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PERSISTENCIA

Después de que durmiera todo el día por un intenso dolor de cabeza, me volví a bañar y me vestí con mi ropa casual, puse a cargar mi teléfono y en cuanto lo encendí, las notificaciones de llamadas perdidas y mensajes de, Cristhian, aparecieron, tanto que mi teléfono se bloqueó y se reinició solo. Otro tanto de mi amigo, así que después de que las notificaciones cesaran lo llame.

—¡Victoria! ¿Dónde coño estabas? — Está muy enfadado — te he llamado toda la noche, llame a los hospitales, a las delegaciones y también llame a la morgue, pensé que te había pasado algo y que un no reportaban tu cuerpo — suspiro y alejo un poco el celular de mi odio, por sus gritos.

—Estoy bien, perdón por preocuparte tanto — me siento en la cama de nuevo y miro el suelo — Ya sabe quién soy – es lo único que puedo decir al final.

—Se lo dijiste, esa es mi chica — dice ya algo más tranquilo imagino que ahora tiene la mano en la cabeza frotando su cabello como siempre.

—Técnicamente él lo descubrió y está en fadado conmigo, por eso me fui sin decirte nada, he perdido las llaves de mi casa y me quede en un parque toda la noche, pase todo el día durmiendo hasta ahora.

—Espérame, llego en veinte minutos — me cuelga y yo me quedo viendo el celular.

Me acuesto de golpe en la cama y miro el techo, pasan quince minutos y me levanto, bajo las escaleras con lentitud, para terminar acostada en el sofá.

Pienso en lo que ha pasado en tan poco tiempo y me empieza a doler la cabeza de nuevo.

Y tal como dijo mi amigo, veinte minutos después llego con un bote de helado tan grande que es imposible que lo acabemos hoy, trae muchos carbohidratos y se por qué lo hace. Lo miro con una pequeña sonrisa en los labios.

—Choco chip, querida, tu favorito — me acerco a él rápidamente y lo abrazo con un poco de fuerza.

Nos sentamos en el sofá, tomo el control y presiono un botón, una pantalla plana aparece en la pared. Empezamos a ver películas de cualquier género, mientras comemos helado.

Vemos bajo la misma, en la que termino llorando, yo antes de ti, en permanecer concentrado viéndolas en todo momento, no lloro, en cambio yo, lloro demasiado, me acurruca en su pecho mientras me braza, siempre me ha apoyado, me ha regañado cuando lo merezco. Seguimos con el helado un buen rato, hasta que llamo a, Anna, para que lo guarde en el congelador, nos trae más refresco y permanecemos así en el sofá.


***


Siento que un brazo rodea mi cuerpo, abro los ojos y me encuentro con el cuerpo masculino.

¿Cómo llegue aquí? ¿Qué hace el aquí?

Levanto su mano para poder salir de la cama pero no me lo permite, aprieta mucho más su agarre, sigue con los ojos cerrados, esta boca abajo.

—No iras a ninguna parte — dice sin abrir los ojos.

—Tengo que levantarme — pienso en la primera excusa  — necesito ir al baño — se acomoda más en la cama, pero no me suelta.

—No es cierto — abre los ojos y me mira.

—No quiero ser una casualidad — lo miro a los ojos — ¿Quién te dejo entrar?

No me contesta solo me acurruca en su pecho, eso hace que me acuerde de que antes estuvo mi amigo y caigo en la cuenta de que él tuvo mucho que ver.

¡Jerry!

Él lo llamo y ahora lo tengo como tantas veces quise pero no es igual, no cuando me ha citado para que lo viera teniendo sexo. Me alejo del calor de su cuerpo y me levanto de la cama, estoy descalza, camino hasta donde están las flores marchitas, él está sentado al pie de la cama.

—¿Por qué me mandaste flores con la dirección y la llave de tu departamento si estabas teniendo sexo con lady silicona? — estoy serena, pero aun quiero explicaciones

Pone sus manos en su cabeza y las pasa por su cabello, se ve tan afligido, tan nervioso.

¿Qué debo pensar ahora?

—Yo no mande esas flores ni la dirección ni la llave de mi departamento — suspira y se pone de pie para caminar de un lado a otro con una mano en su cabello — fue, Esther, ella lo hizo todo — vuelve a suspirar — ella solo era con la que me acostaba de vez en cuando pero ella quiere más y yo no se lo puedo dar, no cuando — me mira atentamente ¿No cuando qué? Me estoy volviendo loca en mi interior — no cuando a la que quiero esta frente a mí — mi corazón late con más fuerza al escucharlo — después de que escuchara un portazo, sentí el olor de tu perfume, pero no estaba seguro de que fueras tú, pensaba que había sido otra cosa, me estaba obsesionando contigo, te veía en todas partes, si tuve sexo con ella, lo admito, lo que afirmo y afirmare siempre es que te quiero, de una u otra forma, con o sin antifaz, te quiero.

Cierro los ojos, no sé qué decirle, una avalancha de emociones quiere salir, expresarle lo mucho que lo quiero, que lo amo, por absurdo que parezca.

Y he tomado una decisión, tomare los riesgos que tenga que tomar, si me equivoco pues ni modo.

—Hay una cosa más — una sonrisa aparece en mi rostro — me acompañaras a un lugar, has lo que tengas que hacer a las diez paso por ti a tu departamento.

Enarca una ceja y me mira con una sonrisa en sus labios, pasamos un rato más en mi habitación hablando, mirando el techo, me hace cosquillas y yo soy feliz, estamos abrazados mientras estamos acostados en mi cama.

—Me tengo que ir — dice mirándome y dando un beso en la parte superior de mi cabeza — nos vemos en la noche — se levanta y yo con el.

Caminamos hasta la puerta de mi habitación y cuando la voy abrir el me detiene y me da la vuelta quedándome apoyada en la puerta.
Rodeo su cuello con mis brazos, correspondo el beso con mucha euforia, sus manos están en mi rostros, el latir de nuestros corazones son muy rápidos por la intensidad que sentimos. Acaricia mi cabello, mis brazos, pasa su mano por mi espalda, siento su pene erecto en mi entre pierna. El gime y yo en ese momento, hago que el bes sea poco a poco más lento.

Mis manos acarician su pecho, lo alejo con lentitud y lo miro atentamente con una pequeña sonrisa en mis labios.

—No quiero tener que esperarte — digo divertida y con una ceja levantada, me siento mejor que nunca.

—Victoria — sé que se está controlando, pero en serio no quiero que pase eso ahora, no cuando todo va a comenzar de verdad — nos vemos esta noche entonces, estaré puntual.

Abro la puerta de mi habitación y salimos, bajamos las escaleras tomados de la mano como una autentica pareja, me siento como una quinceañera, solo que se lo que quiero, como lo quiero y con quien lo quiero. Y ahora mismo quiero estar con él, aunque sea por un rato pues sé, que nada es para siempre.
Nos despedimos con un apasionado beso en las escaleras de la entrada de mi casa, veo como se sube en su auto y se va segundos después, entro de nuevo a la casa y cierro la puerta, veo que son las dos de la tarde, he dormido medio día, es mucho pero me siento genial.

Decido lavar a mis bebés, busco los productos de limpieza, jabón y un paño, llevo lo que necesito al garaje y pongo música en mi teléfono, en otra cubeta regojo agua, empiezo primero por el camaro y después el, limpio todo minuciosamente, los rines brillan, los he aspirado y puesto un aromatizante de chocolate. A las cinco de la tarde ya he ide embellecer a mis bebés.

Como tranquilamente en la cocina, Anna, ha preparado un rico pescado, pienso en lo que me pondré esta noche, de seguro que no se lo esperara, y de eso se trata, que vea quien soy y como soy, no quiero después recriminaciones.
Bailo un poco en una habitación especial para eso, que está al fondo del pasillo, pongo canciones aleatorias, paso horas así, desesterándome, expresando lo que siento de una manera tan fascinante como lo es el, baile.

Cuando veo la hora en mi teléfono veo que son las quince minutos para las nueve, salgo de la habitación con una toalla en mi cuello, secándome el sudor. Cuando entro en mi cuarto, voy al closet en busca de mi atuendo para hoy, una sonrisa maliciosa aparece en miro rostro en cuando veo la combinación en la cama, por un momento pienso que es excesivo pero, después lo olvido, dejo todo en la cama y camino en ropa interior hasta el baño.

Quince minutos después, ya estoy envuelta en una toalla, me pongo crema desde las pantorrillas hasta las piernas, me pongo la lencería y después lo demás, me maquillo un poco resaltando a partes iguales mis ojos y mis labios, dejo mi cabello suelto, me pongo unos aretes pequeños.

Observo mi aspecto en el espejo y yo misma siento que si fuera hombre me daría sin duda, también puedo ser una mujer atractiva si me lo propongo, quiero que conozca todo de mí, y esto será un pequeño incentivo esta noche.


***


Estaciono el auto y bajo de él, estoy frente al edifico donde vive, Cristhian, le mando un mensaje para que baje y lo espero apoyada en mi auto rojo. La espera se me hace eterna, cuando por fin lo veo en la salida del edificio, vestido con unos pantalones de mezclilla azul marino, una camisa azul claro y una chaqueta de cuero color café y zapatos negros, se ve muy guapo, todo esa ropa marca su cuerpo bien cuidado. Deja de caminar un poco y entorna los ojos levemente, me da la impresión de que o me ha reconocido.

Su caminar sexy vuelve aparecer pero con lentitud, la suficiente para que admire o rechace mi atuendo.

—¿Qué hiciste con Victoria? — no le ha gustado, aunque disfrace su tono de voz.

—La estás viendo — me acerco a él, como un gato y le digo susurrando al oído — puedo ser una mujer sexy también, pero no te acostumbres, solo será por hoy — me alejo y rodeo el auto, dejo que él se suba y se acomode en el auto, al mismo tiempo que yo lo hago. Cuando verifico que tiene puesto el cinturón, enciendo el auto y empiezo a manejar.

Conduzco con la habilidad que me caracteriza, de vez en cuando me mira, solo sonrió por ello, subo el volumen de la música y canto algunas canciones, y de alguna manera él se une a mi canto pero de una manera peculiar.

—Ya se, ya se — dice sonriendo — canto horroroso — hace una pausa y e mira otra vez — te vez preciosa, creo que tendré que alejar a unos cuantos hoy, sea cual sea el lugar al que me llevas — una sonrisa lujuriosa aparece en sus labios y enarca una de sus cejas.

—Ya lo veras ¿Eres tan impaciente siempre? — no lo estoy mirando, mi vista sigue fija en la carretera, pero sé que sigue sonriendo.

Deja la pregunta en el aire, sigo conduciendo y una hora después nos encontramos en donde se hará la carrera esta vez, mira todos los autos que se encuentran, las personas, su manera de vestir, de hablar, esta impresionado, sé que lo está aunque sea un poco, varias personas me saluda y varias mujeres lo miran a él.

Al final creo que seré yo, quien tendrá que alejar a unas cuantas de él, pero sé que no me comportare como una escandalosa. Estaciono el auto y lo observo.

—¿Estás listo? — no quiero que se arrepienta.

—Si — ve de nuevo todo lo que lo rodea — ¿Qué hacemos aquí?

—Conocerás otra faceta de mí, seré totalmente autentica.

Cuando bajo, el me sigue hasta que encuentro a mi amigo, hago las presentaciones correspondientes, platicamos un rato, se caen bien al instante o eso es lo que parece.
Pronto llegan algunas apuestas y las acepto.

—Quédate aquí — le digo seriamente — si necesitas algo él te ayudara, no te separes de él, le doy un pequeño beso y me alejo.

Necesito dinero y conseguiré todo, esta noche, hasta un auto, no pienso perder mi reputación. Una mujer voluptuosa y poco vestida hace la cuenta regresiva y cuando termina deja caer un pañuelo para marcar el momento de salida.




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