Capítulo 11. Señorita debería levantarse.
La amistad es algo hermoso, no existe la necesidad de buscarlo en las profundidades del mar. Simplemente llega y con el tiempo se fortalece, es increíble crear un lazo fuerte con otras personas. Cuando vi a Hasna, sabía que se convertiría en mi amiga, Alfie y Farid por igual. Conforme el tiempo esa amistad floreció. Espero como las rosas, seguir abriendo nuestros pétalos de amistad, y marchitar en buen tiempo. Nunca separarnos. Porque cada día, cada año cambiamos, somos diferentes, tomamos caminos diferentes, sueños diferentes.
—Alfie, Jia —la voz de Hasna, interrumpe mis pensamientos —. Debemos regresar —anuncia.
—Danos cinco minutos más —dice Alfie. Aprecio los alrededores, y una idea viene a mi mente.
—Alfie.
—Sí, Jia.
—Este lugar, está vacío...
—Lamento decepcionarte. Somos cuatro personas, no está vacío. —Alfie se está haciendo el gracioso, y con razón. No puedo evitar reírme de mi error.
—Perdona. Este sitio es solitario y bonito, seguramente los niños de la casa hogar, les gustaría visitarlo. A lo que quiero llegar es si... ¿Podrías ocuparlo para hacer algo?
—Sí, es de mi padre, supongo puedo ocuparlo, ¿por qué?
—Tengo una idea, podríamos realizar un convivio para los niños. Pedir colaboración de nuestros compañeros de estudio. Y apoyar a la casa hogar. Creo que sería agradable hacer algo bonito.
Alfie empieza a sonreír, sus ojos de color ámbar empiezan a brillar, es como ver a un niño feliz, desborda mucha energía. Su cabello color negro está alborotado.
Es increíble, con una sonrisa las personas pueden expresar tantas cosas, sin la necesidad de hablar. Puesto que existen diferentes sonrisas; las forzadas, las sonrisas genuinas, las tristes y las sonrisas cargadas de felicidad, a veces pueden ser contagiosas, incluso una sonrisa puede iluminar y ayudar a que el día se pueda ver mejor.
—Jia, me gusta tu idea, le diremos a toda la escuela, podríamos vender refrescos, hacer juegos, ambientar el sitio, será agradable. —Mientras seguimos balanceándonos en los columpios no puedo evitar ponerme feliz.
—Entonces vámonos, le diremos a Farid y Hasna. También le diré a mamá.
—Espera, Jia. —Alfie me ha tomado de la mano, será que no le gustó la idea.
—Alfie, si no quieres hacer lo del convivio, no te preocupes, yo lo entenderé.
—No es eso —su voz es musical, tranquila. Siento alivio, entonces no le desagrado la idea.
—Dime lo que quieras, para eso están los amigos, para escuchar, apoyar...
—Jia, recuerdas lo de hace un momento...
—Sí, lo recuerdo, Alfie. Escúchame, tienes un corazón fuerte, hermoso. Tú debes dominar tu mente, tus sentimientos, si alguien decide rechazarte, significa que no era la indicada. Y eso es bueno, puesto que no pusiste parte de tu felicidad en manos de una persona que no te valoraría.
—Pero Jia...
—Alfie, escucha, eso no significa que sea el fin. Vendrá alguien más adelante, el cual, te regalará una bella sonrisa acompañado de un corazón sincero y alegre por haberte encontrado. Debes esperar pacientemente.
—Jia..., pienso en únicamente en noso... —Alfie hace una pausa, frunce el ceño y agacha la cabeza. De mi parte experimento una oleada de sentimientos, quizás debí escucharlo más.
—Sabes Jia, creo que hace demasiado frío aquí. Vámonos. —Alfie, toma la delantera, y me deja atrás, camina en profundo silencio. A la otra aguardaré silencio.
***
Una vez llegamos cerca de Hasna, ella nos pide apresurar el paso, en el camino nos explica que Farid, bueno, él está...
—¡Ni se te ocurra reírte, Alfie Edicola! —anuncia Farid a Alfie, puesto que mi amigo está...
—Ya no eres un niño, eres más alto, más fuerte. —Alfie se ríe de la escena, yo le hago señas para que no se ría.
—¡Estoy atrapado!, mi cuerpo es muy grande, ¡ayúdame! —Se queja y la verdad, la escena es ... No sabría cómo explicarlo, el trasero de Farid está atascado, bueno, los columpios son pequeños para él.
—Fuerza, chico —dice Alfie a Farid. Ambos fruncen sus frentes, ambos se balancean ante la fuerza.
—¡Jala más fuerte! —exclama Alfie —. Sabías que estos columpios eran pequeños, en primer lugar, señorito, no debió sentarse —lo dice con burla.
—Llamemos a los bomberos, o la ambulancia —dice una asustada Hasna, puesto que Alfie no puede sacar a Farid.
—¡Estás bastante atorado! —enfatizó Hasna —. Imagínate quedarte así para siempre.
—Hasna, si no me lo aclaras no me entero —dice Farid cansado.
—Mejor llamemos al FBI —dijo Alfie con burla.
—¡Eso es ridículo! —soltó Farid molesto —. Ellos tienen casos que resolver, no vendrá a búsqueda y rescate solo porque mi trasero está atorado. —Así empieza una pequeña discusión entre Alfie y Farid.
—¡Sabes, déjame buscar una grúa Farid! —soltó molesto Alfie.
—¡Mira Alfie!, porque no buscas tu capa, y activas tus súper...
—¡Silencio! —grita bruscamente, Hasna.
—Eh, Hasna, sin alterarse —le digo con voz suave.
—¡Los alterados son ellos! —me dice, todos han adquirido bastante color, incluso Farid, el cual es piel de color moreno —. Debemos replantear la situación, eres un ser humano y puedes lastimarte Farid.
Hasna decide tomar la delantera, se posiciona a la par de Alfie, y le indica que ponga de toda su fuerza, mientras yo estoy ayudando a Farid. Una mejor coordinación es lo que necesitábamos. Al final logramos sacar a Alfie. Una vez terminamos caminamos hacia la salida. En el camino les comento la idea a los chicos, la ayuda que tengo en mente, respecto al tema de la casa hogar.
—De acuerdo Jia, ahora debemos ir a tu casa, después nos explicas —me dice Farid.
—No se preocupen, pediré un taxi, me iré con Hasna —le digo a los chicos, pero Alfie me responde.
—No, nosotros las llevaremos, Hasna me comento que tu madre no está, nos quedaremos en tu casa. —Antes de poder decir algo, recibo un mensaje y es de mamá, su mensaje textual dice.
Jia, mi sol, llegaré mañana a casa. Margarita no podrá quedarse, puesto que atenderá a sus hijos.
—Está bien chicos —Farid y Alfie sonríen ante mi respuesta. Agradezco la amistad, prácticamente somos una familia.
***
Llegamos a mi casa, mis amigos brindan ideas para ver la manera de recaudar víveres, ahora solamente falta comentarle a mamá, una vez llegamos a la puerta, registro la contraseña, y la puerta se abre. Les entrego a mis amigos, calzado, puesto que tenemos la costumbre, en mi familia, de entrar con calzado limpio a casa. Mis amigos suben a mi cuarto, a esta etapa de la vida, ellos conocen mi casa y yo la de ellos, no es la primera vez que se quedan aquí, los dejo subir, mientras tanto, me coloco mis pantuflas de conejito, y procedo a llamarle a mamá, ella me contesta enseguida.
—¡Hola mami! —al otro lado de la línea sé que ella sonríe.
—Hola mi sol, como estás, todo bien —ella siempre se preocupa, ella me comenta que pasara a la universidad de Jian, por un ligero problema.
Una vez termino de hablar con mamá, me dirijo a la cocina, les comunicó a los chicos que no tengo ánimos de cocinar. Pedimos una pizza, la mía es de vegetales. Cuando acabamos la última rebana de Pizza, lavamos los platos, y subimos a mi cuarto.
—Jia, puedo recortarte el cabello, te aré un flequillo, ocultará un poco la herida de tu ceja —me dice Hasna, antes de responder, Alfie habla.
—¡Por supuesto que no!, no necesita recortarse nada.
Hasna lo contraataca.
—¡No eres su hermano mayor o su madre!, es decisión de ella, además se le vera genial un corte, ¿Jia que dices?
—Bueno..., creo que no estaría mal un flequillo. —Alfie dice que no es necesario. Improvisamos una cama para los chicos en el suelo, una vez terminado, Hasna busca tijeras en la gaveta de mi tocador.
—Jia, tu edredón ha cambiado, recuerdo que era rosa, ahora es negro, por cierto, brillan en la oscuridad —a lo que le respondo a Alfie —. Sí, he decido cambiar un poco el estilo, me gustan las estrellas y galaxias, por eso cambié. —Antes de seguir con nuestra conversación. Hasna se dirige a mí, omitiendo la presencia de todos.
—Basta. Jia acércate a este aro de luz, para visualizar mejor. —Me acerco con inseguridad, no lo niego, me asusta un poco. Sin embargo, la felicidad de Hasna me da felicidad a mí, con toda mi fuerza dejo que realice lo que quiera, mechones blancos caen al suelo, Farid y Alfie, no quitan su vista de mí, observan a Hasna, mientras corta mi cabello, Farid le habla.
—Debes dejarlo más corto, si no el cabello le picará los ojos -rápidamente Hasna lo interrumpe. —¡Silencio!, necesito toda mi concentración, sé lo que hago —lo dice en tono serio.
—Estás haciéndolo mal, incluso yo podría mejorarlo —contraataca Farid.
—¡Así, te reto! —Farid se levanta, agarra las tijeras. Me veo en el espejo, aprovechando que Hasna se aparta, es un mal corte, como dijo Farid, el cabello pica mis ojos. Farid rocía un poco de agua humedeciendo mi cabello, agarra el peine y mide, luego pasa la tijera. El resultado es asombroso, el flequillo me cae debajo de mis cejas, sin picar mis ojos.
—A donde aprendiste a cortar el cabello, eres un profesional, Farid —lo elogia Alfie.
—Bueno.... Es una larga historia, no me pregunten como fue. Sueñen con los angelitos, mañana tenemos educación física, reúnan energías —sinceramente lo bombardeamos con preguntas, pero se rehusó a explicarnos, unos segundos después optamos por dormir.
Despierto a eso de las doce de la noche, me levanto lentamente sin hacer ruido, Hasna me abraza y la alejo despacio, me dirijo al baño. Estando adentro, siento aflicción, es decir, tengo amigos, padres, pero, siento un vacío, a mi mente, vienen los huérfanos, algún día espero ayudar de alguna manera. Viene a mi mente mi hermano, desde la muerte de Kierna cambio, se alejó totalmente de la iglesia y de mí. No he olvidado a Kierna, a estas alturas, ella estaría en la universidad. Apoyo mis codos sobre el lavamanos.
Algunas personas me han dicho que tengo una piel bonita, sin embargo, quisiera tener una piel color canela, como la de Raúl, o Farid. Me enfrento al espejo, a mi pálida imagen, a veces siento que no encajo. Siempre estoy sin color, blanca como el marfil. Todo eso me hace sentir triste. Sin embargo, no debo estar triste, es ilógico, seguramente ha de ser alguna etapa de mi vida adolescente. Me digo en voz baja.
—Jia, eres hermosa, tu hermano volverá a sonreír, papá pasará más tiempo contigo, tienes amigos que te quieren, con Dios a tu lado, todo estará bien.
***
—¡Corran más rápido! —la voz de Alfie se escucha atrás de mi espalda. Estamos en educación física, corremos, debemos llegar en el tiempo designado.
—¡No me digas lo que tengo que hacer! —la voz de Hasna es furiosa y cansada. Llegamos a la meta justa en el tiempo adecuado. Luego una chica se queja.
—¡Señor William!, necesitamos un descanso —rápidamente el maestro se dirige a ella, sus brazos están atrás de su espalda, camina en línea recta, intenta parecer rudo, mientras se sitúa enfrente de la chica.
—Señorita, cumplo con mi trabajo, usted paga por el servicio. Además, este ejercicio les ayudará, el vestido podrá entrar con más facilidad, podrá usarlo para el baile de bienvenida -nadie dice nada, hacemos ejercicio al doble, terminada la clase sentimos la felicidad "el tormento término."
Mientras caminamos hacia los vestidores. Hasna me toma por el brazo y nos escabullimos hacia el baño.
—Jia, las rosas las dejarán en la entrada, debes ir por ellas lo más rápido, yo no puedo ir, acaba de venirme la regla, me debo bañar.
—Está bien Hasna, iré por ellas. —Salgo corriendo y suelto mi cabello, seco mi cara con un pañuelo. Estoy hecha un total desorden, sudada, agitada. Camino discretamente, como si las cámaras de seguridad no estuvieran allí, irónico, por suerte, las rosas están en una esquina alejada de las cámaras. Veo la bolsa, las agarro y salgo corriendo. De pronto recibo un mensaje, es de Hasna, en lo que guardo mi móvil, choco contra algo, justamente me golpeo al lado de mi herida.
Al mirar hacia arriba, siento que todo a mi alrededor ha desaparecido, el tiempo se detiene. Ciertamente, mi piel es blanca como el marfil, debo suponer que mis mejillas por primera vez se tornan rojizas como las fresas, busco mis fuerzas, y lucho para no pestañear.
Él está como el mismo sol saliendo con toda su fuerza al amanecer; su rubio cabello rizado. Su mirada indescifrable, como el color de la miel, acaparan mi visión. Es alto, delgado. Sin embargo, no escucho ninguna voz que se escabulla de él. ¿Será que ...?, pero de pronto, el chico se inclina un poco, sin perder contacto visual, aprecio un par de ojeras. Por un momento se queda inmóvil, parecía no respirar, hasta que... Alarga su mano hacia mí.
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