Capítulo 7
N/A: Maratón 2/3
2 días para el encuentro.
La cabeza me dolía como si estuvieran montando una pista de baile entre mis neuronas, perezosa moví mi cuerpo hacia el costado, llevando uno de mis brazos hacia mis ojos; que aunque no los tenia abiertos me molestaba la claridad de mi alrededor, con el movimiento escuché algo caer y romperse, pero la verdad no tenía ganas de mirar. Sin embargo el sonido de las agujas del reloj se escuchaba de manera estridente en mis oídos, causando que soltara un gruñido de completa irritación. Enojada me di vuelta nuevamente, y abrí los ojos solo para tomar una botella de cristal que descansaba en el frio piso del apartamento y aventarlo con todas mis fuerzas hacia el reloj que colgaba de la pared, este se cayó, al igual que la botella que se quebró en mil pedazos que luego tendría que recoger, cosa que no me hubiese importado si el reloj se hubiera dañado, y no siguiera funcionando en el suelo como estaba haciendo justo ahora. Lo admito, estaba siendo muy temperamental.
—¡Maldita sea! —me quejé.
Pero no pude volver a acomodarme para dormir, en cambio observé mi apartamento con los ojos entornados ¿En que momento esto se había convertido en un desorden? pero ignoré la pequeña vocecita en mi interior que me exigía que arreglara todo y al contrario me levanté procurando que mis desnudos pies no tocaran los trozos de vidrio hasta el camino a la habitación, donde me deshice de la poca ropa que llevaba e ingrese al baño a por una ducha, apestaba, aunque no había hecho mucho en todo el día, la mala noche que pasé entre tantas vueltas en mi mullido sofá logró sofocarme lo suficiente hasta sudar como un marrano; así que las gotas de agua que recorrían mi espalda me sabían a gloria, aunque un tanto amargas en cuanto la marca en mi cuello empezó a arder, la verdad es que la dichosa marca había mejorado un montón, al menos ya no tenía los odiosos cardenales alrededor de esta que llamaban tanto la atención, pero los orificios de la misma no cedían, estaban ahí iguales que el primer día y de vez en cuando sentía que la piel en torno a ellos me jalaba, como si aquellos colmillos se introdujeran en mi piel una y otra, y otra vez. Genial, aparentemente ni siquiera estos días seré capaz de encontrar paz.
Gruñí, en estos días me encontraba tan volátil que pasar de una melancolía absoluta a una rabia desapacible parecía ser pan de cada día, estaba harta de todo lo que estaba pasando que mi mente no lograba entender, y dicha cuestión me llenaba de una impotencia que solo era capaz de filtrar llorando; cosa que hice con mucho ahínco toda la noche.
Miré el techo de mi baño desganada.
¿Y ahora qué?
Debía de esperar hasta pasado mañana, para hacerme una idea de que estaba pasando conmigo, y hasta entonces se suponía que debía hacer mi vida normal, suena tan sencillo decirlo. Pero ya me había levantado con el pie izquierdo, según lo poco que había captado mi soñoliento cerebro acabado de despertar antes de destrozar el reloj que irónicamente seguía en funcionamiento, eran pasadas las una de la tarde cuando me levanté, así que no había ni caso de pensar en alistarme para ir al trabajo, a estas alturas a lo mejor Alisson se encontraba firmando mi carta de despido. Así que, no, las cosas no podían ir peor para mi.
Salí del baño cuando me sentí a gusto, en resumen, duré tanto ahí metida que tenia miedo de ver el corte de la factura del agua al final de este mes. Pero en este momento no importaba mucho, mientras me colocaba un pantalón de chándal y una sudadera de Edison en realidad pensaba en donde había largado mi celular la noche anterior, no tenía nada emocionante que hacer, así que un pequeño recuerdo que se cruzo por mi mente mientras me duchaba pasó a ser una motivación lanzada de manera inconsciente por mi cerebro con el único propósito de alimentar mi paranoia, ya que de manera repentina recordé que cuando estaba buscando información referente al altercado donde la bestia (vamos a llamarlo así, para poder definir un parámetro dentro de mi escasa cordura) me atacó, entre los tantos foros que visite, uno de ellos se reunía esporádicamente en la biblioteca municipal como un club de lectura, en su momento era obvio que no le di mucha importancia, solo pensé que era un grupo de frikis que se juntaban a soltar idioteces mientras iban dopados de una sustancia ilegal, pero hoy, contrario a mi juicio, era algo de mi interés, mas porque cuando investigue estaban hablando de organizar una reunión muy pronto. Así que, en cuanto tuve mis zapatillas puestas revolotee toda la sala en busca del dichoso aparato que no se sabe como paró a descansar debajo del sofá, y que para el colmo estaba muerto, cualquiera que hubiera visto la cara que puse cuando el signo de una batería con la barrita de nivel roja destello en la pantalla del móvil tendría dos opciones:
Número uno: Lamentarse de mi mala suerte.
