Capítulo 7
María tardó un buen rato en reaccionar. No dijo ni una palabra sobre lo que le acabo de soltar. Yo en cambio, no pude evitar volver a mirar a lo que era mi casa, ese aire helado, estoy segura que era él. Los mareos, el aire, las pesadillas, todo este tiempo había sido él. Y pensar que todo este tiempo sospeche de algo raro que sucedía en esta casa, pero ahora tener que enfrentarlo, me es más difícil de asimilar.
Salí de mi trance debido a que María tomó mi muñeca, y me obligó a seguirla, mientras nos alejabamos cada vez más de la casa. No estoy segura pero me pareció ver una sombra pasar muy cerca de la ventana de mi habitación. Eso sí que me asustó, por lo que decidí apartar mi vista finalmente del lugar.
— María, ¿a dónde vamos? — Pregunté luego de unos segundos.
Ella tardó un poco en responder, pero al final dijo.
— Vamos a un lugar donde podamos hablar con tranquilidad, sin que nadie nos interrumpa — Mencionó a la vez que me daba una mirada fugaz, para luego detener el paso bruscamente — Sinceramente, necesito que me expliques con más calma lo que me soltaste al momento de salir de tu casa — Suspiró — Ya que, es muy serio lo que estás diciendo — Expresó ya esta vez mirándome.
No supe como responder a eso, por lo que simplemente bajé la mirada. Al parecer, María con solo ese gesto pudo comprender.
— Presiona mi muñeca para luego decir — Tranquila — Manifiesta — Vamos a mi casa para hablar mejor — Dice, por lo que me digno a mirarla nuevamente — Mis padres no están, por lo que nadie nos podrá interrumpir.
Eso de cierta forma me tranquiliza, ya que no sé si sería conveniente para mi situación, que más personas se enteraran por las cosas que he tenido que pasar en esa casa, sobre todo porque a todo el mundo le consta que hay algo extraño dentro de ella.
No le respondo directamente a María, todavía estoy un poco aturdida por lo que sucedió hace unos minutos, por lo que me limito a asentir con la cabeza. Ella lo comprende a la perfección, por lo que me regala una ligera sonrisa y retoma el camino hasta su casa.
(...)
Lo acogedor que es este sitio si que me hizo recuperar la calma. Habíamos llegado a la casa de María, y me encontraba en ese momento en su habitación mientras ella traía algo para beber.
Mientras la esperaba, me dediqué a observar cada cuadro que tenía colgado, en todos ellos aparecía María, y en algunos de ellos aparecían otras personas acompañándola. Iba observando cuadro por cuadro, pero hubo una foto que me llamó mucho la atención, por lo que puse toda mi atención. Era María con un uniforme puesto, y con un balón de fútbol retenido debajo de su pie derecho, en la foto tenía impreso algo, pero no se alcanzaba a visualizar bien, ya que las letras eran pequeñas y parte del texto lo estaba tapando el propio marco, por lo que me acerque un poco para poder leer mejor, decía...
— "Capitana del nuevo equipo de fútbol femenino, María Evans" — Aclara María mientras aparece a un costado de mi, a la vez que traía una bandeja con dos tazas de chocolate caliente.
Yo me sobresalte un poco, no había notado que había vuelto, y sobre todo, me sorprende que adivinara que estaba tratando de leer lo que decía el enunciado. Ella en cambio, solo me devolvió la mirada y me dedicó una sonrisa.
— La tomaron ese día que se formó el primer equipo femenino de fútbol del instituto, y debido que yo fui la que tomó la iniciativa de forma el equipo, entonces por eso me eligieron como capitana, eso y por qué soy muy buena jugadora y buena coordinadora de estrategias - Dice orgullosa a la vez que dejaba la bandeja en la mesa de noche y se sentaba en su cama.
Me hizo una señal para que me sentara a su lado, por lo que no la hice esperar y me senté.
—Eso —Comencé a decir — Es increíble — Manifesté mientras le regalaba una sonrisa — No te he visto jugar, pero con el balonazo que me pegaste el día de ayer me puede dar una idea.
Ella solo suelta una risa mientras negaba con la cabeza. Tomó las dos tazas de la bandeja y me ofreció una de ellas.
— Si eso te puede dar una idea, pero me encargaré que me veas jugar para que lo puedas asegurar al 100% — Dice para luego tomar un sorbo del chocolate. Yo también hice lo mismo, estaba delicioso.
— Consideralo una promesa — Manifieste y tomé otro sorbo del chocolate.
Por un momento nos quedamos en silencio. Imaginaba que tenía que comenzar a explicarme sobre lo que le dije hace un rato después de salir de la casa, pero no sabía desde qué punto empezar, había pasado tantas cosas que era todo un embrollo en mi cabeza. María posó su mano sobre la mía y luego dijo:
— Tranquila, sé que es difícil todo lo que te pasa, y sobre lo que sucedió en tu casa empecemos por partes para no sofocarte, dime ¿por qué luego de que te contara la historia te alteraste así? — Interrogó.
Baje la mirada cuando realizó la pregunta, a pesar de que todavía sentía algo de terror de solo recordarlo, aún así hable.
— Sentí algo — Indique — Iba a decir algo luego de que terminaste pero no pude, porque en ese momento sentí algo; un aire helado que me dio escalofríos — Dije a la vez que le devolvía la mirada a María — No es la primera vez que siento ese aire, lo he sentido varias veces dentro de esa casa, y ni siquiera hay un ventana cerca para decir que viene de afuera — Vociferé — ¿No la sentiste en ese momento en la casa? — Le pregunté.
— No, la verdad que no — Me confirmó — Por eso me preocupé cuando vi tu cara, en ella se reflejaba pánico — Dice — Ahora empiezo a comprender todo lo que te pasa — Vocifera mientras niega con la cabeza — Si te soy sincera era un poco escéptica referente a los rumores que se esparcen respecto a esa casa, creía que el hecho de que alguien hubiera muerto allá adentro realmente llegabas a sentir esa energía del espíritu, pero no pensé que se pudieran experimentar... Eso que me dices.
— Créeme, una parte de mi quería creer lo que me decían mis padres, que solo lo estaba imaginando o exagerando, incluso con lo de los vecinos, debido al trabajo ellos no son capaces de apreciar que realmente en el vecindario no les agradamos — Tomé otro sorbo de la taza.
María también hizo lo mismo, a la vez que intentaba comprender algo que no le cuadraba.
— Hay algo de lo que tengo curiosidad — Dice a la vez que dejaba su taza en la bandeja — Me dijiste que esta madrugada te pasó algo e intuyo que antes de eso te pasaron muchas otra cosas más, pero cuando me mencionaste lo que te pasó anoche, me dio la impresión de que eso fue lo peor que te ha pasado hasta el momento — Manifiesta y seguido a eso toma mi manos y dice — si te sientes cómoda y no te inquieta tanto, ¿me podrías decir qué sucedió? — Me pregunta muy tranquilamente, haciendo que esa sensación se me transmita un poco.
La verdad no estaba lista como para hablar de lo que me había pasado esta madrugada, de solo pensarlo en mi piel se volvía a instalar el terror que sentí en aquel momento, pero... Si no le comento ¿cómo esperare que me pueda ayudar? En el poco tiempo que he conocido a María, me ha demostrado que ella es la única en todo este lugar que me puede ayudar, y que además me va apoyar de la mejor forma, lo menos que puedo hacer es contarle lo que me ha estado pasado, para que juntas encontremos la mejor solución.
— Di un largo suspiro antes de decir — Creo que esta madrugada lo vi... a él — Manifesté a la vez que le daba un leve apretón y desviaba la mirada — A ese chico, lo vi en la habitación de al lado de mi habitación — Agregue a la vez que me deshacía de su agarre para también dejar mi taza en la bandeja.
— ¿Estas... segura? — Pregunta mientras me mira con preocupación.
No estaba segura de si lo vi en vida realmente o en un sueño, pero de que lo vi estoy segura, era él, era el chico que me había estado atormentado en sueños, y el causante de todo lo que había experimentado en la casa.
— Nunca había estado tan segura — Indique — Era él — Aseguré.
María intentaba encontrar las palabras para responder lo que le acababa de decir.
— Aparte de que lo viste, ¿sucedió algo más? — Interrogó.
Los labios me temblaban, me dificulta relatar los detalles, pero a pesar de todo dije:
— Si — Confirme — Él estaba tocando en el piano que hay en esa habitación... Y cuando estuve lo suficientemente cerca me ataco — De solo recordar su mano presionando mi cuello me pongo pálida — Me aprisiono por el cuello y me hizo una pregunta. No recuerdo exactamente de qué iba. Luego, creo que me dijo que era tiempo de que me fuera a dormir — Comenté a la vez que la miraba. Ella intentaba procesar todo lo que le estaba diciendo — Todo se tornó oscuro y después de eso desperté en mi cama alterada — Finalicé. Obvie varios detalles pero creo que se entiende más o menos lo que intentaba explicar, además no sé si hubiera sido capaz de relatar todo con más precisión, de solo recordar lo sucedido ya estoy temblando.
María se percató de eso y me abrazó. Su abrazo me transmite calidez.
— Tranquila, yo estoy aquí, cálmate por favor — Dijo a la vez que me acariciaba la espalda — Te creo, y por lo que me cuentas debió de ser... Aterrador, yo no hubiera sido capaz de seguir en esa casa — Vocifera.
Todo el día me ha intentado transmitir calma y seguridad con la situación, no sé cómo lo hace, pero me alegra no encontrarme sola en este momento.
— ¿Recuerdas su apariencia? — Vuelve a interrogar.
— Más o menos, no detalle mucho su apariencia debido al miedo pero... — Intento recordar cómo era que se veía — Era un poco más alto que yo, también un poco mayor, como uno o dos años. También tenía ojos claros, pero no estoy segura de si eran azules o verdes, y su piel era pálida, claro que tampoco sé si era por el hecho de estar... Muerto — Mencionó.
María se quedó un momento callada, pero seguía acariciándome la espalda.
— Esas características son muy similares a como era él — Susurro.
