Capítulo IV: Miondel.
N E R E A
Luego de que aquella luz blanca terminara, Cavendish y yo aparecimos en medio de un pequeño pueblo rodeados de muchas personas, la vestimenta que poseían era bastante antigua, fácilmente podría decir que me encontraba en el S. XV. Observé con atención a mi alrededor, el lugar donde nos encontrábamos era bastante pintoresco, los tejados tenían diversas tonalidades que contrastaban muy bien unos con otros, los caminos eran de piedras color blancas, y los arboles poseían diversas tonalidades de color, como las que había en el bosque donde Cavendish me encontró. Luego de que varios habitantes pasaran por nuestro lado, o incluso nos atravesaban, pude notar que poseían algo característico en sus prendas, y esto era, la silueta de un unicornio bordada en su pecho, a donde miraras cada pequeña cosa tenía orgullosamente colocada este símbolo, incluso los puestos de ese pequeño mercado lo tenían tallados en la madera de la parte inferior o en los refuerzos que sostenían al tejado.
—Miondel...—escuché que Cavendish suspiraba mientras observaba a todos los habitantes del lugar, su mirada se tornó triste e inmediatamente apreté con más fuerza su mano para brindarle mi apoyo—, recuerdo poco de este momento, pero este olor en particular lo tengo aún fresco en mi memoria. Este es el pueblo de Miondel en todo su esplendor, nuestros inicios, aquellos inicios que se vieron bruscamente interrumpidos por los humanos.
—Era muy bonito —le dije con sinceridad mientras sonreía y miraba hacia el frente—, es decir... para ser un pueblo que estaba comenzando a surgir en verdad estaba lleno de vitalidad, energía y alegría.
—Lo sé —él sonrió—, ojalá hubieras podido disfrutarlo plenamente y contaras con recuerdos aún más hermosos.
Ambos comenzamos a caminar y poco a poco fuimos viendo los demás pequeños establecimientos, había uno en particular llamó mi atención por sobre el resto, en este habían frutas de diferentes tipos, las cuales algunas contaban con unas tonalidades raras y formas extrañas las cuales ya no existían en la actualidad, o al menos, eso era lo que yo pensaba, ya que no lograba reconocerlas, me acerqué aún más y cerré los ojos, definitivamente había que admitirlo, estas despedían un aroma en verdad delicioso. Cavendish caminó como si supiera hacia dónde ir, paseó puesto por puesto, observando cada cosa que ofrecían, desde joyería finamente elaborada, flores que abrían y cerraban sus pétalos por si solas, hasta telas poco comunes y hermosas envueltas en royos.
Al oírlos noté que hablaban en un dialecto extraño, y para ser franca aquello lograba desconcertarme, ya que no entendía nada de lo que decían, Cavendish me explicó que lo que estaba escuchando era el antiguo idioma que ellos empleaban, el cual ahora era poco frecuente y solo la gente muy mayor como Treyment lo hablaba, ya que con el paso de los siglos este se fue modificando.
Nerea, Cavendish
Ambos nos observamos y luego dirigimos la vista hacia el cielo ya que la voz de Treyment retumbó en nuestras mentes.
Diríjanse al palacio. Cavendish, tu recuerdas el camino, guíala hacia allá. Allí podrán encontrar a sus padres, usaré mi magia para que tú, Nerea, puedas entender plenamente lo que los habitantes están diciendo, de este modo entenderás a la perfección todas las conversaciones.
Y, como dijo Treyment, inmediatamente comencé a entender a la perfección lo que todos estaban conversando, Cavendish me sonrió y luego de hacer un suave gesto acariciando mis nudillos, me jaló ligeramente en dirección hacia el palacio.
Tras caminar durante varios minutos logramos verlo, se encontraba allá a lo lejos, tenía un brillo propio que se diferenciaba por sobre el resto del pequeño pueblo, aquel brillo era tan único que con tan solo ver la fachada ya sentías que lo conocías por dentro. Las murallas que este poseía le brindaban al recinto mucho esplendor y majestuosidad, estas poseían un color crema, y algunas enredaderas perfectamente cuidadas, eran las que le brindaban el toque de color. Para cuando estuvimos más cerca me percaté que se encontraban rodeadas de una extraña aura azulina, y al mirar hacia la izquierda pude ver los enormes ventanales que poseía, los cuales, algunos te permitían observar el interior de unas cuantas habitaciones. El inmenso jardín se veía sumamente cuidado y había flores de diversos colores y olores, o al menos eso es lo que se podía apreciar desde donde nos encontrábamos. En verdad era sumamente agradable el percibir la brisa del aire y que este trajera consigo aquellos olores diversos.
Alcé la vista hacia el cielo y me percaté de un inmenso orbe color azul que giraba en lo alto del palacio, este desprendía algunas partículas azulinas brillantes, como escarcha, luego, cuando el aire soplaba, suavemente estas se desvanecían poco a poco.
—Aquella esfera que vez en lo alto es el corazón de nuestra magia —lo observé y él prosiguió—. Los habitantes de Miondel la necesitamos para mantenernos fuertes y poder usar los hechizos, lamentablemente la magia de la que disponemos no dura demasiado tiempo, si agotamos nuestras reservas corremos grave peligro, ya que esa energía es la que nos mantiene con vida —Cavendish extendió la palma de su mano y un corazón elaborado de energía se materializó—. Aquel orbe representa lo que en tu mundo equivaldría a eso llamado baterías.
—Entonces... si esa batería llegara a apagarse.
—Así es —la figura que poseía sobre su palma paso de latir constantemente a detenerse y ennegrecerse rápidamente—, nuestro cuerpo deja de latir ya que la escases de magia nos destruye internamente.
—¿Todos en Miondel necesitaban de esa esfera para poder realizar sus hechizos?
—No, no todos —él me observó detenidamente—. Los de tu especie eran diferentes, ellos no necesitaban recargar su energía mágica con nada, ellos simplemente invocaban los hechizos y estos se cumplían, así se encontrarán alejados de aquella esfera durante varios días, meses o años, el poder que poseían era incomparable y sorprendente.
—Sí que eran poderosos—no podía creer que ellos pudieran ser portadores de tal poder, ahora todo cobrara sentido, aquella inmensa magia represento para ellos una bendición, pero a su vez fue la causa de su cacería y aniquilación.
—Sí —suspiró—, los unicornios de pelaje negro eran los más nobles, agiles, rápidos y poderosos. Desgraciadamente esto generó codicia en los seres humanos y fueron cazándolos poco a poco, creían que haciéndose portadores de su cuerpo poseerían plenamente sus cualidades mágicas, pero estaban equivocados, al morir el unicornio el cuerpo que posee únicamente sirve para cumplir un solo deseo, no cura, no ayuda, ni tampoco sirve en beneficio del resto. —Cavendish se mordió el labio internamente—. Es por eso que Nerlyuc y a Early, tus padres, eran los últimos en su especie.
Luego de que Cavendish terminara de hablar no pude evitar agachar la mirada, los seres humanos habían sido en verdad detestables, aquella mentalidad de oprimir a los demás y someterlos a sus deseos había generado que una especie más se extinguiera. No pude evitar sentir una punzada en mi interior ya que aquello era algo que aun en la actualidad se venía repitiendo, el ser humano podía llegar a ser alguien destructivo, que con tal de cumplir sus caprichos era capaz de depredar la vida a tal punto que las especies más majestuosas se terminaban extinguiendo, e incluso eran capaces de herir a las mismas personas de su especie por cumplir sus caprichos más absurdos.
Debía de admitir que, pese a ser yo una perteneciente al linaje, y probablemente la última en su tipo, aun no lograba adaptarme a la idea, crecí creyendo que era humana, y aun me sentía de esa manera, dentro de mí aun no lograba concebir la idea de que era un unicornio de pelaje negro.
Luego de algunos minutos en silencio, Cavendish movió ligeramente mi mano, aquello me sacó de mis pensamientos y me obligó a observarlo, luego, él me sonrió y me hizo seguirlo por aquel sendero de piedras blancas, yo simplemente asentí y lo seguí. Andaba tan nerviosa que no me di cuenta que ya nos encontrábamos en el frontis, estuve algo preocupada por la barrera, pero Cavendish estiró una mano y la atravesó con facilidad. Continuamos sin mayor impedimento, pasamos los guardias de armadura plateada que custodiaban la entrada, luego las rejas color negro y finalmente, nos encontrábamos frente a la inmensa puerta de color rojo, la cual daba hacia el interior del palacio.
Conté hasta tres y atravesamos la puerta, mi corazón palpitaba incansablemente, mi pecho se sentía pesado, incluso pensé que en ese momento me daría un ataque cardiaco. Y aunque suene exagerado decirlo, podía jurar que el sonido que emitía el golpeteo de mi corazón era tan fuerte que retumbaba en cada rincón del palacio.
Al obsérvalo bien, una vez que me encontraba más calmada, pude apreciarlo en su totalidad, la infraestructura que poseía era preciosa, al igual que aquellos palacios de esta época que había visto en los libros de historia, todo estaba echo de mármol, había cuadros de unicornios negros decorando las paredes, y al centro de todo, había un enorme candelabro de cristal que, al tener contacto con la luz del sol, desprendía diversas y hermosas tonalidades de colores, como si se tratara de un arcoíris. No paso mucho para que escucháramos un ruido, y al voltear en dirección de donde este provenía, pude ver una escoba barriendo sola, y tras de ella, un recogedor de madera que iba succionado los restos de polvo que esta dejaba.
—¿Usan su magia de esta forma? —le pregunté a Cavendish y este rio.
—Es una de las formas en las cuales la usamos, no está permitido tener sirvientes, no somos esclavistas, sin embargo, siempre contamos con una nana al nacer y crecer. De hecho, todo lo que ves ahora mismo moviéndose es por obra de la nana encargada de este lugar, desde esa escoba hasta el recogedor, y estoy seguro que en el jardín debe haber implementos moviéndose por su cuenta.
—Es increíble que puedan hac...
No pude terminar de hablar ya que un hombre de larga cabellera negra pasó por mi lado, no logré observar bien las facciones de su rostro ya que me tomó por sorpresa, sin embargo, lo que podía apreciar a la perfección era su vestimenta. La corona que tenía en su cabeza era de color plateada, su capa era de color azul oscuro y poseía un extraño tocado blanco cerca a los hombros, el traje que llevaba era de color negro y poseía unas botas marrones que le llegaban hasta las rodillas, todo armonizaba perfectamente, no había excesos, al menos desde aquí uno podía intuir que todo aquello fue elaborado con sumo cuidado para él. Poseía un porte elegante pero sofisticado, su espalda era amplia. Era alguien sumamente alto, en verdad que sí, con tranquilidad podía medir dos metros.
—¡Amo Nerlyuc, espere por favor, lo necesito en la habitación de la señora Early, su hija ya está por nacer! —una mujer con traje color blanco corría tras él y lo llamaba con insistencia, su rostro se encontraba rojo, posiblemente por la persecución que venía teniendo.
Al oír su nombre él volteó, y solo en ese momento pude observarlo con detenimiento. Él era mi padre, mi padre biológico, no era necesario que Cavendish me lo dijera, algo dentro de mí lo sentía, en verdad podía percibir que él era aquella persona que cuando era niña tantas veces esperé, la persona que esperé que fuera a sacarme del orfanato para que me llevara consigo.
Su cabello largo se encontraba atado por una coleta en la parte superior y algunos pequeños bucles se le formaban casi al final, sus ojos eran de color zafiro, su piel era nívea, casi igual a la mía e incluso me atrevería a decir, que yo heredé sus labios, los cuales, si bien no eran carnosos, poseían el grosor ideal y lucían muy bien en su rostro.
—¿Porque tanta prisa Delia? —le respondió de una manera pausada pero con una amplia sonrisa— Mi pequeña aún tiene mucho camino por recorrer, solo vine a buscar el regalo que quiero darle.
—¡Su excelencia, por favor! —le rogó con desesperación la mujer— , a la señora Early no le hará mucha gracia estar sola ¡Ya sabe cómo se pone cuando está enojada!
—¡Pues no se diga más! —él se acercó hacia la mujer, puso sus manos a cada lado de sus hombros y la llevó en dirección a la escalera—Tú ve y hazle compañía, ¡Iré en un santiamén! —dijo y nuevamente salió huyendo dejándola con la palabra en la boca.
La mujer golpeteó el suelo con sus pequeños tacones y subió corriendo las escaleras mientras refunfuñaba en voz baja. Yo por instinto me separé de Cavendish y caminé por donde se fue mi padre, quería verlo más de cerca, desde que tenía uso de razón toda mi vida había soñado con verlos, con conocerlos, y aunque esta era una forma algo cruel de hacerlo, quería atesorar este recuerdo para siempre en mi memoria. Lo seguí hasta una habitación que poseía una caja musical pequeña en el centro, en esta se veía una mujer embarazada, ella poseía el cabello negro y largo, hasta los muslos. Mientras que la pequeña miniatura de mi padre se encontraba acariciando el vientre abultado.
—¿Dónde te deje? —se preguntó mientras caminaba en círculos, luego se cruzó de brazos y finalmente caminó hacia la caja musical, le dio tres vueltas y esta comenzó a sonar.
Los personajes comenzaron a moverse, inmediatamente un holograma salió de las figuras y estas comenzaron a bailar lentamente, para cuando la música se detuvo, los hologramas sellaron el baile con un tierno beso y volvieron a ser aquellos muñequitos. Un pequeño clic retumbó en la habitación y el compartimiento secreto de este se abrió.
—¡Aquí estas! —exclamó luego de tomar un extraño collar plateado que poseía una gema de color rojo al centro, mi padre la observó y la apretó contra su pecho—. Sé que cuando crezcas lucieras hermosa con esto, Nerea.
No pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas tras oírlo, quería llorar, pero tuve que contenerme. Cuanto me hubiera gustado conocerlos, cuanto me hubiera gustado recordarlos nítidamente, cuanto anhelaba en estos momentos que ellos pudieran escucharme, sentirme, decirles que los amo, y que los extraño aun sin haber pasado demasiado tiempo a su lado.
