10 | Un dolor que parece no tener fin
A veces vivo bajo el incesante recuerdo de lo que viví cuando me fui a estudiar. Esos recuerdos me abrazan en mitad de la noche y siento que de un momento a otro me voy a quedar sin aire.
Mamá me dice que debo dejar eso atrás. También Lyla, la psicóloga a la que tuve que ir cuando volví a Moonlight. ¿Pero cómo dejar eso atrás cuando corre más rápido que yo? ¿Cómo escapo de algo que forma parte de mí? Experimenté todo tipo de dolores cuando estuve lejos del que considero mi hogar, pero ninguno se compara al que estoy sintiendo en este mismo momento.
Al otro lado de la línea se encuentra Camden. Sé que me está hablando, pero yo dejé de escucharle hace un buen rato. La presión en el pecho me impide formular una frase coherente.
—Siena, ¿sigues ahí?
Noto la preocupación, y como puedo me armo de valor para contestar.
—Sí...
Es tan solo un susurro, pero al menos espero que le sirva para saber que sigo aquí.
—Se la han llevado al hospital hace unos minutos. ¿Quieres que vaya a buscarte?
Si la situación hubiera sido otra le habría dicho que no, pero no me veo con fuerzas para conducir yo sola hasta el hospital, además, si estuviera Margaret se lo pediría a ella, pero aún no ha salido de trabajar.
—Siena —vuelve a llamarme.
Por momentos siento su voz demasiado lejana. La cabeza me da vueltas, y agradezco estar sentada en el sillón.
—Estoy aquí —susurro—. Te mando la dirección de mi casa por mensaje. Hasta ahora.
No le doy tiempo a responder porque cuelgo el teléfono. Nina. Aún no me puedo creer que a mi abuela le haya dado un infarto.
Después de hablar con Camden, comprendo que tengo que llamar a mi madre. Soy una maldita cobarde, porque en vez de descolgar su número le termino enviando un mensaje. Si escucho su voz me voy a venir abajo y no quiero.
Dejo el teléfono sobre la encimera de la cocina y me encamino hacia la habitación para cambiarme. Cuando abro el armario tomo lo primero que veo y juntando todas mis fuerzas, me desvisto y me pongo esa ropa. Recojo el pijama del suelo y lo tiro encima de la cama.
Esto no puede estar pasando.
La semana pasada Nina estaba bien, bueno, bien dentro de la normalidad en la que vivía, pero ahora se encontraba en el hospital. Su vida corría peligro.
No era consciente de que me había perdido en mis pensamiento hasta que escucho el sonido del móvil. Lo desbloqueo y veo que se trata de un mensaje de Camden diciendo que está esperándome fuera.
Tomo un abrigo del perchero de la entrada y cojo el bolso que se encuentra colgado en él tirando el móvil dentro. Después agarro las llaves del pequeño cuenco de cristal y cierro la puerta de casa.
Mis ojos se topan cara a cara con el coche de Camden, y por un momento me aterra que me vea así, tan débil, tan indefensa. Me dan ganas de volver a cruzar la puerta, entrar en casa y refugiarme en mi cuarto dejando que pase el tiempo.
No puedo hacerle eso a Nina.
Camino como si me costara la vida recorrer los escasos metros que llevan de la puerta hasta el coche, y aún con el miedo recorriendo cada parte de mi cuerpo, tomo la manija de la puerta del copiloto y la abro.
En el interior tan solo percibo el absoluto silencio.
Camden tan solo me ha regalado un asentimiento de cabeza, en señal de "Te entiendo", pero nada más. Ninguna palabra escapa de sus labios. Por una parte le agradezco que me dé mi espacio, pero tanto silencio me termina por agobiar. Siento que mi mente se pone a pensar más de lo debido y al final acabo encontrándome peor.
—Puedes poner música —hablo después de varios minutos de absoluto silencio.
Parece un poco asombrado de escuchar mi voz.
—Pensé que te sentirías incómoda.
No tiene sentido, pero de un momento a otro he comenzado a reír. Me siento estúpida por mostrar ese tipo de emociones en una situación así, pero estoy tan nerviosa que soy incapaz de controlarlo. No son carcajadas de felicidad, sino de nervios. Camden me mira como si estuviera loca.
No me doy cuenta de que todo va mal, hasta que las risas cesan y son reemplazadas por mis lágrimas. Me llevo ambas manos a la cara para acallar mis sollozos. De pronto siento la mano de Camden rozar mi pierna. Su caricia es fugaz, pero no pasa desapercibida para mí.
Está tratando de consolarme. De hacerme sentir mejor.
—Todo estará bien, Siena.
Con la palma de mi mano trato de borrar el rastro de lágrimas. Odio verme tan débil. Odio que me vean así.
—Eso no lo sabes. Ni tú, ni yo tenemos el control sobre eso.
—Entiendo por lo que estás pasando. Sé lo que duele, pero tienes que pensar en positivo. Tienes que ser fuerte.
Tienes que ser fuerte.
Esa frase se repite continuamente en mi cabeza. Sé que tiene razón, y que no me sirve de nada hundirme en la mierda, pero por experiencias, las cosas siempre terminan yendo a peor.
—Duele, Camden. Es un dolor que parece no tener fin.
Me regala una mirada comprensiva, como si de verdad fuera capaz de entender mi dolor. Por un pequeño instante, echo de menos sentir su mano acariciándome otra vez. Enseguida borro ese pensamiento de mi cabeza.
Por un pequeño instante me permito pensar que puede que todo salga bien.
Una vez veo que entramos en el aparcamiento del hospital, los nervios vuelven a apoderarse de mí.
Tras varios minutos de dar vueltas, al final encontramos sitio para aparcar. Cuando veo a Camden sacar la llave, soy incapaz de moverme de mi asiento. Permanezco así durante unos segundos, hasta que escucho un carraspeo a mi lado. Giro la cabeza en su dirección y con la mirada me pregunta que si estoy lista.
No lo estoy.
No creo que en algún momento llegue a estarlo. Pero no puedo pasarme la eternidad metida en el coche, en algún momento tendría que salir y hacerle frente a la situación. No quiero postergar ese momento.
—Lo estoy —murmuro despegando la vista de sus ojos y centrándola en el edificio que tengo delante.
Tras salir del coche, Camden se sitúa a mi lado. Me toma la mano y ese simple gesto hace que me sienta un poco más tranquila. Ahora mismo saber que cuento con su apoyo me ayuda a pensar con mayor claridad.
—Eres muy valiente, Siena. Y Nina también.
No me mira a los ojos cuando lo dice, pero sé que está sonriendo. Yo le aprieto la mano en señal de agradecimiento y juntos nos encaminamos hacia la entrada del hospital.
¡Hola!
Bueno, bueno... Dos semanas sin aparecer por aquí, pero ya estoy de vuelta. He tenido unos días algo agobiantes y el tiempo no me daba para centrarme en la novela. Hoy he vuelto. Y con un capítulo...
Respecto al capítulo:
¿Os ha gustado?
¿Os esperabais una noticia así?
¿Qué pasará con Nina?
Tengo sentimientos encontrados con este capítulo, ya que me ha encantado escribirlo, pero a la vez me ha ha dado mucha pena. También vemos un acercamiento entre Siena y Camden 😏. ¿Qué pasará entre estos dos?
¡Os leo en comentarios! 🌠💙
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