Capítulo IV
—¡Cuando mierda dejarán de romper mi ventana! —gritó Namjoon, golpeando el escritorio con su puño antes de ponerse de pie.
Hoseok ya se había puesto en marcha para tratar de detener a su sobrino y Jungkook cambió, volando a través de la ventana para alcanzar a su hermano. A diferencia de Hoseok, el joven cuervo no pensaba detenerlos. Jungkook estaba dispuesto a ir por su hermano mayor también.
Namjoon rápidamente tomó el radio para advertirle a sus centinelas que no permitieran la salida de Yoongi por las rejas, pero antes de que siquiera sus palabras salieran por su boca, vio algo brillar en su escritorio.
—¿Qué es? —murmuró Seokjin, ansioso, que hasta el momento, su alfa no había notado que seguía allí.
Por un momento el omega pensó en ir tras Jungkook, pero sabía que su alfa podría entrar en pánico por el repentino cambio en los papeles y quería permanecer a su lado para darle la estabilidad que Namjoon necesitaba y así saber qué decisiones tomar.
—Yo... reconozco esto —si las sospechas del líder eran correctas, aquel era uno de los pendientes que Kira y Taehyung portaban en su misión para los lobos.
Pero el lobo se los había devuelto a la joven de cabellos blanquecinos el día en que se marchó.
Sin pensarlo demasiado, presionó una vez el pendiente y una tenue luz emanó de él.
—¿Kira?
«—Eres astuto, líder»
—Pequeña tramposa —gruñó el lobo y miró a su esposo con los hombros caídos y la mirada aterrada —. Kira, irán directo a la trampa. Por favor, debes escucharme. Debemos planear esto con calma o Hwang los tendrán a todos en sus manos.
«—Sus hijos estarán bien, líder. Usted solo debe estar listo para cuando yo se lo pida.»
Kira apagó el intercomunicador sin permitirle al hombre reprocharle nada más y tomó el arma que Yoongi le lanzó antes de buscar balas. Un fuerte aleteo los detuvo por unos segundos mientras ella revisaba las granadas. Ambos mayores se observaron cuando el cuervo cambio y vieron al pelinegro revisar las armas con ellos.
—Iré.
—Ni lo sueñes, Kook —soltó Yoongi.
—También es mi hermano. Iré.
Kira tomó del brazo a Yoongi cuando el mayor quiso volver a cuestionar a su hermano. No tenían tiempo que perder. Cada segundo contaba si querían salir de allí antes de que todo el clan formara una barrera humana para impedírselos.
La joven de blanquecinos cabellos tomó un juego de dagas y se las lanzó a Jungkook, sabiendo que eran su especialidad. Cuando ya estuvieron listos, Yoongi se subió a una motocicleta e introdujo su huella digital para encenderla. Al parecer su tío todavía no había bloqueado sus datos del sistema.
Antes de subir detrás del alfa lobo, Kira vio dos alfanjes enganchados en soportes a la pared y entonces supo que sería difícil recargar su arma cada cierto tiempo. Un segundo era más que suficiente para que esos mercenarios cortaran su cabeza.
—¡Kira! —gritó Yoongi y entonces la joven tomó las espadas, antes de saltar detrás de él, ajustándose el casco.
Jungkook fue el primero en salir de la bodega y graznó cuando vio a Hoseok a lo lejos, llegando con alguno de sus hombres. Yoongi prefirió tomar la salida trasera, sabiendo que eso pasaría y se internó directo en el pequeño bosque que rodeaba al clan.
Algunas ramas y hojas los golpearon en el camino, pero no pasó mucho tiempo hasta que un viejo camino comenzó a dibujarse bajo las ruedas. Yoongi sonrió contento de que el sendero por el que escapaba con sus hermanos, para hacer travesuras, todavía seguía allí. Aunque la mueca de sus labios se borró al poco tiempo cuando su mente le recordó que esta vez no se trataba de una travesura. Ahora la vida de uno de sus hermanitos estaba en peligro y él no estaba dispuesto a perderlo.
Kira se aferró más al alfa cuando Yoongi aceleró, tomando un pronunciado montículo de tierra para saltar sobre el muro. Cuando cayeron del otro lado, ambos jadearon por el tremendo impacto, pero el alfa logró estabilizar la motocicleta antes de que derraparan y terminaran contra los arbustos al otro lado de la calle.
Al fin estaban afuera. Ahora solo tenían que llegar hasta el clan de los lobos y volarles la cabeza a todos para sacar a Jimin de allí. Por un segundo, Yoongi se tensó, sabiendo que ese no era un buen plan. ¿Acaso simplemente llegarían y comenzarían a disparar? Kira lo tranquilizo, reforzando su abrazo. Ella había vivido en ese lugar la mayor parte de su vida, conocía hasta lugares que ni los lobos habían descubierto, así que sabía perfectamente por donde entrar.
Jimin estaría en el sótano, en alguna celda. Su pasaje directo a él serían las alcantarillas, que hace milenios le sirvió al clan como búnkeres para resguardar a sus omegas de los enemigos. Ahora que ya no tenían nada que proteger, las alcantarillas eran prácticamente desconocidas, hasta por el líder.
De la nada, Kira sintió a su leona arañar su pecho y entonces recordó algo importante. No tenían tiempo. Apenas unas tres horas les quedaban hasta que la luna estuviera en su punto máximo y los efectos de su maldición comenzaran a alterar a los cambiaformas alrededor de Jimin. Kira era consiente que también estaban sobre la fecha de caza. Si los lobos se hicieron con nuevos omegas, las celdas estarían más custodiadas que de costumbre. Y eso solo significaba más peligro para su omega. Tenía que saber...
Cerrando sus ojos con fuerza, intentó sincronizar con su animal para que ambas abrieran el vínculo con su omega. Puedo hacerlo con Yoongi, no debía ser difícil lograrlo con Jimin, sin importar a cuánta distancia se encontraban el uno del otro. Sin embargo, del otro lado del lazo solo sentía oscuridad y mucho silencio.
—Mierda —maldijo cuando supo que habían bloqueado a su animal. Sería lo más inteligente para evitar que Jimin cambiara y escapara fácilmente.
Entonces un graznido de Jungkook volvió a alertarla y Yoongi frenó unos metros después, estando cerca de un lago.
—Pero qué mier-
—Es artificial —le aseguró Kira, bajándose de la motocicleta. Pronto tiró el casco a un lado y tomó su arma para barrer el área —. Este es el camuflaje de los lobos. El clan está debajo.
—¿Una trinchera? —preguntó Jungkook, cambiando repentinamente al lado de Kira.
— Yaodong —Kira miró a ambos hermanos cuando parecieron no comprender —. Son casas cuevas. Sus antepasados se protegían así y la manada conservó la costumbre.
—Pero... ¿cómo se supone que entraremos por debajo de algo que ya se encuentra enterrado bajo tierra? —cuestionó su alfa, haciendo suspirar a la joven de blanquecinos cabellos.
—No olvides que intenté escapar muchas veces de este infierno —miró al alfa y Yoongi por un instante quiso abrazarla para darle apoyo —. Con papá jamás logramos pasar del sótano, así que nadie conoce esta salida —confesó Kira mientras caminaba lejos del lago, atravesando los árboles, hasta llegar a un inmenso arce. Incluso en la oscuridad de la noche todavía podía distinguirse el rojo de las pocas hojas y ya buscaban emerger.
Aquel árbol quedaba exactamente a cuarenta metros de la entrada principal de ese clan.
Sin agregar nada más, Kira se hincó sobre sus pies y comenzó a dispersar las hojas secas en el suelo, hasta dejar a la vista una pequeña trampilla.
—Iré primero, tengan cuidado de no ensuciar sus lindas botas —bromeó la joven, antes de dejarse caer dentro. Tres segundos después, se escuchó algo salpicar, eso les decía a los hermanos que caerían sobre agua, así que sería mejor si lograban caer sobre sus pies.
Jungkook fue el primero en lanzarse y Yoongi fue tras él, revisando por última vez que nadie los haya visto. Cuando ambos hermanos tocaron suelo, contuvieron una arcada por el horrible hedor que brotaba de las paredes.
—Agua estancada —murmuró Jungkook, tratando de cubrir su olfato a pesar de no afectarle tanto como a su hermano lobo —. ¡Algo rozó mi puto pie! —gritó entonces cuando sintió algo caminar sobre él. Kira lo miró, queriendo meterle la linterna que había encendido, por la boca, pero se contuvo y simplemente les advirtió que había ratas —. Gracias por decirlo antes —murmuró el joven cuervo, asegurando bien su arma mientras seguían en fila a la joven leona —Así que... ¿una leona?
—¿Jungkook quieres callarte? No es el momento de ponernos habladores —le regañó su hermano y Kira le agradeció al alfa, avergonzando al menor que solo quería pensar en otra cosa y olvidar ese asqueroso olor.
Repentinamente Jungkook frunció su ceño cuando otros olores comenzaron a llegar a él.
—Estamos cerca —fue lo único que dijo Kira y se aferró con fuerza a sus dos espadas luego de apagar la linterna.
Cuando los diferentes aromas comenzaron a llegar con más fuerza hasta ellos, Kira se detuvo y se giró a ver a los dos alfas.
—Quiero que se queden aquí hasta que los necesite.
—Ni sueñes que te dejaré ir sola —murmuró Yoongi e hizo a un lado a su hermano para tomar del brazo a la joven —. Somos un equipo, Kira. Lo haremos juntos.
—Somos un equipo, así que los necesito aquí —volvió a pedirle, intentando que Yoongi comprendiera que esto no se trataba de ningún juego. Ella no dudaba de las habilidades de los Min, pero estando arriba, no podría protegerlos a los tres si algo salía mal. Y, por experiencia, estaba segura que al final algo siempre salía mal.
Jungkook fue quien asintió por los dos cuando Yoongi simplemente esquivó la mirada de la joven de cabellos blanquecinos. Kira dudó por unos cortos segundos, pero al final terminó por avanzar hasta tomar la nuca de su alfa y besarlo con ansias.
Esa era la verdadera despedida que Yoongi se merecía.
—Niño... ten —Jimin levantó apenas su mirada, viendo la mano que extendía un cuenco con agua hacia él. Tenía tanta sed, que su garganta ya dolía de solo respirar, pero no quería aceptar nada que proviniera de ese asqueroso clan —. Si no bebes algo, podrías desmayarte. Ya perdiste mucha agua llorando toda la noche —le susurró aquella omega que se acomodó junto a él.
La mirada del joven colibrí no evitó perderse en el pronunciado vientre de la mujer y en como una de sus manos lo acariciaba distraídamente. Por el temblor de sus manos, supo que ella también tenía miedo, e incluso así, estaba siendo valiente por los cachorros que todavía llevaba en su interior.
Sus ojos volvieron a aguarse y agachó su cabeza, reposando de nuevo su frente en sus rodillas para llorar sin que lo vieran. No sabía por qué lo tenían en esa celda con todos esos omegas, pero quería irse a casa.
—Alfa... —murmuró con el corazón acongojado y la pelinegra a su lado sonrió con pena, acariciando sus rizos azulados.
—A mí también me separaron de mi alfa —le susurró ella, como si fuera un secreto que solo quería compartir con el pequeño colibrí —. Pero confío que él nos sacará de aquí. Jamás dejaría que diera a luz a sus cachorros en un lugar como este.
Jimin la miró, sintiendo que debía responderle algo.
—Confías mucho en él o ella.
La omega asintió totalmente segura de aquella afirmación y miró su vientre, llevando dos dedos a sus labios para besarlos y luego posar los mismos sobre su ombligo ya salido hacia afuera.
—Confío plenamente en mi Taehyung —sonrió ella y Jimin frunció levemente su ceño cuando aquel nombre le pareció extrañamente familiar.
Repentinamente, el grito ahogado de los omegas, llamó la atención de los dos que se encontraban echados en el suelo. Jimin fue el primero en secar sus lágrimas y ponerse de pie, totalmente alerta y la mujer en estado le siguió un momento después, poniéndose de pie con algo de dificultad mientras se sostenía de la pared.
Un instante seguido se oyó otro gemido de dolor entre el alboroto y cuando corrió hasta los barrotes, vio al guardia que custodiaba su celda, caer con la garganta abierta.
Sus ojos se abrieron con horror cuando pensó lo peor y estuvo a punto de comenzar a hiperventilar, de no ser por las manos que tomaron con fuerza sus mejillas.
—Te encontré.
Cuando sus miradas se conectaron, Jimin dejó caer las lágrimas retenidas y un jadeo abandonó sus labios. Tenía tanto miedo de que aquello solo fuera una alucinación. Su alfa estaba ahí. Kira había ido por él como lo prometió.
—A-Alfa...
—Shh... sí, estoy aquí, cariño —susurró Kira, tratando de calmarlo.
Sin que Jimin todavía terminara de creer que Kira sí estaba frente a él, la joven de cabellos blanquecinos introdujo la clave en los brazaletes que mantenían a su animal dormido. No iba a negar que le pareció raro que aún conservaran la misma contraseña, sabiendo que ella podría ir por su omega. Pero tampoco se iba a detener a cuestionarse eso cuando tenían poco tiempo para huir. La celda donde habían metido a Jimin era la última y toda una barricada de alfas la esperaba cuando ella logró salir de la alcantarilla.
—¡Treinta, ochenta y dos, cero tres! —les gritó al resto de los omegas para que se quitaran los brazaletes, y comenzó a revisar las prendas del guardia muerto para encontrar alguna llave.
—Mierda —gruñó cuando no consiguió nada más que manchar sus manos y terminó por tomar su arma para disparar a la cerradura.
Los cambiaformas prisioneros gritaron aterrados cuando se oyeron los disparos, pero al abrirse la reja, se amontonaron, empujándose unos a otros, queriendo ser los primeros en salir. En ningún momento Kira le quitó los ojos de encima a su omega y en cuanto sus manos se juntaron, tiró de él, abrazándolo con fuerza antes de pensar en salir de allí.
—Salgamos de aquí.
—E-Espera —Kira frunció el ceño cuando Jimin tiró de su brazo y luego miró a la mujer que apuntaba el joven —. Ven con nosotros —le dijo a la otra omega, quien negó, todavía permaneciendo dentro de la celda.
—No me iré de aquí sin mi alfa —susurró ella sincera y Kira la observó, deteniendo sus ojos en su enorme vientre.
—¿Quién es tu alf-?
—¡Taehyung, no! —antes de que la voz de aquella omega intentara detenerlo, el alfa golpeó a Kira con el tubo de hierro que sostenía en sus manos. La joven leona gruñó, tragándose una maldición cuando cayó sobre su pecho y sintió un líquido caliente comenzar a escurrir de su cabeza. Su vista se vio nublada por unos segundos, pero logró ponerse de pie antes de que un segundo golpe llegara.
Kira se tomó su oreja mientras jadeaba en busca de aire. A lo lejos podía oír el correr de los lobos, así que, por instinto, solo pensó en huir antes de que los atraparan. Sea como sea tenía que sacar a Jimin de ahí.
Sin embargo, un paso en falso solo logró que recibiera otro golpe, esta vez en sus costillas. De nuevo oyó a la omega gritar, suplicándole a Taehyung que se detuviera, pero este parecía estar cegado en ira. Entonces algo hizo clic en la mente de la leona y volvió a mirar el vientre de la mujer.
—Tiene que ser una maldita broma —murmuró y empujó a Jimin lejos de ella cuando el menor quiso protegerla.
Lanzándose al suelo y dando un giro rápido, logró recuperar una de sus alfanjes para tener con qué defenderse. No pensaba lastimar a Taehyung cuando claramente él no se encontraba en sus cinco sentidos.
—¿Qué te han hecho? —murmuró y gritó para darse impulso cuando tuvo que frenar el nuevo ataque del alfa —. ¡Jimin, corre hacia el final del pasillo! ¡Tus hermanos te esperan ahí!
—¡No me iré sin ti! —le gritó el omega cuando Kira frenó otro ataque y golpeó al tigre, dejándolo en el suelo por unos segundos.
—¡Corre, carajo, y llévate a la omega!
—¡No me iré sin Tae!
—¡Hazlo por tus hijos!
Jimin mordió su labio inferior hasta el punto de hacerlo sangrar y sus lágrimas cayeron sin barreras cuando tomó del brazo a la otra omega. Quiso decirle que la estaría esperando, pero sus palabras eran prisioneras del nudo que se había alojado en su garganta. Sin importarle incluso los sollozos de la mujer, el joven colibrí obedeció a su alfa y corrió hasta donde le dijo que sus hermanos estarían. Pero ya era demasiado tarde para huir.
Frenó de golpe cuando una docena de alfas apuntaron sus armas contra ellos. La mitad de los omegas que habían corrido sin rumbo, se encontraban muertos en el suelo y el resto había vuelto a ser prisionero de los cambiaformas de ese clan.
El animal de Jimin no dudó en ponerse en guardia, listo para cambiar, pero no quería hacerlo. Si él cambiaba, sabía que no podría llevarse a aquella omega y no estaba dispuesto a dejarla atrás con sus cachorros en camino. Entrelazó sus dedos con los de la mujer y apretó sus ojos con fuerza, preguntándose si éste sería su fin.
Entonces algo extraño pasó. Cada alfa gruñó de dolor, dejando caer sus armas para sostener sus cabezas, sintiendo como si un taladro intentara atravesarles el cráneo. A lo lejos volvió a oír la voz de Kira que le pedía casi con pánico que corrieran. Quería hacerlo, pero en ese momento sus piernas parecían no querer responder. La omega junto a él fue la que al final tiró de su brazo para abrirse camino entre los alfas. Aunque su huida se vio frustrada una vez más cuando Jimin fue sostenido del cabello.
—¡No toques a mi omega, bastardo! —gritó Kira, atravesando el pecho de un can con su espada. Jimin se tomó la cabeza cuando recuperó su libertad y rápidamente se hincó frente al cuerpo para tomar el arma. Junto a ellos, Kira continuaba atacando a todos esos alfas que parecían estar en su estado más primitivo. Atacando con garras y dientes como si no tuvieran armas para detenerlos. Jimin sabía que algo extraño estaba pasando, pero en cuanto su alfa volvió a gritarle que corriera, no pensó en detenerse a analizar la situación.
Entregándole un arma a la omega a su lado, ambos se abrieron paso entre los guardias, disparando directo a sus cabezas, mientras Kira los seguía de cerca para cubrir sus espaldas.
La joven de cabellos blanquecinos quiso maldecir en alto cuando vio a más cambiaformas correr hacia ellos. Levantó la vista al techo, sabiendo lo que había allí y desde las cabinas blindadas, logró ver a Hwang, sonriéndole perversamente.
Soltando un bufido, elevó su dedo medio para el hombre y lanzó otra patada a un puma antes de cortarle la garganta a una loba. Sabía que eran demasiados para ella y solo podría detenerlos si Jimin salía de ahí.
—Es hora de hacer tu magia, Namjoon —murmuró exhausta y dejó caer su alfanje cuando explosiones se oyeron y el techo sobre ellos comenzó a temblar. Pronto, el agua del lago artificial comenzó a filtrarse entre las grietas y escombros cayeron, bloqueando el pasaje del sótano a la planta superior.
Kira miró una vez más al hombre que la observaba desde las alturas y sacó una granada de su traje. Iba a enterrar vivos a esos bastardos y si tenía que enterrarse con ellos, lo haría.
Pero entonces lo oyó.
«—Están fuera, tienes un minuto para salir de allí, Kira.»
Su cuerpo cayó de rodillas y respiró aliviada cuando oyó la voz de Namjoon en su oído. Incluso por el intercomunicador logró escuchar los gritos de Jimin, pidiéndole a su padre que volviera por ella, pero eso no era algo que Kira fuera a permitir.
—Llévatelos lejos, líder Min —fue lo último que murmuró, antes de lanzar la granada lejos, justo en la entrada del acueducto.
Jimin y Yoongi gritaron cuando se hoyó una explosión en cadena y forcejearon con los hombres que los retenían cuando vieron la salida por la que los sacaron, incendiarse como el mismísimo infiero.
Namjoon simplemente se quedó petrificado luego de oír las últimas palabras de la joven. Sin embargo, tenía un deseo que cumplir.
El alfa líder apretó sus puños para tratar de darse fuerzas y gritó a sus hombres que era momento de la retirada. Dos mujeres se prepararon para sedar a sus hijos cuando éstos comenzaron a atacar a sus propios aliados y Jungkook a su lado, simplemente lo miró acongojado, haciéndole a su padre la misma pregunta que él todavía no podía responderse.
—No se te ocurra morir aquí dentro, mocosa —murmuró Namjoon, esperando que Kira todavía pudiera oírlo.
—¡Yoongi! —gritó Jungkook, repentinamente, cuando su hermano mayor se les escapó a los demás hombres que intentaban controlarlo. Namjoon, quien ya se encontraba a punto de subir a la camioneta, regresó su mirada hacia atrás, viendo a su hijo correr hacia la entrada principal de aquel clan.
—¡Líder! Algo le ocurre a nuestros alfas —se desesperó un beta cuando hombres y mujeres comenzaron a luchar contra sus instintos para no atacar a Jimin, quien había dejado de forcejear en los brazos de aquel hombre.
Por inercia, el líder alfa llevó sus ojos al cielo, viendo a la luna en su punto más alto. Esta no solo afectó a la manada de Hwang, también estaba afectando a la suya...
—Permiso para quedarme, señor —pidió Hoseok, antes de que Namjoon pudiera siquiera reaccionar y tomar alguna decisión. Sus ojos volvieron a observar a su hijo mayor, incluso después de que Yoongi saltara al lago vacío, directo entre las aberturas que formaban una compuerta.
—Jungkook —pronunció entonces el líder, mientras caminaba hacia el beta para tomar a Jimin en sus brazos. Solo con ver la seriedad de su padre, el joven cuervo se puso en alerta —. Ve con Hoseok por tu hermano —el menor miró al pelirrojo y luego a Namjoon cuando el lobo volvió a hablar —, y también traigan a Kira. ¡El resto de betas vengan conmigo!
Tras su última orden, todos comenzaron a correr en distintas direcciones. Jimin, quien sollozaba sobre el hombro de su padre, no se apartó de él incluso cuando el alfa entró en la parte trasera del camión, sabiendo que lo llevarían lejos de su alfa. Namjoon haría lo que fuera para proteger a su pequeño omega de la luna mientras dejaba el resto en manos de Jungkook y Hoseok.
—Tranquilo, Jiminie. Hoseok y tus hermanos traerán a Kira de regreso.
Ha pasado mucho tiempo, lo sé 😅 Alguien sigue está historia?
Nina Glastor💜
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