—¡NERLYUC! —pude escuchar un grito, para ser precisos el de mujer sumamente enojada , enseguida él palideció, dio un pequeño chasquido con los dedos y desapareció de la habitación.
—¡Espera! —grité pero él ya no estaba, enseguida Cavendish entró a la habitación y me tomó de la mano.
—Lo seguiré, seguro fue a la habitación de su compañera.
—¿Puedes seguirlo?
—Sí, dejo un rastro de magia, puedo ir a la dirección donde se encuentra.
Y tal y como él dijo, enseguida aparecimos en la habitación donde había aparecido mí padre, al tornar mi rostro hacia la cama pude ver a una mujer echada. Cavendish y yo no pudimos evitar sorprendernos, ella era igual a mí, hasta el más mínimo detalle de su mirada y rostro, e incluso ese ceño fruncido que poseía ahora era exactamente igual al que yo tengo cuando me enojo.
Ella se encontraba empapada en sudor con las mejillas rojas, tenía la respiración sumamente agitada, apretaba cada lado de las sábanas con fuerza mientras se mordía el labio y pujaba. Una vez que al parecer terminó una contracción que tuvo, se tiró hacia atrás mientras giraba el rostro apoyándolo en la almohada. La mujer que vimos abajo inmediatamente pasó un trapo húmedo sobre su frente, luego, con la mano que tenía libre, comenzó a agitarla en el aire, enseguida de un ropero se acercaron a ella unas toallas. La puerta se abrió y un cuenco de agua que era calentada solo con un solo movimiento de sus dedos apareció y detrás de este le seguía un enorme recipiente de metal. Una vez que todo estuvo a su alcance, ordenó que una de las toallas se empapara, se escurriera y se colocaran sobre el vientre abultado de mi madre.
—¿¡SE PUEDE SABER DONDE ESTABAS!? —preguntó ella furiosa mientras volvía a pujar, la gentil dama simplemente se limitó a mirar con reproche a mi padre y siguió secando la frente de ella.
—Es que, cariño, quería ir por el regalo de mi princesa—le respondió con inocencia.
—¡TE NECESITO AQUÍ, CLARO, COMO A TI NO SE TE ESTAN ROMPIENDO LOS HUESOS ANDAS FELIZ! —nuevamente sus palabras se vieron opacadas por el dolor de una contracción, así que, luego de inhalar una gran bocanada de aire y retenerla, volvió a pujar con toda su fuerza.
—¡Animo mi señora, puedo ver el cabello de la pequeña! —la mujer se posicionó en medio de las piernas y ayudó a abrirlas un poco más mientras mi madre gritaba y maldecía a todo pulmón.
Mi padre se acercó y tomó su mano, la cual inmediatamente fue aprisionada con fuerza por ella, la presión que ejercía era tal que en un punto los dedos se le pusieron morados. Luego de unas cuantas contracciones más, por fin, la cabeza del bebé se asomó. Era tan extraño estar presenciando mi propio nacimiento, sentí muchas emociones encontradas en ese momento, y lo único que sabía y de lo que era consiente en ese momento, era que, en ese instante, me encontraba llorando. Cavendish me abrazó por la cintura y me atrajo hacia él, presenciar esto era demasiado emotivo para mí, sentía todas las emociones a flor de piel, me sentía sumamente vulnerable, era gracioso decirlo, pero de alguna forma, por fin luego de tantos años, de alguna extraña manera, ya no me sentía tan sola...
—Siempre fuiste hermosa—me dijo mientras acariciaba mi cabello con suavidad, yo simplemente me limité a acurrucarme entre sus brazos.
La habitación se vio opacada por mi propio llanto de cuando era bebe. Me acerqué lentamente mientras sorbía mi nariz que se encontraba aguada, yo me encontraba allí recién nacida y empapada en sangre. Mi madre estaba sumamente cansada, ni siquiera pudo gesticular palabra alguna, en cambio yo me encontraba llorando a todo pulmón, y si bien era pequeña, mis movimientos demostraban la fuerza que poseía. Mis padres y la nana lloraron al verme, ella inmediatamente me limpió un poco y luego me entregó a mi madre quien me abrazó con suma delicadeza, me apoyó contra su pecho mientras sonreía y mi padre hizo lo mismo, nos acunó a ambas con delicadeza y nos llenó de besos y caricias.
—Gracias por traer una felicidad más a mi vida—mi padre observó a mi madre con profundo amor y depositó un suave beso en sus labios.
—Gracias a ti por darme la dicha de volver a amar a alguien más—le respondió ella mientras me observaba.
—Me alegro tanto por ustedes—dijo la nana mientras hacía aparecer un pañuelo y se limpiaba las lágrimas.
