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Bajo la noche estrellada.

Me encontraba en el Victoria frente al timón, el viento soplaba suavemente y lograba que las velas resonaran por encima ante el suave vaivén que éste causaba en ellas, los estruendos resonando de vez en cuando mientras el viento amainaba.

Me mantenía mirando hacia enfrente, mis ojos posados sobre la marea y el leve movimiento que le mantenía inquieta.

Desde mi posición podía divisar a Mila, recargada contra la barandilla del barco, contemplando con detalle la vista a su alrededor.

Estaba sola, y para mí eso era una oportunidad que no podía desaprovechar; sentía la necesidad de hacerle compañía.

Esa Alariense lograba captar toda mi atención, y estaba causando en mí demasiada intriga; incluso más de la que quería.

Lo único que sabía era que estaba deseando intensamente tener la oportunidad de conocerla aun más a profundidad, y eso era lo que haría en este momento, porque me sentía tan atraída e intrigada por ella; me atraía justo como un imán atrae a un metal.

—Silva, ¿Podrías encargarte del timón por unos momentos? —Solté de repente alzando la voz, observando a Silva con una mirada de súplica.

Ella me miró mientras una sonrisa divertida se dibujaba en sus labios y alzaba las cejas para luego asentir con determinación.

Internamente, sonreí victoriosa.

Observé a Silva, una leve sonrisa seguía dibujada en su rostro de manera juguetona: quería decir algo, yo la conocía lo suficientemente bien como para saber que no estaba equivocada.

—No cuestiones, por favor. —Pedí, entrecerrado los ojos mientras deshacía mi agarre en el timón y me hacía a un lado mientras la veía tomar mi lugar.

Ella soltó una risa sin decir palabra.

—Esto es por la Alariense, ¿verdad, Rhea?

Quise soltar un bufido. ¿Tan obvio era?

Internamente esperaba que lo supiera únicamente porque me conocía tan bien como yo la conocía a ella, y no porque realmente hubiese algo en mí que lo delatara.

—Ni una palabra acerca de ello, por favor. —Solté un pequeño suspiro.

Ella me lanzó un guiño.

Tu secreto está a salvo conmigo, parecía susurrar con aquella mirada.

Le sonreí con sinceridad, agradeciendo que siempre fuera así de leal, agradeciendo poder confiarle mis secretos.

Sin duda apreciaba mucho la relación que llevábamos, Silva, Ali y las demás tripulantes; siempre sabían hacerme sentir que estaba a salvo; me hacían caer en cuenta de que eran las amistades correctas, y que con ellas lo tenía todo, porque eran leales y en ellas podía depositar mi confianza, y para mí nada importaba más que la lealtad y la confianza.

Me giré sobre mis talones con una sonrisa, dispuesta a salir de la popa a través de la escalerilla, bajé esta con lentitud, sintiendo como mi corazón comenzaba a descontrolarse conforme me acercaba hacia el estribor, dónde Mila se encontraba.

Los últimos rayos del sol lograban iluminar su cabello, que lucía mucho más claro y brillante bajo su luz.

Una vez que llegué a su lado me recargué en la barandilla junto a ella.

Ella pareció percatarse de mi presencia, puesto a que volvió su mirada hacia mí.

—Parece que éste se ha convertido en tu lugar favorito. —Mencioné, apoyando los brazos sobre la barandilla y entrelazando mis manos.

La miré de reojo, en el momento justo en que una pequeña sonrisa se dibujaba sobre sus labios. Las nubes ahora estaban tapando la luz del sol, mientras la gran estrella luminosa se ocultaba finalmente por el oeste, proporcionándome el momento adecuado para comenzar a usar mi magia lunar, pues con la luna brillando ahora en el cielo no tenía porque usar mi reserva.

Observé la marea; alzando las manos y apuntando hacia ella, centrando mi magia lunar, las azuladas aguas que antes se mantenían serenas comenzaron a agitarse, producto de la magia que estaba ejerciendo en ellas, la corriente ahora se movía más rápido y con ello el Victoria, como si el agua se agitara a causa del movimiento de remos.

