Único
Minho comenzaba a ordenar las mesas del restaurante antes de que terminara su turno.
Era de noche y se notaba por los cristales de las ventanas que seria una jornada muy lluviosa, la cual probablemente no pararia hasta los siguientes días.
Por lo menos traje paraguas, aunque no me gusta la lluvia -pensó-.
Luego de terminar, apagó las luces y colocó el candado para asegurarse de que todo estuviera en orden.
Tomó su paraguas mientras iba rumbo a su hogar.
Como no tenia suficiente dinero para darse el lujo de comprarse un auto caminaba a pie hasta su residencia.
Luego de doblar una esquina, se sorprendió un poco al ver a una persona sentada en la acera con la capucha puesta.
Dudó si acercarse porque no sabia como reaccionaria la otra persona, pero su amabilidad era más fuerte.
-Disculpa ¿estás bien?
El rostro de aquella persona se alzó hacia él, mostrando a un chico rubio con pecas y lágrimas esparciendose en su rostro.
-¿Ya comiste?
El joven negó con la cabeza.
-Ven, dejame ayudarte.
Con esfuerzo, lo levantó de la acera para que ambos estuvieran de pie, aunque por un momento el chico casi cae al suelo de no ser por minho.
Lo sostuvo entre sus brazos para evitar aquella caida, pero no se dió cuenta que sus rostros estaban tan cerca que podian rozar sus labios.
Tras este momento incómodo, Lee quiso romper el hielo con aquel chico que no habia dicho ni una palabra desde que lo encontró.
-Y dime...¿cómo te llamas?
No hubo respuesta.
Diablos ¿acaso será mudo? pero nunca aprendi lengua de señas.
Al ver un local cerca, animó al chico en apresurar el paso para llegar al lugar.
-¿Qué deseas comer?
El chico que habia mantenido su cabeza abajo durante todo el camino, alzó su rostro nuevamente con aquellos ojos llenos de tristeza.
-Cualquier cosa...
Minho sonrió tras darse cuenta que pudo hacer hablar al chico y dejar de sentirse incómodo por no saber interactuar.
-Bien, entonces entremos.
Cuando entraron, una joven los saludaba desde el mostrador.
-Buenas noches ¿que necesitan?
-Voy a comprar dos ramyeon y bibimbap.
-¿Para llevar o consumir en el lugar?
-Para consumir, por favor.
-Okey.
Luego de pagar los productos, se dirigió hacia las máquinas para preparar el ramyeon.
-Puedes sentarte si quieres.
El joven asintió y se dispuso a esperarlo en una de las mesas.
Pese a estar exhausto, no podia dejar solo a aquel chico de ojos tristes.
No deseaba ser entrometido, pero queria intentar ayudarlo de alguna forma.
Cuando vió que el ramyeon estaba listo, los cargo hasta la mesa.
-No se si te gusta el picante, asi que le eche un poco, pero puedes pedir más si quieres.
-Muchas gracias.
El chico devoró el plato en un par de segundos.
Minho lo observaba con lástima, pensaba cuanto habia sufrido el chico para llegar a ese extremo.
-Disculpa, pero...¿Por qué estabas bajo la lluvia?
Un silencio los invadió a ambos, haciendo que el ambiente cambiara.
-No es necesario que lo digas ahora, es sólo que-
-Soy felix -dijo- mi familia acaba de echarme hace un mes porque les dije que era gay y me entere que mi "novio" era infiel...
Bajó su cabeza nuevamente, avergonzado.
-Oye, no debes de avergonzarte, no hiciste nada malo. -dijo, tomando una de sus manos- ellos son el problema, no tú.
Sintió como la mano del otro era suave, pero fría producto de la lluvia y entonces quiso unir sus manos junto a las de él para cambiar su temperatura.
Aquel gesto hizo que felix se ruborizara.
-Gracias...
Luego de que ambos terminaran de comer, se retiraron del lugar despidiendose de la dueña y retomar el camino.
-Lamento que mi departamento esté un poco desordenado, pero sientate cómodo.
Mientras buscaba ropa y toallas, el menor se sentó en el sofá esperando.
-Ten. Puedes bañarte y usar esta ropa para evitar que te resfries.
-Lamento ser una molestia...
Minho se acercó hacia él y lo abrazó.
-No eres una molestia, felix.
El menor, sorprendido por aquella acción, aceptó su abrazo.
Luego del abrazo, Felix se duchó mientras el otro preparaba café.
No pasó tanto tiempo hasta que el rostro del chico con pecas apareciera en la sala con su cabello mojado.
-Oh, dejame secarte el cabello.
Pese a que el otro insistió en que no era necesario, el mayor ya habia tomado una toalla y secador para evitar que se resfrie.
-Si no cuidas tu salud ¿cómo podras sentirte mejor?
-Lamento que te preocupes tanto por mi.
Lee suspiró y mientras terminaba de secarle el cabello, tomó con sus manos el rostro del menor.
-No te disculpes, yo solamente te quiero ayudar ¿si?
Asintió.
-Si, hyung.
La palabra "hyung" pese a que era común que se lo dijeran a minho, escucharlo de él hacia que su corazón latiera más rápido de lo normal.
¿Qué me sucede? ¿Por qué mi corazón palpita tan rápido?
Retiró sus manos de su rostro y se levantó para traer los cafés que habia preparado.
Tras conversar mientras tomaban el café, hizo entender mejor la situación de felix.
-Ese hyunjin es un idiota ¿cómo pudo meterse con tu amigo?
-Lo sé. Fue duro saberlo y de no ser porque me los encontre de casualidad, quizás nunca hubiera sabido esto.
Minho sentia rabia que una persona que irradiaba alegria, habia pasado por tantas situaciones duras que estaban apagando su brillo.
-¿Podemos dejarlo hasta aqui? tengo sueño.
-Por supuesto.
Cuando minho retiró las tazas, se percató que felix se acomodaba en el sofá
-Hey, espera.
-¿Qué sucede?
-Duerme en mi cama, yo dormire aqui.
Felix negó con la cabeza.
-Soy un invitado.
-Y yo el dueño, asi que puedo decidir ¿vale?
Pese a sentirse apenado, accedió a dormir en su cama.
-Oh, por cierto, nunca pregunte tu nombre.
-Cierto, me llamo Lee minho.
El menor sonrió tras escucharlo.
-Tu nombre es bonito.
Las mejillas del mayor no tardaron en sonrojarse por escuchar el cumplido y esto no era normal en él, asi que se despidió rápido del otro para tirarse al sofá y taparse con la manta ocultando su vergüenza.
Mi cara arde y mi corazón no deja de latir fuerte ¿será que...?
Pese a que se perdió en sus pensamientos, pudo conciliar el sueño horas después.
Los rayos de luz que entraban desde la ventana hicieron que se despertara.
Sentia un dolor en el cuello, pero intentó estirarse para soportarlo.
Que agradable amaneció el clima.
Se dirigió hasta su habitación para ver si felix habia despertado.
Tras abrir la puerta, observó que el menor aún seguia dormido y abrazado a una almohada.
Se ve casi como un ángel, pero con cicatrices en su alma...
Mientras lo observaba, felix despertó.
-Buenos días.
-Buenos días, hyung.
Ambos sonrieron.
-Voy a preparar el desayuno ¿qué prefieres?
-Lo que hyung haga está bien para mi.
Minho estaba que se derretia de ternura por dentro al ver a un chico que paso de estar triste a mostrarle una sonrisa tan encantadora en la mañana.
Hablaron de temas triviales mientras terminaban de desayunar.
-Hoy no trabajo, asi que podemos ir a comprar un poco de ropa para ti.
-¿En serio? no me gustaria que gastes en mi.
-Tranquilo, sólamente es para que no tengas que usar la misma ropa de anoche.
-Está bien.
Visitaron varias tiendas pero algunas eran muy caras o tenian un estilo que no le agradaba a minho hasta que encontraron el indicado.
-Pruebate este, creo que te combina.
-Bueno, si insistes...
Al cambiarse y mostrarselo al mayor, el otro quedó sorprendido porque le quedaba justo a su medida.
-Te queda genial.
-Gracias, hyung.
Pasaron las horas hasta que felix eligió dos prendas y tras salir de la tienda, minho se ofreció a comprar helado.
-¿Cuál es tu sabor favorito?
-Vainilla ¿y el suyo?
-Chocolate, amo el chocolate.
Se veian felices disfrutando el helado en medio de tantas personas.
Por impulso, minho tomó la mano del otro, pero su sorpresa fue que felix no lo rechazó.
Siguieron caminando tomados de las manos y con algo de timidez por las miradas de la gente, pero podian evitarlas.
Lee estaba feliz de que el menor recuperara aquel brillo tan fugaz como una estrella.
Haria lo que fuera por hacerlo feliz y que mantuviera esa sonrisa tan hermosa como todo de él.
Supo que se estaba enamorando, pero quiso que todo se desarrollara de a poco para no apresurar las cosas.
Los meses fueron pasando rápido.
Minho seguia trabajando en el restaurante mientras felix buscaba trabajo en alguna oficina.
Pese a todo, su relación iba siendo más cercana al pasar de los días hasta que luego de tres años se convirtieron en novios.
-Cariño, acabo de encontrar trabajo.
-Que bien ¿en dónde?
-Es una compañia relativa, pero pagan bien, asi que puedo ayudarte en los gastos para que no tengas que trabajar demasiado.
-Aunque trabaje mucho, siempre tendre tiempo para ti.
Ambos se abrazaron con alegria.
-Te amo tanto.
-Yo te amare hasta el final de mis días.
Terminaron dandose un dulce beso antes de irse a dormir.
Su amor era incomparable.
Podias ver la magia que generaban con tan solo estar juntos, como si el destino los hubiera hecho conocerse por accidente.
Sin embargo, todo lo bello tiene un toque que lo hace imperfecto y aunque asi fuera, ellos hacen lo posible para mantener una relación sin problemas.
Sólo desean ser felices, cuidarse mutuamente y quizás en el futuro tomar la decisión de contraer matrimonio para poder adoptar a uno o dos niños que necesitan afecto y cariño como el que tienen ellos.
Aunque las cosas puedan resultar bien o mal, sólamente se debe saber enfrentarlas y asumir las concecuencias.
Mientras felix ordenada los documentos, recibió una llamada de su novio.
-Hola amor ¿qué sucede?
-Hola cariño, queria saber como estabas porque te vi un poco decaido esta mañana.
El menor quiso responderle, pero un dolor repentino en su estómago hizo que dejara la llamada en pausa.
Se dirigió rápidamente al baño y cerró de golpe la puerta mientras se sentaba.
¿Qué me sucede? ¿Por qué me arde tanto?
Se abrazó asi mismo al no soportar el dolor.
Se mantuvo en aquella posición por algunos minutos hasta sentirse mejor.
Por otro lado, minho se preocupó al ver que corto la llamada tan abruptamente.
¿Qué le habra pasado? no me puedo quedar de brazos cruzados...
Pidió permiso a su jefe y corrió para buscar un taxi para dirigirse lo más rápido posible al trabajo de felix.
Al llegar, buscó entre los pasillos a su novio, quien habia salido del baño para volver a su puesto de trabajo.
-¡Felix!
Reconoció la voz y se levantó de su asiento para observar a minho.
-¿Min?
El mayor lo abrazó.
-¿Estás bien? ¿te duele algo?
-Estoy bien, no debes de preocuparte...
-Es que cortaste de repente la llamada.
Felix estaba apenado por mentirle a su novio que no le pasaba nada, pero no queria hacerlo preocupar más.
-Lo siento, a la próxima te aviso.
Se separaron del abrazo mientras minho lo observaba.
-¿Seguro que estás bien?
-Si, te lo aseguro. -sonrie-.
Ambos se despidieron y siguieron con sus rutinas de trabajo.
Los días pasaron y la salud del menor empeoraba cada vez más.
Ya no eran solo los dolores de estómago, ahora se sumaba el sangrado de nariz, naúseas, entre otros.
Un día, mientras se cambiaba de ropa, notó que habia bajado de peso, pero no le dió importancia ya que se ejercitaba.
Minho le recomendaba ir al médico para hacerse chequeos, pero el menor se negaba por creer que era una pérdida de tiempo.
Más tarde, en la vispera de plena navidad, mientras todos sus compañeros guardaban sus pertenencias, felix se tomaba un pequeño descanso debido a los fuertes dolores de estómago.
-Hyung ¿no va a su casa? -preguntó jeongin-.
-Oh, yang, no te preocupes por mi, me ire pronto.
-Está bien. Feliz navidad.
-Feliz navidad.
De pronto, su vista empezó a ponerse borrosa, pero abrió y cerró sus ojos hasta que todo volviera la normalidad.
Es sólo cansancio. -pensó-.
Cuando la oficina ya estaba vacia, comenzó a guardar sus cosas para luego caminar hacia el ascensor y pulsar el botón.
Estando ya afuera, respiro hondo y observó el cielo mientras su ropa se llenaba de la nieve que caia.
Tengo muchas ganas de ver a minho.
Y como si lo hubiera manifestado, su novio lo llama.
-Hola amor ¿ya saliste del trabajo?
-Si, cariño ¿y tú?
Minho carraspea su cabeza.
-Mi jefe dijo que me quedara una hora más tarde, pero llegare para cenar.
-Está bien. Te amo.
-Yo te amo más.
Luego de apagar la llamada, siguió caminando.
En el trayecto, el dolor de su estómago aumento más y de un momento a otro comenzó a toser viendo sus manos llenas de sangre.
Sentia miedo.
Miedo de que no alcanzara a llegar a casa.
Me duele mucho el cuerpo...
De pronto, se desploma en el suelo, perdiendo la conciencia.
Unas horas más tarde, llega minho al hospital y habla en recepción acerca de su novio, pero unas personas se acercan a él.
-¿Quién eres tú de mi hijo? -habló el hombre-.
-Lamento presentarme ahora, pero soy el novio de su hijo.
Los dos adultos lo miraron con furia.
-¡¿Cómo te atreves a venir aqui?! ¡por culpa de ustedes, los homosexuales, a mi hijo le suceden desgracias!
Pese a que el personal de salud intentara tranquilizarlos, no se detenian en mencionar insultos hacia minho.
-Señor, sé que es de otra época, pero debe entender que ser homosexual no es un delito, ni mucho menos una enfermedad.
-¡Cállate, pedazo de mi-!
Antes de que recibiera un golpe, se interpuso el médico, quien tenia una noticia que dar.
-Por favor, mantengan la calma. Es un reciento de salud.
-Lo lamento, doctor.
Se acercó a los padres de felix para hablar de su salud, pero aún asi minho podia escucharlo.
-Su hijo tiene cáncer al estómago y es avanzado. Quedará internado por ahora.
-Bien. Pero le debo pedir un favor.
-Por supuesto.
-Quiero que a ese tipo le prohiban la visita. -dijo, apuntando a minho-.
En ese momento se habia derrumbado ante el egoismo de esos padres.
-Amor, no seas tan duro con él.
-¿Te atreves a ponerte en mi contra, mujer?
La mujer calló luego de ver que su marido no iba a cambiar de actitud y le dió señales a minho para que se retirara antes de que todo empeore.
Con rabia, tuvo que salir del hospital para evitar conflictos.
Me siento tan inútil... -pensó mientras bajaba su cabeza-.
Las horas pasaron y decidió irse a casa para volver nuevamente, aunque quizás no serviria de mucho por aquella advertencia que le hizo ayer el padre de su novio.
Antes de que pudiera entrar, alguien tocó su hombro, haciendo que se voltee.
-Disculpa ¿eres el novio de felix?
-Si ¿y tú quien eres?
-Oh, disculpa -hace una leve reverencia- soy Yang jeongin, compañero de trabajo.
En ese lapso, minho recordó haberlo visto, pero como corrió tan rápido no llegó a recordar su rostro.
-Un gusto, soy Lee minho.
-Vine porque supe lo que le pasó a felix hyung y me alegra encontrarte porque asi será más fácil encontrar su habitación.
-Sobre eso... -carraspeó- no creo ser de ayuda.
Yang lo miró confundido.
-¿Por qué lo dices?
Suspiró.
-Te contare todo.
Se sentaron en unas bancas y mientras minho relataba todo lo sucedido, el contrario le tomaba atención.
-Oh, no me esperaba que te trataran asi... fueron muy duros contigo.
-Si, pero aunque me impidan la entrada, hare lo posible para verlo.
Jeongin asintó.
-Yo te ayudare, aunque nos saquen a patadas.
Luego de ponerse deacuerdo, ambos entraron por aquella puerta del hospital y se dirigieron directamente a la habitación de felix. Sin embargo, habia un guardia de la familia que les impedia continuar.
-Me dijeron que usted tiene prohibido visitarlo. -dijo, observando al mayor-.
-No me interesan sus amenazas, tengo derecho a verlo.
Antes de que aquel sujeto intentara golpearlo, la madre de felix se interpuso.
-Chris, deja que lo vea junto a quien lo acompaña.
-Soy Yang jeongin, trabajo con su hijo, señora.
El guardia se acercó a la mujer para decirle que todo esto terminaria mal.
-No te preocupes, la responsabilidad la tomare yo. -dijo, segura de si misma-.
-Como usted diga, señora.
Tras irse, la mujer dió un paso al costado para que ambos jóvenes entraran a la habitación mientras cerraba la puerta detrás de ellos.
Minho quedó en shock.
Observaba como su novio estaba conectado a una máquina de respiración y otros aparatos que lo mantenian "estable".
-¿Puedo acercarme?
-Por supuesto.
Con un poco de nervios, se acercó hasta una de las manos de felix, las cuales eran pálidas y ásperas.
Tomó con cuidado la mano y la acercó a su rostro mientras intentaba aguantar las lágrimas.
Lamento no haber estado contigo en ese momento... sólo deseo que despiertes y que todo esto sea una pesadilla.
Por favor, no me dejes.
Luego de unos minutos, dejó su mano sobre la tela para acercarse a su frente y darle un pequeño beso antes de despedirse.
-Min, lamento lo que dijo mi esposo de ti, yo-
-Está bien, lo importante es que felix mejore.
La señora comprendió y antes de retirarse, le entregó un número a minho.
-En caso de que suceda algo, llamame desde ahi.
-Gracias.
Luego de que se retirara, jeongin se acercó hacia la cama e hizo una reverencia.
-Espero que se mejore pronto, hyung. Todos lo extrañan. -luego de hablar, se alejó hasta donde estaba minho-.
-¿Se va a quedar, minho hyung?
-Si, voy a quedarme un rato más.
-Bien. Cuidese, hyung.
-Hasta luego, jeongin.
Tras despedirse, minho tomó una de las sillas de la sala y la acercó hasta la orilla de la camilla y se sentó para observar a su novio quien estaba entre la vida y la muerte.
Sin la presencia de la madre y de jeongin, sus lágrimas empezaron a salir.
Se sentia culpable por todo lo que sucedió y en no haberle insistido más para que se hiciera un chequeo médico.
Esa tarde lloró tanto que sus ojos estaban tan irritados, ocasionando que le doliera la vista, pero lo más dañado era su corazón.
Pasaron varios meses desde que felix entró en un sueño profundo.
Minho se esforzaba demasiado para hacer horas extras el fin de semana para recuperar las horas libres de la semana.
Iba corriendo de un lugar a otro sin descanso, pero se saltaba las comidas provocando que se sintiera aún más exhausto.
Jeongin venia en sus ratos libres y siempre le traia algún bocadillo.
