Capítulo 10. Un hermoso corazón.
Mantel y frutas: Foto de Kateryna Hliznitsova en Unsplash.
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Estamos en una parada de autobuses, Hasna se encuentra algo rojiza de su rostro, creo que experimenta cólera. Nuestros estómagos rugen un poco, estamos esperando a Farid. El móvil de mi amiga vibra, en lo que atiende su llamada mi vista viaja hacia el otro lado de la calle, una fila de niños capta mi atención. Uno de los pequeños, al parecer tiene frío, dejo a mi amiga y cruzo la calle, me dirijo a la señora que los guía.
—Buenas tardes, señora. —Ella me recibe el saludo, de lejos veo a Hasna avanzar hacia mi dirección. Mi curiosidad es mucha y pregunto:
—Disculpe, uno de los niños podría resfriarse. —Me quito mi abrigo y sé lo pongo al niño, él me mira con la sonrisa más hermosa que el mundo me ha dado.
—Señorita, ellos son huérfanos, hacemos todo lo posible para darles lo esencial, justamente venimos de una mañana recreativa y, vamos tarde a la casa hogar.
—Entiendo, podría saber dónde está ubicada la casa hogar. —La mujer me envía la ubicación a mi móvil, le pregunto las condiciones de la casa, me quedo con un vacío al saber que carecen de algunas cosas, a despedirme voy cuando veo a otro triste.
—Hola precioso, te sientes bien.
—No —palabras cortantes es su respuesta. Le pregunto cuál es el motivo de su desánimo, pero no me habla.
Las luces de mi cerebro se encienden, como dos antorchas. Saco de mi mochila el bote para hacer burbujas, rápidamente soplo y mis preciosas burbujas salen, el viento las esparce y, los niños empiezan a jugar con ellas, aprovecho y le pongo el bote al niño en sus manos.
—Esto es tuyo —y así de sencillo el niño sonríe y me dice —. Gracias. —Eso me bastó para sentirme feliz y mi corazón brincar de alegría, antes de despedirme, mi atención es captada por una de las niñas más grandes, se ve seria, veo sus zapatos y están algo viejos.
—Hola niña... —no termino de hablar, porque recibo palabras cargadas de odio.
—¡Déjame en paz!, ¡no necesito nada de ti! —ignoro el gesto de la niña.
—Lo que aflija tu mente, hazlo a un lado. Los días pueden ser muy grises, pero al siguiente día el sol alumbra con más intensidad, abrigándonos con su calor, no todo permanece para siempre.
La niña desvía su mirada hacia otro lado, ignorándome, no ha de ser fácil su vida. Ante la escena la señora que los guía, me habla.
—Discúlpela señorita, ella es muy seria, pero muchas gracias por sus palabras.
—Despreocúpese, para mí ha sido un gusto, ayudarles con algo pequeño.
—Ha hecho mucho, créame. —Se despiden de mí y Hasna. Una vez nos alejamos, Hasna empieza a hablar.
—Eso fue muy bonito, pero debemos cruzar la calle, no quiero que los sigas y termines dándole tu ropa.
—No te preocupes, Hasna, me gustó ayudarles con algo pequeño. —Caminamos unos pasos adelante hasta que divisamos el carro de Alfie, Farid se baja, y nos habla con preocupación.
—¡Sol! ¡Estás bien!
—Sí, Farid. —Me abraza, Farid es muy tierno cuando se lo propone, me dice que nos llevara con Alfie, abre la puerta del coche. Nos relata que nos dirigimos hacia un parque de niños. Al parecer el papá de Alfie, el cual, sigue siendo Alcalde, no logro sostener el parque y quedo abandonado.
—Farid, antes de todo, podríamos pasar a comprar comida.
—No te preocupes, Hasna, todo está arreglado.
En lo que mis amigos hablan de mi pequeña caída en la patineta, bajo las ventanillas del coche, y dejo que mi nariz se deleite con el aroma de pinos, hierba fresca, flores. Antes de salir a las afueras del pueblo, diviso el mismo coche que casi, nos pasaba llevando en el hospital.
Un chico se baja a llenar el tanque de gasolina, no logro ver su rostro, está de espaldas, lleva puesta una cazadora gris y gorra blanca. Atrás de él, aprecio un cielo azul. Poco a poco desaparece de mi vista. Agradezco que Hasna, no lo hubiera visto, capaz y le pide a Farid que se detenga, y le hubiera salido a reclamar.
Llegamos a un pequeño parque de niños, Farid coloca un código y automáticamente la puerta se abre, es un lugar bonito, con vegetación, columpios, deslizaderos, juegos para escalar, pasamanos, ruedas, hay una hermosa fuente y la rodean mesas, todo es muy bonito, y colorido. Cuando bajo del coche unas manos tapan mis ojos, me quejo de dolor.
—Lo siento, chinita de mi corazón, quería sorprenderte.
—No te preocupes Alfie. —Alfie, me abraza con cuidado, no soy de papel, para su delicadeza.
—Bueno, chinita, vamos a comer.
—Al fin, dices algo agradable —la voz de Hasna, hace que todos nos giremos a verla. La verdad, todos tenemos hambre.
—Hasna, yo siempre soy agradable, guapo, detallista...
—Como sea Ratón. Quiero comer.
—Calma muda, todo lo tengo planeado.
—Chicos, debo atender una llamada, los alcanzo luego —dice Farid. Su semblante refleja preocupación.
—Últimamente, actúa raro —exclama Hasna a lo que Alfie le responde —. Seguramente estará preocupado por las próximas competencias. Síganme.
Alfie nos guía hacia un jardín, rodeado de figuras de conejos, es muy hermoso, una pequeña fuente es la protagonista principal, veo en el suelo verde, una manta, y una cesta. Alfie dice que mientras Farid iba por nosotras, él estaba arreglando el lugar, para todos.
Hasna consume el platillo principal, como si su vida dependiera de ello. Le decimos que coma más despacio, no hay prisa.
—Tengo hambre —se defiende.
—Únicamente sé que comes demasiado, y nunca engordas.
—Ratoncito, provengo de una familia que no engorda. Esto me favorece, así puedo seguir en el equipo de porristas.
Hasna desde que entro en el equipo, ha estado cuidando su cuerpo, al participar consigue puntos en algunas materias. Farid regresa en rotundo silencio, consume la comida desanimadamente.
—¿Todo bien? —le pregunto.
—Bien —es lo único que recibo en respuesta.
—Chicos, aprovechemos, el momento, exploremos el lugar, está disponible exclusivamente para nosotros.
—Qué tierno, el niño consentido —murmura Hasna.
—Exacto, no me avergüenzo de eso, andando.
Alfie me extiende su mano, y la acepto, empezamos a recorrer el lugar, es un parque muy colorido, es prácticamente una fiesta de colores, de pronto siento como aparta mi cabello de mi rostro.
—Siento mucho lo que ocurrió, chinita.
—No es tu culpa —Alfie sonríe ante mi respuesta.
—Te confieso algo.
—Dilo —le respondo.
—Cuando Hasna, me comentó lo sucedido, por un momento creí perder la cabeza. Hemos crecido juntos, y el simple hecho de saber que podría perderte me afligió el corazón.
—Oye, tu amiga está viva, afortunadamente aquí estoy.
—Jia, mi madre dice: Alfie, tienes un hermoso y delicado corazón de cristal. Mi padre una vez me dijo; únicamente te romperán tu corazón si lo permites.
—Alfie, ella tiene razón, tienes un corazón con mucha belleza. Y eres fuerte —Alfie no deja que yo termine y me dice:
—El único problema es... Cierta persona podría ahogarme. Solamente desearía que...
—Si alguien se atreve a hacerlo, me dices. Yo me encargaré de ella —es cierto, me llevaría a Hasna y la verdad no sabría qué hacer, pero defendería a mi amigo.
—Sígueme Jia —noto un cambio de voz en Alfie. Qué extraño.
Me lleva hacia unos columpios. Tomo asiento en uno de ellos. Al mecerme viene muchos recuerdos a mi mente:
Uno: Raúl y yo, meciéndome en el columpio que el abuelo hizo, siento como si fuera ayer. Yo una niña pequeña a la par de su adorable primo.
Dos: recuerdo a Jian, y a mi adorable Kierna, eran días cargados de paz, alegría por parte de nosotros de pequeños. Debo borrar esos pensamientos, recordar a Kierna, me producen ganas de llorar. Podrían tacharme de débil, pero soy humana, con sentimientos, y Kierna, aún sigue viviendo en mi corazón.
—Son para ti, Jia. —No me di cuenta, Alfie sostiene un ramo de girasoles, agarro las flores, y curiosamente son 16.
—Cuál es la ocasión, Alfie.
—La vida es bonita, sabiéndola vivir. Todo lo hermoso, se aprecia, se obsequia cuando aún se tiene vida. Puedes disfrutar cada detalle, cuando aún el corazón siga latiendo a mil. No te parece cierto Jia.
—El color del océano, el arcoíris en el cielo, los tulipanes, las personas. Todo es hermoso. Comparto tu palabra, es de disfrutarlo.
Ambos nos mecemos en los columpios, yo disfruto mis girasoles, un detalle precioso, nadie nunca me había regalado unas.
—Jia.
—Mande.
—Que le dirías a alguien, si sabes que lo quieres.
—Expresarle mi agrado hacia él, decirle que mi corazón bombea fuerte cada vez que lo veo y hablo con él. Decirle que no puedo esperar cien años. La vida no me alcanzaría para tanto. Entonces le diría todo lo que siento. Luego me marcharía de su presencia, y si esa persona me llama, le diría que vallamos a una heladería.
—¿Alguna vez, te has enamorado Jia?
—No Alfie.
—Crees enamorarte algún día.
—Por supuesto. Soy un ser humano con sentimientos. Solo espero que cuando suceda. Mi alma pueda estar preparada para lo posible y lo imposible.
Ambos, seguimos meciéndonos, no podemos evitar sonreír ante nuestras conversaciones. Esto se sintió como nadar hasta el fondo del océano, y descubrir muchas cosas. Yo, por ejemplo, sé que Alfie siente algo por alguien. La pregunta es, ¿quién será?
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Hola hermosos corazones, les gusto o incómodo el capítulo, háganmelo saber. Encantada leeré los comentarios.
Nos vemos el siguiente capítulo, el cual será uno de los más esperados, por parte de mi persona. Besos y abrazos.
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