Sentí la mirada de Mila posada sobre mí y sonreí casi por instinto.

Extendí mis brazos, alzándolos hacia arriba con lentitud; pronto el agua comenzó a alzarse también, moviéndose en la dirección en que movía mis manos, los chorros de agua se cruzaban y luego se separaban, ondeando verticalmente y dando un espectáculo a la bella Alariense a mi lado.

Alcé mis brazos por encima de la cabeza y  entrelacé nuevamente mis manos mientras el agua imitaba mis movimientos, creando un arco sobre nuestras cabezas.

Mila observó atentamente, y de nueva cuenta sonreí al notar lo entretenida y maravillada que se encontraba.

Bajé mis manos luego de unos momentos, decidiendo que había sido suficiente de juegos; y había sido realmente suficiente pues sabía que Mila se encontraba impresionada, y aquello era lo que había querido lograr.

Entrelacé mis manos nuevamente por sobre la barandilla, girando mi cabeza con suavidad cuando escuché una leve risa brotar de los labios de Mila, seguido de unos cuantos aplausos.

—Eso fue maravilloso, muchísimas gracias por mostrarlo.

Sonreí cálidamente, dirigiéndole la mirada.

—El placer es todo mío.

Mila me dedicó otra de sus bellas sonrisas, una que llenó mi pecho de calidez y pareció alumbrarme, pero sobre todo llenar mi mundo de color.

Nuevamente fijó su mirada en el horizonte; el sol se había ido pero las estrellas sobre nuestras cabezas eran capaces de iluminar lo suficientemente como para poder observar con claridad, al igual que la luz de la luna, que parecía palpitar hermosamente.

Por más que lo quise, no logré apartar mi mirada lejos de ella, su belleza me tenía hechizada, y realmente no sabía si aquello era bueno o malo, pero la sensación no me desagradaba en absoluto; el placer de su compañía sin duda era algo que disfrutaba, algo a lo que podía acostumbrarme y que estaba segura de que no me cansaría; porque Mila era una chica llena de resplandor, alguien que me había causado intriga desde el primer momento, con esa belleza de ángel, esos preciosos ojos oceánicos y esos cabellos chocolate que con la leve brisa parecían tener vida propia.

Ella me dirigió la mirada y sonrió, yo le devolví la sonrisa en silencio.

Era cierto que las palabras no hacían falta ante una buena compañía, con ella podía comprobarlo.

Logré percibir el olor salado del mar en el aire, el silbido del viento y el vaivén del mar eran los únicos ruidos que podían percibirse.

Observé a Mila cerrar los ojos, como si quisiera volverse parte del mar o formar parte del paisaje.

Para mí, ella era una estrella; brillante y etéreamente bella.

Abrió los ojos nuevamente.

—Realmente me siento infinita —Confesó, dirigiéndome la mirada. Yo la miré con atención.— Me siento invencible; el sonido del agua y del viento logran traerme paz, me hacen sentir parte de ellos, y han hecho que olvide las preocupaciones; al menos por un momento. Debe ser hermoso vivir esto todos los días de tu vida.

—Lo es. —Asentí, observando el océano, tan inmenso, tan profundo y bello. El océano era mi vida, yo era parte de el y me hacía sentir viva, en definitiva nada había logrado compararse a esa sensación.

Pero, estar justo ahí bajo la noche estrellada a un lado de Mila me hacía sentir llena de calidez, como si el sol mismo me envolviese y me arropase con su calor. Estar junto a Mila me hacía sentir emocionada, como la sensación de encontrarme frente al timón mientras el viento despeina mi cabello; me hacía sentir feliz, como cuando logro percibir el aroma de la sal marina, estar junto a Mila se sentía como estar en casa; cálido y libre; pero sobre todo emocionante.

Observé como cerraba sus ojos con lentitud.

Alcé mi mano, colocándola sobre su mejilla.

No sabía porque estaba actuando de aquella manera con ella, sólamente había sentido la necesidad de hacerlo. De acariciar su suave piel y perderme en la textura de su tacto.

Mi corazón se aceleró con demasiada rapidez. ¿Qué me estaba pasando?

No lo sabía, pero la sensación no me desagradaba en lo absoluto.

Relamí mis labios, inclinándome hacia ella con lentitud.

Ella se mantuvo inmóvil, pero pude sentir su respiración mezclarse con la mía en cuánto estuve aún más cerca de sus rosados labios.

Mi corazón no parecía querer calmarse.

Finalmente me deshice de los pocos centímetros que nos separaban, rozando sus labios con suavidad.

Un hormigueo me recorrió de la cabeza a los pies cuando dejé un pequeño beso sobre sus labios.

Ella pareció soltar un suspiro y afirmó su agarre en mi cintura, seguramente ansiosa por más.

Yo volví a unir mis labios con los suyos, sintiendo que mi corazón ardía en llamas y que mi respiración se cortaba.

Moví mis labios con suavidad, disfrutando de la sensación, sin embargo, de pronto me quedé estática.

Me separé de ella, mientras la observaba mirarme con confusión; mordí mi labio inferior mientras acariciaba su corto cabello con suavidad.

Estaba claro que no iba a disculparme cuando era obvio que había ansiado aquello; besar a Mila me había hecho sentir la misma emoción que navegar el Victoria, la misma felicidad que observar el mar, y  adrenalina únicamente al pensar en lo prohibido que se sentía aquello; una hija del sol y una hija de la luna.

Todo se sentía tan confuso, pero no me arrepentía de nada. Mi corazón sabía lo que ese beso había significado, y trataba de ayudarme a ver todo con claridad.

Probablemente estaba desarrollando sentimientos por Mila, pero no podía permitirme avanzar tan rápido cuando apenas y nos conocíamos.

Ahora las preguntas no dejaban de arremolinarse en mi cabeza; ¿Cómo se sentiría ella al respecto? Había correspondido al beso después de todo... Pero yo sabía en el fondo que con ella no debía apresurar las cosas. Que lo mejor era avanzar con lentitud, y eventualmente las cosas se darían, tenía fe en ello.

Observé las estrellas mientras ellas me devolvían la mirada.

Esperaba que papá y mamá pudiesen guiarme y darme fuerzas.

No quería que Mila creyera que estaba jugando con sus sentimientos, o que no la quería de esa manera; pero sabía que realmente lo mejor era retroceder y dejar que las cosas avanzaran a su debido tiempo.

Definitivamente sería lo mejor.

Y, de todo corazón esperaba que Mila lo supiera también; que no tenía intención alguna de confundirla ni de tratar de apresurar las cosas.

Porque, realmente quería hacer las cosas bien. Y porque, a pesar de que besarla había sido un impulso, realmente era algo que había estado ansiando hacer, y no quería que ella creyera que todo lo que sentía había sido por un tonto impulso; estaba dispuesta a demostrarle que realmente deseo estar con ella, y eso lo haría conforme el tiempo fuese pasando. Espero que ella me lo permita; amarla tanto como he amado al mar toda mi vida; amarla cómo lo mucho que aún amo a las estrellas que me cuidan desde el cielo.

Ella ahora era una estrella que habitaba mi corazón, una estrella que me llenaba de calidez enteramente; en eso se estaba convirtiendo Mila Tariel, en la estrella que eventualmente me guiaría.

Holaa, se que no suelo publicar sobre este shipp en mi perfil, pero es uno de los shipps de mi libro favorito y tenía muchas ganas de escribir algo sobre ellas, espero que no les moleste u.u

Para la gente que viene desde mi fan acc en Instagram de Rhea, espero que lo disfruten mucho, y pido disculpas si no logré llevar bien las personalidades de las chicas; aún así hice lo que pude, espero que les guste ✨

Les amo ❤️

shameless-devil

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