Número dos: Reírse en mi cara de lo idiota que era.
Para serles sinceras hay que reconocer que la segunda opción es la mas atrayente, por que si yo no fuera la loca en medio de una crisis me habría burlado hasta que se me saliera la orina de la risa. Pero no era así, yo era la afectada, que en medio de copas, se me había olvidado de cargar el móvil, perfecto. Así que con todo y mi mal humor conecte el celular a la fuente de energía esperando que mágicamente se pusiera en 100% para por fin emprender mi búsqueda de frikis. Lo que no pasó mas tardar 45 minutos después, y solo llego al 63% , pero venga algo era algo.
y Así fue como termine metida en un foro de locos que creían en hombres lobos tratando de atinarle a la fecha, hora y lugar que mi cerebro tenía en duda, grande fue mi suspiro cuando la Reunión que llamaba mi atención se llevaría a cabo hoy a las 3 de la tarde, automáticamente mire el reloj del celular.
2:53 p.m
¡Joder algo por fin iba bien!
Corriendo, casi tropezando con mi desorden alcancé la puerta de salida junto con mis llaves y me precipite hacia el mundo exterior, llegar al centro de la ciudad me tomaba algo mas de media hora en el transporte publico, pero era mi única opción cuando no sabia como conducir un auto y tampoco tenia la mínima intención de hacerlo, aparte de que tampoco tenia uno a la mano, Edison siempre dejaba el suyo en los parqueos del aeropuerto cuando se iba de viaje. La vida de la ciudad se encontraba un tanto apagada, y era algo de esperarse, estábamos a penas iniciando la semana, un martes por la tarde, los adultos estaban trabajando, y si acaso un par de niños podías ver andando por las calles, lo cual jugó a mi favor cuando el poco transito me hizo abordar a mi destino un par de minutos mas temprano de lo que tenia pensado, aunque de todas formas iba exageradamente tarde, para el grupo de frikis que tenían como advertencia en su foro el hecho de ser puntuales.
la biblioteca municipal era un gran campo de recreación, la estructura un tanto antigua que albergaba tantos libros, llenos de historia y de cultura, se encontraba rodeada de una extensa área verde que los pobladores utilizaban para recostarse un rato a disfrutar de un buen libro o hacer trivias, competencias y debates sobre temas culturales y libros de admiración, la verdad es que ciudad que habitaba era muy dado a la lectura, así que la biblioteca municipal permanecía tan viva como una discoteca en fines de semana. Dicho dato me dificultó un poco la tarea, puesto que estuve un buen raro recorriendo los alrededores en busca de un grupo de ñoños hablando sobre la mitología griega y de como hombres capaces de transformase en lobos podían estar habitando entre nosotros, patético, lo se, pero no mas que yo que era quien estaba detrás de ellos. A los cuales de hecho no encontré en la zona verde, así que luego de mi exhausta búsqueda que resulto ser una perdida de tiempo, me precipite en el interior de la biblioteca, gracias al cielo que esta estaba tan bien distribuida, que los grupos de lectura o foros estaban adjudicados a una sola área de toda la estructura, así que a paso apresurado ya que me llamaron la atención puesto que estaba políticamente prohibido correr en un espacio donde la gente se nutre de valioso conocimiento, según la señora que me regañó por correr con un gafete de coordinadora colgando de su cuerpo, me dirigí hacia el área que conocía gracias a mis años de estudios universitarios.
El área de discusión grupal estaba llena, habían muchas salas con un estilo de espacio abierto, pero que de una manera u otra dividían un grupo de estudio de otro, sin ser capaz de aminorar el ruido, causando que todas las conversaciones se mezclaran creando un bullicio incomodo. Mire por encima, buscando personas que encajara con la descripción de locos frikis obsesionados con lo imposible, pero a simple vista no era capaz de apreciar a personas con aire de ser peligrosas todas vestidas de negro, con perforaciones y tatuajes cuestionables, con pinta de haberse pegado un fuerte bate antes de venir y sentarse a hablar incoherencias mientras fingían no meterse mano por debajo de las mesas, o al menos ese era el trauma que me había quedado de mis días entre estas paredes.
