Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Misty IX: Comprensión

Capítulo IX

«PoV MISTY»

~Compresión~

:....:::....:::....:::....:

Siempre me he considerado una persona romántica, que ama todo lo cursi, las relaciones de color rosado, las citas y los lugares de ensueños.

¿Qué se puede esperar de una persona que crece bajo la influencia de novelas de romance y cuentos de hadas a las que mis hermanas eran adictas?

Vicio que adquirí conforme fui creciendo. Las novelas románticas eran mi mayor entretención desde el momento en que volví a encerrarme en el gimnasio Celeste.

Fue a través de los sentimientos narrados de otras personas, que yo pude descubrir los distintos procesos de enamoramiento hacia mi mejor amigo por los que transité. Cuando me di cuenta que me gustaba, el cuadro de negación, las ilusiones de algún día ser algo más, nuevamente el negarme a aceptar aquellos sentimientos, hasta que descubrí efectivamente que estaba tan enamorada, que ya no iba a poder hacer nada con aquellos sentimientos más que aceptarlos.

Aquella ocasión fue cuando nos informó que iba a ser un Hombre G-Pokémon, nuestra pelea producto de mis miedos y temores a que algo le sucediera, botó por tierra todos los sueños que alguna vez me di el lujo de imaginar.

Pero dicen que la vida es muy caprichosa, porque un par de años después estábamos viviendo juntos otra vez, compartiendo el mismo techo. Las palpitaciones excesivas, los nervios en su compañía, todo me indicaba que Ash no iba a ser un amor fácil de superar.

Ni cuando descubrí que afortunadamente, era correspondida; ni menos, cuando lo creí muerto.

Pero, entre toda esta analogía de mis sentimientos, creo que hay una cosa que me cuesta aceptar. Algo que siempre creí ridículo, pero aquí estoy, haciéndolo.

Esa sensación de perderse en el tiempo mirando a la otra persona, enfocarse tanto en admirarla, que sientes que todo lo demás, desaparece de tu alrededor...

Porque eso de tener mis codos apoyados sobre la mesada de la cocina, sosteniéndome el rostro con las manos, mirando, como hechizada, cada movimiento que hace Ash sentado en el living de la cabaña, tan serio, tan analítico... tan... ¡No! ¡Eso no va conmigo!

No claro que no, no puedo estar así de atrapada, no puedo estar así de maravillada tras comprender que él hacía mucho más de ponerse en riesgo... él nos protegía a todos. Pero sobre todas las cosas, hacia esto por su madre... y por mí.

...-...Ese día en la mañana...-...

Tras varios días de pensar, tomé el contrato que me entregaron, y subí sola hasta el decimoquinto piso del edificio a encontrarme con el jefe de Ash.

Mi cabeza era un remolino, desde que había visto todo lo que Ash tendría tras haber renunciado a su vida; los lujos y las comodidades de la cabaña donde estábamos. Los privilegios dentro de la organización que él algún día tendría que dirigir.

¿Será realmente feliz Ash estando así?

Apoyé mi frente en la pared helada del ascensor, tratando de calmar un poco mis pensamientos. Desvié la mirada a la carpeta que tenía en mis manos, esperando que mi decisión fuera la más adecuada para todos.

Las puertas se abrieron en el decimoquinto piso, la secretaria, solo me hizo un gesto con la mano, indicándome que entrara. Así que le di dos golpes a la puerta antes de abrirla para entrar.

El líder de los hombres G-Pokémon, estaba de pie, mirando por el ventanal una vez más. Parece que le gusta mucho ese lugar. Me acerqué y le entregué la carpeta tras saludarlo.

—Pero —miró la carpeta y me miró de nuevo—, no lo has firmado.

—Lo sé —junté mi cabello entre mis manos y lo retorcí—, estoy algo confundida. No sé si pueda con esa responsabilidad, el gimnasio Pokémon es mi prioridad —respondí, por lo que se alejó del ventanal para ir a su escritorio, se sentó y me indicó la silla frente a él.

—Ash estaba muy entusiasmado —comentó, poniendo la carpeta sobre el escritorio—, he estado viendo sus entrenamientos, y déjame decirte, que no exageraban cuando decían que eran una buena dupla.

—Lo sé —dije fastidiada conmigo misma—. Somos una buena dupla, se lo dije la otra vez, nunca haría nada para interferir en los ideales de Ash, y la verdad siento que ahora estoy haciendo eso.

—¿Por qué?

—Ash decidió una vida, lejos mío, eligió estar aquí con ustedes por sobre lo que sentíamos. Estar en la cabaña me fastidia, me siento ajena, siento que no debería estar aquí. Y que todo esto lo está haciendo porque no le quedó de otra, porque lo descubrí. Pero...

—Pero...

—A su vez, siento que él está con una carga muy pesada encima, que, si no lo ayudo, ésta podría aplastarlo en cualquier momento. Y sé también, que soy la única persona que puede ayudarlo.

—Entonces...

Lo miré, puesto que su cara no había mostrado cambio alguno, lucia muy tranquilo.

—No sé lo que debo hacer. Me encantaría poder ayudar a Ash a completar su misión, pero también sé que cuando esto acabe, será muy difícil para ambos.

—Déjame decirte algo —se acomodó en su sillón y me extendió el contrato de nuevo—. Yo tenía un plan con mi nieto. Quería que él fuera mi mano derecha, que no tuviera que preocuparse por nada en la vida, más que aprender cómo se maneja la organización. Quería disfrutar de eso, de su compañía. Pero aún después de decirle esto, Ash fue muy claro conmigo. Si él estaba de regreso fue solo para descubrir quien está jugando con la región, quien fue capaz de ponerte en peligro a ti —hizo una pausa, y luego volvió a mirarme—. Quiero que entiendas algo, si Ash está aquí, no es por amor a la organización, ni por sus lujos, ni siquiera por ser el heredero de esta organización. Él está aquí por su mamá y por ti, por nadie más —abrió la carpeta y me entregó un lápiz—. La carga que Ash tiene sobre sus hombros no es la organización, son los sentimientos que lo atan a ti. Así que no lo dejes solo.

Tras sus palabras todo se removió dentro mío. Tomé el lápiz que me extendía, y antes de firmar, lo volví a mirar— ¿Algo más que quieras decirme?

—La verdad, no necesito el dinero que aquí me ofrecen, así que quiero cambiar esa parte del contrato —lo observé confundirse, pero luego sonrió de lado, giró el contrato hacia él y tomó su pluma para tachar la parte del ingreso que iba a tener por mi trabajo como miembro de la organización.

—Lo que quiero es...

...-...-...-...

Estaba muy perdida en mis recuerdos, cuando un nombre en boca de Ash, me hizo salir de mis pensamientos

—¿Morgan Déniz? —pregunté.

—Eh... ¿sí? —me respondió algo confundido, así que prácticamente corrí los pasos que nos separaban, y me apoyé en el respaldo del sillón.

—¡Rayos! —protesté al ver su imagen en la pantalla— ¡Es Morgan Déniz!

—¿Ya? —soltó Ash, así que lo miré.

—¿No lo conoces? —lo interrogué, parándome bien, una vez más—. Era uno de mis héroes de la infancia.

—Pensé que era Lorelei —comentó.

—Sí, ella es única, indomable, bella, e implacable con los pokémon del tipo Hielo —iba a perderme en mi nube de hielo de mi heroína, cuando regresé a lo que iba—. Cuando era chica, adoraba al señor Déniz, era un Biólogo Marino Pokémon, muy importante aquí en Kanto, incluso cuando tenía como siete años, fui a una de sus charlas junto a mis hermanas... Era tan impresionante.

—¿Y por qué nunca lo mencionaste? —me preguntó Ash.

—Me desilusionó bastante —le dije, sentándome a su lado—. Justo antes de que iniciara mi viaje, el sujeto se puso algo loco —me miré las manos y las empecé a mover frente a mí, recordando los porqués que hicieron que la imagen de aquel sujeto se fuera destruyendo para mí—. Tú sabes, la codicia. Por querer domar la mayor cantidad de pokémon acuáticos, perdió todos sus reconocimientos. Lo último que supe, era que había ido a recorrer el mundo. Creo que hay rumores de que ayudó a los del Equipo Aqua a encontrar el Orbe de Kyogre en el caos de Hoenn, bueno, tú estabas en medio de eso.

—Sí —susurró Ash, pero luego apoyó su mano en mi hombro—. Espera, ¿Cómo sabes eso? —se veía bastante sorprendido, señalando su portátil—. Eso no está aquí.

—Era su fan —le respondí cruzándome de brazos—. Es obvio que sabría muchas cosas de él. Como que es originario de Isla Canela, que su archienemigo es Blaine, el líder de gimnasio de esa Isla. Además, que aún parece estar buscando la forma de controlar... —en eso me quedé en silencio, la pieza se colocó perfectamente en su lugar.

¿Sería posible que los sismos sean producto de Morgan Déniz en su búsqueda por domar los Pokémon de Agua? ¿Sería posible que aquel investigador que yo tanto admiraba de niña, sea el causante de todas las desgracias por las que he pasado estos meses?

Salí de mis pensamientos, cuando sentí que Ash me abrazó.

—¿Qué te pasa? —protesté, tratando de soltarme.

—¡Me alegra mucho haberte incluido en esto! —me agradeció para luego soltarme y ponerse de pie—. Si nuestra corazonada es correcta, podemos evitar el otro ataque en tres semanas más.

—¿Dónde crees que será? —le pregunté, pero creo que la respuesta era obvia.

—Si es de Isla Canela, si en Isla Canela está su mayor rival e Isla Canela es la única que falta por ser atacada...

—El próximo ataque es en isla Canela —completé.

—Así es, querida. —Ash me miró sonriendo—. Quizás estemos a un paso de resolver este misterio de una vez.

Acto siguiente, Ash se fue a hablar por teléfono con Lance, yo no tenía mucho que hacer, así que estaba quedándome dormida en el sillón, cuando Ash cayó sentado a mi lado.

—¡No te duermas! —exclamó, para luego levantarse y tomarme las manos— Veamos una pelicula, así como cuando salíamos a ciudad Verde —me pidió con una sonrisa, que no pude decirle que no.

Preparamos algo para comer, y como el sueño era más grande que yo, fuimos a su habitación a ver la dichosa pelicula, porque sin dudas, aquella televisión si se veía como la del cine.

Nos colocamos uno en cada punta, Pikachu acostado en mi regazo, y la fuente con diversos snacks en medio.

Recién había comenzado la pelicula cuando mis ojos empezaron a sentirse pesados, muy pesados. Quizás había tenido tantas emociones ese día que...

Abrí mis ojos sobre saltada.

A mi lado, veía a un Ash sonriente, muy sonriente, que me miraba con las manos oculta bajo su mejilla izquierda.

—Buenos días —me susurró, y ante aquello, me senté de golpe.

—¿Cómo que buenos días? —empecé a ver para todos lados y efectivamente, la luz de la habitación era producto del día hermoso que había afuera— ¿Tanto dormí?

—Desde un poco antes de la mitad de la pelicula —comentó aún con la sonrisa en sus labios. Por alguna razón, se veía muy feliz, tan feliz que me hacía sentir incomoda.

—¿Por qué sonríes tanto? —pregunté, quitándome la frazada que tenía encima.

—Soy feliz de tenerte aquí —respondió. Su voz sonó tan tierna que me dio un escalofrío.

—Voy a mi habitación —escapé de ahí, con el corazón latiendo a mil. ¿Por qué Ash se puso tan tierno de golpe? ¡Lo que sea! Tenía que bañarme para despegar mi cabeza.

El fin de semana pasó por la cabaña en la meseta Añil, como pasaban los días en la casa de Delia, en Pueblo Paleta. Todo era tranquilo, compartíamos juntos todos los momentos del día, incluso hasta aprovechamos las múltiples consolas para enfrentarnos en cuanto juego encontramos. Si bien, me había quejado varias veces de no estar haciendo nada productivo, Ash decía que quería estar descansado mentalmente para lo que vendría a partir del lunes.

Nos habían dado el alta para la misión a isla Canela, Lance estaría siguiéndonos la pista con uno de sus equipos, mientras nosotros nos adelantábamos a investigar de forma más casual. Si es que encontrábamos algo en isla Canela, la acción comenzaría de inmediato.

El Día lunes nos encontró a primera hora en el edificio de la Liga Pokémon, nos dieron acceso al nivel «-2» en donde encontraríamos nuestros implementos. Y donde también, vería mi uniforme por primera vez.

La bolsa que me pasaron, tenía una camiseta de cuello tortuga color calipso, calzas negras, una chaqueta negra entallada que terminaba en forma de falda tableada, botas de cuero negras a la rodilla y para terminar una boina negra. Me gustaba mucho como me veía, acomodé el collar que Ash me había dado sobre la camiseta y salí de los vestidores. Ash lleva puesto un traje de camiseta roja, chaqueta y pantalón negro y zapatos de cuero. Lo miré con una sonrisa cuando me acerqué a él, pero vi como su mirada se desviaba a mi cuello.

—¿Aún lo llevas puesto? —me pregunto sorprendido.

—No me lo he quitado —tomé la cadena con mis dedos, enseñando el dije—. Me ha acompañado siempre, desde que me lo regalaste —bajé la mirada encerrando el dije en la mano derecha—. Fue mi consuelo en aquellos días, si lo apretaba fuerte, creía que estabas conmigo y... —Ash colocó sus manos en mis hombros y lo miré, podía notar la culpa en sus ojos, pero aun así sonrió. Con esa sonrisa tan cálida que me regalaba en todo momento desde el viernes.

—Ahora estoy aquí —me recordó—. Y tenemos trabajo que hacer.

—Sí —afirmé, para luego suspirar y dirigirme con él, al sector donde nos iban a dar los implementos.

Era una mochila negra de trekking, la mía era más chica que la de Ash, puesto que él llevaba una tienda. Yo solo mi bolsa de dormir, una linterna dinamo, varias bolsas de comidas de supervivencia, comida pokémon, tres enlatados variados y cuatro botellas de agua. Y lo que parecía ser un botiquín de primeros auxilios.

Miré a Ash, quien estaba guardando sus cosas en su bolso, tras confirmar el contenido de éste.

—Ash —lo llamé, así que me miró, observó las cosas sobre la mesada que me pertenecían y luego a mí, sin encontrar la duda— ¿Por qué llevo esas cosas como si nunca fuera a comer en algún lado?

—Es un kit básico de supervivencia —me indicó—. Se los dan a todos los tipos Bronce, antes de salir de expedición.

—Entiendo.

Tras tomar nuestro equipo, nos despedimos de la chica que nos entregó todo, y subimos hasta el piso del jefe, una vez más.

—¿Ya se van? —nos preguntó, saliendo de su escritorio para acercársenos— ¿Llevan todo?

—Sí —respondió Ash—, solicitamos permiso para iniciar la misión.

—Permiso concedido —le dijo con un gesto de la cabeza, Ash se puso en pose firme, y tras realizar el mismo gesto con la cabeza, se fue de la sala; iba a seguirlo, pero el abuelo de Ash me detuvo— Espera... —se acercó a mí y tomó mi mano para entregarme un móvil—. Es un teléfono Satelital, imposible de rastrear, te servirá para comunicarte con Ash, ahora —miré el celular, para luego mirarlo a él— y siempre.

—Yo...

—Espero verte de todas formas, cuando la misión termine —me pidió, sonriendo con los ojos cerrados—, al menos para despedirme de ti.

—De acuerdo —concedí, y tras una reverencia, me apuré a seguir a Ash.

—¿Qué tanto hacías adentro? —me preguntó curioso, cuando salí por la puerta. Solo le mostré el teléfono satelital que me habían entregado.

—¡Me dieron esto! —le informé, Ash lo tomó y lo revisó, luego frunció los labios un tanto molesto— ¿Qué?

—Es un modelo más reciente del que yo tengo, no se vale —protestó camino al ascensor. Yo solo guardé el móvil en el bolsillo de mi chaqueta y me apuré a alcanzarlo.

Regresamos a la cabaña a esperar, saldríamos a media noche con dirección a la isla Canela.

...

Mientras Ash andaba con tic nervioso mientras esperábamos que se hiciera la hora acordada para salir, yo vacié mi mochila, y puse la ropa de la organización en ella. Ash me miró raro, cuando lo único que mantenía del uniforme era la camiseta calipso, luego llevaba mi pantalón y chaqueta de buzo.

—¿Qué? —pregunté cuando se paró frente a mi mochila y la revisó.

—¿Qué has hecho con el kit de supervivencia? —parecía algo alarmado.

—Solo me llevo el botiquín, el resto te lo dejé aquí.

—¡Pero Misty!

—Hablé con Blaine —lo interrumpí, Ash retrocedió un paso, así que pude continuar—, me dijo que, debido a los sismos, Isla Canela está cerrada al turismo, casi no hay gente en la isla y que su posada estaba vacía como siempre y que podía pasar a quedarme allí.

—¿Cuándo hiciste eso? —me preguntó, yo solo sonreí cerrando mi mochila

—Mientras tú observabas el reloj perdido en tus pensamientos, yo también hice mis propios planes.

—Pero —Ash se cruzó de brazos y me miró algo fastidiado—, yo estoy muerto, ¿recuerdas? ¡No puedo aparecer ante la gente!

—¡Si, lo recuerdo! —dije fastidiada también, por recordarme su condición—. Blaine es de mi confianza. Como Líder de Gimnasio, incluso siendo la especialidad contraria, me ha dado mucho apoyo y consejos desde que asumí mi liderazgo. ¡Por si te queda la duda, no soy tonta!

—Bueno, no te enojes.

—¡Es que tenías que sacar otra vez el tema de que estás muerto! —realmente eso me ponía furiosa— ¡Eso ya lo sé! ¡Abstente de volver a repetirlo por favor!

—Ya —no dijo más nada, y se fue hacia la cocina. Yo subí hasta la que había sido mi habitación hasta hoy, a darle un grito a la almohada. Ya tenía muy en claro que Ash estaba muerto, que cuando terminara la misión, así iba a permanecer. Que iba a tener que fingir toda mi vida que estaba de duelo, cuando él estaba en esta cabaña al lado de su jefe. ¡Ay! Volví a tomar la almohada y gritar en ella una vez más.

¡Tranquila Misty! ¡Concentrémonos mejor en esto!

Bajé las escaleras, cerca de la hora de salida, con la mirada seria, totalmente decidida a ignorarlo hasta que se me pasara el coraje. Tomé mi mochila, pero él me lo prohibió con ambas manos.

—¡Oye! —iba a protestar, pero el abrazo que me dio, me tomó tan de sorpresa que las palabras murieron en mis labios.

—Lo siento —me dijo. Su tono de voz sonaba bastante arrepentido—, sé que, de todas las personas, tú eres la que más está sufriendo y teniendo momentos difíciles por mi estado. Yo realmente no quería ponerte en esta situación, Misty, pero lo siento tanto.

Ante sus palabras, me dejé abrazar tranquilamente y también lo abracé. No dije nada, solo lo abracé. Necesitaba sentirlo cerca, saber que estaba vivo para juntar las fuerzas para todo lo que vendría después. Para todo lo que nos esperaba tras la puerta de la cabaña.

...

Lance nos transportó hasta la costa, donde usaríamos a Gyarados y a Charizard para llegar hasta la isla.

—Buena suerte —nos dijo, tras liberar a nuestros pokémon de las pokébolas.

—Claro —dijo Ash, yo en cambio, me acerqué a Lance y puse mi mano derecha en su hombro derecho— ¿Eh? —soltó Ash confundido.

—Tranquilo Lance, volveré para terminar de cumplir los días de castigo que la liga pokémon me puso —comenté con falso arrepentimiento, sonó tan falso que los tres nos reímos antes de partir hasta la Isla Canela, hasta nuestro siguiente destino.

...

Llegamos a la Isla cuando estaba amaneciendo. Blaine, nos esperaba con desayuno así que pude saciar mi hambre.

Mientras Ash pidió permiso para ir a descansar un rato, yo me quedé hablando con el líder de gimnasio local.

—¡No puedo creer que la gente crea que Ash murió! —me comentó, mientras volvía a llenar nuestras tazas con chocolate caliente—. ¿Cómo es que no me enteré de esto?

Ahora que lo mencionaba, si era curioso.

—No sé, sé que nuestros amigos se enteraron por la boca en boca, pero la verdad desconozco la magnitud que tuvo la noticia.

—¡Al menos hasta aquí no llego!

Aquello me dejó pensando. Si la noticia de la muerte de Ash no pasó a mayores, podríamos movernos en la isla como si fuéramos turistas buscando aventuras...

—Por cierto —lo miré de forma seria—, ¿Qué has sabido del señor Déniz?

—Pues —el anciano, cerró sus ojos levantando la taza con ambas manos—, me he enterado de un par de cosas...

...

Con el permiso de Blaine, fui un rato a las termas, mientras procesaba la información que me había dado. Efectivamente, Morgan Déniz estaba actualmente viviendo en la isla. Nuestras suposiciones con Ash eran correctas. Quizás él tenga algo que ver en esto.

Tras planear bien que podría hacer, salí de las termas colocándome la yukata que Blaine me entregó antes de entrar y fui a buscar a Ash. Él cual, aun dormía en nuestra habitación.

Me coloqué la calza del uniforme y la polera calipso una vez más y me acerqué a Ash.

—¡Ash! —lo llamé, pero no se despertó— ¡Ash! —lo zamarreé un poco, hasta que al fin despertó.

—¿Eh? ¿Misty? —me miró con los ojos entrecerrados, como si buscara el enfoque.

—¡Sí, soy yo, anda! —exclamé, poniéndome de pie, para tomarme el cabello en una coleta alta.

—¿A dónde?

—¡La playa está desierta, vamos a correr! —Ash se sentó y me miró confundido, pero yo solo le sonreí.

Creo que cuando llegamos a la playa, él entendió porque quería ir a esa hora. La playa como le dije, estaba vacía y podíamos recorrerla en busca de algún aparatejo extraño, Ash me había mostrado una foto de lo que encontró en Fucsia, así que más o menos, sabíamos lo que buscábamos

—¿De verdad? —exclamó Ash, cuando le conté lo que Blaine había averiguado.

—Así es —afirmé con la cabeza—. Él volvió a vivir nuevamente en isla Canela, luego del sismo de ciudad Fucsia. Me comentó también que cuando se lo encontró, le dijo que pronto iba a descubrir porque el Agua era mejor que el Fuego.

—Eso es extraño —dijo Ash, y bajó la cabeza pensante. Como no encontrábamos nada, simplemente terminamos recorriendo la playa, disfrutando de la brisa marina, hasta que una figura a lo lejos me llamó la atención. — ¿Qué pasan, Misty?

—Ahí hay alguien —le dije, y adelanté mis pasos, casi corriendo. Efectivamente, era una persona, y no cualquiera. Por su porte, su cabello grisáceo, ojos azules y piel dorada por la constante exposición al sol. Me detuve en seco, cuando desvió su mirada hacia mí. Creo que hasta miedo me dio. Pero, él levantó la mano y cerró los ojos.

—¡Hola! —me saludó, lo miré desconfiada— Pero que grande te has puesto, Misty —cuando mencionó mi nombre, retrocedí otro paso—. La última vez que te vi, eras una principiante en el tema de los pokémon. ¿Cómo te ha ido?

—Bien —respondí haciendo una pequeña reverencia—, ahora soy líder de gimnasio Celeste y... ¿Cómo me recuerda? —pregunté sumamente sorprendida, que aún me recordara tras quince años.

—Es que es imposible de olvidar a alguien que amé a los pokémon de Agua tanto como uno —me contestó, sonriendo—. Alguien que entienda tu pasión, no es fácil de encontrar. Por eso me aburrí de las conferencias...

—¡Oh!

—¿Y cómo te va en el gimnasio? —preguntó. ¿Acaso no sabía?

—Pues iba bien, hasta el sismo de hace un par de meses.

—Oh cuanto lo siento... quizás —pero cuando iba a hablar, Ash llegó a mi lado, dando un grito.

—¡¡¿Por qué te alejas de mí?!! —protestó, ignorando totalmente a quien tenía adelante.

—Lo siento Ash, es que —dije tratando de calmarlo, y que viera a quien tenía al lado.

—Es que te sales acorrer sin decir nada y yo... —en eso se quedó en silencio, al parecer al fin se percató de quien estaba a mi lado. Habíamos visto su imagen mucho últimamente— Lo siento, hola —se disculpó.

—Hola —respondió el investigador y miró a Ash de reojo— ¿Es algo tuyo? —me preguntó.

—Es mi novio —respondí con una sonrisa nerviosa— Es que cuando lo vi, salí corriendo y...

—Oh —miró a Ash y le extendió la mano—. Soy Morgan Déniz, investigador Pokémon, Biólogo Marino. Y Misty fue de las fans que más recuerdo. Era tan enérgica cuando era una niña. Llena de sueños e ideales pokémon.

—¡Aun soy así! —exclamé con una sonrisa. Y le choqué el pie a Ash para que tomara la mano a Morgan, puesto que solo la miraba.

—Soy Ash —respondió finalmente tomándole la mano— Mucho gusto.

—¿Y qué hacen en la isla? —nos preguntó, miré a Ash apretando los labios y éste sonrió.

—Estamos de vacaciones —me tomó del brazo y me apegó a él—, nos dijeron que isla Canela estaba algo deshabitada por el tema de los sismos en las ciudades costeras —quería decirle a Ash que se callara un poco, pero no me esperaba lo que dijo.

—¿De verdad? —Morgan sonrió y me miró— Felicitaciones.

—¿Cuándo dije que me iba a casar contigo? —le pregunté soltándome del amarre.

—Bueno —Ash movió sus manos—, este viaje es para que lo aceptes.

Morgan se rio de la escena, cuando Ash notó eso, me guiñó el ojo, como si esperara que algo así pasara. Y me hizo un gesto para que yo hablara ahora.

—¿Y usted? —le pregunté. Él dejo de sonreír para mirar el horizonte del mar.

—Completé la misión de mi vida, así que estoy descansando antes de empezar a ver los frutos de mi investigación.

—Wow —exclamé. Él realmente era una persona que se respetaba mucho a si misma, porque casi sin mayor esfuerzo teníamos todas las respuestas— ¿Le fue bien?

—Pues pese a todos los esfuerzos de los Hombres G-Pokémon por atraparme —por un par de segundos miró a Ash y me dio un escalofrío—. Nada pueden hacer ahora. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro