Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

SEGUNDA PARTE: Capítulo I

Ocho meses después...


—¡Suéltenla! ¡No se atrevan a ponerle las manos encima! —. Taehyung gruñó cuando un golpe impactó contra su mejilla y a eso le siguió otro latigazo. Apretó sus ojos con fuerza para no romperse frente a la persona que se supone, debía proteger, y escupió su propia sangre cuando al sabor metálico ya comenzó a asquearlo.

Ni siquiera podía levantar la mirada. Su propio corazón no estaba soportando tanto sufrimiento ajeno, a pesar de que su cuerpo todavía tenía fuerzas para resistir a más golpes. No quería tener que volver a ver aquellos ojos llorosos que lo miraban suplicantes. Jamás había ansiado tanto cerrar los orbes y despertar en la mañana anterior, cuando todavía todo estaba en calma.

—Te lo preguntaré una vez más —amenazó el hombre, parado frente a él, con una navaja en mano, acariciando la mejilla de aquella omega con el arma —. ¿Dónde está Kira?

—¡No lo sé! —gritó Taehyung cuando su compañera también lo hizo. Su orgullo cayó cuando observó con ojos llorosos al hombre despreciable frente a él —. Le juro que no lo sé. No la lastime. Por favor. Esto lastimará a mis cachorros.

Hwang sonrió perversamente y apuntó con la navaja sobre el vientre de la mujer morena que sostenía del cabello. Él conocía a Taehyung como la palma de su mano. Él mismo lo había criado luego de que se deshicieran de la omega que lo dio a luz. Lo mantuvo bajo su guardia porque sabía que en algún día le sería útil. Y ahora era ese momento. Podía saber con solo ver sus ojos, que el tigre le ocultaba algo y el lobo pensaba presionar hasta la médula con tal de arrancarle las palabras de la cabeza.

Hace ocho meses, cuando ninguno de los dos jóvenes había regresado de la misión que les había sido encomendada, Hwang, el líder del clan de los lobos, hizo mover cielo y tierra para que encontraran, a la que creía, su hija y a tigre. Ninguno había aparecido. Ni en el clan de los cuervos, ni en los refugios de rebeldes, mucho menos en clanes de mamíferos potencia. Todos aquellos que podrían haberle ofrecido protección, aseguraban ni siquiera conocer a los jóvenes alfas.

Eso había enfurecido completamente a Hwang. Al menos hasta la siguiente casería, que realizaban cada 2 años. Esta vez, sus víctimas fueron los y las omegas del clan de las panteras.

Los lobos no tenían permitido tener omegas a excepción del líder. El clan estaba formado únicamente por alfas y betas, que eran criados como máquinas para matar desde el nacimiento. Ellos eran mercenarios, por lo que los lazos afectivos nunca estuvieron permitidos. Al menos no luego de que todos sus omegas fueran asesinados hace un siglo atrás. Desde ese momento el clan dejó de proporcionar refugio a seres débiles como los omegas y bajo las leyes de tres generaciones de líderes lobos, se abastecían con nuevas crías, robándolas de otros pequeños clanes. Tener un omega no solo hacía a los miembros débiles, sino que además provocaba que su lealtad ya no estuviera dirigida plenamente a su manada.

Grande fue la sorpresa de Hwang cuando, aquella noche, su segundo al mando y líder de la unidad de secuestro, le informó que habían encontrado a Taehyung en aquella manada de panteras. Ni qué hablar de cuando descubrió que el tigre había encontrado a su compañera destinada en aquel pueblo y ella era una de las capturadas que estaba a semanas de dar a luz.

El líder de los lobos sabía cuán débil podía volver a un alfa encontrar a su compañero destinado. El mundo del animal comenzaría a girar en torno a un ser todavía más débil, que necesitaría constantemente de su protección y resguardo. Los ojos de Taehyung ahora brillaban con esa necesidad, queriendo hacer hasta lo imposible por proteger la vida de su compañera y sus cachorros en camino.

Hwang sonrió cuando hundió apenas la navaja en el vientre de la mujer y una gota de sangre manchó la blanca prenda que la cubría. Taehyung gritó, maldiciendo y suplicando al mismo tiempo. Forcejeó con los hombres que los sostenían y logró golpear a uno antes de que otro latigazo lo dejara besando el suelo.

—P-Por favor... Taehyung... Ya para... —suplicó la omega, ya no queriendo seguir viendo como destrozaban la piel de su destinado. Si fuera elección de ella, hubiera dejado que la mataran antes de que el primer latigazo cayera sobre los hombros del tigre. Pero no podía hacerle eso a sus bebés. No podían rendirse tan fácilmente cuando tenían algo que proteger. Tenían que pensar en otra manera de escapar. Cualquier cosa. Incluso una mentira —. Diles lo que quieren saber...

Taehyung se sostuvo sobre sus manos en el concreto y contempló la sangre seca y fresca que había bajo sus palmas y en su cuerpo. Apretó sus ojos cuando oyó a su omega suplicar una vez más y levantó la vista para enfrentar al hombre. Quizás ahora entendía por qué Kira no quiso ir con él. Ahora comprendía por qué ella había tomado su propio camino e incluso había abandonado a sus destinados.

Kira siempre fue más fuerte que él; que todos.

—Cuando nos separamos no me dijo adónde iría —confesó Taehyung. Sintió gruñir a Hwang y vio como la navaja que sostenía era llevada de nuevo al cuello de su omega. Si no le daba algo al lobo, sabía que él los mataría —. ¡Pero sé algo!

El líder de los lobos elevó una ceja junto a una siniestra sonrisa y le apuntó con la cuchilla para que prosiguiera.

—Quiero que prometa que la dejará ir —demandó el tigre y Hwang se carcajeó antes de soltar las palabras esperadas por el menor.

—Dame algo jugoso y te prometo que a tu omega no le pasará nada —aseguró el lobo. Taehyung asintió, creyendo ingenuamente en aquellas palabras. Incluso su omega lo hizo, pensando que con lo que fuera que se le haya ocurrido al tigre, podrían escapar.

—Descubrí que Kira no es una alfa —confesó y apretó sus ojos cuando la imagen de aquella joven llegó a su mente. Su gélida mirada, su rostro sin expresión. Sabía que jamás se perdonaría por lo que estaba a punto de hacer. Pero era eso o la vida de su familia —. Kira es una gamma... y sus destinados son los hijos del líder de los cuervos.

En cuanto Hwang escuchó aquello, sus ojos brillaron ambiciosos y una aterradora carcajada resonó en el sótano del clan, estremeciendo incluso la piel de sus centinelas.

—Sabía que jamás me decepcionarías, Taehyung. Lo sabía —miró a sus hombres antes de continuar —. Sáquenlo de mi vista y llévense a la omega —ordenó, y el tigre comenzó a forcejear una vez más cuando se llevaron a su compañera fuera de su alcance.

—¡No! ¡Hyejin! ¡Déjenla ir! ¡Lo prometió, maldito hijo de puta! ¡Déjala ir! ¡Lo prometió!

—Prometí que nada le pasaría a ella —sonrió el lobo —, pero sus cachorritos ahora serán míos —rio con sorna, viendo como arrastraban hasta una celda a Taehyung. Su compañera no tardó en ser noqueada cuando también intentó resistirse y atacó a uno de los guardias. Luego de eso, fue llevada fácilmente junto al resto de omegas que habían sido capturados. Su nuevo hogar sería esa enorme celda comunitaria y húmeda, hasta el día del parto.

Hwang tomó un puro de su abrigo y lo encendió para celebrar la cacería. Ahora más que nunca, debía encontrar a su hija, que gustaba de jugar a las escondidas.

—Donghae.

—¿Señor? —respondió su segundo al mando, parándose firme detrás de él.

—Es hora de sacar de nuevo a los perros a por su hueso. Mañana, al caer el sol, quiero hacerles una pequeña visita a los cuervos.  

—Amor, ¿qué haces despierto a estas horas? —habló Namjoon, dejando todo a un lado cuando vio a su omega entrar en su despacho. Se quitó sus lentes de pasta gruesa y masajeó el puente de su nariz mientras hacía a un lado su silla para darle espacio al hombre que tenía claras intensiones de querer acurrucarse entre sus brazos, sentado en sus piernas —. ¿No puedes dormir?

Seokjin solo negó y tomó asiento, recostándose contra el firme pecho, dejando que su nariz se perdiera en la curvatura del cuello de su alfa para aspirar su fuerte aroma a roble. Namjoon acarició sus cabellos y dejó ir un poco más sus feromonas, sabiendo cuánto tranquilizaba su aroma a su esposo.

—Jimin de nuevo ha tenido una pesadilla —susurró con pesar, alejándose para ver al lobo a los ojos —. Incluso si Yoongi está con él, mi bebé sigue sufriendo y... —el alfa acarició sus brazos cuando Seokjin ya no pudo seguir —. Espero que ese maldito se esté pudriendo en el infierno por haber dejado esa marca en la mente de mi hijo —maldijo al final y Namjoon sonrió apenas, sabiendo que So y su hija sin duda la habían pagado. Aunque el líder de las serpientes no fue el único en marcar de por vida su hijo omega.

Después de aquella noche, las pesadillas en donde se repetían una y otra vez el horrible ataque que vivió el clan, no habían dejado de atormentar al joven colibrí. Nadie podía comprender en carne propia cuánto le afectaba eso, porque nadie más que Jimin había estado en el invernadero cuando todo pasó. Cuando las serpientes intentaron abusar de él, cuando carne y sangre estalló frente a sus ojos, cuando vidas se esfumaron para que él pudiera vivir. Todavía le sorprendía a Namjoon que su hijo presenciara toda aquella masacre a manos de aquella joven de blanquecinos cabellos e incluso así, continuara esperándola como el primer día que descubrieron que se fue.

—¿Crees que ella algún día regresará? —preguntó entonces Seokjin, como si le leyera la mente al alfa.

—No lo sé, Jinie —susurró el lobo, antes de probar sus labios —. Me gustaría decirte que sí. Me gustaría decirles a mis hijos que su destinada regresará, pero... es decisión de Kira.

El omega asintió, entendiendo el punto de su esposo sin pedirle que dijera más. Sabía que Kira no se había ido porque así lo quiso. Sino para protegerlos. Para proteger a sus compañeros de un cruel destino.

Seokjin sonrió de forma tenue al recordar a la joven. Desde el primer momento en que la conoció, su aura la expuso frente a él, revelándole su ser. Un alma rota por completo, pero la fortaleza y lealtad de toda una fiera. A diferencia del tigre que brillaba en un dorado cargado de ambición, también las sombras del miedo lo rodeaban. Kira simplemente resplandecía como la luna; fuerte, lejana, solitaria, pero valiente.

Solo por eso él eligió confiar en la joven de cabellos tan blancos como la nieve. Y no se arrepintió.

Miró a su alfa cuando la simple idea de rendirse lo asaltó. No iba a permitir tal cosa. Esa joven era su familia ahora y pensaba protegerla como a sus hijos. Quería hacerlo. Namjoon le había hablado tantas veces de aquel amigo que lo ayudó a él y a su difunta hermana a escapar de los lobos. En su memoria y en la de su pareja, pensaba proteger a esa gamma y darle el hogar que tanto le fue negado.

—Quiero que la busques, Namjoon —demandó Seokjin, cuando llegó a esa deliberación. Sus pupilas pronto se dilataron por completo hasta quedar con los ojos negros —. No quiero ver llorar una noche más a mi hijo y no quiero que Kira corra peligro, esté donde esté. Éste debe ser su hogar ahora.

El alfa y líder del clan sonrió, sintiendo su corazón hincharse de orgullo por el omega que la diosa le había obsequiado. La fortaleza de su esposo jamás dejaría de sorprenderle, incluso en los momentos más difíciles.

Moviendo su silla un poco más cerca del escritorio, Namjoon reveló el mapa que había enrollado cuando su omega llegó. Todos los territorios tenían un círculo y algunos estaban tachados con una cruz roja en el centro. Su uno unía las líneas, parecían formar un recorrido.

—No quería decirle a Yoongi o a Jimin, pero he estado siguiendo el rastro de Kira. Uno de los cuervos, Wonwoo, la sigue de no muy cerca. Me ha estado informando las ubicaciones, lo que hace, si come, si duerme, todo. Al parecer, Kira no se queda en un lugar por mucho tiempo y hace unos días se detuvo en un pueblo al sur de Busan. Wonwoo especula que tiene intenciones de ir a Japón —el alfa sonrió cuando su omega lo miró sorprendido —. Sabía que en algún momento me pedirías que fuera por ella, así que quería estar preparado —se encogió de hombros.

Sonrió y aceptó el beso gustoso cuando su omega se lanzó a sus labios para devorarle la boca. Con un premio así, se sintió feliz una vez más de estar siempre un paso delante de todo y de todos.

—Mañana mismo le diré a Wonwoo que la retenga, hasta que Hoseok y un equipo lleguen a ellos.

—Pero Kira podría atacarlo si se acerca —frunció el ceño el omega cuervo.

Entonces su esposo abrió uno de los cajones de su escritorio y sacó un pequeño frasquillo, que siempre guardaba para emergencias.

—Envié a Won bien preparado, amor —aseguró, exponiendo frente al rostro de Seokjin, aquella droga que podría noquear hasta a un elefante. Namjoon sabía que ahora, sin las serpientes, debían cuidar sus últimas provisiones de drogas especiales, pero esta era una situación que ameritaba su uso.

—¿Ya te dije que te amo?

Namjoon rio y guardó todo bajo llave, antes de ponerse de pie, sosteniendo con sus fuertes brazos el cuerpo de su esposo.

—Puedes recordármelo en nuestro cuarto —ronroneó de forma traviesa y comenzó a caminar hacia la puerta para finalizar su noche de obligaciones.

Sin embargo, las risas y miradas coquetas murieron en cuento el alfa abrió la puerta y encontraron a su hijo mayor del otro lado, enfrentándolos a ambos con una mirada tan oscura como el aura que ahora desprendía, a los ojos de Seokjin.

—Quiero ser quien vaya por Kira —rugió el joven alfa, siendo su lobo quien habló en su lugar. Estaba molesto porque sus padres sabían dónde estaba su compañera y todo ese tiempo se lo ocultaron. Ahora no iba a permitir que nadie los separe ni un segundo más. 

Kira despertó, sintiendo un horrible escalofrío recorrerle los vellos de la nuca, cuando un rugido resonó en su cabeza. Apenas había vuelto a dormirse después de la última pesadilla y ahora esa amarga sensación la perturbaba.

Sabía que algo no andaba bien. Su animal nunca le había fallado y si ahora se encontraba terriblemente inquieta, era porque algo grande estaba a punto de ocurrir.

Comenzó a juntar sus cosas, sabiendo que era momento de moverse. Sin embargo, su propio animal tiró de ella cuando quiso alejarse más de sus destinados. Su bestia no iba a permitirle subirse a ese barco pesquero que la llevaría fuera del alcance de aquella conexión que compartían los tres aún sin estar reclamados.

—No te pongas pesada —se enfureció Kira y su animal rugió en su interior a modo de respuesta.

Dar cada paso había sido toda una batalla para la joven de cabellos blanquecinos, enfrentándose a la terquedad de su propio animal como nunca antes lo había hecho. Mientras que ella quería alejarse y huir del destino, su bestia solo pensaba en hacerla retroceder y volver con sus compañeros.

Pero solo Kira entendía que no podía darse ese lujo. No si quería protegerlos de su propio infierno. 

Nina Glastor💜

IX - V - XX

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro