11. Riesgos
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Flashback de Angelly Álvarez
—¿Estás bien? —Me preguntó mi hermana cuando me detuve en toda la entrada del instituto.- No tienes que hacerlo si no quieres —Me dijo al notar que había sido ella quien me insistió tanto para que estuviera aquí esta noche.
—Estaré bien —Dije en medio de un suspiro sin mirarla —Puedo con esto, estaré bien.
Amy me tomó de la mano como para darme ánimo, y nos unimos al resto del grupo que estaba ya bastante adelantado. Después de haber mostrado nuestras entradas e identificación, nos encontramos co la profesora de interpretación corporal, una de las mejores de todo Londres.
—¡As de Picas! Mis pequeños, bienvenidos. Nos abrazó a cada uno con aquella sonrisa que ella solo sabía tener —¿Cómo se preparan para esta noche?
—Muy bien, profesora —Contestó Allan abrazándola de nuevo. De todas las profesoras de Dover College, Isabel fue una de las que nos había apoyado desde el principio.
—Entonces, disfruten un poco de la fiesta antes de su presentación —Hizo una seña para que entraramos al Gran Salón en donde se realizaría la fiesta de esta noche —Por cierto, no digan que les dije pero... Yo anunciaré su presentación. Les toca salir a escena a las 8:00 pm.
—¡Excelente! Es una gran noticia profesora —Dijo Amy con entusiasmo.
Minutos más tarde estábamos compartiendo con nuestros compañeros, escuchando nueva música e intercambiando opiniones sobre gustos musicales. La noche pintaba bien, pero yo no terminaba de encajar en el grupo. Después de la rueda de prensa, tenía miedo por lo que pudiera ocurrir.
—¿Anggie? ¿Qué sucede? —Preguntó Allan acercándose hasta donde yo estaba —Debes quedarte tranquila. No dejaré que por mi metida de pata te haga daño.
—Hablas de él como si me fuera a agredir físicamente —Le dije —No creo que llegue a esos extremos.
—Anggie. Estoy segura que ahora que tiene la atención de la prensa... puede hacer cualquier cosa —Objetó Amber uniéndose a la conversación —Por eso tenemos que hacer algo.
—¿Qué tienes en mente? —La miré prestando atención total a sus palabras.
—Primero vendrás conmigo, vamos a buscar a Jackie, creo que ya debe haber llegado —Me comentó Amy.
Jackie era nuestra prima, había participado en varios programas de MTV y recientemente estuvo en África por un proyecto especial. Tenía tiempo que no la veía, y la verdad es que la extrañaba mucho. Me parecía genial que hubiese aceptado la invitación que le enviamos y que estuviera con nosotros en este momento tan importante.
—Tenemos que evitar que encuentre a Anggie. No puede hablar con ella hasta que no terminemos nuestra presentación. La prensa debe estar por llegar, y seguro aprovechará cualquier oportunidad para causar problemas —Continuó diciendo Amber cuando nos contaba el plan.
—Tengo entendido que ya llegó, pero no dejaremos que Víctor te haga nada —Andrew hablaba poco conmigo, pero siempre tenía activo ese instinto protector hacia todos los del grupo.
—Primero tiene que pasar sobre mi cadaver —Sentenció mi prima sonriendo para que me tranquilizara.
Dicho esto, y aún sin comprender mucho el plan que todos tenían, tratamos de mantener una conversación normal. Jackie nos puso al día con sus nuevas aventuras, pero estábamos todos alerta.
Pasados unos minutos sentí que me miraban entre la multitud, sabía exactamente quién era y algo dentro de mí me decía que tenía que acabar con esto de una vez por todas. No podía vivir con miedo para siempre, especialmente porque yo no me había equivocado, yo no lastimé a nadie y siempre fui honesta con él.
En un descuido de Amy, me escapé. No tuve que darme mala vida para encontrarlo porque sabía exactamente dónde estaba. No podía creer cómo había podido amar a alguien tanto y ahora sentir todo lo contrario por él.
—¿Qué es lo que quieres ahora? —Me crucé de brazos frente a él. No sé de dónde saqué fuerzas, pero en ese momento sentía que podía con todo —¿No te parece que tomaste suficiente de mí?
—Cariño, pero si mira lo hermosa que estás hoy... —Me comentó ignorando mi pregunta.
—¡Calla! —Murmuré entre dientes para que solo él pudiera escucharme —No tienes nada que hacer aquí, y no soy tu "cariño".
—¿Se te olvida que también pertenezco a esta patética escuela de música? —Me observó con calma, él sabía cuál reacción generarían en mí sus palabras, y es que no me gustaba que hablaran mal de mi colegio —Ay, pero si es a la princesa le molesta que hable mal de este instituto. No te preocupes, no te enfades conmigo mira que hoy hay muchos reporteros que quieren tener una exclusiva contigo.
—¿Qué quieres? —Repetí tratando de ignorar sus palabras.
—¿No es obvio? ¿Por qué crees que pierdo mi valioso tiempo regresando a un lugar que no me gusta?
-Fama —Completé su frase con poco ánimo.
-Qué inteligente eres —Se acercó a mí, pero yo me alejé. No iba a permitir que me tocara de nuevo. Traté de esconderme de él entre la multitud, pero logró alcanzarme.
-Déjame en paz, Víctor. Si tienes tantas influencias, yo también. Puedo... —Dejé de hablar porque sabía lo que él podía hacer con mis palabras, cambiarlas para su propio beneficio. Él me observó, estaba ansioso esperando que yo terminara de hablar, pero no le di el gusto.
—Así me gusta Angelly, así me gusta. Ahora vendrás conmigo.
—No, no iré —Tomó mi brazo con fuerza. Me estaba haciendo daño —Suéltame.
—Sí, sí irás.
—¡Suéltala! —Gritaron Allan y Andrew al mismo tiempo. Al verlos, Víctor me soltó de inmediato alzando las manos en señal de paz. Corrí hasta ellos, Allan me abrazó y no me soltó.
—No te vuelvas a meter con ella. Si bien tienes derecho de estar aquí, puedo hacer que te saquen en cualquier momento. Allan estaba molesto, como nunca antes —No me hagas usar mis influencias.
—¿Es una amenaza? —Preguntó Víctor con malicia en su mirada.
—No, solo es una advertencia. Aléjate de ella —Víctor levantó las manos de nuevo y se alejó, pero algo dentro de mí sabía que esto aún no había acabado.
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Desperté bruscamente cuando sentí que Pierre se estaba moviendo. Miré a nuestro alrededor, ya había oscurecido y a lo lejos notaba algunas improvisadas fogatas para mantener la iluminación y dar un poco de calor a las personas.
No tenía idea de cuándo reaccionaría, pero la verdad que cuando no estaba peleando se veía mejor. En este punto, necesitaba hablar con alguien, quería que despertara, quería buscar al resto de nuestros amigos.
Cuando algunas lágrimas comenzaron a salir de mi rostro, me sobresalté con la voz de alguien que estaba entre los matorrales. No logré verlo bien por la oscuridad que nos rodeaba, pero al parecer estaba tratando de decir algo.
—¿Qué haces aquí?
—¿Perdón? —Pregunté, no había entendido bien lo que me había dicho o lo que quería decir.
—Juraría que te acabo de ver cerca de la playa —Repitió.
—No, yo no me he movido de aquí —Casi al instante se me vino una idea a la mente, probablemente había visto a mi hermana, tenía que estar segura —¿Está usted seguro de haberme visto cerca de la playa?
—Sí, en la orilla, tenía la misma carita que tú pero con el cabello liso y negro.
—¿Está seguro? —Se me hizo un nudo en la garganta antes de escuchar la respuesta de aquel misterioso señor.
—Sí, lo estoy. Pero recuerda algo... debes tener cuidado, nada de lo que ves es lo que parece ser —Me advirtió.
—No entiendo, ¿a qué se refiere?
—Solo debes tener cuidado. Tu hermana está por allá —Seguí con la mirada la dirección que me estaba señalando, pero para cuando volví a verlo ya no estaba.
En ese momento muchas preguntas se me acumularon en la mente, y la desesperación y el miedo se apoderó de mi cuerpo. ¿Cómo sabía que era mi hermana de quien le estaba hablando, y por qué me había dicho que tuviera cuidado? Miré a todos lados, no estaba por ningún lado ese hombre.
Cuando mi respiración comenzó a acelerarse por todo lo que estaba pasando, sentí cómo halaron por el brazo hasta el suelo. El movimiento fue tan brusco que quedé aturdida unos segundos.
—¿Qué haces aquí? — Me preguntó mirándome con aquellos ojos marrones en los que llegué a perderme hacía unos días.
A pesar que tenía un ligero temblor en sus manos, me sujetó con toda la fuerza que tenía en ese momento. No supe cómo reaccionar, así que traté de alejarme un poco para mantener la distancia, pero nada de lo que hacía funcionaba. Este episodio me traía muy malos recuerdos, así que no reaccioné tan bien como pensé hacerlo cuando él volviera a abrir los ojos.
—¿Qué te sucede? —Dije molesta por su actitud —No puedes actuar así...
De repente caí en cuenta que mientras yo había estado consciente de todo lo que estaba ocurriendo a nuestro alrededor, al menos hasta cierto punto, pero él no. Traté de mirar a otro lado, respiré profundamente y cambié mi actitud
—Lo siento... todo está bien, no tan bien, pero... sobrevivimos —Solté al final tratando de explicar algo que todavía no podía —Tuvimos un...
—Accidente, lo sé —Completó mis palabras. Lucía un poco desorientado, aunque sus palabras tenían coherencia —Vi cuando se desprendió el avión por la mitad.
Cerró un poco los ojos como para recordar, pero sin soltar uno de mis brazos, el cual sujetó hace unos segundos para que pudiera estar más cerca de él. Seguía sentada, pero esta vez más inclinada hacia Pierre.
—¿Estás... bien? —Me preguntó observando mi rostro. Sentí su preocupación en cada palabra- Vi cuando te golpeó una maleta, no respondías cuando te hablaba...
—¿Sabes quién soy? —Intenté saber. Hasta ahora sus palabras sonaban con lógicas, pero tenía que estar segura que no hubiese olvidado nada.
—Por supuesto que sé quién eres —Medio sonrió.- No he perdido la memoria, Angg... Angelly.
—¿Y tu pierna? ¿Cómo vas con el dolor?
—Soportable.
—Viste entonces cómo se partió el avión —Él asintió —Necesito ir a buscar a Amy, puede que esté cerca. ¿Puedes caminar?
—No te apresures —Trató de incorporarse. Lo ayudé y me soltó sin perderme de vista.
—Me acaban de decir que la vieron en la orilla —Miré en la dirección que me señalaron y volví mirarlo —Tengo que buscarla.
—¿Perdiste la cabeza? Es de noche. Oscureció. No puedes irte sola, ni siquiera sabemos dónde estamos.
—¿Qué quieres que haga? ¿No estás preocupado por los demás? Amy... —No sabía cómo decirlo, las palabras dolían por no saber en qué estado podría estar mi hermana, por no saber si siquiera había sobrevivido al accidente —Pierre... Amy es mi hermana.
Me miró impactado y al mismo tiempo confundido. ¿Acaso no se había dado cuenta? Así que preguntó lo obvio, lo que acababa de decirle, lo cual me enfadó. No entendía por qué siempre me sentía así con él. Su poco sentido de observación era algo que me impacientaba.
—¿Hermanas? ¿Es tu hermana?
—Tenemos el mismo apellido. ¿Qué creías? ¿Pensaste que nuestro parecido físico y el apellido era una simple casualidad?
—Nunca supe tu apellido... —Admitió dejando las palabras en el aire —No me lo dijiste, no lo pregunté ni siquiera cuando...—Dejó de hablar cuando lo fulminé con la mirada. No había nadie a nuestro alrededor, pero igual no quería que dijera nada sobre aquella noche —Lo siento, yo...
—Nada. Tú nada —Escapé de nuevo de sus manos. Traté de volver al tema, a lo que realmente importaba en este momento, a mi hermana —No iré sola, pero debo buscarla. Es mi responsabilidad.
—No, no podemos ir ahora. Mira a tu alrededor, no sabemos qué o quiénes están en esta isla. Hay que calmarse.
—Bouvier —Cuando me enfadaba con él me gustaba llamarlo por su apellido, para mí era una manera de mantener la distancia, o eso creía yo —¿Vas a comenzar de nuevo? Recién despiertas y... ¿te pondrás necio?
—¿Soy necio? —Inquirió con incredulidad —Voy escalando, es un avance. ¿No? —En ese momento alborotó su cabello, acortó la distancia entre nosotros y me miró fijamente —Voy a hacer algo, por favor, no te enfades.
Aunque todo pasó muy rápido, para mí fue como en cámara lenta. Él estaba nervioso porque yo podía rechazarlo, aún así no se detuvo y yo por una extraña razón le seguí la corriente. Entonces se acercó hasta donde estaba y me besó, después lentamente puso sus manos en mi cintura y me acercó más hasta su cuerpo.
Al principio nos besamos lentamente, pero después nuestros besos estaban cargados de urgencia. En mi caso, me sentí nerviosa cuando un recuerdo desagradable llegó a mi mente, un recuerdo que no me dejaba en paz desde hace varios años. Al no poder sacarlo de mi mente me alejé de Pierre con rapidez. Me levanté y sacudí mi ropa por instinto para quitarme la arena, una vez más los recuerdos me tendían una trampa e impedían que pudiera confiar en alguien más.
Con torpeza debido a sus heridas Pierre se levantó del suelo confundido por lo que acababa de pasar. Hasta ahora poco sabíamos el uno del otro, por lo que poco sabía sobre mis heridas del pasado.
—¿Angg...Angelly? —Pronunció con cautela mi nombre sin saber por qué actuaba de esa manera.
Intenté ignorarlo, no sabía cómo afrontar lo que acababa de pasar cuando no estaban de por medio los tragos. Con desesperación sequé las lágrimas que intentaron asomarse en mis ojos, respiré pausadamente y traté de aclarar mi mente. Aunque no lo estaba viendo, sentí su mirada clavada en mí en busca de una explicación lógica. Cuando estuve lista, me volteé para hablar con él.
—Esto no puede... No puedes volver a besarme, Bouvier. ¿Entiendes?
—Pero te gustó. No vas a negarlo —Murmuró con picardía.
—Eso... Eso no cuenta... No puede volver a pasar —Sin darme cuenta comencé a moverme de un sitio a otro. Estaba nerviosa, y no supe realmente qué iba a hacer ahora.
—Anggie... —Lo miré y él miró el suelo como regañado.
—Angelly para ti. Que quede claro —Le corregí.
—No te entiendo...
—No debes hacerlo —Le interrumpí.
Finalmente decidimos unirnos al resto de los sobrevivientes porque era peligroso pasar la noche tan alejados de ellos. Escogimos un árbol, encendimos una pequeña fogata para mantenernos en calor, y observé todo a nuestro alrededor. Todo estaba hecho un desastre, habían piezas del avión por todos lados, humo, personas heridas y otras llorando. Por lo que pude notar nuestros amigos tuvieron que haber caído en otra parte, y teníamos que buscarlos pronto.
—¿No pensarás en ir a buscar a Amy sola? ¿Verdad? —Quiso saber mirándome.
—Sabes algo... cuando te encontré, un señor extraño apareció de la nada y me dijo que había visto a mi hermana en la orilla, pero no la veo por aquí... De ser cierto, ya me habría buscado.
—¿Te das cuenta de lo que dices? —Analizó viéndome fijamente a los ojos —Un hombre extraño apareció de la nada y te dijo eso. Puede que haya sido producto de tu subconsciente, las ganas de ver a Amyleeh te hicieron verlo —Cuando iba a refutar su teoría alzó las cejas y añadió algo más a su comentario —O quizá si apareció ese señor, por lo que no puedes ir sola a buscar a tu hermana.
—Si estuviera sola no estaría sentada aquí contigo, estaría buscándola...
—Entonces es bueno que me tengas aquí... Así no cometes esa locura hoy —Dijo riéndose con nerviosismo.
—¿Y si no estamos solos en la isla? ¿Y si hay alguien más acá?- Murmuré pensando en voz alta. En ese instante, una sensación extraña oprimió mi pecho, y pensé fue en Amy, en cómo estaría mi hermana y los peligros a los que estaba expuesta.
—No tienes por qué llorar. Solo tienes que pedirlo —Escuché que dijo aquello e inmediatamente salí de mis pensamientos.
—¿De qué hablas? —Me sequé las lágrimas para verlo mejor. Cuando me percaté de su expresión, estaba sonriendo y yo no entendía por qué.
—Podemos repetirlo cuando quieras —Cambié mi expresión, no entendía bien de qué estaba hablando y él pudo notarlo —Que si quieres puedo convencerte en que vayamos junto mañana con un beso. Puedo hacerlo sin ningún problema.
—Nooooo —Sentencié alargando la letra "o". Trató de acercarse, pero esta vez fui más ágil, metí una mano y toqué su pecho para separarlo de mí. Él rió al verme hacer eso —No, me gustas así. Tú allá y yo aquí.
—Entonces... ¿Te gustó? —Preguntó sonriendo con el ego bien alto —Eso es bueno.
—No dije... —Negué con la cabeza —No quise decir eso. Lo sabes. ¿Cómo puedes hacer de todo una broma o cambiar el sentido a mis palabras?
—Es un talento natural. Anggi... —Volví a fulminarlo con la mirada al escuchar cómo iba a llamarme. Demasiado habíamos cruzado la línea, debía existir un límite —Angelly —Corrigió sonriente —Tengo que decirte algo, esta vez en serio, lo prometo. Creo que tienes derecho de estar mal, de sentir esa necesidad de hallarla, digo es tu hermana, pero debes pensar mejor las cosas. No podemos buscarla ya. Las cosas podrían ponerse peor.
—Tienes razón. No discutiré más, pero no estoy a gusto con esta decisión —Acepté bajando la mirada. Jugué con la arena entre mis dedos tratando de esquivar lo que sentía —Tengo que encontrarla, no me perdonaría si algo le ocurre por...
—No fue tu culpa —Me cortó la frase que diría. Arriesgándose a mi reacción, levantó mi rostro con uno de sus dedos. Tenía aquella mirada tan diferente, y me alejé un poco cuando la tentación la tenía tan cerca.
—Igual me siento responsable de lo que le pudo haber pasado. Quizá si yo hubiese estado a su lado... Pude haber hecho algo ...
—Hagamos algo —Suspiró interrumpiéndome mientras me miraba de nuevo —No estoy tan mal. Creo. Pudo haber sido peor. Si estoy mejor, iré contigo en la mañana. Si quieres, por supuesto.
—Si el avión se desprendió como dices, no debería estar tan lejos... —Comenté en voz alta mirando la selva que nos rodeaba. Él asintió.
—Lo vi separarse, créeme. No sé dónde pudo haber caído, pero supongo que no debe estar lejos. No importa lo que digan los demás, podemos ir al amanecer. También quiero hallar a mis amigos —Suspiró y noté preocupación en su rostro.
—Está bien —Le respondí —Es un trato.
Entendí que por mucho que bromeara, por mucho que pudiera estar pendiente de mí (si es que todo fuese real), sé que conocía a esos chicos desde pequeños y que también quería encontrarlos tanto como yo. Nos quedamos mirando a la nada hacia el frente, en silencio, hasta que fue él quien volvió a hablar.
—Puedo pedirte algo, una última cosa.
—¿A qué te refieres? —Segur iba a salirme con una de las suyas. No comprendí lo que decía, pero asentí con la cabeza.
—¿Quieres dormir conmigo? —Me quedé en blanco, helada, pero al mismo tiempo con un calor en mis mejillas.
—¿Qué sucede contigo? No puedes tener un momento de seriedad, ¿verdad? —Se carcajeó al ver cómo reaccioné ante su propuesta. Seguía sin verle gracia al asunto —¿Cómo puedes pensar solo en "eso"?
—Anggie... Angelly... Lo siento, no me refería a lo que obviamente estás pensando. Permíteme rectificar — Se aclaró la garganta, y siguió hablando —Me refería a que si querías dormir aquí, cerca de mí o sola en otro lugar rodeada de extraños. Eso quise decir.
—Oh no... Lo siento —Volví a sentir calor e mis mejillas, esta vez por la vergüenza —Prefiero dormir lejos, aquí, donde estoy. Si no es problema.
—No es problema —Me dijo levantando las manos en señal de paz.
Nos acomodamos, cada uno en su lugar. Traté de cerrar los ojos y dormir un poco. Habíamos pasado por tanto en tan pocas horas que me resultaba imposible concentrarme y dejar de lado esta sensación de angustia. Enfoqué mis sentidos en el sonido del mar, en la brisa hasta que dejé de escuchar lo que ocurría a mi alrededor.
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Flashback de Angelly Álvarez
—¿Estás bien? ¿Estás bien Anggie? —Repitió Allan una vez más. Nos habíamos ido al camerino él y yo para calmar mis nervios.
—No —Respondí. Las manos me temblaban después del encuentro con Víctor, el muy imbécil de mi ex novio que hasta ahora lo que traído era más dolores de cabeza.
La situación en la fiesta se había complicado cuando Víctor comenzó a decir cosas que tenían que haberse quedado entre nosotros, esto provocó que Allan y Andrew estuvieran muy enfadados porque querían defenderme. Sin embargo, al ver que todo terminaría muy mal, Allan me sacó de allí y me trajo hasta los camerinos, y las chicas se llevaron a Andrew para que tomara algo de aire.
—No tienes de qué preocuparte, ¿sí? La prensa no vio ni escuchó nada de lo que dijo, y ya hablé para que lo tengan vigilado. Nadie más se meterá contigo. En caso e que lo haga, será mejor que desaparezca porque no me quedaré de brazos cruzados.
Sus palabras me hacían sentir peor. Era agradable saber que me defendía, pero en algún momento Víctor fue su mejor amigo. Sabía lo mucho que esta situación le parecía desagradable.
—Hice que te enfrentaras a tu mejor amigo, no es justo. No deberías ni hablarme, deberías odiarme por ello.- Dije finalmente.
—Anggie, tú eres i mejor amiga. Quedó claro que los intereses de él son otros, ni moral tiene —Miré a aquel pelirrojo, esa persona que siempre había estado ahí para mí y me entró la nostalgia. Allan lo notó.- Puedes decirme lo que quieras. Soy una tumba, lo sabes.
—Esto es tan... Duele tanto. Nunca... Nunca pensé que fuese como los demás, pensé era diferente —Suspiré y lo abracé con más fuerza.
Allan por ser el mayor, nos apoyaba a todos. Para mí, más que un amigo, fue el hermano que nunca tuvimos Amy y yo. Siempre nos defendía, nos cuidaba, y eso yo lo valoraba.
—Lo siento —Comenté después de unos segundos.
—Tranquila. Ya pasó todo —Me abrazó de nuevo, y en eso entraron Andrew y las chicas.
—Pequeña. ¿Qué pasó? —Supe a qué se refería, pero no dije nada, dejé que ella terminara de hablar —Teníamos un plan....
Corrí hacia ella y la abracé, abracé a mi pequeña hermana. Ella quiso seguir hablando, pero supo que no era el momento de reclamos, así que me correspondió el abrazo.
—Pensé que si me enfrentaba a él, entendería.
—Créeme Anggie, si no lo ha entendido hasta ahora, no lo hará más —Expuso Andrew con sabiduría. Lo miré, estaba recostado en el marco de la puerta, atento también a lo que pasaba afuera. Seguía teniendo aquella actitud defensiva.
—Déjalo así —Me dijo Amy —Ahora, cambiemos la actitud. No quiero que a mi vocalista favorita se le arruine el maquillaje.
Todos reímos, aunque yo con pocas ganas. Me sequé las lágrimas y decidí que no le iba a permitir que me hiciera sentir más de esa manera. Suficiente para una noche.
—Iré por un té Anggie. No voy a tardar —Amber acarició mi cabello y se fue hasta la cafetera para calentar el agua y servirme el té.
—¿Podrás salir a cantar? —Andrew todavía dudaba en si podía salir sabiendo que estaba Víctor aún en el colegio. No era para menos, yo tampoco estaba segura, pero sabía que tenía que hacerlo. No podía arruinarle la noche a mis amigos.
—Sí, puedo.
—¡Esa es mi chica! —Exclamó Allan con emoción. Lo miramos todos al mismo tiempo, y fue inevitable no reír.
Después de tomar aire, un buen té de esos que solo Amber sabía preparar, me calmé. Nos arreglamos y salimos al escenario.
Aquella noche fue nuestra despedida, y tal como prometió Allan, no supe más nada de Víctor. Pudimos hacer nuestra presentación, despedirnos de nuestros amigos y maestros, y dar lo mejor de nosotros para iniciar una nueva etapa musical.
Supe, es más, estaba segura que oiría más de Víctor, pero decidí aquella noche no preocuparme más sino disfrutar estar en las instalaciones de aquel colegio en el que crecí, me enamoré de la música, y al que pretendía volver algún día como alguien más profesional.
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