DÍA 5: Besos
Chifuyu podía saber muchas cosas en la vida, podía saber de animales, de pandillas y por supuesto de manga shoujo, pero a sus 14 años de vida había un conocimiento que desconocía completamente y ese era como narices se daba un beso. No podía contar con los dedos de sus manos las veces que había visto a los personajes de sus mangas darse besos, pero es que sobre el papel todo era tan sencillo como un simple choque de bocas, pero ¿eso era todo? ¿Chocar bocas? ¿Cuánto tiempo tenía que durar? ¿Qué hacía con los labios una vez que comenzase el beso? ¡Todo era muy confuso y él era un adolescente! Necesitaba saber ya ese tipo de cosas si quería dejar de ser virgen en algún futuro. Durante el fin de semana aprovechó la ausencia de tareas y se dedicó a reunir información de sus amigos. De Takemichi no sacó nada útil, él dejaba que Mikey se hiciera cargo y no le pudo dar ningún conocimiento. De Mitsuya tenía altas expectativas, pero le negó el que estuviera saliendo con nadie. ¡Maldito mentiroso! ¡Si le vio comiéndose la boca con Hakkai en un parque! Sus últimas esperanzas se reducían a los gemelos Kawata pero al preguntarles, Angry se puso tan nervioso y empezó a tartamudear tanto que no consiguió entenderle nada, en cuanto a Smiley, sus palabras fueron "Le intento morder la boca al bastardo de Ran pero el muy gilipollas siempre consigue meter su lengua en mi boca".
Balance del día de hoy, nada útil.
Había perdido un poco el tiempo, pero al menos había descubierto que sus amigos eran una panda de inútiles en cuanto a besos se refiere.
— ¿A quién le debería preguntar para saber? — lanzó la pregunta al aire mientras almorzaba en la azotea de su escuela — Debería ser como en el manga... ¿no? — metió un pedazo de arroz a su boca y se perdió un rato en su mente hasta que alguien apareció a su lado.
— ¿Chifuyu? ¿Qué farfullas?
— ¡....! — el rubio se atragantó por el susto y comenzó a toser sin parar.
— ¡Pero Chifuyu, mastica, hombre!
— ¡Es que...! ¡Ejem, ejem! ¡Baji-san me ha pillado por sorpresa!
— Estabas en tu propio mundo, ¿en qué pensabas? — sin pedirle permiso, Baji se sentó a su lado y sacó un bollo que comenzó a comer a mordiscos — ¿Es Peke J? ¿Está bien?
— Sí, él está bien, en lo que pensaba era... — Chifuyu apartó su mirada sonrojado — Be-be-besos...
— ¿Mm? — con el dulce todavía dentro de su boca, Baji arqueó una ceja y se le quedó mirando extrañado — ¿Qué pasa con los besos?
— ¿Tú has besado antes, Baji-san?
— No — la respuesta sencilla y desprecoupada sorprendió totalmente a Chifuyu – No me interesan ese tipo de cosas así que nunca me he molestado en besar a nadie.
— Vaya... no me lo esperaba.
— ¿Hay algo malo con eso?
— No, es solo que... yo... yo quería saber cómo dar besos, solo eso.
— ¿Ah? ¿Te echaste novio o algo?
— ¡No, no! Yo no... ¿novio? — un tic apareció en la ceja de Chifuyu — ¿Por qué asume que no saldría con una chica?
— Chifuyu... por favor.
— ¿Qué?
— Es que es obvio, ya sabes, eres tan sumiso que nunca en la vida podrías salir con una chica.
— Eso no es... bueno, que más da. ¿Entonces Baji-san tampoco sabe besar?
— ¿Ah? Pues claro que sé, hay que ser estúpido para no saber.
— Pero usted ha dicho que nunca ha besado a nadie.
— ¿Y? Eso no tiene nada que ver con que no sepa hacerlo.
— Entonces... si sabe hacerlo... — comenzó a jugar nervioso con sus dedos — ¿Podría enseñarme?
— ¿Eh?
— ¡Es que...! Es que... yo... solamente quiero saber.
Baji se quedó mirando sorprendido el rostro avergonzado del rubio. La vergüenza le había acabado obligando a apartar la mirada, pero Baji podía seguir viendo perfectamente esos preciosos ojitos azules verdosos y esa hermosa piel blanca teñida de rojo. Chifuyu era tan lindo.
— ¿Quieres que te enseñe?
— S-sí.
— ¿Seguro?
— Sí.
— ¿Al 100%?
— ¡Sí! — en esa última afirmación, Chifuyu se había acabado acercando mucho a Baji, cuando se dio cuenta, volvió a poner distancia entre ellos y comenzó a jugar nervioso con sus manos — Perdone.
— Vale, te enseñaré a besar entonces.
— ¡Muchas gracias, Ba...! ¡Ba-ba-baji-san! — Chifuyu entró en pánico cuando el mayor puso su mano sobre su hombro y acercó sus rostros — ¿Q-q-q-q-q-q-q-q-qué...? ¡¿Qué hace?! — el rubio cerró los ojos por la vergüenza y dio un puñetazo al líder de su escuadrón.
— ¡AH! ¡Pero Chifuyu! ¡¿A qué ha venido eso?!
— ¡Ha sido su culpa, iba a tomar mi pureza!
— ¡¿Pureza?! ¡Los chicos puros no van dando puñetazos sin pensar! Te iba a besar.
— ¡¿AAAAAAAAAAAAAAAAH?!
— ¡¿Quieres dejar de chillar?! Para enseñarte a besar, tengo que darte un beso, así que quédate quieto de una vez.
— No... no... ¡No, no, no, no! ¡No puedo permitirle eso! — se puso de pie y se alejó unos pasos de Baji.
— ¡Mierda! ¡¿Cómo quieres que te enseñe entonces, Chifuyu?!
— N-no me malentienda, no me estoy negando a que me bese — confesó con el rostro rojo — Pero el que lo haga así... es... tan frío.
— Tch, ¿y cómo lo tengo que hacer entonces?
Chifuyu volvió a su lado y sacó de su mochila un manga que enseñó emocionado a Baji.
— ¡De esta manera!
— Oye... tiene que ser una broma.
Para desgracia de Baji, no era ninguna broma. Chifuyu quería aprender a besar, pero no estaba dispuesto a perder de su primer beso de una manera tosca y poco romántica. Si le iban a besar tenía que ser de la misma manera que en un manga shoujo.
— Señor deme paciencia... — Baji cogió aire y estampó la palma de su mano contra la pared, acorralando así a Chifuyu — ¡Kabedon!
— Baji-san... ¡mal, así no es! ¿Qué es eso de gritar kabedon?
— ¡¿Y yo qué sé?! ¡Es lo que pone en tu manga de niñas!
— ¡En los mangas te hacen un kabedon, no te dicen kabedon!
— ¿Y qué narices es un kabedon? ¿Una postura sexual? Bueno, pues como sea — intentó dar la vuelta a Chifuyu para ponerle contra la pared y bajar sus manos a su trasero, pero se ganó otro puñetazo del rubio.
— ¡Nooooooo! ¡Es un manga shoujo no el kamasutra!
— ¡¿Y yo qué sé?! — Baji resopló y ojeó las páginas del manga que le había dado Chifuyu — ¿A ti de verdad te gustan estas mierdas?
— Sí, porque son románticas, mi primer beso tiene que ser así.
— Pero mira que puedes llegar a ser petardo... vale, vale. Haremos alguna mierda de estas.
— No las llames mierdas — Chifuyu infló sus mofletes mientras le miraba mal — Probemos el encuentro con la tostada.
— ¿El qué?
Para este nuevo intento, Chifuyu le había obligado a salir de la escuela y le había dicho que simplemente caminase normal por los alrededores. Bueno, si se trataba de solo caminar, podía hacerlo sin problema. Con las manos en los bolsillos y emitiendo un bostezo, Baji comenzó su paseo por aquella calle cercana a la escuela hasta que escuchó la voz de Chifuyu.
— ¡Ah! ¡Llego tarde!
— ¿Tarde? Pero si quedan dos horas de clase.
— ¡Kyaaaa! — Chifuyu, que llevaba una tostada en la boca que Baji no supo de dónde sacó, chocó intencionadamente con el mayor, haciendo que ambos aterrizasen de culo — ¡Ah, lo siento! No estaba mirando por donde... ¡AAAAAAAAAAH! — la actuación de Chifuyu se interrumpió cuando vio con pánico como el pan con mermelada que había llevado en la boca había aterrizado en la entrepierna de Baji — ¡El pan no tenía que aterrizar ahí!
— ¿Ah? Oh, mierda — retiró el pan con la mermelada de su entrepierna — Piensas limpiarlo, ¿no?
— ¡¿EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEH?! ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! — con el rostro completamente rojo, Chifuyu asestó una bofetada a Baji, parece que el chico estaba intentando batir un récord en cuanto a golpes el día de hoy.
— ¡Chifuyu!
— ¡Perdona! Hagamos otro intento.
— ¿Para qué? ¿Para qué me des otro golpe?
— No, no, te prometo que esta vez será la última, si no queda bien me rendiré con lo del beso — al comprobar la hora en su reloj, Chifuyu tomó a Baji de la manga del uniforme y echó a correr — Démonos prisa, Baji-san.
— Como sea — sin nada de interés, Baji se dejó llevar por el rubio hacia la estación del tren donde el chico abordó el tren más lleno que encontró sin percatarse hacia donde iba — Mierda, ¿ahora qué, Chifuyu?
— Ummm... solo hay que esperar un rato, supongo.
No estaba seguro de a que se refería, así que Baji simplemente se apoyó en una de las paredes del tren y dejó escapar un gran bostezo que dejó al aire sus particulares colmillos. La escena, que fue algo linda para Chifuyu, hizo que una sonrisa algo boba apareciera en su rostro, aunque la paz no duró mucho cuando el rubio pegó un pequeño sobresalto al sentir a alguien toqueteándole el trasero. Se tapó la boca por la sorpresa, este era el temido momento de los mangas en el que un pervertido te metía mano por detrás pero tu príncipe de corcel blanco acudía a tu rescate.
— Ba... — intentó pedirle ayuda, pero se quedó blanco cuando vio que Baji se había quedado dormido de pie con la cabeza apoyada en la pared del tren — ¡¿Se durmió?! ¡Ba...! — la multitud se movió dentro del tren y el misterioso pervertido a sus espaldas aprovechó para tocarle más descaradamente sus partes bajas. Eso ya enfadó a Chifuyu, él quería un cliché de manga, pero dejarse meter mano por un desconocido no entraba en sus planes. Apretando con fuerza sus puños y frunciendo su ceño, se preparó para girarse y asestar un puñetazo contra el pervertido desconocido pero sus acciones se vieron interrumpidas cuando sintió como dos manos tiraban de sus brazos hacia delante y le hacían chocar de lleno contra los labios de, ahora, un despierto Baji.
Chifuyu abrió los ojos como platos por la sorpresa, no era para nada el tipo de beso que describían en los mangas shoujo. Allí eran dulces, suaves y tiernos, el que le estaba dando Baji era tosco, bruto y podía jurar que su boca sabía un poco al yakisoba que habría comido antes. No era bonito y seguro que, si lo iba contando, la gente le daría sus condolencias por haber experimentado un primer beso tan penoso. La situación que rodeaba el beso también le daba vergüenza, era un beso dado para apartarle de un pervertido en un tren y el mayor estaba haciendo alarde de su vulgaridad al estar agarrando con fuerza sus dos nalgas. Desde luego que Chifuyu podía ser todo lo inexperto que dijeran, pero la inexperiencia de Baji era evidente por la manera en la que no le dejaba respirar y por cómo le apretujaba el trasero descaradamente. Al ya no quedar ni una gota de aire en sus pulmones, Chifuyu empezó a golpear el pecho de Baji con sus puños, el chico se dio por aludido y se separó, no sin antes morderle los labios y clavarle levemente sus colmillos.
El rubio empezó a jadear en busca de oxígeno, proporcionando a Baji una escena sumamente erótica que se guardaría para esta noche cuando llegara a casa. Con el chico recuperándose, la afilada y furiosa mirada de Baji viajó hacia el desconocido que le estaba metiendo mano, pero se quedó pálido cuando vio la apagada y simple mirada de Mikey frente a él.
— Waooo... no sabía que teníais ese tipo de relación.
— ¡¿EH?! / ¡¿Mi-Mikey?!
— Holaaa — saludó feliz — Perdona Chifuyu, te confundí con Takemitchi, te quería pedir perdón, pero Baji te agarró y...
— Chifuyu... — Takemichi apareció en la escena tapándose la boca por la sorpresa — No me dijiste que estabais...
— ¡AAAAAAAH! ¡N-n-no, no es eso! — con el rostro completamente rojo, Chifuyu lo negó todo, por su parte, Baji solamente se giró y se cruzó de brazos para mirar por la ventana del tren. Estaba avergonzado y la traviesa mirada de Mikey a sus espaldas no ayudaba en nada.
Cuando llegaron a sus respectivas paradas, ambas parejas se separaron. Baji y Chifuyu caminaban juntos y completamente en silencio mientras el naranja del atardecer teñía sus espaldas.
— Perdona — Baji fue el primero en romper el tenso silencio — Estropeé tu primer beso.
— ¿Eh? N-no... tranquilo, no ha sido tan malo.
— No fue como en los shoujos.
— No... pero... — dirigió sus dedos hacia sus labios — No ha sido tan malo... además, he descubierto que Baji-san es malísimo besando así que no me puede enseñar.
— ¡¿AAAAH?! ¡¿Qué mierda dices?!
— Bueno, tampoco tenías práctica así que supongo que es inevitable que seas malo.
— ¡OYE!
— Baji-san — Chifuyu dejó de andar y agachó la mirada — S-si somos tan malos... — elevó un poco su rostro dejando ver un tierno sonrojo — ¿Po-podríamos practicar juntos?
Baji se quedó de piedra ante la petición pero cuando la pudo procesar bien, apartó la mirada.
— Que remedio, si insistes.
Chifuyu no pudo contener su emoción, su rostro se iluminó más y retomó la caminata para seguir su camino a casa junto a Baji.
— Baji-san, tus besos saben a yakisoba.
— Cállate - revolvió los cabellos rubios provocándole una sonrisa.
Hola!!! Quinto día acabado.
Gracias por leer, os quiero y nos vemos en el sexto día.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro