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🍷Capítulo 19🍷

Mis ojos se agrandaron, y una corriente de sorpresa y ansiedad recorrió mi cuerpo. Apenas podía articular una respuesta.

-¿Cómo sabes eso? -pregunté, y mi voz se cortó.

-El señor Jeon me pidió investigar sobre su pasado para protegerla mejor. Cuando encontré su apellido... entendí la conexión -su tono era calmado, casi reconfortante-. Sin embargo, él aún no lo sabe.

Sentí un peso enorme en el pecho. La idea de revelarle esto a Jungkook me aterraba; él y Jimin eran enemigos naturales, cazador y vampiro, y ahora yo estaba atrapada entre ellos, aunque ninguno de los dos supiera quién soy en realidad.

-Kim, podrías no decirle a Jungkook. Cuando esté lista yo misma le diré. Me da miedo, ya que ni siquiera yo, recuerdo del todo. Tengo la esperanza de recordar más poco a poco.

El señor Kim asintió. Estaba tan calmado, pero noté una pizca de duda en su rostro. Había algo más, como si él supiera algo que yo no, algo sobre mi propia vida.

-Ya me voy a retirar, señorita Lia. Si necesita algo no dude en llamarme, estaré aquí cerca -sin más, caminó hacia la puerta. Antes de salir se despidió con un "Buenas noches" y luego de escuchar mi respuesta, se desvaneció.

Caminé hacia mi habitación sintiendo el peso de un día interminable, repleto de sorpresas y emociones que parecían no tener fin. Cada paso que daba me recordaba lo abrumador que había sido todo. Al llegar, me dejé caer en la cama, exhausta, con la esperanza de apagar mi mente y dejar atrás los problemas que me atormentaban. Antes de darme cuenta, me hundí en un sueño profundo.

[...]

La mañana llegó demasiado pronto, trayendo consigo el miedo que se apoderaba de mí. La visita al orfanato me mantenía en un estado de alerta constante. Sabía que enfrentar ese lugar, esas monjas y su reino de tinieblas y abuso, requeriría toda la fuerza que pudiera reunir. Estuve un tiempo acostada, pensando. Hasta que finalmente, entré al baño.

El agua caliente corriendo por mi piel fue un bálsamo para mi cuerpo y mente. Ese baño se convirtió en el más largo que había tomado en mucho tiempo, pero al final salí renovada, como si me hubiera desprendido de una capa de agotamiento y miedo.

Al detenerme frente al espejo, observé las cicatrices que marcaban mi piel, huellas imborrables del pasado que tanto me había destruido. Pero, por primera vez, no me sentí avergonzada al verlas. Había aprendido a aceptarlas, aunque todavía quedaba mucho camino por recorrer. Mi reflejo me mostraba a alguien que luchaba por sanar, por reconstruirse. No estaba completamente segura de haberlo logrado aún, pero al menos sabía que iba en la dirección correcta.

Dejé que mi mirada se deslizara hacia mi vientre, donde ahora crecía una vida. Mi bebé, tan pequeño, tan frágil, pero lleno de promesas. Instintivamente, llevé una mano a mi abdomen y lo acaricié suavemente. Una cálida sonrisa se formó en mi rostro.

-¿Cómo algo tan malo pudo darme algo tan hermoso? -murmuré, con un nudo en la garganta.

Por primera vez desde que supe de su existencia, sentí algo más que incertidumbre, sentí esperanza. Tal vez estaba loca, o tal vez, por primera vez en mucho tiempo, tenía la certeza de que alguien más me amaría incondicionalmente. Más allá de Jimin, más allá de los recuerdos lejanos de una familia perfecta que se desvaneció en el tiempo, este pequeño ser traería un nuevo comienzo a mi vida.

Salí del baño lista para enfrentar lo que fuera. Me vestí rápidamente y bajé a la cocina para desayunar. Había algo extraño en el ambiente, la casa estaba demasiado silenciosa, y Jungkook no aparecía por ningún lado. Me sorprendió darme cuenta de cuánto me había acostumbrado a sus constantes insinuaciones y su presencia inquietante.

"¿Dónde estará?" pensé, mientras daba un sorbo a mi vaso de leche.

-Señorita Lia, si está lista podemos irnos.

Casi escupo la leche del susto. El señor Kim había aparecido detrás de mí sin previo aviso, como siempre.

-¡Por favor, Kim! ¿Puedes acercarte como una persona normal? Casi me matas del susto.

Él rió, evidentemente divertido. Su risa me hizo pensar que quizá, después de todo, le caía bien y estaba cómodo conmigo.

El viaje al orfanato estuvo envuelto en silencio. Miré por la ventana, tratando de calmar la tormenta en mi interior. Mi mente divagaba entre el miedo y la anticipación. Estaba ansiosa por ver a Namjoon y, aunque no quisiera admitirlo, también extrañaba al tonto de Jin.

Al bajar del auto, un torrente de recuerdos me golpeó de inmediato. Las paredes del orfanato, el olor de los jardines, incluso el viento que soplaba, todo traía consigo ecos del pasado: el dolor, los miedos, las humillaciones. Pero me negué a ceder. Mantuve mi mirada al frente y caminé firme junto al señor Kim.

Justo en el jardín delantero, vi a Namjoon y a Jin.

-Lia... -susurró Namjoon, con los ojos brillando de emoción al pronunciar mi nombre.

Antes de que pudiera reaccionar, corrió hacia mí y me abrazó con fuerza. Su calidez me llenó de consuelo. Jin, por su parte, se mantuvo a una distancia prudente, observándonos.

-Te extrañé tanto, Nam. Tengo tantas cosas que contarte.

-Y yo quiero escucharlo todo. Especialmente cómo te va con... ese chico.

Murmuró lo último, lanzándome una mirada divertida. Me sentí algo incómoda al darme cuenta de que el señor Kim estaba escuchando cada palabra.

-Es bueno verte después de la última vez -dijo Jin al acercarse finalmente, con un tono más reservado.

-Sí... -respondí con una sonrisa tímida. Respiré profundo antes de continuar- ¿Cómo han estado? ¿Yuna sigue abusando de los chicos? ¿Están comiendo bien?

-Tranquila -dijo Nam con una sonrisa forzada que me rompió el corazón-. Estamos bien. Sabes cómo son las cosas aquí, ya estamos acostumbrados.

Jin interrumpió con su habitual tono chismoso.

-Ya olvida eso. Cuéntanos sobre ti. Escuché que conociste a un chico guapo... ¿ya son novios?

Namjoon le dio un codazo antes de que terminara, haciendo que Jin soltara un quejido fingido. Había olvidado lo chismosos que eran, y al parecer, ahora eran amigos de nuevo.

-Ven, habla conmigo. Deja a este metiche aquí -dijo Namjoon mientras me tomaba de la mano y me llevaba hacia una banca cercana.

El señor Kim se quedó en el mismo lugar, observándonos como un guardián silencioso.

Hablar con Namjoon siempre era más fácil que cualquier sesión de terapia con el Dr. Min. Sus expresiones de sorpresa crecían con cada detalle que le contaba, hasta que finalmente no pudo contenerse.

-No puedo creerlo... ¿De verdad estás embarazada?

Su exclamación fue tan fuerte que Jin lo escuchó y corrió hacia nosotros. Su rostro se tornó pálido mientras se disculpaba una vez más.

-De verdad lo siento tanto, Lia. Es mi culpa. ¿Estás bien?

-Estoy bien, Jin. No te preocupes, estoy tomando terapia y mejorando poco a poco.

Le dediqué una sonrisa, la cual él intentó devolver, pero se desvaneció rápidamente al mirar hacia el frente. La razón de su cambio era evidente: Yuna y sus lacayas se acercaban con miradas de desprecio.

-Siempre supe que acabarías así, mocosa. Te lo mereces por ser una niña tan mala y pecadora -dijo Yuna, con una voz llena de veneno.

Sentí mi corazón acelerarse y mis lágrimas amenazaron con salir, pero me obligué a mantenerme firme. No les daría ese gusto nunca más.

-¡Ustedes son las únicas culpables! -gritó Jin, dando un paso adelante-. Se supone que deben cuidarnos, ¡pero solo nos han abusado y humillado! Si Lia está en esta situación, es por su culpa, no por la de ella.

-Jin, tranquilo -le susurró Namjoon, tratando de calmarlo, pero él no estaba dispuesto a retroceder.

-No, Namjoon. Las pecadoras son ellas. Se hacen llamar monjas, pero me pregunto a quién le sirven, porque a Dios no es.

-Maldito mocoso, no sabes lo que te espera esta noche -espetó una de las lacayas de Yuna, visiblemente molesta.

-¿Qué? ¿Nos torturarán otra vez? ¿Nos cortarán las manos o nos atarán a una silla? Ya lo han hecho antes.

-Jin, basta. No quiero que te lastimen -intervine, mirándolo con desesperación.

La mirada de Yuna se oscureció aún más, y con un gesto rápido levantó su mano para golpearme. Pero antes de que pudiera hacerlo, el señor Kim intervino.

Tomó su brazo con una fuerza sobrehumana, deteniéndola en seco. La expresión de Yuna cambió al instante, sus lágrimas comenzaron a brotar mientras intentaba liberarse inútilmente.

-No volverá a levantarle la mano a la señorita Lia -dijo Kim con voz helada-. Le aseguro que, cuando el señor Jeon se entere de esto, su vida cambiará para siempre... Conocerán al diablo en persona...

Quería disculparme si en algunas partes de la historia hay errores ortográficos o mal uso de los signos de puntuación. Estoy haciendo mi mejor esfuerzo para que puedan tener una buena lectura, igual estaré revisando después la historia para ver si me encuentro algún error. 🫶💞

(Soy bien perfeccionista) 🤭😂

Mañana les subiré el capítulo especial narrado completamente por Jimin. 😉

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