-Minho hyung, tiene que comer algo. Casi parece estar hasta los huesos de lo delgado que está desde que no se alimenta bien.
-Tranquilo, puedo resistir. -dijo, devorando el bocadillo-.
Un día, mientras corria hacia el hospital, sentia que su mente le daba vueltas y quiso ignorarlos, pero con cada paso aumentaba más.
Llegó hasta un semáforo y antes de cruzar, se desmayó.
Al despertar, se encontraba en una cama mientras al lado suyo se encontraba jeongin.
-¿Qué sucedió?
-Los doctores dijeron que estuviste a punto de tener anemia, pero ahora estás bien y luego podras irte a casa.
-¿Y felix? ¿supiste como está?
negó con la cabeza.
-Ya veo... lo visitare un rato y luego me ire a casa.
-Minho hyung -pausó- sé que se esfuerza por poder verlo, pero no debe de descuidar su salud. Hoy fue suerte ¿pero después?
Jeongin estaba en lo cierto, aún asi, minho solo queria estar más tiempo con su novio y que algún día abriera sus ojos.
-Lo sé, jeongin, prometo mejorar mi salud.
Llegó septiembre, un mes donde las hojas de los árboles se marchitan y caen hacia el suelo, llamando asi al otoño frio en corea.
Minho habia seguido los consejos de jeongin y al poco tiempo su salud habia mejorado, incluso, con el dinero ahorrado pudo comprarse un auto para facilitar sus viajes hacia el hospital.
Estaba feliz de que podia demorarse menos en llegar que ir a pie.
Pero en el fondo su corazón dolia al ver que su amado aún no lograba despertar.
La oscura noche fue interrumpida por las gotas de lluvia. Pese a esto, el mayor tomo su auto rumbo hacia el hospital.
Al llegar, observó como los padres de felix se abrazaban mientras lloraban desconsoladamente.
-¿Qué sucedió? -preguntó a los médicos-.
-El paciente acaba de fallecer, lo lamento.
Aquella noticia hizo que minho cayera al suelo.
No podia creer lo que habia oido ¿su novio acaba de dejar de existir?
Entró a la habitación pese a que intentaron detenerlo y pudo ver con sus propios ojos que en aquella camilla donde se encontaba felix, yacia una sábana cubriendolo.
Se acercó y destapó la sábana para mirar por última vez su rostro.
Acarició su rostro mientras sus lágrimas aparecian de entre sus ojos.
Se sentia vacío, como si le hubieran quitado una parte muy importante para él.
Ellos habian soñado tantas cosas para hacer en un futuro que jamás llegaria.
En ese momento, minho cayó en un pozo sin fin donde la tristeza lo invadió por completo.
Después del funeral, quiso arrebatarse su propia vida, pero no pudo hacerlo.
Cada vez que lo intentaba, recordaba el rostro de felix con una sonrisa y diciendole "tienes que ser feliz aunque yo no esté".
Fue asi que sus días sólo se convertian en números e incluso cuando llegaba su cumpleaños preferia no celebrarlo ya que se acordaba cuando su novio le hacia una sorpresa antes de llegar a casa.
Sin embargo, siempre compraba un pastel cuando era el de felix, incluso en su aniversario.
Dejó de comunicarse con jeongin, quien estaba muy preocupado luego del funeral, pero le envió un texto diciendo que estaba bien.
Ahora, se encontraba mirando la ventana, fijandose en aquella noche estrellada desde su balcón.
Felix ¿tú también te habras convertido en una estrella? -pensó-.
Miró más de cerca y pudo observar una estrella que brillaba más que las demás y supo que estaba en lo correcto.
Algún sere una estrella al igual que tú, amor.
Nunca pudo superar la muerte de su novio, pero cada vez que cerraba el restaurante, esperaba el día en que lloviera y de vez en cuando sentarse en el mismo lugar que felix para recordar esos momentos del pasado mientras observaba el cielo.
"En un día lluvioso, se conocieron y a la vez no alcanzaron a despedirse.
Pese a que a él no le gustaba la lluvia, empezó a amarla gracias a él".
Fin.
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