no puede estar pasando!
Las personas auxilian a Alfie, sin ánimos nos subimos al autobús en un viaje silencioso con rostros decaídos.
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Hola, hola, este capítulo es más corto.
Creen que Alfie esté bien, o no. Lo veremos en el próximo capítulo.
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