TN levantó la mirada al escuchar la puerta abrirse.

TN : (con una leve sonrisa) Hola, Hipo. Qué bueno que llegas.

Hipo : (asintiendo con una expresión algo culpable) Hola, hermano…

Hipo bajó la vista y notó las cañas de pescar en el suelo. Se quedó en silencio por unos segundos, mordiéndose el labio antes de hablar.

TN : sucede algo.

Hipo : (susurrando con arrepentimiento) Hoy íbamos a pescar… Lo siento. Se me olvidó por completo. No era mi intención dejarte esperando.

TN suspiró y le dio un leve golpe amistoso en el brazo.

TN : No te preocupes. Ahora ve a dormir, mañana será un día largo con el entrenamiento de Bocón. Iremos a pescar otro día.

Hipo : (todavía sintiéndose mal) Sí… y otra vez, lo siento.

TN : (con una sonrisa tranquila) Ya te dije que no pasa nada.

Hipo asintió, soltando un pequeño suspiro de alivio, y se retiró a su habitación, cerrando la puerta con suavidad. TN se quedó un momento en silencio, presionando su entrecejo con dos dedos, sintiendo el cansancio en su cuerpo.

Astrid se acercó con una mirada atenta, inclinándose un poco para verlo mejor.

Astrid : (con un tono suave) ¿Estás bien?

TN : (soltando un suspiro) Sí, solo un poco de sueño.

Astrid miró por la ventana y vio la lluvia golpeando con suavidad los cristales.

Astrid : (con una pequeña sonrisa) Creo que debería irme. Ya es muy tarde.

TN levantó la vista y negó con la cabeza.

TN : Oye… quédate a dormir.

Astrid : (parpadeando sorprendida) ¿Qué?

TN : (cruzando los brazos) Tú misma lo dijiste, ya es tarde. Además, acaba de empezar a llover y, aunque los dragones no suelen ser agresivos después de robar comida, no quiero arriesgarme a que te pase algo.

Astrid arqueó una ceja con una media sonrisa.

Astrid : (bromeando) ¿Te preocupas tanto por mí?

TN : (desviando la mirada por un instante antes de responder con seriedad) Siempre.

El comentario hizo que Astrid se quedara en silencio un momento, bajando ligeramente la mirada antes de suspirar.

Astrid : Está bien… ¿y dónde voy a dormir?

TN se rascó la nuca, pensativo, antes de responder con naturalidad:

TN : En mi habitación.

El rostro de Astrid se tiñó de rojo casi de inmediato.

Astrid : (con los ojos bien abiertos) ¿Q-qué?

TN sonrió al notar su reacción.

TN : (tranquilizándola) Relájate, yo dormiré en la habitación de mi padre. Así no te sentirás incómoda.

Astrid frunció ligeramente el ceño, tratando de recuperar la compostura, pero aún con las mejillas algo encendidas.

Astrid : (tomando a TN del cuello de la camisa y acercándolo a su altura) No te atrevas a contarle a nadie que dormí en tu habitación, ¿entendido?

TN : (con una sonrisa divertida) Lo prometo.

Astrid : (soltándolo con un leve suspiro) Bien… Vamos entonces.

TN la guió hasta su habitación antes de despedirse con una sonrisa tranquila y dirigirse a la habitación de su padre.

Astrid observó la estancia con curiosidad. No era demasiado grande, pero tenía un aire acogedor. Sobre la mesa había herramientas de medicina, algunos libros abiertos y en las paredes estaban pegados varios dibujos infantiles. Astrid se acercó a ellos y notó que mostraban a TN, Hipo, Estoico y una mujer de largos cabellos seguramente su madre.

Sonrió con ternura, imaginando a un pequeño TN dibujando esas figuras con entusiasmo.

Se quitó los zapatos, los calcetines y las piezas de su armadura antes de meterse bajo las sábanas. Para su sorpresa, la tela tenía un olor agradable, una mezcla de madera, hierbas y algo más que no pudo identificar, pero que de alguna manera le resultaba reconfortante.

Cerró los ojos lentamente, dejando que la calidez de la cama y el sonido de la lluvia la envolvieran. Antes de quedarse dormida, su último pensamiento fue que, a pesar de lo inesperada que había sido la noche, no le había molestado en absoluto quedarse ahí.

Al día siguiente

El sol apenas comenzaba a filtrarse por la ventana cuando TN se acercó a la cama y tocó suavemente el hombro de Astrid para despertarla.

TN : Astrid, despierta. Te preparé el desayuno.

Astrid abrió los ojos lentamente y se sentó en la cama, aún algo adormilada. Tras unos minutos, ya estaba en la mesa, disfrutando la comida que TN había preparado.

Astrid : (terminando de comer rápidamente)
Eso estuvo realmente delicioso. Gracias, TN.

TN : (con una leve sonrisa) No fue nada. Nos vemos más tarde.

Astrid se vistió y salió de la cabaña con prisa, preparándose mentalmente para el entrenamiento del día.

En el entrenamiento

Bocón, con su característica voz grave y poderosa, daba instrucciones a los jinetes mientras una densa cortina de humo comenzaba a cubrir la arena debido a una explosión.

Bocón : ¡Escuchen bien! Un dragón con la cabeza mojada no puede encender fuego. El Cremallerus Espantosus es un maestro del engaño. Una de sus cabezas exhala gas, la otra lo enciende. ¡Su trabajo es saber cuál es cuál antes de que terminen achicharrados!

El humo hacía difícil la visibilidad. En medio de la niebla, Patán entrecerró los ojos y vio una silueta con cuernos moviéndose en la bruma.

Patán : (señalando) ¡Ahí está!

Sin dudarlo, él y Brutacio lanzaron cubos de agua contra la figura

solo para escuchar los gritos indignados de Astrid y Brutilda cuando el agua fría las empapó.

Brutilda : (furiosa, con los brazos cruzados)
¡¿Cómo se atreven, par de idiotas?!

Brutacio : (rascándose la cabeza)
Bueno, es que con esa postura pensé que eran un dragón…

Patán : (intentando justificarse) No es que tenga nada de malo una figura… Dragoniana

Antes de que pudiera terminar, Astrid le dio un fuerte golpe en la cabeza, haciéndolo callar de inmediato. Brutacio, por otro lado, desapareció de repente entre la bruma.

Brutacio : (desde la niebla) ¡Oye, esto me dolió! ¡Me dolió mucho!

De repente, la enorme cabeza de un Cremallerus Espantosus emergió de la neblina

justo delante de Patapez.

Patapez : (con los ojos bien abiertos) ¡Ahhh!

En un acto de puro reflejo, le lanzó agua… pero no a la cabeza correcta.

Patapez : (con una mueca) Ups… creo que esta no era…

El dragón respondió exhalando una gran nube de gas inflamable.

Bocón : (gritando) ¡Patapez, cuidado!

El humo se disipó lo suficiente como para revelar las dos cabezas de la criatura acercándose peligrosamente a Hipo. Sin perder tiempo, Hipo intentó mojar la cabeza correcta con un cubo de agua, pero el líquido apenas salpicó la piel del dragón sin hacer mucho efecto.

Bocón : ¡Corre, Hipo!

Cuando el Cremallerus Espantosus estuvo a punto de lanzar una llamarada, de repente se detuvo. Hipo dio un paso al frente con calma.

Hipo : (con voz firme) Atrás. No me obliguen a decírselo de nuevo.

El dragón retrocedió, sin atreverse a desafiarlo. Con movimientos calculados, Hipo lo guió de vuelta a su jaula mientras, de manera disimulada, arrojaba una anguila dentro del recinto. Apenas el dragón olió el pez, se estremeció de miedo y se acurrucó en una esquina.

Hipo cerró la jaula con tranquilidad y se giró hacia los demás, quienes lo observaban con asombro.

TN : (mirando la escena con incredulidad) No puede ser… esto debe ser un sueño…

Para asegurarse, se pellizcó el brazo y soltó un leve quejido.

TN : Auch… esto es muy real.

Hipo simplemente se sacudió las manos y sonrió con modestia.

Hipo : Bueno, eso es todo por hoy. Tengo algunas cosas que hacer… así que nos vemos mañana.

Sin más, se retiró del lugar como si nada hubiera pasado, dejando a todos boquiabiertos.