
DÍAS
Al día siguiente de mi salida con Cristhian, me he levante con mucha energía, no puedo creer que ese me guste y mucho, pero hoy estoy decidida hacer mi sueño realidad, con el dinero que he ganado en las carreras en estos días, ya tengo suficiente capital para iniciar lo que quiero. Me bañado y vestido con ropa casual, como me gusta, he salido en mi auto, recorriendo las calles en busca de un buen sitio en el cual poner mi escuela de baile, volveré a quedarme con el dinero justo pero no me importa, ya no quiero esperar.
Por las noches sigo bailando y con las carreras, el hombre que siempre sabe a qué hora estoy en el antro siempre me toma por sorpresa, pero eso era antes porque aunque a veces ya está acercándose a mi yo me alejo de él, tengo miedo de que descubra todo de mí, no quiero enseñar le todos mis secretos, no quiero que conozca mi esencia.
Me encuentro bailando en el antro, con un lindo vestido rojo con la falda suelta, me da total libertad para moverme, sin que me importe que puedan ver el short que traigo bajo el vestido del mismo color.
Hago nuevas rutinas, con la música que ponen, por curioso que parezca no he conocido aun el socio de mi amigo.
Paso mis manos por mi cuerpo, acaricio mi estómago, muevo las caderas y me deslizo en el suelo, muevo la cabeza provocando que mi cabello suelto se mueva mientras estoy en el suelo, me incorporo lentamente y poco a poco me muevo en las cortinas, haciendo vueltas arriesgadas, y me dejo caer de golpe ante los espectadores que piensas que caeré por error cuando aterrizo de una manera asombrosa.
Respiro con dificultad, por toda la adrenalina, me acerco a la barra con pasos rápidos como puedo por toda la gente que está bailando. En estos últimos días he ganado mucho dinero y varios autos que he terminado por vender, pues no tengo el espacio suficiente en el garaje para guardarlos tampoco es que quisiera conservarlos.
Mientras tomo la coca- cola que le he pedido al mesero, pienso en, Cristhian, lo he empezado a querer demasiado rápido y aun no sé si el siente algo por mí.
¿Me querrá como lo quiero yo? ¿Sentirá algo más que atracción?
Tengo miedo de ser solo yo la que empiece a sentir algo más, no quiero ser solo un pasatiempo ¿Pero cómo saber lo que siente por mí? ¿Cómo saberlo si no me ha dicho te quiero?
Me ha dicho que le gusto si pero yo, yo ansió más, quiero que sienta algo más que gusto por mí.
Una idea aparece en mi mente, dejo el vaso con restos de líquido en la barra y me voy del lugar. Necesito pensar.
Saludo al portero alto y con un poco de pansa marcada por esa playera negra, me dalas llaves de mi auto y cruzo la calle para entrar en él, en el interior me quito el disfraz y lo dejo en la parte trasera.
Enciendo a mi bebe y por un raro que parezca, apago el estéreo, manejo hasta esa playa solitaria, esa que tanto me ha ayudado a tomar decisiones.
Aparco en el mismo lugar de siempre, quito las llaves del contacto y la guardo en el bolsillo de mi chaqueta. Bajo y miro hacia el cielo obscuro, unas cuantas estrellas se ven en este firmamento.
Me ciento en el capo de mi auto y un suspiro largo sale de mí, pensando en tantas cosas que quisiera hacer, todo lo que quiero vivir y sentir. Todo lo que quiero experimentar. Quiero ser feliz. Me quiero enamorar.
No puedo creer que haya pasado una semana y media desde que vi a Cristhian.
¿Qué has hecho conmigo, Cristhian Peimbert?
Cierro los ojos, recordando la manera en la que me mira cuando estamos juntos, la sanción de estabilidad, seguridad. La sensación de los besos que me da, la suavidad de esos labios que hacen que ansié más, más de él.
Recuerdos acompañados de un frio viento, como guarnición la sensación de un te extraño y como proteína un amor que poco a poco empiezo sentir, emplatado en un sola pregunta ¿Qué siente el por mí?
Siento miedo, miedo al no soportar que solo sea un pasa tiempo, un juego, no sé cómo lo ha hecho, pero me estoy enamorando de, Cristhian Peimbert, de una manera muy rápida, tan rápida que da miedo.
Al abrir los ojos tengo muy claro lo que voy hacer, lo que debo hacer. Inhalo y exhalo profundamente, liberando todas esas sensaciones y el miedo que siento.
Me bajo del capo y vuelvo a entrar a mí, auto, para conducir a mi casa, a mi hogar, mi refugio, pero sobre todo, vuelvo para hacer realidad todas las decisiones y mis pensamientos.
Esta vez sí escucho música, a todo el volumen, estoy feliz por lo que voy hacer, quiero que conozca todo de mí, quiero ser un libro abierto para él.
Al llegar a mi casa, dejo el auto estacionado frente a la puesta, bajo y le pongo el seguro. Subo los escalones y entro en mi hogar, cierro y activo la alarma de seguridad. Subo corriendo las escaleras para darme un baño largo y relajante, para así poder dormir tranquilamente.
***
Miro el techo y la luz de una nueva mañana que está por iniciar para mí, me siento en la cama y pongo las pantuflas, me lavo los dientes y bajo a la sala en piyama.
Me encuentro con un rico desayuno, son las nueve de la mañana y he amanecido muy contenta. Desayuno en la cocina cuando suena el timbre, Ana, sale de la cocina para abrir la puerta, cuando vuelve trae con entre sus manos unos hermosos tulipanes rojos, envuelto en papel del mismo color.
Me los entrega y veo que tiene una tarjeta, no puedo evitar acariciar un tulipán.
—Ana, por favor, saca un flórelo y los pones en mi habitación — digo entregándoles el ramo de tulipanes y quedándome con la tarjeta en la mano mientras hace lo que le he pedido.
Leo la tarjeta una y otra vez, muchas veces me he sentido feliz, pero esto es mucho más intenso. Me extraña y me ha citado en su departamento poniendo en la tarjeta la dirección.
¿Me dirá que me quiere? O lo que sería mejor, que se está enamorando de mí.
Termino mi desayuno y paso todo el día buscando el lugar perfecto para mi escuela de baile y danza. Subo a mi habitación para bañarme y vestirme con algo sencillo.
Paso en el portátil todo el día, hasta las cinco de la tarde, he llamado a dos número en particular, pues me he interesado por dos locales.
Cuando salgo del baño envuelta en toalla al igual que mi cabello, camino hasta el closet en busca de lo que voy a ponerme.
Elijo un vestido blanco, busco un bolso y zapatos a juego y lencería blanca también. Quito la toalla que envuelve mi cuerpo y la de mi cabello también, me pongo la lencería y el vestido, ya he aplicado la crema hidratante en mis piernas y brazos.
Me esmero en mi apariencia, me esmero por verme más que bien, aplico más artículos personales, pero sobre todo perfume. Cuando termino de arreglarme. Pongo en el pequeño bolso, mis llaves mi teléfono y dinero.
Salgo de mi cuarto, cuando llego a la sala, Ana, admira mi apariencia.
—Señorita, se ve preciosa — dice con una sonrisa en sus labios.
—Gracias, Ana, ya sabes, cierra bien — me despido salgo de casa, bajo las escaleras y entro en mi hermoso camaro rojo.
Manejo con una gran sonrisa, canturreo las canciones que escucho a todo volumen, mientras estoy a la espera de que el semáforo cambie de color, leo otra vez la dirección de la tarjeta, continuo con mi camino hasta llegar a al edificio.
—Disculpe, buenas noches — saludo al portero — ¿Es que piso está el departamento Cristhian Peimbert?
—En el quinto piso señorita — dice el señor bajito, regordete y con una cabello casi inexistente.
—Gracias, señor.
Entro en el ascensor y espero a que lleguemos al quinto piso, me pongo un poco más de perfume y reviso mi maquillaje en la pantalla de mi celular. Al llegar entro con la llave que ha llegado adentro del sobre con la tarjeta.
Entro en un departamento, decorado con tonos grisáceos, muebles azules pálidos, veo como hay dos lugares en la mesa, pero lo que llama mi atención es que ambos platos tienen restos de que ya alguien comió, también hay dos copas donde antes hubo vino, hay ropa esparcida por el suelo.
Miro todo, esta es una parte en donde debería irme, pero de todas maneras camino hasta una habitación, que tiene la puerta entre abierta. En el suelo hay el resto de la ropa, de los que ahora está teniendo sexo, una rubia con unos senos, que es más que evidente que son operados, gimiendo excesivamente, mientras las manos de un hombre la acarician, la rubia arquea la espalda en señal de que ha llegado al orgasmo, escucho la voz de Cristhian, diciendo lo bueno que ha estado.
No me había dado cuenta, que está llorando, pongo mi mano derecha en mi boca para que no se escuche mi llanto, salgo de la habitación pues solo había entrado lo suficiente, camino por el pasillo rápido y salgo dando un portazo.
Entro en el ascensor, limpio mis lágrimas, inhalo y exhalo para tranquilizarme, reprochándome lo estúpida e ilusa que he sido. Me queda claro que solo iba a ser una más en su lista.
Salgo del ascensor con rapidez, ya no quiero estar aquí. Si quería alejarse de mí, me lo hubiera dicho, pero era de suponer que los hombres nunca serán directos ni sinceros. Al subir a mi auto, me pongo mi disfraz y conduzco hacia el antro de mi amigo. Este está de viaje así que no tendré que contarle nada, del por qué estoy en día en que no debería ir.
Y justo mientras conduzco escucho la canción Stupid in love de Rihanna, tiene tanta razón.
Cuando llego a mi casa, como sola en el comedor, una rica pasta con verduras y agua de limón, no soy de las que toman vino con todo. Cuando termino de cenar, subo a mi recamara, me baño y me cambio de ropa por algo más casual.
Salgo de mi casa y manejo hacia el antro de mi amigo. El disfraz esta en mi coche en la parte trasera así que cuando estaciono me lo pongo disimulada mente en la entrada del lugar.
Bailo como si nada me importara, bailo como si nadie estuviera a mí alrededor, balanceo mi cuerpo hacía de un lado a otro, no sé cuánto tiempo pasado bailando, expresando y expulsando de alguna manera lo estúpida que me siento.
Las personas no me ponen atención, soy invisibles para ellos hoy, y hoy lo agradezco tanto porque no quiero ser el centro de atención de nadie.
De pronto la música deja de sonar y alguien se sube al escenario, un hombre, ese hombre que ha hecho que me sienta estúpida y tonta por creer que le también sentir lo mismo.
—¡Buenas nocheeeees! — grita ante el público — bueno, bueno, que animado están hoy — el público hace gritos y silban como locos — bien esta noche el antro hace la atenta invitación para el concurso de baile que se llevara a cabo a fin de mes, solo se aceptaran veinte participantes y uno nominado por el público, el primer premio es un viaje con todos los gatos pagados al caribe — la emoción del público no se hace esperar.
Me voy del lugar, no quiero verlo, aunque no sea a mí a quien le esté hablando, no quiero escucharlo. Subo en mi auto y me voy a donde será la carrera, manejo como una loca, la adrenalina es tan fuerte, para cuando llego ya están los corredores, apuesto la cantidad que han dejado los demás y me preparo.
Una mujer con taje de baño muy diminuto hace la cuenta y cuando termina se quita la parte de arriba del traje dejando sus senos al descubierto y ganando muchos halagos impertinente de los hombre y mujeres presente.
Salgo en el primer puesto, piso a fondo el acelerador, dejando atrás a los tres competidores. La imagen de la rubia montando a, Cristhian los gemidos de aprobación de ambos, hace que quiera correr lejos de todos, sorteando las curvas y no dejando pasar a ninguno de los tres que vienen tras de mí, convirtiéndome una vez más en la ganadora y llevando todo el dinero, no sin antes darle una pequeña comisión a mí a, Jerry.
Permanezco entre la multitud apoyado en el capo de mi auto, admiro los buenos autos que hay aquí, mujeres bailando y vestidas provocativamente. Parejas de mujeres besándose, hombre y mujeres haciendo lo mismo, les falta poco para volver realidad el acto sexual. Hombres presumiendo sus motores, sus rines, todo sobre su auto.
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