Imagino que lo decía para sí misma ya que lo dijo muy bajo. María rompió el abrazo y me sujetó las manos.
— No te voy a pedir que me cuentes nada más, no lo considero bueno para ti — Menciona mientras me regalaba un leve sonrisa — Pero sí me parece muy grave todo el asunto. ¿tus padres todo este tiempo no han experimentado algo similar? — Preguntó.
— Al parecer no, no me han mencionado nada, aparte ellos mantienen muy ocupados — Articulé — Ellos son médicos.
— Comprendo, imagino que no mantienen mucho tiempo en casa.
— No, supongo es por eso que no les ha pasado nada — Dije.
Nos quedamos un rato en silencio, al parecer ella estaba sumida en sus pensamientos. Yo solo me limité a esperar que ella dijera algo. Luego de un buen rato María me dijo.
— Si estás lista, ¿podemos ir a tu casa? — Pregunto devolviéndome la mirada — Te voy ayudar con todo esto, y creo que para eso debemos ir a tu casa, para investigar y encontrar una solución pronto — Añade.
La verdad no estaba lista para enfrentar la situación todavía, me asustó tanto lo último que pasó que la verdad no quería volver pronto a mi casa, me asustaba mucho el hacerlo.
— Podemos ir a comer algo a una cafetería, dar un paseo y luego volver a tu casa si te parece bien — Al parece intuyó que no quería volver. No pensé que fuera tan transparente con alguien que apenas conocí ayer.
— Si, me parece bien — Dije — Gracias — Añadí mientras le devolvía una sonrisa de agradecimiento.
Ella solo le respondió con otra sonrisa.
(...)
La pasamos muy bien en la cafetería, mientras comíamos María me contó algunas anécdotas de su anterior año en el instituto, por lo que la pasamos bien.
En este momento, estamos a mitad de nuestro paseo por las calles de la ciudad.
— Y dime Elizabeth, ¿cómo es la ciudad en la que vivías antes?
— Oh —Manifesté ya que me tomó por sorpresa esa pregunta, nunca pensé que alguien estaría interesado en eso.
— Pues verás, no es muy diferente a esta, pero puedo decir que es un poco más ¿agradable? — Dije a la vez que soltaba una pequeña risa — No sé si es por la mala experiencia que he tenido en mi vecindario, pero en Mánchester la gente es un poco más amable, por que es raro que te encuentren a alguien de mal humor. También tiene muchos sitios verdes, y lugares con vistas interesantes — Vocifere con algo de nostalgia en mi voz — Esos lugares eran lo que más me gustaban de la ciudad, eran mis sitios de inspiración.
— ¿Inspiración?, ¿inspiración para qué? — Interrogó.
— Inspiración para mis pinturas — Le indique — Hace algunos años, mis padres me inscribieron a un taller de arte, y me gusto tanto que no deje el hobby y seguí con él, por lo que en Mánchester salía a buscar inspiración para seguir pintando — Dije con entusiasmo, en una de las cosas que más me gusta hacer.
— Que interesante — Me dice a la vez que me voltea a mirar — Entonces, en estos días me tendrás que demostrar el gran talento que tienes, por qué no me cabe duda de que debes ser muy talentosa.
Yo solo suelto una pequeña risa, es curioso que ella piense eso cuando todavía no me ha visto pintar, o ha visto mis obras.
— Claro, será con gusto.
Seguimos caminando mientras seguíamos charlando, es muy agradable el momento que estábamos compartiendo. Luego de algunos kilómetros nos detuvimos, habíamos llegado a mi vecindario. No pensé que llegaríamos tan rápido, el tiempo se pasó volando.
— ¿Estas lista? — Pregunta María a la vez que se voltea hacía mí — Si no estás lista no hay problema, podemos dar otra vuelta si quieres.
— No — Respondí — No es necesario, además no se va resolver el problema si no nos enfrentamos a ello. Estoy lista — Afirme con seguridad.
— María sonríe — Entonces, ¿vamos?
— Vamos — Digo y nos ponemos en marcha.
Al pasar por los demás vecinos, comenzaron a escucharse susurros por parte de ellos, además de que algunos me miraban con despreció cuando pasaban al lado de nosotras. A este punto, todas esas actitudes me tienen harta, por lo que no les presto mucha atención, sobre todo porque se siente feo que todo el vecindario no te quiera en este lugar.
Al cabo de unos minutos llegamos a mi casa. Desde afuera todo se veía normal. Sin pensarlo, dirigí mi vista hacía mi habitación, no se ve ninguna sombra como la última vez.
— Y aquí estamos — Mencionó María — Si no te sientes segura puedes darme las llaves para yo abrir la puerta.
Eso me pareció un bonito gesto de su parte, por lo que no me pude negar, sobre todo porque ahora que estoy en frente de la casa me empezó a entrar el miedo, por lo que solo asentí y le entregué las llaves.
María se dirigió a la puerta e introdujo la llave. Antes de girarla tomó mi mano, y me dirigió la mirada, está me decía que todo iba a estar bien, eso me tranquiliza un poco. Luego, abrió la puerta y tiró de mi mano para que entráramos juntas.
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