Decepcionada luego de unos largos minutos de no dar con el grupo, empecé a caminar entre las mesas, escuchando con poco interés una que otra conversación que no llegaba a cautivarme, la verdad es que en esta área era muy normal que personas super random se te acercaran a invitarte a opinar sobre una discusión cultural, social o teorías conspirativas de como acabaría su trigología favorita, así que no fue de mi asombro cuando una chica de pelo rosado y vestido amarillo muy al estilo de mean girls se me acercó ofreciéndome sentarme junto con su grupo a despotricar sobre la horrible reseña que habían hecho Comopolitan sobre la Met gala de este año.
—¡Hola! —mis ojos enfocaron a la chica, sus rasgos eran exageradamente suaves, tenia unos ojos verdes bastante bonitos, y se miraba tan delicada, que me pensé dos veces si era conmigo que estaba hablando. Lucía como la típica chica de secundaria que era incapaz de romper un plato, pero que todos sabían que de inocencia no tenía ni un pelo —veo que estas un poco perdida ¿No tienes un grupo?
Negué con la cabeza, pensé que eso sería suficiente para que se apartara. Pero la chica se me quedó mirando con los ojos levemente abiertos de mas, parecía insistente —Este.... no, yo solo pasaba a ver si algo llamaba mi atención.
—¡Oh eso es algo genial! mis amigas y yo —se dio ligeramente la vuelta para señalar con su mano un grupito de chicas de aparentemente segundo año de secundaria reír mientras miraban una revista —te vimos llegar y pensamos en invitarte a pasar un rato con nosotras ¿una gran propuesta no? —la pelirosada sonreía de manera leve, a pesar de que habló muy rápido para mi gusto fui capaz de entender cada una de sus palabras, sin embargo no me dio ni siquiera la oportunidad de contestar cuando tomo fuertemente de mi brazo y me hizo andar hacia su mesa.
Fruncí el ceño.
¿Cuándo dejarían de confundirme con una estudiante de secundaria?
—Este... oye, la verdad es que n....
—Por cierto soy Regina, pero todo el mundo me dice Regi ¿Vas a una de las escuelas de la estatal del este? apuesto que no porque nunca te he visto por ahí.
Confundida, la observe andar, ¿Cómo demonios una adolescente en cuestión de segundos me estaba arrastrando a su mesa mientras no paraba de hablar sobre sí misma sin darme la oportunidad de refutar? —No, oye niña, creo que me estas confundiendo. Además ¿Me puedes sol...?
—Lo cual es extremadamente raro porque yo conozco a todo el mundo de las estatales del este, por Dios...
Un hombre se atravesó en su camino, pero la habilidad de la adolescente a pesar de estar montada en unos tacones de infierno para apartarse me sorprendió, sin embargo a pesar de estar colgada de su mano fuera de mi voluntad, yo no fui tan ágil, y si tropecé en lleno con el hombro del hombre que acaba de cruzar, el tipo llevaba un camisa a cuadros y pantalones de jeans, pero me inspiro toda la confianza de agarrar su mano con fuerza aún cuando este se disponía a pasar de largo sin pedir disculpas.
—¡Joel, cuanto tiempo! ¿Qué tal la esposa y los niños? —El tipo me miro con una muestra de clara confusión, ya le había pegado esposa e hijos que ni siquiera sabia si tenia, mire a la chica, quien se detuvo solo un segundo a mirar al hombre para luego verme a mi ¿Cómo dijo que se llamaba? — Eh... Raquel ¿verdad? lo siento, pero debo de hablar con mi amigo Joel de unas cosas, será para otro día ¿Cierto Joel? —esta vez mi mirada paso al tipo que me había servido como método de escape, y lo empuje hacia el lado contrario — Dios mío.... —jadeé, cuando había arrastrado a mi presa varias mesas hasta perder a la adolescente, habían cosas que no cambiaban con los años. Por ejemplo: Lo mal que me llevaba con las típicas niñas mimadas y famosas de la escuela. A pesar de ser de pueblo, eso era un cliché al que nadie estaba exento.
—Si ya, suéltame —esa voz con un deje de molestia me hizo reaccionar rápidamente mi mirada enfoco la unión que aun tenia sobre los brazos del hombre, era mayor que yo, no anciano pero ya mayor, las patas de gallos que se asomaban por el alrededor de sus ojos marrones delataban sus ya 40 años, al menos que haya tenido la increíble mala suerte de avejentar a temprana edad.
—Lo siento, es que.... —trato de explicarme de manera coherente el porque tomé su brazo con el propósito de huir de la chica, pero el señor hace una seña con su mano de fastidio dejando en claro que no le interesa; y a juzgar por la forma en la que se soba el brazo con disgusto aparentemente mi roce es lo peor que le ha pasado en toda su vida. Frunzo el ceño ¿Qué onda con este tipo? Aun con ello, intento excusarme nuevamente, ya que de hecho fui una mala educada, muy atrevida por colarme del brazo de un desconocido. Sin embargo, mi excusa fue interrumpida por un chico con gafas, que vino corriendo gritando el nombre de aparentemente la persona que tenía de frente.
—¡Gref! ¡Gref!
—Lo que me faltaba... —bufa el hombre, paso de él al chico que se preocupa por alcanzarlo de un segundo a otro ¿De donde ese chico con lentes, sonrisa encantadora conocía a este gruñón ser humano que tenía de frente?
—¡Gref! ¡Dios mío! ¡Te he estado buscando por todas partes! ¡¿Donde demonios estabas?! —cuestiona el chico desde que llega hasta donde estamos, rápidamente coloca una mano por el hombro del llamado Gref y jadea desesperado, al parecer si lo necesita con urgencia. No sé si es por mi menudo tamaño, o por el hecho de que hoy luzco mas corriente de la cuenta que el chico ni siquiera me pasó su mirada ignorándome olímpicamente. Que bueno, que podría importarme su conversación, yo debería de dar media vuelta sobre mi eje y marcharme de aquí; y eso era justo lo que iba a hacer si el rubio con gafas no hubiese vuelto a abrir su boca para mi conveniencia —Ya casi termina la reunión, estamos esperando por tu exposición sobre como la luz de la luna afecta a los cambia forma. Tienes que venir, todos te están esperando.
Uy quieto.
Bitch.
¡Aquí es!
Con los ojos muy abiertos, observé como el rubio se llevaba casi a rastras al señor, a quienes obviamente seguí, al final de cuentas eran por eso que había llegado hasta este lugar. Sus espaldas anchas se perdían entre el mar de gente hacia una escalera que dejaba ver la entrada hacia un segundo piso, definitivamente si no me hubiese tropezado con el malhumorado de Gref nunca habría encontrado el foro, ya que estas áreas no estabas habilitadas en mis épocas de estudio. Cuando llegamos al segundo observo con premura el gran salón, amueblado con sillas colocadas una al lado de la otra en infinitas hileras, y un pódium al final del salón; en una especie de escenario donde detrás de este, había una pantalla verde. Era una tribuna. La sala estaba repleta de personas, que variaban desde jóvenes hasta adultos experimentados, de diferente sexo, etnia, y color.
Temerosa tomé asiento en una de las sillas del fondo, un tanto apartada del grupo de personas que conversaban entre sí, aunque no era capaz de entender de que estaban hablando, sin darme cuenta perdí de vista a las dos personas responsables de que haya sido capaz de encontrar este lugar; pero no pasó mucho tiempo hasta que la luz de la sala se adaptó a una tenue que solo enfocaba el escenario, del cual venía en dirección al pódium el señor llamado Gref con un control en su mano, rápidamente las personas en la sala tomaron asiento y abrieron sus oídos hacia lo que él podía enseñarles.
Desde mi lugar era fascinante ver como sus ojos destellaban mientras le daba la bienvenida a los presentes de su club, se presentó como el creador del mismo, a pesar de que todos en el lugar parecían conocerlo muy bien, era un supuesto filosofo y trabajaba en una universidad a las afueras de la capital impartiendo sus creencias a los pobres jóvenes, la sala se sumió en una pequeña risa cuando dijo eso. Él también lo hizo, cosa que me extrañó más después de ver lo cara dura que podía ser:
—Pero es más que obvio que ninguno de ustedes esta aquí para escuchar de mi aburrida vida —paseó sus largas piernas por el improvisado escenario —, están aquí porque quieren indagar en un mundo tan lejano de la realidad humana que parece casi inconcebible la veracidad de la misma; pero les tengo una sorpresa, es mas probable de lo que ustedes creen.
