Capítulo 2: La llegada de William
"Narra Verónica"
—¡Bienvenido primo! ¡Nos alegra tenerte en nuestra humilde casa! ¡Aquí esperamos que tengas la mejor estadía de toda tu vida! —dije dándole un enorme abrazo a William.
—¡Bienvenido, hijo! ¡Siéntete como en casa! —mis padres tan cortésmente le dieron al llegar a casa.
—¡Muchas gracias tía Ester, prima! Es muy bueno volverlos a ver. Desde que me fuí hace años, no había tenido la oportunidad de venir a visitarlos —nos dijo a todos con una sonrisa de ángel y que todos creímos en ese mismo momento.
—Te llevaré a la habitación donde te quedarás, primo. Luego, si tú deseas podría llevarte a la cafetería de doña Rosa para que te pongas al corriente, ya que me imagino no habrás olvidado todo —le dije emocionada e inocentemente a William.
—¡Está bien Vero! Yo encantado de que seas tú el que me dé el tour del retorno a mi ciudad donde nací y me vió irme —me respondió mi primo, al cual tanto quería mucho, casi como un hermano.
—¡Ya hablamos, Vero… Digo prima! —viéndome fijamente. Lo expresó un tanto raro. Gesto que pase por alto.
—¡En ese caso, gracias por tan lindo recibimiento y cortesía de su parte, señorita! —respondió aceptando la hospitalidad nuestra.
—Eres parte de esta familia y que te hayas ausentado unos años, no significa que no te extrañamos, William —le expresa mamá ante su agradecimiento.
—Lo sé, tía y me siento como un bebé apunto de llorar por eso —nos dijo haciendo gestos simpáticos y provocando carcajadas en todos los presentes.
—¡Venga! ¡Sabes qué, desde que te fuiste hicistes mucha falta aquí! ¡Pero es hermoso tenerte de vuelta! —con mucho cariño le confesó papá.
—Termino de desempacar aquí y acomodar la ropa en su lugar... y tía no te ofrezcas porque no te dejaré. No permitiré darte lata, y yo también me alegro de volver. Prima, en un ratito bajo para que me lleves a la famosa cafetería de doña Rosa...¿Está bien?
Para sorpresa nuestra escuchamos decir, puesto, que el William que conocíamos, no era organizado con sus cosas. Pasó un buen rato cuando salió listo para el primer tour. Nos fuimos en el auto de papá, ya que sabía conducir muy bien sino no me lo hubiese prestado.
—¡Vaya, prima! ¡Cómo has cambiado! ¡Me gusta como eres! Esa sonrisa tropical, serena y llena de vida que tienes —recuerdo haber escuchado ese día que lo llevé a dar ese paseo.
—¡Naaa!, me conoces desde chica, no! ¡Soy muy risueña y hasta aburro en ocasiones! Además, tú nos has sorprendido a todos. —le dije mientras conducía siempre viendo al frente.
—¡Nooo! ¡En serio! ¿Y qué es eso que tanto les deslumbró de mí...¡Oh espera, es mi sonrisa tan genial que tengo o el cabello de famoso que poseo!—respondió sarcásticamente William que me hizo reír mucho y recordar viejos tiempos.
—¡Oh mira...es aquí, William! —muy contenta le enseñé al estacionarme. Nos quedamos ahí saboreando el helado más rico de la ciudad... ¡café! Me habían creído, ¿verdad? Luego lo lleve a otro lugar que probablemente había olvidado y que siendo niños descubrimos los dos.
—¡Vaya! ¡Vaya! ¡Es asombroso...nunca creí que sería genial, Vero! —viendo su expresión tan única y sorprendida al llevarlo ahí me confesó en voz alta.
—¡Realmente me sorprendes, William! ¡Verte sonreír y contemplar la ciudad desde aquí, pero sobre todo ver ese brillo en tus ojos de felicidad es mi mayor regalo de gratitud!... ¡Gracias Jesús! —grité.
—¡Vero, gracias! Había olvidado mucho lo que era ser simple —le escuché decirme con mucho asombro.
—¡¿Simple?... ¡¿No entiendo?! —le pregunté después de recostarnos en la grama verde de aquella preciosa colina.
—Desde que mamá falleció mi vida ha sido vacía, triste y muy sola. No todo resultó como esperaba, ¿sabes? —me confesó sincero un poco de su vida.
—No sabía que te sentías así mucho menos que no contabas con nadie; aunque nunca estuvisteis solo —amablemente dije y con una mirada compasiva después de confesar eso.
—¡Oh sí! ¿y por qué estás tan segura, prima? —me preguntó con mucha curiosidad. Al menos eso note al levantarse de la grama donde estábamos recostados contemplando el cielo cálido y estrellado.
—¡Porque Jesús siempre estuvo ahí! ¡No lo vistes, no lo sentistes, pero estuvo contigo! Mira, mucha gente se queja de él. Dicen: ¿Por qué no me ayudaste?¿Por qué permitiste esto y lo otro? Pero nunca aceptan el hecho de que él estaba ahí, solo que nadie lo llamó para que les ayudará —tan convencida le respondí acerca de eso.
—¿Puedo preguntar algo? —me dijo.
—¡Claro! —respondí —Dime.
—¿Por qué crees tan ciegamente en ese... ¿Cómo dijiste que se llamaba? —tan cómodo preguntó.
—¡Jesús! —contesté.
—¡Oh sí! Él... Jesús —volvió a decir.
—¿Porqué? Porque no hay nadie que se quede a tu lado a pesar de que les has fallado. No hay nadie que muera que haya dado su vida por ti a pesar que seas un malvado...y me refiero a todos. No solo de los que hacen aptos horrorosos —le illustré con mis palabras.
—¡En serio! Entonces, ¿él me perdonaría si igual matara a alguien? —me preguntó nuevamente.
—Sí, él no hace acepción de personas pero también castiga, disciplina a quienes práctica tales actos —le contesté su interrogante.
...
"Narra William"
»¿Quién se cree está? ¿Invencible? Siempre hay algo que quiebra a una persona. Además nadie es capaz de resistir tanto. ¡Vamos a ver cuánto resiste mi primita, después, de todo ni mi sangre lleva! Está todo el tiempo hablando de ese Jesús y de su perfecto amor y la hazaña de su perdón, disque... a los perdidos. Me fastidia verla sonreír y ser tan segura de sí misma. Siempre diciéndole a todo el mundo lo felíz que es. Me choca esa farsa...¡Odio a estos estúpidos creyentes!«.
—¡Hola primo! ¡Te compré esto! Espero te guste —quedé completamente mudo.
¡Era un par de tenis converse...aquellos que siempre deseé tener! Color rojo. Una camisa roja, que combinaba con mis tenis. No digamos el pantalón azul y la gorra que, para qué decirte. ¡Estaban de lujos!
En ese instante reaccioné. »¿Qué me estaba pasando en querer hacerle daño a Vero?«
Ella no me ha hecho nada. ¡Algo me sucede y es malo! ¡William, no te atrevas a dañar a esta niña! ¡Es tu prima, aunque no lleve tu sangre! ¡Mira lo que te compró!
Estaba totalmente sorprendido ante la amabilidad de mi prima. Pero, aunque hiciera lo que hiciera, me atormentaba el pasado. Llegó la noche, y otra vez renacía esa vida que me había marcado por dentro.
—¡Eres un cobarde! ¡Un estúpido!... ¡No sirves para nada! —me decía mi padre. ¡Mejor hubieras muerto tú y no tu madre! ¡Eres un estorbo, William! ¡La mala suerte de la familia! ¡Hasta Verónica es mejor que tú, y esto que es adoptada!
—¡Mentiraaaaa! —grité asustado porque, aunque, tuviera la edad todavía recordaba los malos tratos de mi padre y por eso me fui de la casa.
—¿Qué pasa William? ¡Dios! ¡Estás temblando! —noté de inmediato al acercarme a él.
—¡Estoy bien, Vero! ¡No te preocupes, si! Ya pasará, prima. Solo fue una pesadilla no más —me dijo ante tal reacción.
—¿Qué pasa? ¿Qué son esos gritos? — preguntaron Héctor y mi tía Ester.
—¡Nada mamá! ¡Todo está bien! Solo fue una pesadilla y tú sabes que hasta a nosotros nos pasa —salvándome de una tremenda terapia psicológica de parte de ellos. — ¡Si, solo fue una pesadilla, dije.
—¡Está bien! ¡Mañana hablamos! Buenas noches. ¡Vamos Vero! Dejémosle descansar —dijeron luego cada uno volvió a su habitación.
Por esa razón abandoné la casa, los estudios y mi tía no sabía, puesto que papá no les diría por vergüenza, además, a él no le importaba nada de lo que fuera pasarme. Prácticamente estaba solo y eso me perseguía. Él me daba unas palizas, me propinaba unos golpes que me dejaban medio muerto en el suelo ¡y lo peor, es que nadie lo sabía!
No podía decírselo porque si alguien se enteraba, me iba peor. A veces pienso que si yo hubiera muerto estaría mucho mejor, pero la verdad no sé. Solo sé, que cada vez que veo a Verónica la quiero lastimar y hacerla sentir lo que me han hecho sentir a mí.
Es como un monstruo dentro de mí apoderándose de cada emoción, acción de mi mente y corazón. Es más fuerte y lucho contra eso pero sin ningún resultado. ¿Qué voy hacer? De repente una voz la escucho decir: «¡Vas a matarla, William o te la llevarás para que otro lo haga, ¡Me oyes!«
Caí a tierra de rodilla atónito y débil completamente, pues aquello era más fuerte que yo. ¡Realmente estaba perdido y sin posibilidad de huir de él! ¿Quién era? ¡No lo sé! Pero algo estaba por suceder y yo por mi mismo no iba poder evitarlo.
Estoy tan pérdido y metido en un hoyo profundo; y tan profundo es, que me es imposible salir de aquí. ¡Cada día pierdo dominio y voluntad! ¡Este monstruo gana terreno en mí...decide por mí, siente y medita por mí! Ya que de este cuerpo, creo no tener ninguna autoridad.
"Narrador"
Debo decir que la chica más fuerte de fe sería sacudida, tirada al suelo, violentada, señalada y juzgada por quienes debían de ser protegida y no acusada. Pero lamentablemente, todo cristiano, debemos entender, que no somos monedita de oro para caerle bien a todo mundo y como dijo Jesús:
[Juan 15:18-19]
Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fueráis del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.
Así que, por más que hagamos por caerles bien a ellos seremos aborrecidos igualmente, pero también por uno llamado Satanás, diablo y que utilizará ese odio o aborrecimiento de la gente para atacar nuestra fe a Dios a tal extremo que le abandonemos. Eso fue lo que utilizó como argumento contra Verónica Salinas.
¿Quién dijo que ser diferente y amar a Jesús sería fácil? ¿Quién pensó que este camino sería color de rosas o sin ninguna dificultad? La biblia nos asegura:
[S. Juan 16:33]
"Estás cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicciones, pero confiad yo he vencido al mundo".
Obrar con justicia nunca será bienvenida por parte de aquellos que les gusta infringirla. La luz que alumbra la oscuridad que llevamos por dentro siempre será combatida.
Digo, llevamos porque no me quedaré por fuera ya que día a día tenemos luchas infernales, que a veces nos quieren tirar a la lona. Con razón Jesús nos dice:
[Mateo 24:13]
"El que persevere hasta el fin éste es el que será salvó"
Creo que la clave no es sólo orar, ayunar, congregarse todos los días, evangelizar, ofrendar, dar los diezmos, es también perseverar; aunque nos aborrezcan y te hagan toda clase de males.
Si te pones a meditar al hijo de Dios: Jesús. Le escupieron sus rostro, le pegaban con caña, le insultaron, se burlaron de su fe en su Padre Jehová, le azotaron 40 menos uno, y mientras estaba en la cruz le injuriaban en medio de su dolor
[Mateo 27:40]
[…] Si eres el hijo del Dios, sálvate a ti mismo y bájate de esa cruz.
¿Tú crees que Jesús no sentía, no escuchaba a la gente culparle de todo? ¡Claro que sí! Pero él respondía dejándonos realmente atónitos:
[Lucas 23:34]
"Padre, perdonales porque no saben lo que hace".
Nunca será fácil servir a Dios, puesto que tiene la mejor recompensa que jamás nadie podrá darte: ¡Vida eterna! Nadie en esta tierra ni debajo de ella puede o tiene el poder de dar vida... ¡Solo Cristo Jesús! A él le fueron entregadas las llaves de la vida y de la muerte. Juan lo habla en el libro de...
[Apocalipsis 1:17-19]
17. Cuando le ví, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; 18. Y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. 19. Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas”.
Pero ante todo debes recordar, que te fue dado un libre albedrío, y que tu decides a quién servirás. Claro, que nunca es sencillo escoger lo que no te deja hacer todo lo que tú carne dice, pero ¿crees que hacer todo lo que deseas es correcto?
Por eso, no todo lo que brilla es oro pero, también, no todo lo que es lícito te conviene. ¡Piénsalo y escoge bien, de tal manera que Cristo sea tu Señor y Salvador!
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