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04 | Mientras estás en el mundo

Observo el logo del "Estrella Polar". Me estoy arrepintiendo de haber venido hasta aquí. No conozco a Camden, y no entiendo por qué he dicho que sí, pero tampoco he necesitado pensar mucho en mi respuesta. Por alguna razón hay algo que me empuja a confiar en él y eso me asusta.

La confianza puede destrozarte.

Siento mi móvil vibrar en el bolsillo. Lo más probable es que sea un mensaje de Margaret, pero no tengo ganas de leerlo. Me molesta que se pille esos cabreos repentinos cuando le dicen la verdad a la cara. Ya hablaré con ella después cuando las cosas estén más tranquilas.

A lo lejos veo a Camden. Me permito el lujo de observarle con más detalle y no me equivocaba cuando decía que era guapo. El aire ondea sus pequeños rizos y le ofrece un aire más desenfadado. Lleva un abrigo largo y una bufanda rodea su cuello.

No está mal.

Aparto la mirada para que no me pille mirándole, pero se da cuenta, ya que me muestra una sonrisa, aunque no dice nada respecto a eso. Se lo agradezco. No he quedado con él para ligar, tan solo necesito a alguien que me escuche, además, preguntarle sobre Nina es uno de los motivos por los que me he animado a quedar con él.

—Hola —me saluda cuando llega hasta mí.

—Hola.

Nota de inmediato la falta de entusiasmo en mi voz, porque sus ojos parecen perder por un momento esa alegría que traían. Por alguna extraña razón me hace sentir incómoda y con ganas de largarme de aquí. Sigo pensando que ha sido una mala idea. Estoy a punto de despedirme, cuando vuelve a hablar impidiendo entonces mi intento de fuga.

—¿Entramos?

Asiento.

—Claro.

Camden me sigue dentro del local, y puesto que he entrado la primera, me permito elegir la mesa. Siempre que vengo me gusta sentarme en el mismo sitio. Un pequeño rincón decorado por plantas que cuelgan del techo y que cuenta con una estantería repleta de libros. Me transmite demasiada paz ese espacio y me da el privilegio de contar con un poco más de intimidad.

Cuando vengo con Margaret, ella prefiere sentarse en las mesas que dan a la calle. No entiendo por qué. A mí me resulta incómodo que la gente me observe cuando pasa por la calle, siento que están perturbando mi espacio personal con sus miradas curiosas.

Creo que mi mente ha comenzado a viajar a otro mundo, cuando siento la mirada de Camden sobre mí. Me están observando como esperando algo.

—¿Has dicho algo? —pregunto tratando de no morir de la vergüenza. Me suele pasar que mi mente se vaya a otro lugar.

—Decía que por qué te gusta este sitio.

—¿El "Estrella Polar"? —No tengo idea de a qué se refiere.

—No. Este rincón. ¿Por qué has elegido esta mesa?

¿Por qué todo el mundo me hace esa pregunta? No me resulta tan extraño querer un poco de tranquilidad, además, esta mesa es de las menos ruidosas del lugar por encontrarse más apartada de la puerta de la calle, eso te permite mantener una mejor conversación.

—Está alejada del ruido. Me gusta la tranquilidad.

Camden no dice nada más sobre el tema de la mesa. Durante un instante fugaz me dedica una sonrisa, pero luego su rostro se vuelve algo serio. Sé que me va a preguntar qué ha pasado con Margaret. Me adelanto antes de que formule la pregunta.

—He discutido con una amiga.

Esa respuesta no parece bastarle, porque aunque no hable, sus ojos me están diciendo que quiere saber más.

—Su novio, bueno, ahora ex o al menos eso parece, le ha engañado. Le he dicho que se lo había advertido hace tiempo y ella insistía todo el rato que quizá ha sido un error.

Hago una pausa para tomar un poco de aire, y Camden aprovecha para hablar.

—¿Por eso habéis discutido?

Sé que está tratando de medir sus palabras porque tampoco quiere dar la impresión de ser un cotilla.

—Le he dicho que conocía a los chicos como Nolan y a la larga la relación no funciona. Lo he vivido en mi propia piel y en aquel entonces me habría gustado tener a alguien que me dijera lo mismo.

Siento que he dicho algo que no debía, porque los gestos de Camden se han vuelto algo más serios. No logro comprender por qué hasta que me doy cuenta de que ha sido mi confesión la que ha causado eso.

—No quiero hablar de mí. Al menos no ahora.

Eso basta para que su mirada se suavice de nuevo. No estoy preparada para sacar a relucir un tema tan importante de mi vida y menos aún con una persona que apenas conozco. Aunque Camden me despierta cierta confianza, hay cosas que quiero que permanezcan bajo llave.

—Mejor cambiemos de tema. ¿Hablamos de Nina?

Asiento. Aparte de hablar de Margaret, otra cosa que me ha empujado a quedar con él, es la necesidad de saber cómo está mi abuela, y Camden es el único que puede hablarme sobre ella.

—¿Cómo está? —pregunto.

Ayer cuando fui a la residencia no pude verla y eso me ha impedido conciliar bien el sueño durante toda la noche. Mi mente viajaba hasta donde Nina y sentía una presión en el pecho. No saber su estado me mantuvo despierta la mayor parte del tiempo.

—Hoy ha amanecido mejor. Se ve que le vino bien descansar durante el día de ayer.

Sonrío aliviada porque Camden no se imagina el impacto que tienen sus palabras sobre mí. Es la mejor noticia del día.

—Hasta ha pedido que le pusiéramos algo de música mientras desayunaba.

—¿En serio?

Nina ha amado desde siempre la música. Aun cuando se sentaba en el jardín de su casa a pintar, siempre lo hacía con música de fondo. Me decía que era una buena forma de hacer brotar la imaginación. A día de hoy sigo su consejo cada vez que me siento a escribir un capítulo de la novela. O cuando necesito vaciar todos los pensamientos justo antes de meterme en la cama.

—Se ve que le encanta la música.

—Desde siempre. Hay una canción que cantábamos juntas cuando iba a su casa.

Camden parece meditar durante varios segundos.

Your song. Fue la que me pidió, realmente es la única que me pide. No creo que se acuerde de ninguna otra, pero esa no se va nunca de su cabeza. Tiene un flechazo por esa canción.

Algo se remueve dentro de mí. Siento que una lágrima está a punto de deslizarse por mi mejilla y la aparto. El Alzheimer le ha robado muchas cosas a mi abuela. Su amor por la pintura, su hogar, su tiempo con la familia, sus recuerdos, pero me hace feliz saber que hay algo, aunque se trate de una simple canción, que el alzhéimer no ha sido capaz de borrar.

How wonderful life is while you're in the world —susurro.

Es mi parte favorita de la canción.

La que más significado tiene para mí.

—Siempre tararea esa parte cuando nadie la ve, pero me doy cuenta, y cuando me mira sonríe.

—Gracias —digo—. Gracias por cuidar tan bien de Nina.

Camden me dedica una de sus mejores sonrisas. Apenas le conozco, pero saber que cuida de mi abuela tan bien, me hace pensar que es alguien con un buen corazón. Me alegra saber que Nina está en buenas manos.

—Personas como tu abuela hacen que el mundo sea un lugar mejor, Siena.

¡Hola!

Ha pasado un tiempo, lo sé. Pero últimamente ando bastante desconectada de las redes sociales, pero ahora que tengo un poco más de tiempo no podía dejar esta novela de lado.

¿Qué os ha parecido el capítulo?

¿Qué pensáis de la relación de Camden y Siena? ¿Llegarán a algo?

¿Conocéis la canción que tararea Nina?

¿Cuál es vuestra canción favorita?

¡Os leo en comentarios! Y espero veros pronto con un nuevo capítulo 🌠


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