Fruncí el ceño cuando al pulsar un botón del control que llevaba en la mano, la pantalla verde visualizó la foto de un aparente animal, desfigurado con rasgos similares a los de un humano, instintivamente lleve mi mano a mi boca. Tenia ganas de vomitar.
—Hace 19 años a las afueras de un pueblo de Bunnit, se encontró este espécimen bañado en sangre, parecían haber sido atacado por una manada de lobos antes de ser encontrado por las autoridades, estaba muerto, pero no dejaba de llamar la atención la extraña forma que tenia a pesar de que lo más lógico es que se encontrara así puesto que había sido desfigurado, las autoridades lo llevaron a un análisis en la universidad regional de esa área, donde su servidor estaba de pasante —la pantalla cambio, y vislumbró a un hombre joven con los mismos rasgos del conferencista, portaba una bata y estaba en un laboratorio junto con otras personas —, recuerdo que cuando llegué a realizar la biopsia, pensaba que lo único que estaba haciendo era perder mi tiempo a orden de mis supervisores, estaba observando una bola de pelos aplastada con mordeduras y huesos esparcidos por todo su cuerpo haciendo difícil reconocerlo, cabe resaltar que yo no creía en nada asociado a lo que esta destinado este club, era un hombre de ciencia.
Toda la sala estaba sumida en un profundo silencio, esperando con ansias a que ese hombre abriera nuevamente la boca, me descubrí a mi misma ansiosa de más.
—Pero la ciencia quedó en el olvido cuando los resultados del bioanálisis arrojaron ADN humano en el cuerpo de una bestia.
Se escuchó un leve jadeo colectivo.
—Nunca había comentado algo al respecto porque esa noche cuando fui a llevarle los resultados a mi jefe me tachó de loco, y dijo que iría por si mismo a comprobar que me había equivocado recolectando las muestras de laboratorio; yo estaba de acuerdo, quería que el viera por si mismo que no me había equivocado —Los ojos de Gref estaban absortos en la sala, apoyó su antebrazo en el pódium —, pero cuando estábamos dispuestos a ir a la llamada sala, la universidad sufrió una falla eléctrica que hasta el día de hoy las autoridades no han podido explicar, donde el cuerpo de esa bestia desapareció de la mesa de biopsias y nunca más supe más de él. Las autoridades no se preocuparon por ello, para ellos era un simple animal que había sido atacado por algo mayor hasta desfigurarlo, y que la muestra que yo tenía había sido un error de recolección. Pero el pasante de 29 años estaba seguro de lo que había hecho y se empecinó tanto en el caso que fui descuidando mis labores por buscar información, tanto en libros, como en leyendas históricas, y personas del pueblo rodeado de bosques —Gref miró hacia abajo por un segundo —No pasó mucho hasta que fui despojado de mi bata y no me permitieran ejercer algo relacionado con la medicina en la facultad. Si me preguntan fue un golpe bajo a mi orgullo —Se carcajeó levemente antes de proseguir:
—Pero nada de lo que había investigado tenia coherencia, muchas leyendas urbanas que no podían ser comprobadas, y llevan tiempo expuestas en el foro que creé una noche en busca de personas que creyeran en lo mismo que yo, si de algo estaba seguro después de esa noche, es que no sabíamos junto a que especies habitábamos, tenia dos posibilidades, o el ser humano en sus ansias de ser las especie mas fuerte empezó a experimentar, o de verdad hay cosas ocultos a nuestro simple ojo. Si me preguntan, nada me hizo más feliz que ver que al poco tiempo éramos más y más personas en el foro con la misma convicción de haber visto, vivido o creído en algo mayor a la razón humana, me hacia sentir más seguro saber que no era el único loco aquí.
Reí al igual que los demás, era algo irónico que la razón por la que estaba aquí era precisamente la razón por la que este club había sido conformado.
—Junto a ustedes creamos hipótesis, filosofamos un millón de veces que un mundo tan grande no podía ser constituido únicamente por la capacidad humana, incluso hemos ido de excursión en busca de información en los sitios donde los aldeanos aseguran que pasan cosas raras, pero no hemos visto más que patrañas. Así pasaron doce años desde la fundación del foro, juntándonos fielmente como hoy para exponer su creación ayudándonos de leyendas tan abstracta como la mitología griega, que es la fuente mas creíble que tenemos.
