Capítulo 2
Una gran luz me sofoca un poco. Al los pocos instantes puede divisar la lámpara que desprende tal luminiscencia. Es la única fuente que se puede distinguir en toda la oscuridad de alrededor.
No lograba moverme, me encontraba tumbada en el suelo justo debajo de aquella lámpara del techo, y mis brazos y piernas se negaban a responder las órdenes que enviaba mi cerebro. Era como si todo mi cuerpo se encontrará encadenado y las cadenas por arte de magia fueran invisibles.
De la nada, la habitación comenzó a llenarse con una especie de neblina. Neblina la cual desprendía un aire helado que me ponía la piel de gallina, ocasionando que todo mi ser le entrara el miedo inminente, indicándome que la situación era peligrosa y de que debía correr lo más lejos de ahí cuanto antes. El terror logra intensificarse más al momento de escuchar unos misteriosos pasos al acecho de probablemente mi persona. Mis ojos intentaron descubrir a tal persona que probablemente quería hacerme daño, pero mi búsqueda fue en vano ya que no logre divisar a tal individuo. Aún así, todavía lograba escuchar los tenebrosos pasos de aquella persona.
Cada vez más el terror en mi cuerpo se hacía presente, sobre todo cuando de un momento a otro los pasos se detuvieron.
No importo cuanto lo intentara, mi cuerpo no acataban las órdenes de levantarse del gélido suelo y escapar de aquel extraño lugar.
Los minutos pasaban, y yo ya no estaba totalmente segura, si el extraño ente todavía seguía en la habitación. No soy consciente de cuánto tiempo, pero no debió de ser mucho. Al cabo de un rato los pasos volvieron a retumbar en el lugar, esta vez más cerca de mi presencia. Seguido de eso, pude sentir como una mano se posiciona en mi cuello. Lo extraño era que... Delante de mí no podía ver nada, pero aun así mi sexto sentido me decía que, alguien o algo, se encontraba en frente mía , y ese alguien o algo tenía su "mano" en mi cuello. Mi cuerpo al instante reacciona al contacto de aquel ser. Por mis nervios pude apreciar la maldad que "aquello" emanaba, y más aún cuando aquella "mano" poco a poco empezó a ejercer fuerza en esa zona.
De la nada, a mi rostro llega un extraño aire. Al parecer esta "cosa" contaba con un boca, porque o sino, no me imagino de donde salió aquel suspiro que chocó con mi cara. A los pocos segundos, retumbó en las paredes el eco de una voz, probablemente perteneciente al ente.
"Ustedes no pertenecen aquí.
Quiero ¡QUE SE VAYAN!"
¿Pero qué?, qué fue eso?, ¿por qué estoy en mi cama? Lo último que recuerdo es que me encontraba en la cocina. Así es, estaba desayunando, no comprendo como llegue a mi cuarto, ni mucho menos entiendo en qué momento me volví a dormir. Alcanzo mi teléfono que está en la cómoda. Son las 2:07 de la tarde. Realmente no me siento como si hubiera dormido más de 4 horas, al contrario, se sintió como si solo hubiera estado dormida 5 minutos. Mi cabeza se sentía extraña, me sentía como si alguien me hubiera dado una extraña droga, claro que eso no es algo factible por el hecho de que me encontraba sola.
Como pude, me dirijo al baño. Por como me encontraba, pareciera como si pronto me fuera a dar un dolor de cabeza. Por suerte sé donde mi madre guarda los analgésicos para estos casos. Sin perder un segundo más, abro la gaveta detrás del espejo del baño y saco la tableta que necesitaba. Al cabo de cerrar la gaveta pude observar mi rostro, pareciera como si realmente no hubiera dormido durante todo una noche. Inconscientemente lleve una mano mi cara, y seguido de eso a mi cuello. En un abrir y cerrar de ojos las imágenes llegaron a mi memoria. La reluciente luz de esa lámpara, la extraña neblina, los tenebrosos pasos, la mano en mi cuello, el aliento de aquella criatura en mi rostro, todo vino a mi memoria en menos de 5 segundos. Instantáneamente casi pierdo el equilibrio, aparte de que el miedo y el terror de aquel momento volvió a instalarse en mi cuerpo, seguido de fuertes punzadas en mi cabeza. Lo mejor será tomar los analgésicos lo más pronto posible. Rápidamente me dirijo a la cocina.
Al llegar al lavaplatos note mis platos del desayuno, al parecer no los lave por una extraña razón. Decidí pasar ese pequeño detalle insignificante y seguir con mi camino. Tomo un vaso de la alacena y lo llene de agua. Estaba a punto de tomar la pequeña pastilla pero algo me hizo detener en seco, ahí no es donde yo dejo la esponja de lavar. Deje a un lado el vaso de agua junto la pastilla, y lentamente recojo la pequeña esponja que se encontraba a un metro del lavaplatos . Extraño la verdad. La iba a dejar en su lugar pero, otras vez las imágenes volvieron a mi mente. El aire helado, el miedo en mis venas, la visión borrosa, la falta de equilibrio al caminar, el mareo. ¡No puede ser!
