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Segunda cita.

No puedo creer que hayan hecho eso. Mi propia familia, las personas en quienes más confiaba, me traicionaron de la peor manera. Después de todo lo que he pasado, de lo mucho que he luchado por superar esa dolorosa experiencia, creí que podía confiar en ellos. Pero resulta que compartieron mi secreto más íntimo con la persona que menos se lo merecía.

"La verdad es que me siento bastante desorientada. Siempre he valorado la confianza y la lealtad en las relaciones, especialmente dentro de mi familia".

— Vaya sorpresa. Resulta que mi familia tiene un don especial para los chismes y las traiciones. Después de todo, ¿qué sería de una familia sin un buen drama?. .—suelto, frustrada.

La ironía es que yo confiaba en ellos para protegerme, y en cambio, me expusieron aún más. Supongo que así es la vida, ¿no?. Puedes elegir la opción que más se adapte a tu estilo y a la intensidad de tus emociones.

— Conversando sola señorita Cox..— Atreus, toma asiento a mi lado.

No quería conversar con él, pero tampoco pretendía ser mal educada.

— Muchas gracias por las flores, me han encantado..— intento evadir el tema. No quería que lo tocara.

— Solo ha sido un obsequio.

— Pues ha sido fenomenal. Lo amé, muchísimas gracias.

— No te molestes con ellos..— Sabía a quienes se refería.—.., aunque no lo creas se preocupan por tí.

— Nunca he dudado que no sea así. Me molesté porque te lo contaron, es un tema que no quería que supieras aún, no hasta que yo pudiera tenerlo bajo control.

— Quisieras o no ya lo sospechaba. Recuerda que le he dado una paliza al ver cómo te..— corta.—.., olvidemos eso, lo más lógico ahora sería concentrarnos en nosotros.

¿¡Nosotros!?.

¡Vamos, somos pareja!.

— Vendré por tí a las ocho para cenar, ponte algo lindo. Se que te gustará.

— Creo que no te agradecí por eso.

— No tienes que hacerlo, serás mi familia y no dejaré que nadie te toque. Ahora debo irme, tengo una reunión.

— Está bien.

— Que tengas una linda tarde señorita Cox.

— Igualmente para tí, suerte en tú reunión.

No pude evitar sentirme emocionada por verle, no creí que volvería a sentirme bien luego de ser traicionada en el amor.

¿¡Pero que demonio digo!?.

No podía darme la dicha de ser feliz, no hasta cumplir todo aquello que me había propuesto.

— ¿Dónde está la princesa de esta casa?..— Emre, corre hacia mi al verme.

— Hermano..— le abrazo.

—¿Te ha sucedido algo?.

— Solo estoy algo molesto, al parecer los Orzan de esta familia se pusieron de acuerdo para frustrarme la existencia..— me quejo.

— ¿Qué te han hecho esos dos?.

— Le han contado a Atreus mi plan.

— ¿La venganza?.

— Sí.

— Esos dos me van a escuchar.

— Emre..— lo abrazo.—.., no hace falta. Yo ya converse con Atreus y no lo tomo a mal.

— Igualmente, es un tema delicado. Algo que debíamos guardar hasta que tú te sintieras cómoda de contarlo.

— ¡Hermanos!— Axel, grita al vernos.— . Los estaba buscando, quería que escucharán la nueva canción que compuse para el álbum de..— confundido por como nos encontrábamos levanta una ceja.— . ¿Ha sucedido algo que no sepa?.

— ¿Por qué lo dices?.

— Estaban abrazados hace un momento.

— ¿No puedo abrazar a mi hermanita pequeña?.

— Si puedes, solo que es extraño.

— Le contaba que el abuelo y nuestro hermano mayor le habían contado mi venganza a Atreus. Y antes que digas algo más, ya lo solucioné con él, dijo que estaba bien que supiera sobre él tema, al fin de cuentas estábamos comprometidos.

— Sabía que sucedía algo.

— Se los cuento porque sé, que se molestan cuando no los incluyo en mi vida.

— No es eso..— Emre, retoma nuevamente la conversación.—.., solo queremos protegerte, no deseamos que vuelvas a huir.

— No lo haré jamás. Esta vez prometo quedarme cerca de ustedes, no me volveré a ir.

— ¡Lo prometes!.

— Lo prometo.






                             ✨🔮✨

Siento cómo el reloj avanza lentamente, cada segundo se siente como una eternidad. Mi corazón late con fuerza, como si estuviera marcando un compás acelerado de emoción y ansiedad.

Me miro al espejo, revisando mi atuendo una y otra vez. Para nuestra segunda cita elegí un vestido ajustado a mi figura de color negro, no sabía con exactitud a dónde me llevaría, así que estaba segura que me ayudaría.

Mientras me maquillo, repaso mentalmente las cosas que podríamos hablar. Quiero que la conversación fluya, que haya risas, que todo sea tan especial como la primera vez. Pero la idea de que pueda haber un silencio incómodo por lo ocurrió después me frustraba. Deseaba dejar atrás aquello, no quería que volviera a salir a luz.

— Deberías ordenar tú habitación, eso de tener actores pegados en las paredes no es algo que le guste a los hombres..— mi madre intenta calmar mis nervios hablando mal de mi lugar seguro.

Amaba mi habitación, si estaba hecha un lío, era evidente. Aquí vivía una adolescente enamorada de actores y cantantes.

— Primero que todo madre, está habitación no está diseñada para los hombres.

— Está bien. No me meteré más con tú pocilga.

— Es mi lugar seguro mamá.

— Tu basurero querrás decir.

—¡¡Mamá!!.— me quejo.

— Apresúrate. Estoy segura que abajo te debe estar esperando Atreus.

Tomo una última inhalación fuerte para emprender mi camino hacia la sala. Sabía que él ya había llegado, era puntual, algo que lo caracterizaba. Bueno, eso lo dicen mis hermanos.

Al parecer Atreus no era todo lo bueno que podía existir, era frívolo, prepotente y narcisista o eso había escuchado. Aquel hombre no dejaba que ninguna mujer se vinculara a él al menos que él lo deseara.

Mientras bajo la escalera, cada peldaño parece un pequeño desafío. El corazón me late a mil por hora, y el cosquilleo en mi estómago se intensifica con cada paso que doy. Sé que al final de la escalera me espera, y la anticipación me hace sentir como si estuviera flotando.

Cuando finalmente llego al último escalón, mi mirada se encuentra con la suya. Él está allí, bien vestido, con una gran sonrisa que ilumina su rostro. Todo lo demás se desvanece en ese instante; el ruido del mundo exterior se apaga, y todo lo que puedo ver es su mirada cálida y acogedora.

Una oleada de emoción me invade. Mis mejillas se sonrojan y, por un momento, me siento como si estuviera en una película romántica. La forma en que su traje le queda perfectamente me hace darme cuenta de cuánto me importa. Es como si el tiempo se detuviera.

El cosquilleo que siento se extiende por todo mi cuerpo, desde la punta de mis dedos hasta la base de mi cuello. Mis piernas parecen un poco temblorosas, pero no puedo evitar sonreír como una tonta. Me acerco un poco más, y el mundo a mi alrededor se llena de un brillo especial.

Al llegar a su lado, siento que la emoción es palpable.

—Hola..— le saludo. Mi voz tiembla ligeramente al ver cómo sus ojos brillan.

— Estás hermosa señorita Cox..— agrega, con una sonrisa perfecta.

— Igualmente usted, señor Leónidas.

— Es hora de irnos, nos espera una hermosa velada..— estira su brazo invitandome a tomarlo. Nerviosa lo tomo, mientras ambos nos despedimos de mi familia.

Mientras camino junto a él, me siento emocionada pero a la misma vez un poco intrigada. No tengo idea de a dónde me lleva, y eso añade un aire de misterio a la noche.

La brisa marina juega con mi cabello, y el sonido de las olas me envuelve, creando una atmósfera mágica. Cada paso que damos me llena de preguntas. Él sonríe con una complicidad que me hace sentir especial, pero no dice ni una palabra sobre el destino. El camino se vuelve más estrecho y, a medida que nos acercamos a la playa, siento que mi corazón late un poco más rápido.

Finalmente, llegamos a un pequeño lugar entre las palmeras. Cuando me giro para ver, la imagen que se presenta ante mí me deja sin aliento. La playa está iluminada con luces suaves, creando un ambiente acogedor. Hay una mesa decorada con flores frescas, velas encendidas y una manta extendida sobre la arena.

Mis ojos se abren ampliamente mientras la sorpresa me invade. No puedo creer que haya preparado todo esto para mí. Todo está tan cuidado y pensado; cada detalle refleja cuánto le importa. El aroma de la cena que se asoma me hace sonreír, y el lugar parece sacado de un sueño.

Me vuelvo hacia él, y la felicidad se apodera de mí.

— ¡Es hermoso!— digo, llena de emoción. La sorpresa me ha dejado sin palabras, y mi corazón rebosa gratitud. Siento que esta noche será inolvidable, y no puedo esperar para disfrutar de cada momento a su lado.

— Sabía que te iba a encantar.

—¿¡Cómo sabías que amo la playa!?..— chillo, emocionada.

Hace mucho que no venía a disfrutar de tal ambiente. Amaba incondicional lo fresca que era la noche y el océano.

— Tuve que investigar un poco sobre tí.

— Espero hayas conseguido cosas buenas..— suelto, mientras quito mis tacones para poder correr hacia la orilla.

Necesitaba sentir el agua en mis pies.

— No conseguí malas, así que ya tienes las respuestas.

— Sí deseas saber algo sobre mí no lo investigues..— agrego.— ..., mejor preguntamelo. Yo te lo diré.

Me alejo de él para caminar hacia la orilla, deseaba nuevamente sentir estar sensación, me gustaba ser yo misma. Feliz.

Al acercarme a la orilla, la brisa del mar me recibe como un viejo amigo. Han pasado tres años desde la última vez que estuve aquí, y la anticipación me llena de emoción. La luna brilla intensamente en el cielo, reflejándose en el agua y creando un camino de luz que me invita a acercarme más.

Cuando finalmente llego a la línea donde el agua se encuentra con la arena, me detengo por un momento. Cierro los ojos y respiro profundo, dejando que el aroma salado del mar inunde mis sentidos. El sonido de las olas rompiendo suavemente en la orilla me transporta a recuerdos de risas y días soleados.

Con un paso cauteloso, dejo que mis dedos toquen la superficie del agua. El frío me sorprende, pero es una sensación revitalizante. Mi corazón se acelera mientras siento cómo las olas acarician mis pies, y un rayo de nostalgia me atraviesa.

No puedo evitar sonreír mientras el agua juega a envolver mis tobillos. La sensación es liberadora y mágica; es como si el mar me estuviera dando la bienvenida de nuevo. Me siento viva, llena de alegría y agradecimiento por este momento.

A medida que me sumerjo más, el agua fría se eleva un poco más, y el cosquilleo que siento se convierte en una explosión de felicidad. Cada ola que llega parece susurrar historias del pasado, y en este instante, todo el tiempo que ha pasado se desdibuja.

— ¿Por qué no habías venido al mar si tanto lo amas?..— lo escucho preguntar a mis espaldas.

— Por boba..— me atrevo a decir.—.., por ilusa..— suspiro, frustrada.—. A veces el amor te hace olvidar cosas que amas.

— ¿De prohibían venir a la playa?.

— No, no lo hacían. Pero se sentía así.

— ¿Cómo así?.

— Cuando vine por primera vez junto a Félix..— no quería conversar sobre aquello, pero debía hacerlo. Había prometido no ocultar nada.—. No me dejó meterme, no con traje de baño.

— ¿Inseguridad?.

— Supongo que ahora que no estamos juntos veo todo aquello que no podía ver.

— Ya saliste de ahí. Estoy seguro que no volverás.

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