DÍA 2: Paseo en moto
La manecilla del reloj de clases seguía moviéndose, ganándose la atención de todos los alumnos pues cuando esta llegase a las 12 marcaría un momento importante para cualquier adolescente de secundaria, las esperadas vacaciones de verano darían inicio y podrían disfrutar de varios días sin asistir a esa cárcel que denominaban escuela. Cuando el momento llegó, todos los chicos se revolucionaron y armaron escándalo, la profesora se rindió, no pensaba regañarles, después de todo ella era la primera que se quería ir a su casa. El entusiasmo era contagioso pero un chico rubio sentado al lado de una ventana no parecía tan emocionado. Su nombre era Matsuno Chifuyu, con el kanji de invierno en su nombre, el chico era frío e inalcanzable para sus compañeros, despertando el respeto en los chicos y los suspiros de enamoradas en las chicas.
— ¡Ey, Matsuno! — uno de sus compañeros se acercó hasta él — ¿Qué vas a hacer el primer día de vacaciones? Si no tienes nada que hacer puedes venirte con los chicos y yo a la piscina.
— ¿Piscina? — sus afilados ojos que eran una mezcla de azul y verde analizaron al chico delante de él para después suspirar y recoger su mochila — Paso, no me interesa.
El rubio abandonó el aula bajo las miradas de adoración de sus compañeros, tanto chicos como chicas. Matsuno Chifuyu era todo un dios de la delincuencia respetado en su clase. Era atractivo, pero nadie se hacía ilusiones de salir con él porque sabían que el chico no les daría ni la hora. Colocado en un pedestal, Chifuyu era venerado por su clase, era frío y rudo, pero al mismo tiempo precioso y sexy, al menos dentro de su clase.
— ¡Baji-san! — la voz grave de Chifuyu fue sustituida por una más aguda, sus ojos se hicieron más grandes y su ceño fruncido desapareció por completo al ver de lejos caminar por los pasillos a un chico vestido de nerd, con el pelo engominado y unas gafas que impedían ver sus ojos.
— Chifuyu, deja de hacer tanto ruido.
— ¡Ah! — el rubio se sorprendió por eso y bajó la mirada con un tierno puchero — Lo siento mucho, Baji-san.
— No importa.
Los chicos y chicas de la clase de Chifuyu recitaban entre dientes un hechizo maligno que castigase de la peor de las maneras al nerd de gafas cuadradas. Para empezar, ¿quién mierda era? ¿Y por qué el todopoderoso Chifuyu-sama cambiaba su actitud a una más tierna cuando estaba a su lado? Esto, señorees y señoras, es lo que se denomina envidia. Toda la clase de Chifuyu se muere de la envidia y desearían ser por al menos 4 segundos ese nerd que parecía lamido por una vaca.
— ¿Mm? — Baji miró detrás del chico como su clase entera se asomaba por la puerta y le miraban con un aura negra rodeándoles, ¿quién coño eran? Bueno, que más daba — ¿Nos vamos?
— ¡Sí! — al asentir, un aura de flores rodeó a Chifuyu haciendo que más de uno de sus compañeros tuviese un sangrado nasal — Baji-san, ¿qué va a hacer en las vacaciones?
— Mm... nada nuevo supongo. Haré el vago en casa y visitaré a Draken para hacer el vago en su casa.
— Entonces, ¿solo va a hacer el vago?
— Supongo, ¿y tú?
Ambos chicos llegaron al aparcamiento de la escuela donde la moto del mayor se encontraba aparcada. Baji comenzó a deshacerse de su atuendo de nerd, se desató el pelo, se quitó las gafas y se aflojó la corbata haciendo que Chifuyu tuviese que taparse la boca para no comenzar a babear.
— Chifuyu.
— ¿S-sí?
— ¿Qué que vas a hacer tú en las vacaciones de verano?
— Ah, pues... no sé, leer mangas, supongo.
— Vaya, ninguno tenemos un buen plan.
— Ya surgirá algo, supongo.
— Mierda, es verano, somos jóvenes y solo he suspendido 4. ¿Cómo puede ser que no tengamos planes?
— Es un misterio.
Baji se subió encima de su moto y la hizo rugir, Chifuyu no tardó mucho en sentarse detrás de él y pasar las manos por su cintura para agarrarse y no caer. Apoyó su rostro en la ancha espalda aunque chocase con algunos mechones azabaches, no le molestaba, al contario, amaba estar así.
— Joder, ¿sabes qué? No me da la gana, cuando seamos viejos recordaremos momentos de nuestra juventud pero no habrá nada memorable que recordar si no hicimos una mierda.
— ¿Qué propone entonces, Baji-san?
— Pues... — elevó la mirada hacia el cielo, el abrasador sol le trajo un recuerdo nostálgico de unas cuantas motos encaminándose hacia el mar — Sí... ¡Vamos a la playa!
— ¿Eh? ¿Ahora?
— ¿Tienes otra cosa que hacer?
— N-no, pero... — Chifuyu despegó su rostro de su espalda y se encontró con los ojos avellana de Baji mirándole, esperando pacíficamente a escuchar su decisión — Sí... lléveme a donde usted quiera, Baji-san.
— Eso suena muy cursi, Chifuyu
El azabache le sonrió, dejando ver ese par de colmillos más largos que el del resto de gente. La respuesta de Chifuyu fue inmediata y es que para controlar la vergüenza lo único que pudo hacer fue volver a abrazarse con fuerza a su espalda y ocultar allí su rostro.
Pudo escuchar perfectamente como el motor de la moto volvía a rugir y como empezaban a moverse. Tenía los ojos cerrados así que no vio como Baji salió de la escuela pero sí que pudo escuchar como algunas voces conocidas de su clase gritaban algo como "que envidia" y como algún profesor gritaba el nombre de Baji acompañado de un "fíjate bien por donde conduces", seguro que el mayor casi los atropellaba a propósito. Después de pasar un buen rato pegado a su espalda, Chifuyu se despegó y miró hacia el cielo, los elevados edificios de Tokyo casi alcanzaban el cielo creando una jaula para todos sus habitantes y es que en realidad, la ciudad era más o menos una jaula. Los oficinistas estaban atrapados en sus empleos con sueldos mediocres y se mataban a trabajar durante horas, lo cual impedía que pudiesen disfrutar de sus familias. Conocer la sobrexplotación de los empleados en Japón era algo que quitaba a Chifuyu las ganas de seguir estudiando, si por él fuera, se pasaría toda la vida encima de la moto de Baji, yendo hacia donde el azabache quisiera y es que era así como de verdad quería malgastar sus días.
— Baji-san, ¿ha pensado ya en el futuro?
— ¿Ah? ¿Pensar?
— Sí, sé que no lo hace mucho, implica usar su cerebro.
— ¡Oye, que sé lo que es pensar!
— Pero lo acaba de preguntar.
— No me refería a eso, maldición y agárrate — se habían metido en un pequeño atasco así que para avanzar, Baji comenzó a deslizarse con la moto entre los pequeños huecos que quedaban entre los coches — La respuesta es no, no me he parado a pensar sobre el futuro, ¿para qué? Prefiero vivir el presente, cuando el futuro llegue, entonces ya pensaré sobre él.
— Es una manera muy despreocupada de vivir.
— La tuya es muy estresante y me da dolor de cabeza. Vive la vida Chifuyu, no sabes cuanto va a durar.
El rubio se vio obligado a cerrar los ojos debido a la velocidad que cogió Baji, a medida que avanzaban por la carretera se podía ver como los largos y oscuros edificios de Tokyo eran dejados atrás por el par de adolescentes. El ruido urbano desapareció y fue sustituido por uno más pacífico, el de las olas del mar romper contra las rocas y el graznido de las gaviotas. Chifuyu volvió a abrir los ojos para observar el paisaje, el viento estaba despeinando sus cabellos y algunos le impedían ver con claridad el paisaje así que soltó un momento a Baji para intentar colocarse un poco el pelo, al notar eso, Baji disminuyó la velocidad para evitar accidentes y prestó especial atención al espejo retrovisor en el que podía ver el rostro de perfil de Chifyu observando hipnotizado la escena delante de él.
— ¿Te gusta?
— Sí, es muy bonito — pegó una profunda bocanada de aire y extendió ambos brazos a los lados como si de las alas de un pájaro se tratase. Los ojos azules desaparecieron tras sus párpados y lo único que podía sentir ahora era como la brisa marina golpeaba su rostro y como el olor a sal invadía sus fosas nasales. Su momento de paz fue interrumpido por una risa que Baji no se molestó en disimular.
— Eres un mocoso, Chifuyu.
— Búrlese lo que quiera, me gusta estar así, me siento como si fuera un pájaro.
— ¿Sí? Lo tenemos que hacer más veces entonces.
— No hace falta — los ojos de Chifuyu se abrieron, encontrándose de frente con el brillante cielo azul del verano — Siempre que estoy con Baji-san me siento en las nubes.
De los labios de Baji solo pudo salir una risa mal contenida. El trayecto a la playa continuó sin ningún altercado notable. Chifuyu siguió sintiéndose como si fuese un pájaro y aunque Baji se hubiese burlado de lo infantil que había sido eso, no mentiría sobre que la vista en el retrovisor del pacífico rostro de Chifuyu dejándose acariciar por el viento era de las cosas más hermosas que vería en su vida. Porque ese chico era hermoso y era lo único que estaba bien en la vida, al menos en su vida.
— Llegamos — anunció tras estacionar su moto en un aparcamiento a pocos metros de la playa — ¿Vamos al mar?
— Pero no tenemos bañador.
— No lo necesitamos.
— Ah... — el cerebro de Chifuyu estuvo un rato procesando, cuando lo hizo, casi sufre un cortocircuito — ¡AH! ¡Ba-ba-ba-ba-ba-ba-baji-san! ¡No, no, no!
— ¿Ah? ¿Y ahora qué te pasa?
— ¡No me pienso meter en el agua desnudo!
— ¡¿AH?! — su rostro adquirió color al imaginarse al chico sumergido en la playa completamente desnudo — ¡¿Y QUIÉN TE HA DICHO QUE TE DESNUDES?! ¡TONTO!
— ¡Oiga, que no he sido yo al que le han quedado cuatro!
— ¡Chifuyu!
— ¡Baji-san!
Una batalla de miradas comenzó entre ellos pero Baji la acabó rápido al pellizcar con fuerza su nariz y hacerle cerrar los ojos.
— No tengo intención de meterme en el mar, caminaré por la playa, ¿y tú? Puedes meterte, te grabaré un rato con el móvil.
— No, paso, caminaré con usted.
— Oye...
— ¿Qué?
— Nada — Baji se encogió de hombros y se descalzó en el momento en que se acercaron a la arena de la playa.
Al acabar de comenzar las vacaciones en muchas escuelas, la playa no estaba excesivamente concurrida, solo había los típicos turistas, así que no tuvieron muchos obstáculos para caminar por la playa o tomarse algún granizado en algún puesto a orillas del mar. Bajii tampoco perdió la oportunidad de jugar con la paciencia del rubio ya que más de una vez intentó tirarle al agua, pero como buen vicecapitán de la primera división de la Toman, Chifuyu supo mantener el equilibrio y dar codazos "accidentales" cada vez que a la mente de Baji volvía la intención de empapar al chico. Con el día ya casi agotado y el atardecer cayendo, los dos chicos disfrutaron una última vez de las olas acariciando sus tobillos y volvieron a la moto de Baji que seguía aparcada en el mismo sitio donde la dejaron.
— ¿Le queda mucha gasolina, Baji-san?
— Para volver sí, pero mañana tendré que echar más.
— Tal vez nos pasamos haciendo el viaje, es un coste extra para su bolsillo.
— Nah, tranquilo, además, que estamos hablando de mi Escarabajo , un viaje a la playa no la a dejar tirada.
— ¿Escarabajo? ¿Así se llama su moto?
— Sí, ¿a qué mola?
— No mucho...
— ¿Ah?
— Digo que es un nombre fantástico, Baji-san, además es una moto muy bonita.
— ¡JAJAJA! ¡Por supuesto! — Baji infló el pecho con orgullo, se subió a la moto y extendió su mano para que Chifuyu tuviese un apoyo para subir — ¿Te gusta entonces?
— Por supuesto.
— Genial — Baji hizo rugir el motor y salió del estacionamiento — ¡Quédatela entonces!
— ¿Eh...? ¡¿EH?! ¡Pero Baji-san, es su moto, no puedo aceptarla!
— No digo que te la quedes ahora, quédatela si me pasase algo.
— ¿Y qué le va a pasar? Es usted muy negativo.
— Cierto.
El azabache no dijo nada más después de eso y Chifuyu tampoco pudo ver su rostro debido a que estaba concentrado en la carretera. Con ambos brazos rodeando la cadera del mayor, Chifuyu pensó en las palabras que este dijo antes de marcharse a la playa. ¿Qué recuerdos memorable tendría cuando fuera un adulto? ¿Seguirían siquiera en contacto? Esperaba que sí, porque solo imaginarse una vida lejos de Baji hacía que su cabeza empezase a dar vueltas. Ya que él había creado para él algo que pudiese recordar con cariño en el futuro, Chifuyu quiso hacer lo mismo.
— Baji-san.
— ¿Hmm? — con un simple ruido esperó escuchar una respuesta, pero como no la recibió, giró un poco su rostro para mirar al rubio — ¿Qué pa...?
Una cálida presión en la comisura de sus labios le impidió seguir hablando, Chifuyu se había estirado para alcanzar al menos el borde de sus labios para dejarle lo más parecido a un beso que pudo darle en esa posición. Pensó que robarle un beso auténtico sería muy peligroso en la carretera pero lo que no se esperó es que al final tuvieran el mismo resultado.
— Chi-chi-chi-chi-chi...¡CHIFUYU! – perdiendo por unos momentos el control de la moto, Baji volvió agarrar con fuerza los mangos de la moto y la enderezó para continuar conduciendo correctamente aunque como ahora mismo estaba hiperventilando, cualquiera podría creer que le estaba dando un infarto al volante y puede que no estuviesen muy lejos de la realidad - ¡¿QUÉ HA SIDO ESO?!
— Un beso.
— ¡NO, NO ME HAS BESADO!
— Bueno, entonces ha sido un casi beso.
— ¡¿Y por qué lo has hecho?!
— ¿Usted que cree? — preguntó ocultando su rostro en la espalda del mayor — Sé que usted es habilidoso, pero es verdaderamente estúpido. ¿Por qué motivo cree que yo le voy a besar?
Era cierto, Baji no era el chico más espabilado del instituto pero hasta alguien como él podía comprender que significaba el beso que Chifuyu le había dejado a escasos milímetros de sus labios. Durante unos minutos dejó que el ruido del tráfico y del mar fueran los únicos que pudiesen escuchar y una vez que su corazón pareció dejar de intentar salírsele del pecho, le respondió.
— Chifuyu... eres un mocoso caliente que le importa más saciar su sed sexual que la seguridad en la carretera.
— ¡Oiga! — protestó completamente rojo.
— Pero escúchame, nadie me gana en ser un mocoso caliente así que al llegar a casa te voy a plantar un beso de verdad, así que ve preparando la boca.
Su respuesta le sorprendió pero también le avergonzó más si era posible así que enterró con más fuerza su rostro en su espalda. Ahora sí que tenía muchísimas ganas de volver a casa.
— Baji-san...
— ¿Quieres qué paremos aquí? Si mal no recuerdo había un motel por algún lado...
— ¡No, no! Yo... - sus dedos arrugaron el uniforme de Baji - ¿Q-qué planes tiene para Halloween?
El buen ánimo de Baji pareció decaer completamente al escuchar como el chico preguntaba por esa festividad.
— ¿Por qué me preguntas por octubre? Acabamos de empezar las vacaciones de verano.
— Es que... pensé que podríamos asistir a alguna fiesta con disfraces a juego, siempre me ha hecho ilusión las cosas de ese estilo. ¿Q-qué le parece?
Baji se quedó mirando la parte trasera de un camión que se encontraba delante de ellos. La verdad es que no tenía ni idea de que iba a hacer en esas fechas, pero sí que sabía que esas fechas coincidían con la salida del reformatorio de cierto amigo de la infancia.
— No, no tengo nada importante que hacer. Te llevaré a alguna fiesta de Halloween, ¿vale?
Chifuyu no pudo responder con palabras, simplemente asintió y abrazó más fuerte a Baji.
— Oye, Chifuyu.
— ¿Sí?
— Crea buenos recuerdos y olvídate de los malos, aunque te los provoque yo.
— Que tontería, todos mis recuerdos a su lado son buenos, Baji-san.
— ¿En serio? — al escuchar eso, Baji no pudo evitar sonreír, pero no fue una sonrisa de felicidad, fue más una sonrisa de tristeza — Me alegra oír eso, Chifuyu, me alegra mucho.
Con la brisa del mar golpeando sus rostros y los últimos rayos del sol iluminando sus espaldas, ambos chicos disfrutaron del mejor y último recuerdo que pudieron compartir en ese último verano de Baji Keisuke.
Hola!! Segundo día acabado y tengo que decir que el final me ha destrozado un poco el corazón y eso que lo he escrito yo jajaja.
Gracias por leer, os quiero y nos vemos en el tercer día.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro