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21. El encuentro

Recorrimos distintas zonas, unas más frescas que otras, unas con más árboles y otras con más calor. La flora y fauna era variada, estaba fascinada con todo lo que iba viendo en el camino. La verdad era que de no haber tenido un brutal accidente y que tantas personas hubiesen muertos, este lugar sería perfecto para mí, para hacer una excursión, acampar y apreciar toda la naturaleza a nuestro alrededor.

Patrick, Lorena y Chuck fueron guiando al grupo por donde ellos ya habían pasado, luego se nos hizo más difícil continuar, por lo que tuvimos que usar nuestro sentido de orientación. Nuestra intención era primero alejarnos de aquello que nos había atacado para después encontrar más sobrevivientes. 

Cada vez que avanzabamos la preocupación se apoderaba de mí. Por más que Pierre trataba de distraerme con sus variados temas de conversación, nada funcionaba porque en mi mente solo estaba mi hermana. El hecho de que no hallabamos ningún indicio del avión o del accidente por la zonas que íbamos dejando atrás, eso solo me hacía dudar del camino que seguíamos, quizá no fuera el correcto y me aterraba esa idea.

Nos detuvimos cada cierto tiempo para descansar y beber agua. Muchos en el grupo no habían dormido, entre esas personas estaba yo, lo cual generaba que tuviéramos un paso más lento. Por eso cada parada nos ayudaba a ganar energía para continuar

 Aproveché uno de esos descansos para separarme de Pierre y estirar un poco las piernas, pero justo cuando evaluaba mi tobillo, él se me acercó. 


—Tú... es... —Balbuceó tratando de buscar las palabras —¿Cómo sigues del tobillo? ¿Te duele mucho el... el... golpe en el labio inferior? —Pierre alternó la mirada del tobillo hasta mis labios.


Reí por lo bajo, me incorporé y detallé su expresión. Parecía nervioso, y eso no era normal en él.


—No es para morirse, sobreviviré —Contesté como quien no quiere la cosa encogiendo mis hombros —Estoy segura de estar bien, me recuperaré. Cómo dije antes, no es para morirse —Añadí a la pregunta que supuse se estaría formulando mentalmente ante mi silencio temporal.

—Debes cuidarte más.

—Lo haré —Le mostré una sonrisa, pero no estaba segura de poder cumplir lo que me pedía.


Di por sentado el tema y me acerqué hasta donde estaban los demás. Entre todos acordamos no detenernos más solo si veíamos algo para comer o para llenar los envases de agua. Casi amanecía y eso podría ayudarnos a ver mejor el camino. Chuck intentó animarnos, pero las esperanzas de poder salir de tanta selva iban disminuyendo en cada paso.  

No supe cuánto tiempo más estuvimos caminando, pero de un momento a otro ante mis ojos llegó una imagen nueva. Me detuve en seco, paralizada, no podía creer lo que estaba viendo.


—¿Te atraigo tanto como para que te quedes así? —Quiso saber Pierre.


Me giré de inmediato encontrándome con sus ojos, lucia esa mirada que me recordaba a cuando un niño confesaba sus sentimientos a la chica que le gustaba. Cabeceé tratando de poner en orden mis ideas después de verlo con esa mirada llena de picardía, pero de mi boca no salió ninguna palabra.


—No te preocupes, puedo entender completamente lo que sientes por mí —Susurró acercándose a mí. 


Nosotros éramos los últimos, así que por una extraña razón estábamos solos en ese momento. Retrocedí casi que automáticamente. Cuando notó mi confusión y reacción, dejó de avanzar hasta donde estaba.


—¿De qué estás hablando? —Pregunté detallando su expresión. Aunque confundido, él solo retomó la conversación en el mismo punto sin dejar de sonreír. ¿Qué me había perdido de la conversación qué él tenía conmigo?

—Lo que quise decir es... ¿te gusto tanto como para que te quedes paralizada de esa manera?

—Pierre no sé de qué hablas —Solté finalmente en medio de un suspiro.

—Ese suspiro, ese comportamiento... no fue por mí ¿cierto? ¿Gustas o no de mí? —Negué con mi cabeza. De verdad que no perdía oportunidad para buscar un doble sentido a todo lo que hacía o decía yo. ¡Qué increíble!

—No, si, digo ¡NO!... Es que... —Traté de poner en orden mis ideas, pero nada funcionaba —No hablo de ti, no hablo de eso Pierre —Suspiré y sin decir más nada, señalé lo que había visto. De inmediato, él cambió su expresión sonriendo al verme arrastrar las palabras.

—¿De qué habla este par? —Quiso saber  Lorena acercándose hasta nosotros. 


Cuando la escuché, señalé el lugar de nuevo mientras que Pierre se alejaba un poco para detallar mejor lo que yo estaba viendo.


—¡¡No puedo creerlo!! Mira Patt, allí se ven personas, personas que podrían ser las del vuelo —Exclamó ella al darse cuenta de lo que estaba señalando.


Todos comenzaron a mirar la misma dirección que yo. Desde donde estábamos, se distinguía entre los matorrales (no muy lejos de nuestra posición) varias personas en pequeños grupos que iban y venían ambos lados sin rastros del avión, pero no debía desilusionarme, pues los mismos matorrales no permitían que se viera todo con claridad. Mi hermana podía estar allí, y eso era lo único importante.

Las preguntas comenzaron a relucir cuando aterrice mi mente a la realidad.


-¿Serán habitantes de la isla? —Quiso saber Lorena emocionada. Noté el brillo en mis ojos y supe que ella estaría vislumbrando la misma esperanza que yo, encontrar cada una a su hermana —¿¡Serán del vuelo!? —Noté de inmediato el por qué de su emoción, y contagio esa alegría en mí.

—Personas son, pero si son o no del vuelo no lo sé. De aquí no se distingue muy bien —Comentó Patrick.

—¿Vamos? —Formulé aquella pregunta al aire para todos, la verdad no hizo falta, puesto que en cuestión de segundos salíamos corriendo en aquella dirección.


No dudé en seguirlos y aceptar de nuevo la mano de Pierre que me ofreció para acelerar el paso. Sonaba extraño que sintiera que era un apoyo para mí, pero lo que sea que estuviera pasando entre nosotros, ya más adelante podría solucionarlo. 

Cuando llegamos, algunas personas que teníamos cerca se levantaron y nos rodearon y comenzaron a hacernos preguntas, preguntas que no me interesaban en absoluto y que resultaban insignificantes delante del hecho de ver a mi hermana entre ellos. 

No les presté atención, me solté de la mano de Pierre y gracias a Dios no se opuso en hacerlo, recorrí con la mirada cada una de las personas hasta que reconocí la rubia melena de Amber acercarse desde lejos seguida de David (otro de los miembros de Simple Plan). Si Amber estaba aquí implicaba que todas estas personas pertenecían a los otros sobrevivientes del accidente, y mi hermana también debía estar aquí, debía estar con ellos.

Miré en todas direcciones, Lorena pasó corriendo cerca de mí hasta detenerse en donde estaba Laura, la persona a quien ella quería encontrar, su hermana. Se me aguaron los ojos al observar aquella conmovedora escena, Laura se levantó y abrazó con fuerza a Lorena rodeándola con sus brazos mientras que ambas lloraban por la felicidad de saber que estaban juntas ahora. 

Cuando detallé a Laura me quedé paralizada y ahogué un grito tapando la boca con mis manos porque ella estaba en las mismas condiciones físicas que en mi visión. Esto solo podía significar algo, a ellos también los habían atacado, habían estado en peligro, y eso no era para nada algo bueno.


—¡¡Anggie!! ¿Anggie? —Escuché que gritaron desde otra dirección.


Pensé que podía ser Amy. Mi corazón dio un vuelco, me puse fría, volteé lentamente con la esperanza de aquella voz fuera la de mi hermana, y sentí tristeza porque era Allan. Mi queridísimo amigo al verme trató de correr lo más rápido que podía andar con sus improvisadas muletas hechas con ramas.


—¡Estás viva!... Amy se pondrá contenta al saber que estás bien —Dijo Allan al acercarse a mí. Espabilé —¿No me darás un abrazo?

—Cla... Claro que sí —Terminé de acercarme a mi amigo y lo abracé —Qué alegría que estés... bien.

—Pero mira tu boca... ¿Es acaso eso lo único que te pasó mi Anggie? —Se puso algo triste y yo negué con la cabeza.

—Han pasado muchas cosas Allan.... Luego te pongo al día... —Seguí buscando entre la multitud, pero no encontraba a quien quería — ¿Dónde está Amy?

—Mmmmm...

—¿Qué sucede? ¿Dónde está ella? —Dije con los nervios a flor de piel.

—No lo sabemos...

—¿Cómo que no saben? ¡Ella estaba con ustedes!

—Sí, pero... Ella solo estaba y luego no —Escuché decir detrás de mí.

—¡Amber!- Ella se acercó más y me abrazó —Es bueno saber que estás bien. ¿Qué ha pasado? —Le pregunté.

—Algo terrible... No sé ni por dónde empezar —Me respondió ella. Era extraño verla en aquel estado de tristeza, Amber, mi amiga no era así. 


Quería saber todo, entender qué había pasado, saber dónde estaba Amy, pero Amber no terminaba de hablar. Al ver que mi rubia amiga balbuceaba incoherencias, mentalmente comencé a atar todos los cabos sueltos, o al menos los que creía yo que tenían más sentido.

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