VI
Te sacaste sobre el negro sujetador raído un pecho y me dijiste que mamara de él. Miré incrédulo tus ojos mientras acercaba mis labios.
Lo mordí sin querer.
Agarraste mi rostro con ambas manos mientras todavía goteaba leche de mis comisuras me besaste.
Dijiste que ahora había abandonado el plano material del universo y era un oxímoron versado improvisando los sueños más intrincados.
Y yo, silencioso, volví a lamer de tu pecho.
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