"Narra William"

—¿Cómo está nuestra hija, doctor? - De inmediato preguntaron sus padres y los demás que estaban esperando afuera.

—Lamento decirle que perdió mucha sangre. Tiene un trauma craneoencefálico. Al parecer recibió un golpe muy fuerte en la cabeza. Las próximas horas serán vitales para que viva.

—¡Ayúdale doctor! Ella es lo único que tenemos -dijo Héctor muy quebrantado hasta el punto que me hizo llorar a mí.

Era realmente una escoria que no merecía perdón de nadie. Lo que le hice no puede ser nombrado porque no existe palabra para describirlo.

Eso me quemaba por dentro, no sabía la razón por la que lo hacía, solo que una fuerza mayor me controlaba para dañarle, sin poder resistirle. Verónica estaba allí en ese mal estado por mí culpa.
Estaba luchando por su vida y el responsable se hacía pasar por una víctima para evitar ser sospechoso, pues quién se imaginaría que hubiese sido yo el echor intelectual del estado en que se encontraba Vero.

"Narra Verónica"

Pobre William. No sabía que estaba bajo la influencia de un principado, que dominaba en gran parte su voluntad. Él lo alimentaba por su pasado. ¡Ahora entiendo las pesadillas, gritos y la razón de atacarme!

¡No era él en sí, sino un demonio de alto rango que aprovechaba su ira, dolor, sed de venganza y falta de perdón hacia su figura paterna, quién lo marcó por dentro por su estado de alcoholismo en el que se sumergió!

—¡Miralo, Verónica! Él quiere confesar lo que hizo pero algo no le deja. No podemos ayudarle si él no lo pide.

—Pero ¿por qué no pueden ayudarle, no entiendo?

—A el ser humano se le dió un libre albedrío de decidir a quién servir y a quien obedecer. La elección que tenga, le dará poder de influencia a Dios o Satanás.

—¡Ahora entiendo por qué lo hizo! Satanás fue más fuerte que él por el poder de influencia a través de ese demonio que mantiene sobre él. Dime una cosa ¿Aún se puede ser algo por William?

—¡Claro! En él está. ¡Solo tienes que pedirlo! ¡Verónica, tú saldrás de aquí, pero debo advertirte que pasarás un último ataque y tienes que resistir! Si no puedes, solo llámale y él te responderá. Sé valiente, no temas ni desmayes porque Dios está contigo.

—¡¿Te irás y me dejarás aquí, sola?!

—¡Yo nunca me he ido y nunca me iré! No estás sola. Mira a tu alrededor y ahora debes ver el lado correcto y ayudar al que lo necesita.

Me señaló a William. Sentado en aquella silla del hospital. Pérdido y totalmente desconectado de la realidad. Realmente la víctima era él y no yo. ¿Como un chico cariñoso podía convertirse en un ser despreciable si no existiera una influencia detrás de todo.

Ahora, sí entiendo la función vital, que desempeñamos a las intercesoras en la iglesia. Dios me permitió vivir todo esto para explicarme desde otra perspectiva diferente para que mirará los que están "BAJO INFLUENCIA". Pero bajo la influencia de Satanás, no de Dios y que aunque no eran motivo para no dejarse sin que reciban su castigo, hay algo más que provoca toda tragedia, muerte, destrucción en una vida, familia o sociedad.

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