—Gracias por haber estado con nosotros en todo momento Delia—ambos le sonrieron—,Nerea también tiene mucho que agradecerte, la cuidaste desde el primer momento en que supiste que ella vendría.
—No fue nada mis señores, los he visto crecer y atravesar por muchas dificultades, estoy feliz de que ahora son felices plenamente.
Después de aquellas palabras una suave brisa nos rodeó y las imágenes de mis padres empezaron a moverse con rapidez, como si se tratara de una película, y cuando finalmente todo comenzó a detenerse pudimos ver al Treyment del pasado llegando al palacio, y entonces, escuchamos su voz resonando en nuestras cabezas.
Nerea, Cavendish, estén preparados, pues este es el día que marcó un antes y un después en nuestra instancia en la tierra. Sean cautos con los que voy a enseñarles, y recuerden que muchas veces creemos conocer solo una versión de los hechos, pero una moneda siempre tiene dos caras, y lo que verán ahora, será la cara que aún faltaba revelar.
Treyment golpeó la puerta del palacio, detrás de él había una mujer de cabellera rubia hasta la cintura y a su lado, un hombre de cabello similar pero una tonalidad más oscura, ambos traían a un niño pequeño tomado de la mano, el cual se mostraba inquieto y quería soltarse a como diera lugar. Sus ropajes eran sumamente hermosos, el vestido que ella poseía era de una tonalidad azul y los apliques en forma de mariposas se elevaban de tal forma cuando se movía que daba la impresión que estas volaban, mientras que, el hombre que se encontraba al lado, poseía unos collares en forma de luna colgando de su pecho, su traje color blanco impecable reflejaba con el sol y sus ojos color azul poseían un brillo en particular.
Cavendish soltó mi mano en ese momento y caminó hacia ellos, se puso delante y su mirada se tornó triste inmediatamente, yo no comprendía que era lo que pasaba, simplemente me acerqué hacia él y entrelacé nuevamente mis dedos con los suyos.
—Ellos... eran mis padres—exclamó luego de varios segundos en silencio.
Observé a detalle al pequeño niño que buscaba soltarse a toda costa del agarre, y efectivamente, se trataba de él, el Cavendish de ahora poseía rasgos maduros en su rostro, pero aun poseía aquella mirada tierna como la de ese niño pequeño.
—¿Por qué hemos venido? —ambos pronunciaron al unísono—, yo no quiero ver a un sucio bebé—dijeron y él me observó apenado mientras sonreía.
—¿Recuerdas este día? —le pregunté.
—Recuerdo poco, tan solo llevo fragmentos en mi mente de lo que sucedió, pero... de alguna forma, yo ya sentía que te había conocido en algún lugar.
—Cavendish, mi cielo, vinimos a ver a la hija de nuestros amigos porque eso nos haría muy felices —le respondió su madre con ternura mientras se colocaba a su altura.
—Pero yo no quería venir, quiero ir a casa —dijo el pequeño mientras se cruzaba de brazos y observaba al lado contrario.
—Vamos pequeño solo serán unas horas —esta vez fue su padre el que se agachó y colocó una mano sobre su hombro—, luego iremos a pasear a donde tú quieras.
—¿Lo prometes? —le preguntó él ya que había logrado captar su atención.
—Prometido —dijeron ambos para luego ponerse de pie.
La puerta se abrió y Delia los recibió con una enorme sonrisa, abrazó con fuerza a Treyment y saludó cordialmente a los padres de Cavendish, luego, cuando todos entraron al recinto, se dirigieron hacia el salón principal en donde mis padres se encontraban esperando. Mi madre me tenía cargada mientras me movía ligeramente, me habían colocado un vestido blanco y un pequeño gorro color morado. Ellos por su parte estaban vestidos para la ocasión, si bien ella aún mantenía un poco la barriga del embarazo, con el vestido color dorado que traía puesto uno nunca imaginaria que acababa de tener un bebé. Mi padre por su parte, tenía puesto un traje color azul oscuro, su corona plateada brillaba con fuerza sobre su cabeza y contrastaba con su largo cabello que estaba suelto; la capa que usaba en esa ocasión era de color plateada y en la parte final se podían apreciar algunas piedras preciosas incrustadas.
—Caverot—mi padre lo abrazó con fuerza—Endisha—luego de soltar al padre de Cavendish mi padre abrazó a su madre con fuerza—, me alegro que hayan podido venir a visitarnos.
—No hubiéramos faltado por nada del mundo—respondió la mujer mientras se acercaba hacia mi madre y depositaba un beso en su mejilla—, te ves radiante Early —ella me observó y acarició con suavidad mi cabello—¿Puedo? —le preguntó y mi madre asintió mientras le sonreía y me extendía para que pudiera cargarme.