Por segunda vez casi pierdo el equilibrio. Tuve que sujetarme de la isla para no caer al piso. Al parecer eso fue lo que paso antes de despertarme nuevamente en la cama, lo cual es bastante raro, es la primera vez que me encuentro en esta situación, y no me explico el escalofriante aire que sentí en ese momento. De nuevo las punzadas en mi cabeza, definitivamente necesito tomar el medicamento inmediatamente. Sin perder más el tiempo me tomo el medicamento. Realmente sabía horrible, solo espero que con esto las punzadas en mi cabeza disminuyan.
Iba a dirigirme de nuevo a mi cuarto, hasta que mi vista cae de nuevo en el lavaplatos. Lo mejor será lavar los trastes antes de que otra circunstancia "extraña" vuelva a pasar.
Afortunadamente en todo el proceso de lavar trastes, nada raro sucedió. Lo mejor será bañarme antes de que se haga más tarde. Y sin más preámbulo, me dirijo a mi habitación.
(...)
No se cuanto tiempo habrá pasado pero sí debió de ser bastante. Mis dedos ya se encontraban muy arrugados. Para calmar mis nervios decidí tomar un baño caliente, y sinceramente, creo que la tina es el único lugar en toda la casa que si me gusta. Claro que no he podido disfrutar mi relajante baño al tratar de darle vueltas a los extraños mareos que me dieron en la mañana y sobre todo del segunda sueño que tuve hace rato. Las pequeñas burbujas que flotaban en el agua solo provocaba en mí una pequeña inquietud. Y el silencio de alrededor solo hacía que en mi mente apareciera el extraño ente que ha atormentado mi sueño en las últimas noches. Y sinceramente, estoy empezando a considerar la posibilidad de que estar encerrada en esta casa sombría me esta volviendo loca. Me enderezo un poco y me siento. Claro, ¡eso debe ser! De seguro un poco de aire fresco me hará sentir mejor o... Solo hará que me inquiete al estar rodeada de mis lunáticos vecinos, aunque con intentar calmarme no pierdo nada. Está decidido. Sin pensarlo dos veces, salgo de la tina, tome mi toalla y abandone el baño.
Reviso mi armario, lo cual se encuentra medio vacío. No he sacado el tiempo para terminar de desempacar mis cosas. Saco lo primero que encuentro y me apresuro a organizarme.
Ya tenía la ropa interior puesta, solo falta la blusa y el jean. Estaba a punto de alzar la blusa de la cama, pero algo me hizo detener en seco. Podía sentir una presencia que me observaba. Mi instinto me hizo voltear a todas partes, pero no vi nada. Disimuladamente mire por las ventanas de la habitación. Tampoco vi nada, ningún pervertido me estaba observando, pero aún así la sensación de que alguien me estaba mirando no desapareció. Solo el hecho de tener aquella sensación me puso los pelos de punta, retome mi actividad lo más rápido posible. El tener que pensar que alguien me observa mientras me visto es realmente perturbador.
En menos de dos minutos ya me encontraba totalmente lista, hasta ya tenía puestos mis converse favoritos. Creí que al terminar de vestirme, la extraña sensación de que alguien me observaba desaparecería de una vez por todas... Pero no fue así, y eso me inquietó más. Si sigo así de paranoica, el tener que adaptarme a mi nuevo hogar se volverá verdaderamente una tortura, sobre todo porque mantendré la mayor parte del tiempo sola, y eso no hará que la situación mejore.
Lo mejor será salir de estas cuatro paredes por un BUEN rato de una vez por todas.
Tomo unos de mis bolsos de mano, guarde en él mi celular y algunas cosas esenciales, y sin perder un segundo más me dirijo al primer piso.
Abro la puerta principal pero me detengo en seco frente a esta. Observe a las pocas personas que se encuentran a los alrededores del vecindario, y sin mentir, una gran presión comienza a instalarse en mi pecho. Siendo sincera, no quisiera tener que convivir con esas personas, sobre todo por el modo que nos han tratado a mi y a mi familia desde que nos instalamos aquí. No hemos tratado mucho con nuestros nuevos vecinos, pero ya con la primera impresión que me dieron, quedó más que claro que no nos quieren en este lugar. Volteo a ver el interior de mi casa, y las imágenes de lo acontecido hace un rato llegan nuevamente a mi memoria. Si realmente quiero olvidar todas las extrañas cosas que me han estado sucediendo, tengo que salir de esta casa así sea por unos cuantos minutos. De verdad tengo que hacerlo.
Me armo de valor y salgo de mi casa. Cierro con llave, y me encamino a la acera principal del vecindario. Camino mientras me encierro con mis propios brazos. No me siento muy cómoda con todas las extrañas miradas que me regalan mis vecinos cuando paso al lado de ellos, sobre todo porque el clima tampoco es que esté ayudando de a mucho. Hoy, el día se encontraba nublado, hoy el sol no se quiso asomar por esta parte del país, aparte de que de vez en cuento, se paseaba una gélida brisa por ahí. Por suerte llevaba mi chaqueta por sí se ponía más frío el ambiente.
Ya llevaba unos cuantos minutos con aquella improvisada caminata, y la presión en mi pecho y la gran inquietud de todas las cosas extrañas que me han estado pasando, no desaparecen aún. Trate de no prestarle atención a mis extraños vecinos, pero sinceramente era inevitable no notar sus actitudes ante mi presencia. Apresure el paso para así alejarme del vecindario lo antes posible, no tengo porqué tolerar el desprecio de nadie, sobre todo el desprecio de unos completos desconocidos.
Literalmente trote hasta que por fin estuve a una distancia considerable del vecindario. Era imposible calmar mi estrés en un ambiente tan hostil como ese.
No estaba muy lejos de casa, por lo que había pocas probabilidades de perderme. Mire todo a mi alrededor, y definitivamente me sentí más relajada al ver que las personas no estaban pendiente de mi presencia. Saco mi teléfono para ver la hora. Apenas van ser las 3:20 de la tarde. Todavía estaba temprano, y mis padres no vuelven hasta la noche, aparte de que no tengo mucho afán de volver. Sigo mi camino mientras observaba la ciudad. Y tengo que admitirlo, tal vez Worcester no tenga ese mismo encanto que tiene Mánchester, pero aun así tiene su toque especial. El clima puede estar sombrío en este momento, pero realmente Worcester si sabe como lucirlo. Con cada tienda, almacén o calle por la que pasaba, la presión en mi pecho iba disminuyendo por suerte.
Luego de un rato, decido pasar por una cafetería. Ciertamente se me antojaba beber un capuchino recién hecho. Cabe mencionar de que la muchacha que me atendió, no me atendió muy cálidamente, pero fue más respetuosa que mis propios vecinos. De seguro la paranoia solo es en ese vecindario.
Al momento de salir de la cafetería, pude divisar un gran parque que no esté muy lejos. Creo que descansar debajo de un árbol me haría bastante bien. Con ese plan en mente me dirijo a ese lugar. Al momento de llegar pude notar que no había tanta gente en él, lo cual ya hacía que el lugar fuera perfecto, sobre todo porque había mucha zonas verdes donde poder descansar. Fui siguiendo el sendero mientras buscaba un sitio cómodo en donde poder estar, y afortunadamente no tuve que buscar por bastante tiempo, ya que a solo unos metros de mí, se hallaba un majestuoso roble que hizo que quedará embelesada por él, y la mejor parte es que estaba cerca de un tranquilo estanque. Sin más preámbulo, me dirijo a aquel árbol y me pongo cómoda. Luego de sentarme y dejar a un lado mi bolso de mano, me dispongo a beber un poco de mi capuchino. No se si era por el ambiente frío pero sabía increíble. La sensación del líquido caliente por mi garganta realmente era reconfortante, sin mencionar de que la pequeña brisa del lugar, no se sentía tan helada como anteriormente.
El lugar era tan pacífico, que realmente no daban ganar de querer irse jamás.
Bebí otro sorbo de mi expreso. Nunca pensé que un café podría saber tan bien. Deje a un lado el vaso y saque de mi bolso mi celular, conecto mis auriculares a este, y me dispuse a escuchar música hasta que terminara mi estadía en el parque.
Al cabo de algunas canciones mis ojos se fueron cerrando, a la vez que mi cabeza se iba moviendo al compás del ritmo. El tiempo iba pasando, pero yo estaba tan distraída con mis playlist favorita, que no me importaba que hora era, sobre todo porque la pequeña brisa y el pasto en mis dedos me hacían olvidar todo al mi alrededor.
Mi canción favorita comienza a sonar en el reproductor, pero fui interrumpido por un extraño sonido. Salí de mi pequeño trance y puse mi atención en aquel sonido, lo raro era que aquel sonido no venía de mi teléfono. Abrí mi ojos y a lo lejos pude divisar a una chica corriendo a mi dirección mientras agitaba los brazos. Al parecer intentaba advertirme de algo, pero no alcance escuchar el que. Al cabo de quitarme los auriculares pude divisar lo, pero fue demasiado tarde. A los pocos segundos, un balón de fútbol me golpeo la cabeza.
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