—¿Qué tiene que ver la mitología griega con los hombres lobo? —alguien en el la sala vociferó desde uno de los asientos.
—Entonces eres nuevo —aseguró Gref—La mitología griega expone que mucho antes de la creación de los humanos, cuando los dioses jugaban a divertirse, crearon unas bestias con capacidad de raciocinio, quienes eran los guardianes de un templo sagrado para ellos, el primero de ellos lo llamaron Licaón, y fue el culpable de llevar a su especie al abismo según los Dioses.
Muchos años después de su creación los Dioses ya se habían aburrido de las capacidades que ellos tenían, eran una bestias gigantes con forma de lobo, capaces de comunicarse a través de su pensamientos con sentidos desarrollados y una agilidad mental que lograba maravillar al mismísimo Zeus, cuestión que fue lanzada por la borda con la creación de los seres humanos, que era una especie regodeada en sentimientos y que respondían por estímulos capaces de diferenciar entre el bien y el mal, cosa que a los dioses llamó mucho más su atención. Licaón al ver que sus creadores ya no tenían la vista fija en los de su especie, más en el que era el rey de los mismo, se llenó de celos contra los humanos, y recurrió a bajar a las moradas de la tierra para utilizar a los humanos como alimento, donde su especié no tenía la necesidad de comer para subsistir, Licaón, se divirtió, encontró la satisfacción en generar sentimientos de terror en las civilizaciones que le habían arrancado la atención de los Dioses, violó a mujeres y niños y se olvidó de su tarea inicial, proteger el templo.
Un día, Zeus fue a rendir oraciones al templo encargado por las bestias, y encontró en su lugar un pueblo descontrolado, sin un líder que les pusiera reglas, y su santuario convertido en tierra de nadie. Como podrán imaginarse, nuestro querido Zeus con tan poca paciencia, dirigió su ira hacia Licaón, lo buscó por todo los lugares y cuando lo encontró llenando la tierra de caos, devorando a sus hijos, a su creación más preciada, en vez de matarlo, lo maldijo. Y no pudo haber un final peor para el rey de las bestias. Fueron minimizadas sus habilidades y la de su pueblo, su capacidad se resumió a proteger el pueblo que tanto quería destruir, ahora Zeus lo había puesto como cachorro de los humanos, y estos tenían ahora información de como herir y sublevar a las bestias. La cacería de los humanos había acabado, ahora empezaba la cacería de las bestias. Era algo muy normal de los humanos, gracias a nuestra naturaleza tan vengativa. Su especie fue llevada al borde de la extinción, a esconderse como ratas de los humanos, ya no habitaban en un santuario, ahora eran el juguete de los humanos en la tierra, quienes eran recompensados y vanagloriados cada vez que llevaban a una bestia muerta a la multitud.
Con mucho esfuerzo Licaón al ser el más fuerte de los suyos, sobrevivió junto con unos cuantos de sus hijos, maldiciendo día por día a su creador, por el fin tan atroz que le habían impuesto a su descendencia, Licaón, veía su final, a manos de unos simples humanos que su paladar había sido capaz de degustar en mas de una ocasión. Sin embargo, cuando uno de los hijos de Licaón sediento de lujuria violó a una mujer en el bosque dejando su semilla, creando un fruto maldito que inesperadamente ayudó a su supervivencia, el bebé producto de una bestia pura, y una mujer, trajo al primer cambia formas del cual desconocemos su nombre, que tenia la fuerza y agilidad de las bestias y la inteligencia de un humano, capaz de mezclar sus facciones entre cada una de estas especies, quien dirigió al pueblo de su abuelo cuando este pereció.
Se creé que con su inteligencia lograron esconderse de los humanos, quienes pensaron que ya habían acabado con las bestias, y hoy en día estas habitan entre nosotros escondiéndose, reproduciéndose, elaborando su venganza para algún día gobernar sobre la creación más preciada de los Dioses. Y este es: El supuesto origen de las bestias, el origen de los hombres lobos.
Mis ojos se abrieron con reconocimiento, por mas que había investigado sobre animales, o leyendas relacionadas con lo que me atacó ese día, estuve leyendo teorías absurdas, nada comparadas con lo que mis oídos tenían el placer de escuchar ahora. Nunca había sido una persona muy creyente, era del tipo de persona que se enfocaba mas en las vibras, en como me sentía haciendo ciertas cosas o con ciertas personas, no buscaba de manera arcaica algo a lo cual adorar, sin embargo, ante cosas cuestionables mi cerebro se burlaba de mi y adoraba, a lo que sea, con tal de encontrar respuestas, exacto, respuestas.
—Basados en esa lógica —las personas alrededor de mi, me miraron de reojo —¿Usted cree que existen los hombres lobo?
Los ojos marrones de Gref brillaron en reconocimiento, mi cerebro descubrió un deje de fastidio, pero me mantuve atenta a su respuesta —¿Cree usted que hay todo un universo para nosotros únicamente? —negué levemente con la cabeza, habían muchos planetas, galaxias, vías, como para nosotros ser los únicos seres racionales, supuse —Esa es una pregunta estúpida, y solo sale a la luz cuando el ser humano no quiere admitir que desconoce mucho mas de lo que sabe. Además este es un club dedicado al estudio de los hombres lobos, por si no se ha dado cuenta señorita.
Algunos rieron, tenían un humor un tanto raro me cuestioné mientras me encogía en mi asiento, vaya humillación.
—Prosiguiendo con mi exposición, nunca les habría comentado ese suceso cuando era apenas un pasante si no hubiese encontrado algo que se relacionara con ello —las imágenes de la pantalla verde volvieron a cambiar, mostrando rostro de personas con el anuncio de desaparecidos, todos cerca de mayo — El mes donde la taza de desapariciones alrededor del mundo se dispara es a mediados de mayo, sigue siendo una cifra prudente dentro de los márgenes globales, pero investigando un poco más a fondo, me di cuenta que en las zonas rurales, con altas temperaturas y frondosos arboles, los datos son más alarmantes como para ser catalogados normales globalmente, que una persona desaparezca así por así no debería de ser tan normal, pero en lugares como estos los pobladores y las autoridades entiende que algún animal acabo con ellos sin dejar rastro.
Los murmullos dentro de la sala crecieron, todos sabíamos por donde iba la cosa.
—Casualmente hace diecinueve años cerca del pueblo de Bunnit, a mediados de mayo, un joven de 23 años desapareció de la faz de la tierra, sus familiares y amigos lo buscaron por todas partes, como vivían en un pueblo rodeado de bosques y animales salvajes dieron por sentado que había sido devorado por algún animal, sin embargo el 12 de febrero el mismo día que esa bestia fue llevada a mi para ser estudiada, Marco Miller, el joven desaparecido se comunicó con su madre para decirle que lamenta mucho hacerla sufrir, pero que ya no tenían que buscarlo mas. Es mucha coincidencia que ese mismo día, tres años después, en Rusia se registraron actividades agresivas por parte de los animales, todos tenían algo en común, eran noches de luna llena, nueve meses después de los picos de desaparición. Casi como si la desaparición de esas personas, estuviera relacionada con nueves meses de gestación para un descontrol por parte del reino animal. Todo bajo la luz de la luna llena.—hubo un pequeño silencio en la sala —Así que sentado frente a la televisión me puse a pensar en que tal si todo esto estuviera relacionado con ellos, con esas bestias, talvez siguen haciendo culto como su creador para sacrificar personas, y solo se despliegan bajo la luna llena, y tal vez...
De repente ante esa declaración mis ánimos decayeron, todo lo que el estaba exponiendo mediante a sus discursos, y las pruebas mostradas en la pantalla verde que pasaban de forma consecutiva no tenia nada que ver conmigo, porque lo que a mi me ataco fue a finales de agosto, y ya estábamos a mitad de septiembre, no en mayo como su teoría conspirativa alegaba, bufé desanimada, todo sonaba muy interesante, pero nuevamente me había quedado en blanco ante la posibilidad de obtener respuestas.
Mi mente dejó de escuchar, acojonada me levanté de mi asiento con tanta fuerza que la silla se hecho para atrás, estaba en las mismas, otra vez nada podía explicar lo que había pasado y estaba pasando conmigo, otra vez...
Gruñí, era tan patética al creer que encontraría respuestas en un grupo de frikis, lo único que conseguí fueron teorías relativamente más creíbles que las demás, pero seguían siendo solo eso: teorías. Di media vuelta sobre mi eje, y baje las escaleras tan rápido como mis menudas piernas me lo permitieron. Necesitaba salir de ahí, necesitaba respirar y dejar de pensar. Porque todas mis esperanzas se habían ido por la borda en segundos, no era un adulto racional, era una niña llorona, que no sabia como lidiar con lo que le estaba pasando y me abrumaba.
—¡Oye! —alguien tomó mi mano, miré sobre mi hombro, se trataba del chico que había arrastrado a Gref hacia el salón de conferencias —¿Todo bien? Es que saliste de ahí como si algo te aterrara.
Jaloneé mi mano de la suya buscando zafarme. Aterrada era poco, estaba muerta de miedo por lo que podría pasarme en dos días que no sabía como reaccionar ante un desconocido preocupándose por mi. El chico volvió a preguntar, acercándose un poco más hacia mi, luciendo genuinamente preocupado. Así que hice lo más lógico en ese momento. Me eché a llorar usándolo como apoyo, mojando toda su camisa con mis lagrimas y mis mocos.
Demonios, era ridícula.
(...)
Llegué a casa arrastrando los pies, me había pasado el resto del día rondando la zona hasta que mis extremidades hormiguearon del cansancio, no era dada a hacer ejercicio; así que cada esfuerzo fuera de mi rutina habitual me sofocaba más de la cuenta. La cabeza me dolía, sentía que todo a mi alrededor daba vueltas, aunque no es para menos, la botella en mi mano una de las tantas que me habían acompañado mientras estaba de paseo no era culpable de mi descontrol, aunque ¿Quién podría culparme? la fingida calma que me brindaba el alcohol lograban sosegar mis nervios. Los cuales no dejaban de amanillarme a su antojo.
Me sentía muy sola y desorientada, tanto así que al pasar por mi sala con rumbo a la habitación me olvidé de los trozos de vidrio regados del reloj y me corté las plantas de los pies, pero el ardor de los cortes no detuvo mi camino, la botella en mi mano parecía resbalarse de tanto en tanto, así que la abracé a mi junto a una botella de tequila que había quedado arriba de la mesa después de mi desorden de anoche. Abrí la puerta del baño de la habitación principal y aunque todo estaba oscuro, el frio se colaba por las ventanas abiertas causando que me encogiera y eran pasadas las una de la madrugada, no hice nada más que meterme a la ducha con todo y ropa puesta y un par de botellas a las cuales le daba un trago de tanto en tanto, aunque el agua de la regadera les cayera y diluyera el licor con la misma. Lo gracioso es que en medio de mi estupor abría los ojos y miraba la lluvia artificial sin importar que me ardieran los ojos en el momento por la presión del agua. Y así fue como mis lagrimas empezaron a mezclarse con el agua de la ducha.
Para ser sincera estaba muy cansada de llorar, pero era lo único en lo que me había convertido buena en estos días. Aunque por vergüenza a mi misma podría defenderme diciendo algo como: me ardían los ojos por eso lloraba, pero era obvio que ese no era el caso.
Salí de la lucha mojando todo a mi paso, me desprendí de la ropa empapada y de cualquier prenda que estuviera en mi cuerpo, no me preocupé en ponerme un pijama o una toalla para tapar mi desnudez, el cuerpo me pesaba un montón; supongo que el ajetreo de todo el día empezaba a pasarme factura y mi cama era mi lugar favorito para tomar una larga siesta. Pero mi cama olía a Edison, y eso de alguna forma me hacía sentir más triste de lo que ya estaba. Eso me hizo pensar, tenía hasta pasado mañana, el reloj iba en cuenta regresiva, no sabia que seria de mi después de eso, que decisiones tendría que tomar, así que contrario a mis deseos, me trague las ganas de verlo cumplir su sueño de llevar a cabo todo el proceso de preparación para entrevistar a uno de sus jugadores favoritos, y el deseo de escribirle con el anhelo de que pudiera abandonar su trabajo por mas egoísta que sonara eso, tomé el celular que había dejado en el suelo al entrar, el mismo estaba a punto de morir, pero crucé los dedos para que me permitiera al menos escribirle un mensaje:
—Regresa por favor, te necesito.
Ivonne.
No era el mensaje más ingenioso, ni mucho menos el más tranquilizador, pero con la cabeza dándome vueltas y el cuerpo lleno de angustia ¿Quién podía juzgarme?
Suspiré mientras dejaba el celular de lado, en la posición que me encontraba el reloj de la mesita de noche era lo único que llamaba mi atención, y ahí me quedé, viendo el 1:30 a.m convertirse en un 2:45 , luego en 3:53, hasta que dieron las 4:22 y mi mente decidió dejarme descansar.
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