—Estoy feliz de que pudieran venir —les dijo mi madre mientras sonreía.
—Yo también lo estoy—respondió la madre de Cavendish mientras me arrullaba—, es hermosa, se parece mucho a ti.
—Eres la novena persona que dice eso—mi padre suspiró—¿Saben? Yo también aporté algo de mis genes.
—Sí, pero por suerte todo lo heredo de su madre—respondió el padre de Cavendish mientras reía y golpeaba suavemente a mi padre.
—Cavendish, cielo ven.
La madre de Cavendish se arrodilló ligeramente, a la altura de él y le mostró mi rostro, Cavendish se mostraba confundido, pero lentamente uno de sus dedos rozo mi mejilla, aquello hizo que abriera los ojos, dejando a la vista su color violeta, luego lo miré con atención y le dirigí una inmensa sonrisa dejando expuesta a mis encías carentes de dientes.
—Es muy...
—¿Bonita? —le preguntó su madre.
—No —respondió apenado—, bueno si, me refiero a que es muy suavecita.
—Eso es porque es pequeñita. —su madre le respondió y nuestros padres rieron.
—¡Pero mira eso! —exclamó su padre—, el jovencito odio a los bebes diciendo eso de Nerea, Nerlyuc creo que es hora de planear la boda de los muchachos —rio.
—Aún están demasiado pequeños—les dijo mi madre.
—¡Pero mientras más pronto mejor!, Cavendish estará de acuerdo ¿No es verdad?
—Yo no quiero casarme con ella —respondió—, solo dije que era suavecita, me retracto.
Todos los presentes rieron nuevamente y el pequeño Cavendish se puso rojo, observé a su versión adulta y este también se vio obligado a mirar hacia un lado producto de la vergüenza.
—Así que... ¿Soy suavecita? —le pregunté.
—¡Me retracto! —exclamó y ambos reímos.
Mi madre hizo aparecer una cuna con solo chasquear sus dedos y me depositó suavemente en ella, el pequeño Cavendish se trepó dentro y bajo la excusa de que me cuidaría se acurrucó a un lado mío y cayó profundamente dormido. Treyment y nuestros padres conversaban más allá, pero la mirada que poseían en dicho momento no era para nada reconfortante, así que luego de un vistazo rápido, se alejaron de nuestras madres y caminaron en dirección al despacho de mi padre. Cavendish y yo nos miramos y simplemente los seguimos desde atrás para escuchar que era lo que tenían que conversar.
—Bien, será mejor que comiences a hablar —le exigió mi padre a el padre de Cavendish, el nombrado se removió algo incómodo e inmediatamente desabrochó un botón de su camisa.
—Antes que esta conversación tome lugar—los interrumpió Treyment—, haré un hechizo para que cualquier palabra fuera de esta habitación no pueda ser escuchada.
Treyment comenzó a mover sus manos, y de pronto, una de sus palmas comenzó a brillar, de esta extrajo una vara que poseía una esfera del lado por donde se sujetaba para apoyarse, aquel era el mismo bastón que traía en el bosque. Luego, comenzó a recitar unas palabras: «En este momento he de invocar, al dios del silencio que tome lugar, ni un solo ruido ha de escapar, y nadie de afuera nos podrá escuchar», luego de decir eso, un aura color celeste envolvió la habitación y todo ruido exterior fue neutralizado en su totalidad.
—Listo—dijo mientras sujetaba su barba algo crecida—, ahora la conversación será privada.
—Dime Caverot, ¿Qué sucedió con los humanos, lograron llegar a algún tipo de acuerdo? —mi padre invitó a los presentes a sentarse, y luego de que lo hicieron, el padre de Cavendish comenzó a hablar.
—Me temo que no Nerlyuc, traté por todos los medios posibles de establecer un acuerdo para impedir la caza indiscriminada de nuestra especie, pero simplemente se negaron a aceptarlo, me ofrecieron un trato que no podía aceptarlo... —el padre de Cavendish se removió incomodo en el sillón y luego cerró los ojos con fuerza— Espero me perdones por haber sido tan incapaz, no pude solucionar todo esto.
—¿Qué fue lo que te pidieron? —preguntó Treyment.
—Para poder llegar a ese tratado... —él suspiró y luego continuó— me estaban exigiendo que firmara un documento en donde decía que mensualmente le entregaríamos a uno de nuestros hijos...
—¡Que barbarie! —exclamó Treyment sintiéndose sumamente indignado, las arrugas de su rostro se fruncieron ante aquellas palabras.
Durante varios minutos el silencio reinó en la habitación Cavendish y yo nos miramos, ellos habían intentado por todos los medios llevar una vida en armonía con los humanos, pero estos simplemente habían decidido escuchar a la codicia de sus corazones. Mi padre se encontraba sumido en sus pensamientos, su mirada vacía estaba enfocada en algún punto fijo en la habitación, estaba decepcionado, sus manos entrelazadas demostraban la decepción que sentía en esos momentos. Luego de varios minutos en silencio, suspiró pesadamente, se recostó apoyando su cabeza en el respaldar de la silla y habló.
—No ha sido culpa tuya Caverot, has cumplido tu labor, hiciste cuanto pudiste, sabía que sería difícil... pero te estoy agradecido por haberlo intentado—mi padre le mostró una sonrisa melancólica.
—Mis señores—ambos voltearon a observar a Treyment—, el portal se encuentra funcionando de manera óptima desde el día de ayer. Quizás... sea hora de evacuar a nuevas tierras, en algún lugar paralelo al tiempo en donde los humanos no puedan lastimarnos.
—Concuerdo con Treyment—el padre de Cavendish observó al mío, y de manera suplicante exclamó—, Nerlyuc, lo hemos intentado, tu más que nadie ha perdido mucho por llevar una buena relación con los humanos, perdiste a tus parientes al igual que Early... —mi padre asintió ligeramente dándole la razón— La realidad difiere mucho de aquellos sueños que puedas poseer, para ellos, nosotros no somos más que criaturas mágicas, fenómenos, a los cuales pueden drenar a su antojo para mantenerse fuertes o ganar batallas... A mí tampoco me agrada la idea de marcharme, pero es necesario hacerlo —suspiró—. Entiéndeme, estoy preocupado por mi familia, en especial temo por Cavendish, tengo miedo de que un humano lo rapte y lo use hasta que no quede nada de él.
—Si tan solo... pudieran entender que si es posible vivir en armonía. —exclamó mi padre mientras apretaba con más fuerza sus dedos.
—Usted ha luchado incansablemente por hacerlo —le respondió Treyment tratando de reconfortarlo—, pero la realidad nos ha vencido, los humanos son seres tontos e incapaces de sentir compasión por el resto, sacan provecho de nosotros, ya que somos criaturas dóciles que aborrecen cualquier tipo de enfrentamiento... —sentenció él con dureza mientras entrelazaba sus arrugados dedos entre sí.
—Detesto que todo haya terminado así—mi padre se removió incomodo en su asiento mientras sujetaba su nuca, Treyment se puso de pie y se acercó a él, colocó una mano sobre su hombro y lo apretó ligeramente.
—No piense que ha fallado —mi padre lo observó—, porque bien sabemos todos los habitantes de Miondel que por usted, muchas vidas se han salvado —él asintió—. Pero piense en que si nos vamos, evitaremos más perdidas innecesarias, todos viviríamos felices y sin preocupaciones.
—Aún conservo algo de fe en ellos —le respondió mi padre y ambos lo miraron—, quizás en un futuro... ellos sean capaces de entender el dolor ajeno, dejen de lado su codicia y podamos vivir en armonía como fue al inicio de los tiempos.
—Ojalá tus palabras sean escuchadas amigo mío...—le respondió Caverot con genuino pesar.
—Entonces... emitiremos el comunicado oficial, el día de mañana en cuanto la luna este en lo alto del cielo dejaremos Miondel y evacuaremos al portal.
Treyment golpeó el suelo con su enorme bastón e inmediatamente los ruidos del exterior volvieron a hacerse presentes en la habitación. Mi padre y el de Cavendish se acercaron hacia un espejo que estaba en el lado derecho de la habitación y luego de recitar unas palabras en su dialecto antiguo, este brilló con fuerza. Seguidamente pudimos observar como del otro lado se apreciaba el pueblo en su totalidad.
—Queridos y amados habitantes de Miondel —exclamó mi padre y su voz hizo eco en el exterior—. Les hablan sus guías Nerlyuc y Caverot, como bien sabrán durante muchos años hemos venido tratando de entablar una relación amistosa con nuestros pares, los humanos, en días anteriores Caverot partió hacia el castillo de su rey y tuvo una reunión con él para establecer un tratado que impida la caza indiscriminada de nuestra especie...
—Lamentablemente—continuó el padre de Cavendish—, no conseguimos llegar a un acuerdo que fuera adecuado para ambas partes, sabemos de antemano el dolor que cargan algunas familias en la actualidad por errores pasados, y les pedimos enormes disculpas con eso, aunque bien sabemos que con el perdón no se devolverán las vidas que fueron arrebatadas.
—Sin embargo, luego de analizarlo detenidamente con el concejal Treyment, hemos llegado a la decisión...—el suspiró—Hemos llegado a la decisión unánime de abandonar Miondel, Treyment y los demás concejales habían estado trabajando sin descanso en un portal que nos ayudará a ir a una dimensión paralela, esto claro, era por cuestiones de seguridad, pero ha llegado el momento de usarlo para poder preservar nuestra especie.
—Así que informamos a cada nación que se encuentre rendida bajo el mando de Miondel se dirija hacia el portal más cercano, podrán distinguir el brillo que poseen con facilidad, y no se preocupen por los humanos, ellos no son capaces de ver el poder que emana.
—Diciendo esto, empaquen todo cuanto crean conveniente, sabemos bien que es un gran cambio, que estamos dejando mucho atrás, años de sacrificio y trabajo, pero juntos como una familia lograremos recuperar la gloria de Miondel, y les aseguro, mis fieles compañeros y amigos, que podremos superar esta prueba y volveremos a levantarnos como una gran nación creciente.
—La evacuación tendrá lugar el día de mañana en cuanto la luz de la luna se encuentre en su máximo esplendor —el padre de Cavendish hizo aparecer una imagen de la luna en el punto más alto de los lagos en diversas partes de aquel territorio—. Ayuden a quien no pueda movilizarse, tengan consideración con las personas de edad avanzada y los niños pequeños.
—Y recuerden, que este es un nuevo comienzo para nosotros, un punto final a una historia llena de tragedias, pero el nuevo inicio de una historia llena de abundancia —mi padre y el padre de Cavendish colocaron su mano sobre su pecho y luego de inclinar levemente la cabeza la comunicación terminó—. Me siento como un gran mentiroso... —exclamó mientras apoyaba su brazo en la ventana, y seguidamente, apoyaba su cabeza encima.
—No lo eres amigo mío —el padre de Cavendish lo obligó a mirarlo—. Es lo mejor que podemos hacer, estamos preservando la vida de miles, si bien no fue fácil esta decisión, solo un verdadero líder sabe cuándo es momento de dar un paso al costado. Estoy seguro que lograremos muchas cosas a donde vayamos.
—Tienes razón —mi padre sonrió ligeramente—, después de todo, Miondel es su gente, no el lugar.
Nuestros padres salieron del despacho acompañado de Treyment, Cavendish y yo nos sentamos en los sillones y nos mantuvimos en silencio. Era difícil, en verdad que sí, el tratar de asimilar todo lo que había pasado resultaba ser un trago sumamente amargo para ambos. Si bien, él era un pequeño en ese entonces, no sabía los pormenores de la evacuación de emergencia que tuvieron, y el enterarse ahora, que era el guía de Miondel, le resultaba impactante y doloroso. Y bueno, yo, al enterarme este pedazo de historia tan dolorosa no podía evitar sentirme también triste, porque luego de esta conversación, era muy probable que la tranquilidad de todos los habitantes de esta hermosa nación solo fueran cuestión de horas, las cuales poco a poco se iban disminuyendo considerablemente con el pasar de los minutos.
Ahora vendrá la parte más difícil de todo este viaje que han realizado
La voz de Treyment envolvió por completo el lugar y nosotros asentimos ligeramente.
¿Están seguros de querer ver que es lo que paso?
—Cavendish—lo llamé y el me observó—, yo... deseo seguir, pero si el revivir estas imágenes y este pasado es demasiado doloroso para ti, te pido que te retires y me dejes continuar—tomé sus manos y el me observó sintiéndose sumamente confundido—, estaré bien, te lo prometo, pero necesito que tú también lo estés, no quiero seguirte arrastrándote a esto... no quiero que salgas lastimado.
—Estamos juntos en esto —él me sonrió y sujetó mis manos con firmeza—, es difícil si, pero sé que necesitaras apoyo de mi parte y estoy dispuesto a entregártelo, además... yo también necesito saber que es lo que pasó con ellos, necesito saber porque mis padres me dejaron cruzar el portal solo.
—Gracias...—lo abracé y él me rodeó con sus brazos, me sujetó con mucha delicadeza, como si tuviera miedo de que pudiera quebrarme en cualquier momento.
Tenía miedo, estaba sumamente aterrada, pero necesitaba cerrar completamente este capítulo de mi vida, en verdad necesitaba el poder tener las respuestas a tantas interrogantes que me aquejaron a lo largo de los años.
Cavendish y yo nos observamos, y luego de inhalar y exhalar una gran bocanada de aire, entrelazamos nuestros dedos y juntos exclamamos "Estamos listos". Treyment comenzó a hacer mover las imágenes rápidamente, como ya lo había hecho con anterioridad, y el momento exacto en el cual nos detuvimos nos heló la sangre, Cavendish sujetó aún más fuerte mis dedos, y luego, lentamente los fue separando de los míos. Yo sentía como las lágrimas recorrían mi rostro, dejando tras de sí un camino no solo humedecido, sino que aquel camino que dejaban esas lagrimas era uno cargado de genuino dolor, tristeza y suma impotencia por la imagen que estaba frente a nosotros.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro