Prólogo.
Era una noche brillante, llena de luces centelleantes y conversaciones animadas. La fiesta de empresarios se celebraba en un elegante salón, decorado con sofisticación y un ambiente de éxito palpable. La música suave de fondo creaba un ambiente perfecto para mingling y networking.
Me encontraba emocionada por asistir junto a mi novio, imaginando las oportunidades de conocer a personas influyentes y compartir momentos juntos. Sin embargo, cuando llegamos al lugar su expresión cambia de manera drástica, fue inevitable no percatarme que su estado de animo dió un giro inesperado.
¿ Será que estoy mal vestida?.
- Creo que lo mejor es que no me acompañes está noche..- suelta, déjandome totalmente atónita.
- ¿Estás bromeando?..- intento comprender la situación, aquella que quiera o no se estaba saliendo de mis manos.
- No lo es..- afirma con seriedad.
- ¿Cómo?..- sorprendida contraataco.- ¿Por qué no?..- me atrevo a preguntar.
No comprendía porque ahora me trataba así.
- Es una fiesta de negocios, y no quiero que te sientas fuera de lugar. Además, hay personas importantes aquí, y necesito concentrarme en mis conversaciones.- explica, como si su argumento fuera suficiente para justificar su deseo de dejarme de lado.
- ¿No era esta una ocasión para compartir?.
La idea de que me considerara una distracción me dolía.
- Dime..- insisto, dolida.
Fue inevitable no sentirme miserable al verlo alejarse de mi presencia. Fingiendo no haberme dicho nada en respuesta.
Mientras él se perdía en la multitud, charlando con conocidos y cerrando tratos, decido quedarme en un rincón, observando cómo se movía con confianza y carisma, como si yo no estuviera allí.
A medida que pasaba el tiempo, la soledad se hacía más pesada. Veía a las parejas riéndose y disfrutando de la compañía del otro, mientras yo intentaba mantener una sonrisa en mi rostro, sintiéndome fuera de lugar. La música sonaba más alta, pero mi corazón se sentía en silencio, atrapado en un mar de dudas sobre nuestra relación.
¿Era realmente necesario que me dejara de lado en un momento como este?.
La inseguridad me invadía. Me preguntaba si realmente valoraba lo que teníamos o si la imagen que proyectaba ante sus colegas era más importante que compartir esos instantes conmigo.
- Creí que te habías ido..- Aparece en mi campo de visión.
- ¿Enserio querías que me fuera?.
- Vamos afuera. Necesito conversar contigo..- con una leve sonrisa me toma de la mano para guiarme lejos del salón.
Mientras caminábamos hacia la salida no pude evitar percatarme que lucía furioso.., sabía que estaba intentando fingir tranquilidad, pero aquello se le estaba saliendo de las manos.
¿Le habrán dicho algo de mi?.
- Suéltame..- alejo su mano de mi muñeca..- ..., me estás lastimando Félix.
Nunca me había apretado tan fuerte.
- ¿¡Por qué demonios no te fuiste cuando te lo he pedido!?..- suelta, molesto. Estaba lleno de ira.
- ¿Dime cariño, he hecho algo malo el día de hoy?...- intento comprenderlo.
- Nacer..- sonríe, con cierta malicia. -.., Dios mío, me tienes hasta los cojones mujer. No te soporto ni un miserable día más.
Sorprendida por su cambio drástico decido dar un paso hacia atrás.
¿Que le sucedía?.
¿Por qué de repente me trataba así?.
- Cariño.
- ¡¡No me digas cariño, odio ese maldito apodo mocosa de mierda!!..- grita, llamando la atención de las personas que habían presente. - Disculpen..- se gira hacia ellos para volver a tomarme de la mano y llevarme un poco más lejos.
No comprendía porque de repente Félix tenía este cambio. Él nunca me había tratado de manera diferente, nisiquiera distante.
¿Acaso está drogado?.
Aún siendo llevada lejos decido mirarle los ojos, aquellos que por tanto tiempo había admirado.
- Lo mejor para ambos es que dejemos las cosas hasta aquí..- suelta.
¿Dejar?.
¿¡Acaba de pedirme terminar!?.
Podía sentir como mi pecho subía y bajaba de manera pausada, mientras mis manos simplemente buscaban un lugar donde enconderse.
- Estoy cansado de tí, no me gustas. De hecho nunca me has gustado.
- Félix.
- Esra, déjame ser feliz. Alejate de mi vida.
- ¿Por qué me haces esto?. ¡Sabes perfectamente que deje mi familia, mi vida, por venirme a estar contigo!.
- Yo no te lo pedí..- contraataca. Dejándome en las ruinas.-. Solo te utilice, porque eres lista. Además, follas bien, algo que realmente me mantenía aún mas apegado a ti.
- Todo ese amor que...- me corta.
- Lo invente, no siento nada por ti. Ahora por favor. Alejate de mi vida y no aparezcas nunca más.
✨🔮✨
El silencio era ensordecedor, un contraste agudo con el eco de mis pensamientos. Estaba sentada en una habitación oscura, y aunque las luces estaban encendidas, todo se sentía sombrío. En ese momento, el mundo exterior se desvaneció y solo quedé yo, atrapado en la tormenta emocional que se desataba dentro de mí.
Escuchar a mi corazón romperse fue como un estruendo sordo, un crujir de cristal resquebrajado que resonaba en mi pecho. Cada latido se convertía en un recordatorio de lo que había perdido, de los momentos compartidos que ahora eran solo ecos de lo que una vez fue. Era un dolor tan profundo que parecía físico, como si cada fragmento de mi ser se desgarrara y se dispersara en el aire.
Las lágrimas comenzaron a fluir, como si cada gota fuera un pedazo de mi alma que se liberaba. El vacío se apoderaba de mí; cada respiración se hacía más pesada, y el aire se sentía frío y denso. Era como si el mundo hubiera perdido su color, y todo lo que me rodeaba se convirtiera en una sombra de lo que solía ser.
Pensamientos y recuerdos se agolpaban en mi mente. Las risas compartidas, los sueños que habíamos tejido juntos, los planes que ahora parecían tan lejanos. Cada imagen era un cuchillo que se hundía más profundo, recordándome lo que ya no podría tener. La traición, el desamor, las promesas rotas; todo se entrelazaba en un torbellino de emociones que no sabía cómo manejar.
Sentí que el tiempo se detenía. El dolor era tan real que casi podía tocarlo, un peso que se asentaba sobre mi pecho, robándome la alegría y la esperanza. A medida que las horas pasaban, comprendí que este era un proceso, un duelo por lo que había sido y lo que nunca sería. El corazón, aunque roto, seguía latiendo, recordándome que, a pesar del sufrimiento, aún había vida en mí.
- Señorita...- escucho que me llaman al otro lado de la puerta.-.., ya es hora de que pague su alojamiento, lleva dos semana encerrada en esa habitación.
Lentamente me levanto del suelo para caminar hacia la puerta, aquella que no había abierto durante un largo tiempo.
- Lo pagaré, tengo suficiente dinero como para comprarte este maldito hotel..- suelto, eufórica.-.., déjame descansar, necesito estar tranquila.
- ¡¡Largo!!..- contraataca, aún mas molesta.- ..., mocosa insolente, ¿¡Quién te crees para gritarme en mi propio negocio!?.
- ¡¿Insolente!?¿¡Mocosa!?..- Protesto.- . Ya le pagaré y me largare de esta posilga de mierda..- cierro de un manoton la puerta. Dejándola con la palabra en la boca.
Podía seguir escuchandola gritar y exigiendo que me fuera lo más rápido posible. Ignorando su comentario nefasto y sus gritos asqueroso decido llamar para que me busquen.
- Te quiero en veinte minutos. Ya se acabó, no quiero ser más niñita buena..- suelto, al otro lado de la línea.
Ahora sí, Félix. Vas a pagar cada maldita lágrima que derrame durante estas últimas dos semana.
Me asegure de quitarte todo aquello que te ayude a formar. Quedarás en la ruina por hacerme sufrir.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro