DÍA 3: Tatuajes
Perritos, chocolates, joyas, viajes, había muchos regalos que podías dar el día de tu aniversario. Unos eran caros, otros eran baratos, pero siempre había opciones para todos los bolsillos. Eso es, opciones, había miles, millones de opciones, ojalá a Baji se le hubiese pasado por la cabeza alguna de esas opciones antes de pensar en la primera estupidez que se le ocurrió para regalarle a Chifuyu por su aniversario y la verdad es que haber pedido consejo a Mikey tampoco fue una buena parte del plan.
— ¡Baji! ¡Tatúate esta calavera en el culo! A Chifuyu le encantará — el rubio señaló el dibujo de una terrorífica calavera envuelta en fuego colgada en una de las paredes de la tienda de tatuajes.
— ¡Ni loco me tatúo esa mierda y mucho menos en el culo!
— Waaa, aburrido, disfruta de tu último aniversario entonces.
— ¡OYE!
— No le hagas caso, Baji — Kazutora se acercó para consolarle y le señaló el dibujo de un tigre — Tatúate ese, iremos a juego.
— Es un regalo para Chifuyu, no para ti.
— Oye, eso me ha dolido.
— Callaos ya y dejadle elegir — Draken, la voz de la razón de todo el grupo, puso algo de orden — Recuerda que tiene que ser algo que conmueva el corazón de Chifuyu, algo especial y por supuesto no puede estar en un sitio como tu trasero.
— Ya lo sé, ya lo sé, pero mierda, no sé qué hacerme. Draken, ¿dónde duele menos?
— No sabría decirte, solo tengo uno, pero sí que te diré que en la cabeza duele un huevo.
— Genial, ya he descartado uno. ¿Tú que dices, Hakkai?
— Buenos, no a todos nos resultan dolorosos las mismas zonas, pero las que tienen más músculo son las menos dolorosas.
— Ya veo — Baji comenzó a pensar — Entonces no me dolerá en ningún sitio porque soy puro músculo.
— Creído — murmuraron al mismo tiempo Mikey y Kazutora mientras fingían seguir viendo tatuajes.
— La pierna puede ser el sitio donde menos te duela, los brazos como tienen más hueso pues duelen más.
— Vale... oye, ¿y tú cómo lo sabes?
— Bueno... — Hakkai remangó su camisa y dejó ver el nombre de "Taka-chan" escrito en su muñeca con tinta negra — Yo me quería tatuar un enorme "amo a Taka-chan" en la espalda pero me golpeó diciendo que era una tontería y que me pasaría la vida llorando por el dolor.
— Cursi — una vez más, Mikey y Kazutora se compenetraron para murmurar.
— La verdad es que es bonito.
— ¿Verdad? Es bonito porque en él están todos mis sentimientos por mi hermoso Taka-chan.
— Los acosadores también se tatúan a veces los nombres de sus victimas — aportó Kazutora.
— ¡Pero yo no acoso a Taka-chan, yo le amo!
— Sí, bueno, habría que preguntarle a él. Por cierto, Baji, mira — Mikey cogió los bordes de su camisa y la levantó dejando al descubierto su torso.
— ¡AH! ¡QUE HACES PERVERTI...! — la atención de Baji se centró en las manchas de tinta esparcidas en la cadera de Mikey, allí, junto al dibujo de un trébol, se encontraba escrito la palabra "Mitchy" — Oye... ¿tú también llevas un tatuaje? No lo sabía.
— Tampoco voy a ir contándote cada cosa que me hago en el cuerpo.
— No hacía falta levantarte la camisa entera si lo llevabas en la cadera — le reprochó Draken.
— Quería presumir de músculos.
— Idiota.
— Pero entonces, vosotros dos os tatuasteis el nombre de vuestros novios — Baji alternó miradas entre Hakkai y Mikey — ¿Les gustó?
— Bueno... a Taka-chan al principio le dio vergüenza, pero también le pareció un detalle bonito. Me da vergüenza decirlo pero Taka-chan se encontraba tan fogoso esa noche que no paraba de pedirme más.
— A Mitchy le pasó lo mismo, aunque se alegró de que no me lo tatuase en un sitio demasiado visible, en la noche me dejó hacerle de todo. Se podría decir que esa noche no me quedé sin cumplir ninguna fantasía.
— Ya veo... entonces, al tatuaros sus nombres, se dejaron hacer de todo, ¿es eso así?
— Bueno, no me gusta decir que Taka-chan...
— Sí, Takemitchi se dejó hacer más cosas que una prostituta.
— ¡Mikey! — Draken le regañó por ser tan directo como siempre.
— Entonces ya está, me tatuaré el nombre de Chifuyu y le parecerá un detalle tan bonito que me dejará vestirle de gatito. ¡Mi fantasía número uno será cumplida!
— Oh, sí, amigo, un Chifuyu vestido de gatito... tiene que ser bastante entretenido — el comentario sugerente de Kazutora acompañado de una sonrisa mal contenida hicieron que se ganara una mirada asesina de Baji.
— Ni se te ocurra imaginarte a mi pedacito de cielo de manera cochina.
— Pues no me des ideas.
— Oye Baji, ¿y dónde te vas a hacer el tatuaje? — le cuestionó Draken.
— Umm... nunca me he acercado una aguja a la piel, no quiero que me duela así que... me lo haré en los muslos, ahí debe doler menos ¿no?
— Hay menos hueso y más grasa, así que sí, debería dolerte menos.
Al recibir la aprobación de Draken, Baji se dispuso a dirigirse hacia el tatuador, pero al verle sacar una de sus afiladas agujas se dio cuenta de algo, él, que en la vida se ha hecho en el cuerpo ni perforaciones ni tatuajes por miedo a lo que dijese su madre, que ni un triste pendiente ha sido capaz de hacerse, ¿iba a acercar ese afilado objeto que podría matarle a su piel? Bueno, tal vez estuviese exagerando, pero desde luego que sobrio no iba a ser capaz.
— Mierda, tengo que emborracharme.
— Sí, buena idea, Ed, pero ¿para qué?
— Sobrio no voy a ser capaz de aguantar esa taladradora cerca, beberemos, nos emborracharemos y me tatuaré el nombre de Chifuyu en el muslo, ¿vale?
— ¿Y a qué esperamos?
Los cinco abandonaron la tienda de tatuajes y se dirigieron al bar más cercano. Si bien a Draken, el más sensato de ellos, no le parecía del todo bien la idea de emborracharse antes de tatuarse, sabía que tampoco había otra manera de subir a Baji a la camilla y dejar que le marcasen la piel. La primera copa llegó y después de esa la segunda, la tercera, la cuarta y así hasta que perdieron la cuenta. Con más alcohol en sangre que en la botella, Draken rebuscó sus bolsillos para encontrar su móvil que sonaba con insistencia, era un mensaje de Emma pidiéndole hacer unos recados con ella mañana, genial, iría de recados y con resaca, ¿qué puede haber mejor? Teniendo algo que hacer mañana, Draken se retiró para ir a dormir a su casa y Hakkai no tardó mucho en seguirle al recibir un mensaje de Mitsuya preguntándole que donde estaba, mensaje que Hakkai interpretó como un "te extraño, te amo y te necesito ahora mismo a mi lado" así que dejó a un Baji borracho junto a unos Mikey y Kazutora también borrachos.
Una combinación letal.
Considerando que ya había sido suficiente alcohol, los tres chicos abandonaron el bar y volvieron a la tienda de tatuajes. La lengua de Baji pesaba así que no pudo ni saludar adecuadamente al hombre que le haría el tatuaje, solamente se dejó caer sobre el sillón para tatuarse y farfulló lo poco que su cerebro le dejó hacer.
— Shifushu.
— ¿Qué?
— ¡Ritufusu!
— Señor, no le entiendo.
— Perdónele, está borracho porque le dan miedo las agujas, lo que queríamos hacer era... era... — Kazutora se quedó con las palabras en la boca, el exceso de alcohol le había hecho olvidar su propósito inicial — ¿A qué veníamos?
— A tatuarnos, puf, ¿qué haríais sin mí? — Mikey negó divertido, él también iba borracho, pero ni el alcohol era capaz de eliminar su ego — Tatúale un nombre.
— ¿Cuál?
La sonrisa de Mikey disminuyó un poco, ¿qué nombre era el que venían a tatuarse?
— Kazutora.
— No, ese no — le cortó Mikey y se puso a pensar — No seeeee, ¿Kenchin?
— Kazutora.
— ¿Hakkai?
— Kazutora.
— ¿Taka-chan?
— ¿Kazutora?
— Hanma.
— ¡Kazutora!
— ¡Que no, pesado! — un empujón fue suficiente para tirar al chico del tatuaje de tigre en un sofá en la sala de espera y seguir pensando — Era... el nombre de alguien rubio.
— Kazuuuuutoooraaaaaaa — siguió insistiendo mientras enrollaba una de sus mechas rubias entre sus dedos.
— No, rubio completo.
— Owww, no es Kazutora.
— No, mierda, era... alguien que le importa.
— ¡AH! ¡Kazu...!
— ¡Ah, claro, ya lo sé! Parece mentira que se me olvidara.
Incapaz de caminar recto, Mikey se acabó acercando en zigzag al tatuador y le dijo el nombre que debía tatuar. Kazutora no fue capaz de escucharlo, le pesaban los ojos y el sillón era cómodo para echarse une pequeña cabezadita. Lo último que pudo escuchar antes de caer dormido fue como la máquina que marcaría la piel de Baji se encendía.
A la mañana siguiente, Baji se despertó tirado en el suelo. Aunque le costó identificar el sitio al principio, no tardó en darse cuenta de que se trataba de su apartamento y de que él se había quedado dormido en el suelo de la entrada. Como la resaca era fuerte, no fue capaz de ponerse de pie así que se arrastró hasta llegar al salón donde pudo ver a Mikey y Kazutora dormidos en sus sillones. Genial, él en el suelo y esos dos capullos en los cómodos sillones. Que buenos amigos. Lo que terminó por taladrarle completamente la cabeza fue escuchar el molesto sonido de su móvil. Rebuscó en sus bolsillos para tirar el ruidoso aparato contra la cabeza de Mikey o de Kazutora, cualquiera le valía pero al ver el nombre de "Chifuyu <3" brillando en la pantalla le dibujó una sonrisa de tonto en el rostro, descolgó la llamada y se acercó el aparato al oído.
— Hola bebé.
— Hola tigre, ¿qué tal la noche?
— Mal porque no acabó contigo en mi cama.
— Tonto — al otro lado sonó una risa risueña que disminuyó sin dificultad el dolor de cabeza de Baji — Seguro que te lo pasaste bien, Takemichi me dijo que Mikey salió con vosotros y que no se ha pasado por casa, eso es que la noche estuvo intensa.
— Sinceramente, no me acuerdo como estuvo la noche — apoyándose con su mano libre, Baji hizo presión contra el suelo para levantarse y notó enseguida como un dolor punzante provenía de su nalga derecha — ¿Pero qué...?
— ¿Qué pasa?
— Nada, nada — algo mareado, Baji caminó directo al baño.
— Me imagino que tendrás resaca.
— Imaginas bien.
— ¿Cuándo aprenderás a beber?
— ¿Me estás diciendo que tú no te emborrachas cuando sales?
— Seguro que me emborracho menos que tú.
— Me hablas como si nunca hubiésemos ido a una fiesta juntos. ¿No te acuerdas del cumpleaños de los gemelos en esa discoteca? ¿Quién me la quiso mamar en medio de la pista?
— ¡Baji-san!
Con el dolor persistente en su nalga derecha, Baji se acercó al espejo del baño y se bajó el pantalón junto a los boxers, allí había una gasa blanca.
— Joder.
— ¿Qué pasa?
— Nada, es que... mierda, Mikey y Kazutora son estúpidos.
Supuso que debajo de la gasa estaba el tatuaje con el nombre de Chifuyu y aunque no fue en el sitio que quería, al menos estaba hecho. Con cuidado de no hacer un movimiento brusco que afectase a su irritada piel, despegó la gasa y aunque allí esperaba ver el nombre del dueño de sus suspiros, lo que encontró le dejó con la boca seca.
— ¡NO ME JODAS!
— ¿Baji-san? ¿Qué pasa?
— ¿Eh? ¡No, no! Nada, es que... nada, bueno, ¿y tú qué tal? ¿Qué tal el día de ayer?
Al otro lado de la línea, Chifuyu comenzó a comentarle cosas que le pasaron ayer en el trabajo, aunque en otro momento Baji le habría escuchado como si fuese lo más interesante del mundo, ahora no podía estar así debido al tatuaje que adornaba su nalga derecha. Si no le partió la cara a Mikey cuando en cuarto de primaria le robó el bocadillo del almuerzo, lo haría ahora mismo, no debió confiar tal tarea importante en personas tan desastrosas como Mikey y Kazutora y menos si estos iban también borrachos. El tatuaje con el nombre de Chifuyu que en principio tenía que estar en su muslo estaba en su nalga, vale, lo podría haber pasado por alto, pero solo si pusiese el nombre de Chifuyu, lo que había en su lugar era el nombre de Sano Manjiro escrito en tinta negra y a su lado, en vez de un copo de nieve que habría quedado fantástico con el significado del nombre de su chikistrikis, había un unicornio disparando rayos láser.
Puto Mikey.
— O-oye, cariño, ahora mismo te tengo que colgar ¿vale? No he desayunado y me muero del hambre así que...
— Ah, perfecto, estoy pasando por tu apartamento ¿quieres que te prepare algo?
— ¿Qué? ¡No, no, no hace falta que...!
— Baji Keisuke — el tono de voz del rubio fue más grave — ¿Me estás ocultando algo?
— ¿Yo? Pero que tonterías dices.
— Pues paso por tu apartamento, punto final.
— ¡Oye! — intentó protestar, pero Chifuyu ya había colgado.
Como alma que lleva el diablo, se volvió a colocar bien la gasa y se subió los pantalones. Salió corriendo hacia el salón donde roncaban sus "dos mejores amigos", tal vez desde el día de hoy tendría que arrebatarles ese título.
— ¡HEY, CABRONES! ¡¿QUÉ COÑO ME HABÉIS HECHO EN EL CULO?!
El grito ni les inmutó, estaban tan dormidos que podrían pasar por cadáveres y aunque Baji les pateaba, ni eso conseguía moverles de la borrachera que llevaban encima.
— Mierda, mierda, mierda — se puso a dar vueltas como loco por el piso. Vale, no tenía por qué cundir el pánico, los tatuajes se pueden borrar con láser, solo tendría que borrárselo y hacerse otro, entre dolores y costes económicos, solos se quedaría muerto tanto físicamente como financieramente, genial — Me cago en todo.
El timbre sonó antes de lo que se esperaba, con miedo se dirigió a la mirilla y echó un ojo a quien estaba al otro lado, para su buena o mala suerte, era su rubio favorito esperándole tan hermoso como era. No podía dejarle ahí fuera así que fingió una buena cara y la abrió la puerta.
— Hola...
— Hola, ¿estás bien?
— Sí, tranquilo, es solo la resaca.
— Borracho — le insultó de manera dulce para dejar un suave pico sobre sus labios y adentrarse dentro del piso con total confianza — Baji-san, el piso apesta a alcohol.
— Sí, es que... — terminó de seguirle hasta el salón donde seguían reposando, vivos o muertos, Mikey y Kazutora.
— ¿Y esto?
— Bueno... digamos que fue una noche loca.
— Sí, ya lo veo. ¿Has desayunado?
— No, m-me acabo de despertar.
— ¿Mm? — Chifuyu se le quedó mirando extrañado — ¿Acabas de tartamudear?
— No, para nada, no, no, no, ¿qué... qué me estabas preguntando?
— ¿Qué te pasa? — intentó acercarse al mayor, pero Baji caminó hacia atrás y puso distancia entre ellos — Baji-san... no hiciste nada malo ayer ¿no?
— ¿Qué? ¿Malo? — al de pelo oscuro le costó un poco interpretar las palabras y el rostro de Chifuyu hasta que entendió que por lo que estaba preguntando era por una infidelidad, al entenderlo, se lo intentó aclarar cuanto antes — ¡No, claro que no! Te amo con locura, Chifuyu.
— ¿Y por qué estás tan raro?
— No estoy raro, simplemente... estoy de resaca — viendo que no le terminaba de convencer, Baji se sacó la camisa y dejó a la vista su pecho desnudo — ¡Mira, mira! ¿Ves marcas o algo? Chifuyu, te amo con locura, no pienses ni por un momento que te engañaría, eres lo mejor que tengo y ni al borde del coma etílico cometería la estupidez de echar todo lo nuestro a perder.
— Ya lo sé — avergonzado por tener a Baji sin camisa delante de él, Chifuyu se sonrojó y apartó la mirada — Ya te puedes vestir, tonto.
Ajenos a lo que pasaba en el salón, otros resacosos Mikey y Kazutora se ponían de pie con dificultad y caminaban hacia el sitio donde escuchaban voces. Por no tener la mente clara todavía, Kazutora se tropezó con el aire y cayó de boca al suelo, por su parte, Mikey se tropezó con el chico ahora en el suelo y se fue hacia delante. Al igual que Kazutora, se habría estampado contra el suelo si Baji no se hubiese dado la vuelta en el momento justo para que Mikey se agarrase de sus pantalones en un tonto intento de parar su caída. ¿El resultado? El rubio acabó bajando sus pantalones, con bóxers incluidos, y como Baji le estaba dando la espalda a Chifuyu, este pudo ver en primer plano las nalgas del otro.
— Baji-san...
— ¡AAAAAAAH! ¡Espera, no es lo que...!
La gasa todavía tapaba el tatuaje pero motivado por la curiosidad, Chifuyu la retiró de la piel de su novio y se quedó con los ojos abiertos de par en par al ver lo que había allí tatuado.
— Pero que...
— Mierda, escucha, Chifuyu, lo que pasó fue que... joder, esto no tenía que ser así ¿sabes? Esto tenía que haber sido tu nombre.
— ¿Te ibas a tatuar mi nombre en el culo?
— ¡No, en el culo no! Iba a ser en el muslo pero me daban miedo las agujas, así que me emborraché y confié en este dúo de idiotas para que me llevasen a hacérmelo pero ya ves como acabó. Mierda, iba a ser tu regalo ¿sabes?
Chifuyu se quedó un rato pensando sobre la situación y más tarde estalló en carcajadas que avergonzaron a Baji.
— ¿De qué te ríes? Esto es muy vergonzoso para mí.
— Me rio porque... supongo... que las grandes mentes piensas igual — Chifuyu limpió una lágrima traicionera que se había escapado de sus ojitos y tomó de la mano a Baji para sacarle del salón y llevarle a su habitación, lejos de Mikey y Kazutora que no se habían levantado del suelo.
— ¿Chifuyu? ¡Oye, oye! — se sorprendió cuando vio al chico comenzar a bajarse los pantalones — ¿Ahora? Bueno, no sé, Kazutora y Mikey están ahí ¿sabes? Y tengo el nombre de Mikey y un puto unicornio tatuados en el culo, pero... joder, que más da, que les den, túmbate en la cama.
Un demasiado emocionado Baji se lanzó hacia su mesilla de noche donde guardaba los preservativos pero Chifuyu le detuvo y le enseñó lo que le quería mostrar. En su muslo derecho estaba tatuado con tinta negra el nombre de Keisuke junto a una huella de gato que supo enseguida era la de Peke J.
— Chifuyu...
— Tu apellido era muy largo así que... solo puse tu nombre. Me dijeron que en el muslo dolía menos así que me lo hice ahí. Era mi regalo para nuestro aniversario pero... te lo quería enseñar ahora. ¿Te gusta?
— Es más bonito que un Sano Manjiro en el culo.
— Bueno, no es tan feo — Chifuyu dejó escapar una pequeña risa e intentó subirse los pantalones, pero Baji no le dejó — ¿Qué pasa?
— ¿Crees que te voy a dejar ir tan tranquilo cuando te has bajado los pantalones en mi habitación y me has enseñado que mi nombre está en tu piel? No, de eso nada, ahora mismo me has puesto como una moto — apoyando sus manos detrás de los muslos de Chifuyu, Baji le cogió y le tiró sobre la cama, el rubio enseguida estalló en risas hasta que sintió al mayor sobre él.
— Mikey y Kazutora están fuera.
— ¿Y?
— No sé, ¿no te molesta hacerlo con Mikey tan cerca? Es decir, como le amas y eso...
— Chifuyu — Baji rodó los ojos ante la bromita de su novio.
Para calmarle, Chifuyu tomó su rostro y lo acercó para comenzar un beso que se fue tornando más apasionado en el momento que sus cuerpos se fueron pegando más. Entre medias del beso, Chifuyu dejó escapar una risa al sentir como Baji "se animaba" y esa parte, ahora dura, chocaba contra su pierna. El mayor detuvo el beso pero siguió repartiendo pequeños besos en su rostro mientras que con su mano derecha tanteaba su mesilla de noche y buscaba los preservativos. Los logró alcanzar pero no porque los encontrase dentro si no porque alguien desde el suelo se los había pasado, al ver quien era, se encontró con Kazutora tallando sus ojos algo borracho todavía.
— Oye... ¿os hace un trío?
— ¡KAZUTORA! — Baji se levantó de un salto y echó a patadas a su amigo para cerrar la puerta con cerrojo. A sus espaldas volvió a escuchar la suave risa que tanto amaba.
— Baji-san, por favor, te tienes que quitar ese tatuaje. No voy a poder tomarte en serio.
— Sí, te lo prometo, haré que desaparezca.
— ¿Quieres que esta vez vaya yo contigo? Para prevenir que el siguiente nombre que aparezca en tu trasero sea el de Kazutora.
— ¿Quién quiere enemigos teniéndolos a ellos como amigos?
La sesión de besos continuó a puerta cerrada. Definitivamente Chifuyu era el mejor chico que iba a encontrar en toda su vida y es que prueba de ser su media naranja era que pensaban hasta en las mismas ideas. Se merecía todo y le quería dar todo, así que borraría esa mala broma pesada de sus amigos de su trasero y se tatuaría el nombre del chico que le robó el corazón en secundaria. Al igual que el rubio, solo se tatuaría su nombre, pero no por miedo al dolor de tatuarse también su apellido, sino porque esperaba que próximamente pudiese cambiar el Matsuno Chifuyu por el Baji Chifuyu.
Hola!!! Tercer día acabado. Lo habré hecho sobre tatuajes pero no recomiendo para nada tatuaros el nombre de vuestra pareja, dejemos como moraleja que no hagáis todo lo que leáis en fics.
Gracias por leer, os quiero y nos vemos en el cuarto día.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro