05 | Hay que aprender a dejar ir
Después de despedirme de Camden, decido dar un paseo. Pese a que ya me encuentro algo mejor, y el cabreo con Margaret ha disminuido un poco, necesito despejar la mente. Encerrarme en casa y sentarme a escribir es lo que menos me apetece ahora mismo.
No hace mucho frío, y aunque tampoco traigo prendas de mucho abrigo, me permito el placer de caminar con tranquilidad. Desde que era pequeña he disfrutado dando paseos con Nina, y de alguna manera esto me hace acordarme de ella. A veces no valoramos de verdad lo que tenemos, no nos paramos a pensar en que va a llegar un día que ya no vamos a poder disfrutar de ello.
Una lágrima se desliza por mi mejilla y la borro con mi mano. No quiero llorar por algo que se escapa de mi control. No quiero llorar, porque sé que si lo hago voy a terminar viniéndome abajo. No puedo permitirme eso. Tengo que ser fuerte, por mí y por mi abuela.
El mensaje que recibí cuando llegué al café sigue ahí. Me atreví a mirarlo minutos después de que se fuera Camden, y como suponía, pertenecía a Margaret. En él se disculpaba por haber sido una idiota, pero nada más. Sinceramente me da igual que se haya comportado de esa manera conmigo, bueno, quizá me duele un poco, pero me fastidia el hecho de que no me haya dado la razón cuando sabe que la tengo.
Me jode pensar que va a salir herida de nuevo.
Margaret es así. Es mi amiga desde que tengo uso de razón, pero a veces es un poco cabezota. Cree demasiado en las segundas oportunidades, confía con facilidad en las personas y eso no siempre sale bien.
No puedes controlar lo que van a hacerte, pero sí puedes controlar lo que vas a hacer tú.
Aprendí eso cuando volví a casa después de la universidad. Confiar en otra persona es abrir tu corazón, permitir que se cuelen en él. El problema está cuando entregas la llave. Ahí estás cometiendo el mayor error de tu vida.
Cuando siento que ya he caminado bastante, opto por sentarme en un banco a descansar. A un par de kilómetros del "Estrella Polar" hay un pequeño parque. No tiene gran cosa, pero me gusta venir aquí de vez en cuando y tan solo dejar que pase el tiempo deleitándome con las vistas.
Justo en el medio preside una fuente, la cual tiene una escultura de bronce con la forma de una bailarina. Me parece preciosa. Es muy común que la gente acuda allí a hacerse fotos.
El móvil vibra en mi bolsillo sacándome de la ensoñación. Cuando desbloqueo la pantalla, descubro que Margaret ha vuelto a enviarme otro mensaje. No tengo ganas de contestar, pero si no lo hago va a seguir insistiendo y paso de estar escuchando continuamente el sonido. Además, que por mucho que me pese, es mi amiga.
Yo: Tienes razón. Te has comportado como una idiota.
Yo: Te perdono, Marga.
Yo: Pero piensa en lo que te dije.
Margaret: Lo sé...
Margaret: ¿Estás en casa?
Margaret: Prefiero hablar las cosas cara a cara.
No tengo mucho interés en mencionarle dónde estoy porque quiero estar sola, pero la parte que se preocupa por ella me dice que no debo dejarla sola. Así que al final termino por mandarle mi ubicación.
Yo: Parque de la bailarina.
Yo: Te espero aquí.
Margaret: Gracias.
Margaret: En un rato estoy allí :)
Bloqueo el móvil y lo vuelvo a guardar en el bolsillo. Durante un rato más me permito disfrutar de la tranquilidad que me brinda el día. Me gusta esta sensación, y no sé por qué ya no acudo a este lugar con tanta frecuencia como antes. Supongo que la escritura de la novela y el asunto de mi abuela ocupan todo mi tiempo.
Ojalá todo fuera más fácil.
A veces, cuando me levanto cada mañana y me miro al espejo, me pregunto cómo sería mi vida si hubiese tomado otras decisiones. Tal vez si no me hubiera marchado fuera a estudiar, habría podido disfrutar más con Nina, y esa es una de las cosas que más pasan por mi cabeza. Desearía poder volver el tiempo atrás y disfrutar aunque solo fuera un día con mi abuela antes de que la enfermedad se adueñara de su vida.
Soy consciente de que nada en el mundo va a poder devolverme el tiempo perdido.
Supongo que no merece la pena torturarse por algo que escapa de tu control, pero evitar esos pensamientos me resulta demasiado complicado.
Al cabo de aproximadamente quince minutos vislumbro a Margaret a unos metros de distancia de donde me encuentro. En su rostro aprecio un intento de sonrisa pero sé que por dentro está destrozada. Es muy transparente e incapaz de ocultar al resto sus emociones. Me recuerda a mi yo de hace seis años. Inocente y confiada.
En cuanto llega hasta a mí se lanza a mis brazos. Le correspondo el abrazo a pesar de que todavía sigo molesta con ella. Me duele verla así, porque sé lo jodido que es que jueguen contigo. Sé lo que tortura hacerse ilusiones con algo que está destinado a salir mal. Por sí, su relación con Nolan siempre estuvo destinada al desastre, solo que Margaret nunca tuvo el valor de aceptarlo.
Soy yo la que rompe el abrazo.
—¿Estás bien?
Veo como se limpia las lágrimas con la manga del abrigo.
Me siento un poco idiota por haber hecho esa pregunta, porque está claro que no se encuentra bien. Sus ojos se apartan por un momento de mí y se centran en la figura de la bailarina. Pese a que Margaret sea una persona bastante emocional, necesita procesar sus sentimientos antes de vaciarse.
—Lo he estado pensando —habla al fin. Sus ojos siguen fijos en la fuente—. He pensado en lo que me dijiste en tu casa.
—¿Estás dispuesta a soltar la cuerda, Marga?
Margaret aparta sus ojos de la bailarina y los posa en mí. Sé que está tratando de mostrarse fuerte, pero tiene que romperse para poder avanzar. Necesita enfrentar el dolor.
—Sí... —susurra—. Solo que no sé cómo hacerlo. ¿Cómo avanzo?
Sé que toda esta situación es demasiado difícil para ella.
—Tienes que aprender a dejar ir. Si necesitas gritar, hazlo. Si necesitas llorar, hazlo. Permítete sentir todas las emociones que vengan a ti. Ira, rabia, frustración, tristeza. Libérate, y solo así podrás soltar la cuerda y avanzar.
Veo en sus ojos que tiene miedo.
—¿Y si no lo consigo? ¿Y si me quedo estancada en este punto?
—¿Y si terminas viendo la luz al final del túnel? No estás sola en esto, Marga. Lo superaremos juntas, como siempre lo hemos hecho.
¡Hola!
Me ha encantado escribir este capítulo después de la discusión que tuvieron Margaret y Siena. Al final parece que la primera está tratando de aceptar que su relación con Nolan no va a cambiar.
¿Qué os ha parecido el capítulo?
¿Tenéis algún lugar favorito?
¿Habéis entregado la llave de vuestro corazón a alguien?
Os leo en comentarios 🌠
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro