TODO
Desde que lleve a, Cristhian, a las carreras, no he vuelto a saber de él, se ha alejado de mí, lo sé, después de mi tercer intento de llamada, no he vuelto a molestarlo y ya solo falta un día para el concurso, he estado en el antro, siempre lo veo pero no se acerca a mí.
Decidí arriesgarlo todo y he perdido, me he equivocado, no le gusto ese mundo, ni esa parte de mí.
He estado corriendo todas las noches, dejándome una gran suma de dinero, no he sabido nada de mi familia, por alguna extraña razón he recibido invitaciones para cenas de gala y fiestas donde solo aparece la gente con dinero, pero no he ido a ninguna, hasta ahora.
Reviso mi apariencia una vez más frente al espejo, no me gusta seguir el color que imponen en las fiestas, que todos de azul, rojo, blanco, etc.
Opto por ser autentica y lo seguiré siendo, tomo mi bolso y reviso todo, mi celular, mi llavero, alguno que otro maquillaje para retocar, y un pequeño frasco que contiene perfume. Salgo de mi habitación, camino con cuidado en el pasillo y en las escaleras, desde que deje de vivir en la casa de mis padres no me vestía así, camino por la sala para llegar a la puerta principal.
Tengo la sensación de que no debo faltar a esa fiesta pero mi mente me dice que me quede, termino haciéndole caso a la sensación y pronto me encuentro dentro de mi auto, manejando hacia la dirección que está en la invitación.
Un mes que, Cristhian Peimbert, no me ha llamado ni mandado mensaje, un mes en los que he extrañado la forma en la que me besa, la sensación maravillosa que sentía cuando me abrazaba.
¿Me extrañara?
Claro que no, pues no se ha acercado a mí en todo este tiempo, no le deseo ningún mal, al contrario, le deseo éxito y mucha prosperidad. A veces me pongo a recordar cuando lo vi teniendo sexo con aquella rubia operada, como gemían los dos, la forma en que el la acariciaba, en como ella lo montaba.
En mi tiempo libre he mejorado mi cuerpo pues he hecho mucho ejercicio, me puse de voluntaria en una fundación que ayuda a las comunidades de África.
Mientras manejo escucho música a volumen alto pero cuando ya solo estoy a una cuadra del lugar lo apago y me preparo para tener paciencia el resto de la noche, he tomado una decisión y pienso que es lo mejor, así recuperare el control de mi mente y de mi corazón.
Sé que no tendré con quien hablar en esa cena, pero quiero distraerme, he pasado todo ese tiempo sin salir, más que para lo necesario.
Tomo mi bolso del asiento del copiloto, saco la llave del contacto y salgo del auto, un joven con uniforme rojo se encargara de estacionar mi auto. Camino con decisión, seguridad hacia las escaleras de la mansión en donde es la fiesta. Le muestro a la encargada mi invitación y me deja pasar con una sonrisa en sus labios.
La sala de la casa está decorada en tonos tierra y derivados de dorado, todo es muy lindo, muchas personas vistiendo sus mejores trajes, la mayoría tiene colores oscuros y el mío lo es si, pero al parecer es el único vestido de ese color.
He optado por un maquillaje en tono tierra, ahumado mis ojos y un poco de carmín en mis labios, tomo una copa con champagne que me ofrece un mesero y observo un poco más el lugar y a las personas que hay en la habitación.
-¡Que me arresten por mirarte! - escucho que alguien dice en un perfecto griego, me doy la vuelta y veo a uno de mis mejores amigos.
-¡Que sorpresa verte aquí! - lo abrazo con y lo miro atentamente - ¿Cuándo has llegado? German.
-Llegue antier en la noche, no sabía que estarías aquí ¿Has venido con alguien?
-He venido, después te cuento todo, sabes me gustaría que saliéramos a bailar como antes - estoy feliz de verlo, no me imaginaba que pudiera encontrármelo aquí. Pronto estamos conversando amenamente entre risas.
Por suerte lo asignaron a mi lado en la misma mesa en donde comimos la cena, por donde fuera de esta gran mansión, había mucha gente, música instrumental, alguna que otras parejas de invitados.
También estaba el señor, Dominick, con su hija, ellos que no hicieron otra cosa que mentirme todo el tiempo que estuve en su empresa. Por fortuna mis padres no están en esta fiesta, aun no entiendo por qué me invitaron si yo no soy ninguna empresaria.
-Hace mucho que no bailamos - dice, German, tomando mi mano derecha - ¡Vamos! Veamos si eres tan buena como recuerdo.
Sin que yo pueda responder, camina hacia la pista, me cuesta trabajo entregarle mi copa al mesero, pronto estamos frente a frente, el con su mano en mi cintura y la otra con mi mano y yo estoy de la misma manera, los músicos empiezan a entonar un tango, lo miro a los ojos y sonrió, el tango es uno de mis favoritos, German, siente lo mismo que yo.
Bailamos con elegancia, entrega, complicidad, me siento tan ligera como una pluma, lejos de mis pensamientos, el tan guapo con ese traje de pingüino, su cabello rubio, ojos verdes, su metro ochenta le sienta de maravilla, veo y siento como se ha esmerado en su cuerpo, haciéndolo un hombre irresistible para muchas o la mayoría de las mujeres.
La sensualidad que se necesita en este baile, es uno de mis bailes favoritos, nos acoplamos perfectamente, como dos engranes, para cuando terminamos de bailar, nos damos cuenta que éramos la única pareja bailando, algunos de los presentes aplauden y otros nos miran, entre ellos, Crithian, y la rubia con la que lo vi, no permito que me afecte, hoy no, he tomado una decisión.
German, parece darse cuenta de la mirada de, Cristhian, camina tomándome de la mano, comenta lo embobados que hemos dejado a los presentes.
-¡Victoria, hemos estado fabulosos! Sigues teniendo esa hermosa sensualidad al bailar - lo sé, comparto su emoción y prueba de ello es mi sonrisa.
-Lo sé, teníamos mucho tiempo que no compartíamos un baile, desde aquella bachata ¿Te acuerdas? Conocerte fue una de las casualidades más bonitas de mi vida, sabes he querido poner una escuela de baile, pero aún sigo trabajando para juntar el dinero.
-Me imagino que sigues en las carreras, aun no creo que ¡Tu! Una hermosa flor de mi jardín este en el lado oscuro - me rio ruidosamente, tanto que tengo que poner mi mano en mi boca - Nadie se ríe como tú.
-Nadie baila como nosotros - digo con mucha dificultad, inhalo y exhalo para controlar mi risa - ¿Sigue existiendo el bar en el que nos conocimos?
-Cariño, estás viendo al nuevo dueño - dice tocándose ambos lado del cuello del saco.
-Presumido, engreído, pero así te quiero - lo abrazo de nuevo - nos quedamos parado en una parte del jardín hablando, recordando y quedando para dentro de unas horas, el saca su teléfono y nos hacemos varias selfies para después subirlas a Instagram.
Tardamos una hora fuera de la mansión y cuando estamos tomando otra copa de champan que el mesero nos ofrece, un hombre se nos acerca, alto, fuerte, buen porte pero no guapo.
-Buenas noches, Alex Ovil, mucho gusto - nos tiende su mano y nosotros correspondemos al saludo - Los he visto bailar, soy un productor de televisión, usted seria perfecta para el perfil que estamos buscando - solo me habla a mí y yo solo miro a, German, en busca de ayuda pero no me hace caso - me gustaría que aceptara tener unas pruebas, si acepta, llámeme - me tiende una tarjeta - ahí están todos mis datos, espero su llamada - me sonríe una vez más y se va.
Rápidamente saco el teléfono y googleo su nombre y para mi sorpresa está en el primer enlace de Wikipedia, German, que no quiere perder detalle se acerca a mí para leer la información, tiene un extenso curriculum.
-¡Tienes que aceptar! - la emoción de mi amigo es tan genuina que se contagia.
-¡Estás loco! - tengo los nervios en mi piel, todo esto es tan maravilloso que no puede ser tan bueno, muerdo mi labio inferior y miro la tarjeta.
-¡Claro que estoy loco! - Pone sus manos en mis hombros - cariño es perfecta, no por nada estudiabas danza a escondidas de tu familia - sus ojos tiene un brillo especial, sé que me dice la verdad - tienes que ver por ti, no por los demás, ellos se pierden los valiosa que eres si no te aceptan - siento ganas de llorar, abrazo a mi amigo y le doy un beso en la mejilla al separarme de él.
-Le hablaré en unos días, no quiero que piense que estoy desesperada - él se ríe al igual que yo y tomamos otra copa de champagne.
La velada es de lo más tranquila, en momento encuentro a, Cristhian, mirándome, he de admitir que la rubia es guapa, a pesar de las cirugías que tiene en los senos y el trasero, tiene un rostro lindo. Tiene elegancia, porte y sensualidad.
Me lo pasado muy bien en la velada, hablando con un lindo griego, me ríe solo de pensarlo, varios hombres se me acercan mientras hablo con, German.
Correspondo a su plática con educación uno de ellos es muy aguapo, lindo, educado, cortes. Diferente a los demás hombres de negocios por lo que he visto.
-Desde que la vi bailar, no he podido dejar de observarla - sonrió por esa línea tan barata - ¿He dicho algo malo? - es obvio que estoy siendo irónica ahora.
-Me rio de la línea tan barata que acaba decir, eso me lo han dicho tantas veces que ya hasta perdí la cuenta.
Tomo lo que queda en mi copa y la dejo en una bandeja, tomo otra del mesero que pasa en ese momento y tomo otro sorbo. Cierro los ojos y siento la fragancia del hombre que sé que sigue mirándome, aunque este de espaldas sé que me mira y no por el vestido.
-Mujer directa - miro al hombre que está a mi lado, ya hasta he olvidado su nombre - me gusta.
Sonrió de nuevo, ya estoy viendo más de la cuenta, es mi señal para irme. Termino el líquido que hay en la copa y la dejo en una mesita. Saco mi teléfono para ver la hora, miro a mi amigo y con una sonrisa le digo.
-Cariño, ya me voy, estoy cansada y tengo cosas que hacer en unas horas - me acerco a él para darle un beso en la mejilla, me despido del otro sujeto con un saludo de mano.
No espero a que mi amigo me diga algo pues se cómo es. Camino hasta el aseo de damas y me retoco el carmín y el perfume. Cuando termino salgo y por algún motivo, siento el olor de ese hombre.
Inhalo e exhalo, camino con la estabilidad que aparento, con una sonrisa en mis labios y con mi rostro levantado. Bajo las escaleras de la entrada pero cuando estoy por terminar alguien me sujeta del brazo.
Giro mi cabeza para mirarlo y ahí está, tan guapo, con ese smoking tan ajustado a su cuerpo.
-No puedes irte así - su voz es seria y mandona - estas borracha.
-No soy una de tus empleadas para darme ordenes, suéltame - le hablo de lo más tranquila, aunque mi tono de voz no lo sea, me rio como cuando estoy en este estado.
-Ni si quieras puedes caminar bien, lo estas actuando - su tono de voz ha subido un poco.
-No tienes por qué estar aquí conmigo, tampoco tienes porque fingir que te preocupas por mí, me lo has dejado claro - me zafo de su agarre y termino de bajar las escaleras le pido mi auto al ballet parking, tarda un poco en traérmelo y cuando por fin me lo dan, Cristhian, me sujeta de nuevo.
-He dicho que no estás en condiciones de maneja - está molesto y no me importa.
-Y yo te dicho que no tienes que fingir que te importo - todo pasa muy rápido pues de alguna manera ya estoy dentro de mi auto y le he puesto seguro a la puerta.
-¡Victoria, habré la puerta! - el golpea el cristal de mi puerta y yo me coloco el cinturón de seguridad, lo miro y sonrió mientras pongo la llave en el contacto.
-Buenas noches, Cristhian Peimbert.
Arranco el auto haciendo que los neumáticos rechinen y salgo de ahí, fingir que le importo cuando no ha respondido mis llamadas y dejándome sin ningún explicación y hoy estando con la rubia finge que se preocupa por mi ¡Que descaro!
Manejo con la velocidad permitida, pero me desvió del camino, quedando en el lugar que tanta paz me da. Me bajo del auto y me quito los zapatos y el vestido, quedando solo en ropa interior, cierro los ojos al sentir la arena en mis pies, la brisa del mar en mi cuerpo.
Camino hasta la orilla para sentir el agua en mis pies, poco a poco mi cuerpo es cubierto por agua.
Nado un rato, sumerjo mi cuerpo y mis pensamientos, alejándome del mundo. Cuando ya siento mucho frio salgo del agua y camino hasta mi auto, recojo mis zapatos y los dejo en el asiento del copiloto, me pongo el vestido ya que no estoy tan mojada, entro en el auto y vuelvo a conducir pero esta vez hasta mi casa.
Cuando llego hay un auto negro estacionado en mi lugar con un hombre apoyado en el capo trasero del vehículo. Ya no tiene un corbatín perfecto, ya no tiene el saco, en cambio su camisa tiene los primero botones desabrochados y tiene arremangadas las mangas de la camisa.
Salgo de mi auto con los zapatos en la mano al igual que mi bolso y en la otra mano las llaves de mi casa. Camino por un lado y subo las escaleras ignorándolo.
-¿Dónde has estado? - y como si esa pregunta quemara me doy la vuelta y le doy un revés volteándole la cara hacia un lado, mi enojo crece a la velocidad con la que he manejado todas las noches.
-¡No tienes ningún derecho a pedir explicaciones! - Mi corazón late rápidamente - ¡No eres nada mío porque simple y sencillamente así lo quisiste tú! Te mostré todo de mí, no te gusto lo que viste ¡Perfecto! - siento como las piernas me tiemblan por la adrenalina que siento ahora - Decidiste ignorar mis llamadas, eso también está perfecto, no tienes ningún derecho a inmiscuirte en lo que hago, te gusta más lo falso y lo superficial, ahora vete de mi casa o llamo a la policía.
En todo mi discurso no dejo de mirarlo, veo que le duele lo que le he dicho, pero más me dolió su inferencia en todo este mes. Abro la puerta de mi casa y entro solo para volverlo a mirar desde la entrada, sigue ahí, parado, mirándome, pero en vez de mirarme a los ojos, observa mi cuerpo, puedo ver como sube y baja su pecho rápidamente, saco el teléfono de mi pequeño bolso busco el número de la policía, el observándome atentamente escucha todo lo que tengo que decir.
-Buenas noches, hay un intruso en mi casa, la dirección es ...
Simplemente no puedo terminar de hablar pues me ha quitado el teléfono y besado como si de verdad me deseara, sujeta mi cintura con sus grandes manos, me aprisiona en la pared más cercana.
Llevo deseando esto desde hace un mes, pero yo necesito más que un arranque de pasión.
Se aleja de mí en busca de aire al igual que yo, su beso ha sido apasionado, excitante, fuerte.
-Cristhian - lo observo por última vez, pensando en lo que hare ahora, me odiare por esto pero es lo correcto para mí - Vete, antes de que llegue la policía - con mi mano le señaló la puerta.
Sé que lo estoy alejando pero yo quiero todo o nada, no quiero migajas, pues sé qué mujer soy, yo si lo quiero de verdad pero el simplemente no.
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