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[ 4 ]✍️

♢♢♢♢♢


Haren:

— Al fin. ¡Llegamos! — exclama mi hermana cuando ve que el avión está aterrizando. Para la próxima vez me siento en el último asiento para no sentirla en todo el viaje. Traerla a mi lado es una tortura. No me dejó dormir, joder.

— Que emoción. ¡¡Siii!! — digo dejando ver, con mi tono de voz y la expresión de desagrado que tiene mi rostro, las grandes ganas que tenía de llegar.

— Mi hermanito querido — me dice apretando mis cachetes — Tú siempre tan emotivo. Vamos que papá nos espera.

Me levanto poniendo los ojos en blanco y camino tras de ella. Cuando bajamos del avión ya está, Josep, el chofer de mamá, esperandonos al lado de un BMW serie 1, 2022 de color negro.

—  Buenos días, señorita, señor — saluda y hace una pequeña reverencia, algo que detesto pero que padre le exige a los empleados — La señora Patricia me mandó a buscarlos — nos anuncia con una sonrisa que hace que se le vea los años que tiene.

— Hola, Josep — digo y me subo al coche.
Siento como mi hermana le pregunta, sin aún subir al carro:

— Josep ¿donde está mi padre?

— Lo siento señorita, él no pudo venir. La señora me mandó a buscarlos — dice excusando a mi padre mientras le abre la puerta trasera a mi hermana y ella se sube con una triste cara.

Mi padre siempre hace lo mismo. Le dice que vendrá y nunca viene. Suerte que yo hace años me adapté a sus falsas promesas y cosas como éstas no me sorprenden.

Josep prende el motor y nos dirigimos a mi casa.

Hacía más de un año que no venía y, para mi sorpresa, cuando llegamos 30 minutos después, veo que sigue tal cual la recuerdo.

Antes de bajar del auto veo a mi mamá salir a recibirnos.

— Mis pequeños — nos dice con su dulce voz acercándose a nosotros — Los extrañé tanto — nos dice mientras abraza a mi hermana y después a mí.

— Mamita, si nos viste la semana pasada. — dice Anika dándole un beso en su mejilla.

— Ana, sabes que para nuestra madre estar un día separados de nosotros es una eternidad — digo.

— Exacto, mi niña. Tu hermano tiene razón — me regala una linda sonrisa — Vamos que deben tener hambre, ya casi es medio día.

— ¿Preparó Josefa lo que le pedí? Muero por probar uno de esos espaguetis que suele preparar. Los de España no se comparan a los que ella prepara — habla mi hermana mientras nos dirijimos a la cocina.

Josefa ha sido la cocinera de la casa desde que tengo uso de razón. Siempre ha sido muy cariñosa con nosotros y nos ha tradado y mimado como si fuéramos sus hijos. Está bastante mayor pero eso no le quita los deseos de trabajar y mucho más cuando sabe que nosotros estamos por venir.

— Mis niños. ¡Qué grandes están! — nos dice cuando nos ve entrar a la cocina acompañados por mamá.

Mi hermana va, le da un abrazo y después lo hago yo.

— ¿Ya está listo lo que te
pedí? — pregunta una curiosa Anika mirando todos las ollas y bols que encuentra.

— Saca la mano niña curiosa — la reprende Josefa dando un leve manotazo sobre la mano de Ana cuando trata de abrir donde supongo que este nuestro almuerzo.

— ¡¡Ayyy!! — dice mi hermana siendo más dramática de lo usual — Está bien señora, es que muero de hambre.

— Jmmm. Espera un rato que voy a poner la mesa.

— Bueno. Yo me voy a mi habitación. No tengo hambre.

— Pero.... Haren, pensé que querías comer junto a nosotras — dice mamá que hasta ahora estaba sentada en una silla junto a la isla de la cocina comiendo una manzana.

— No tengo hambre, quiero dormir.

— Si mamá deja que descanse, ya que anoche no lo hizo ¿no es cierto hermanito? — dice mi hermanita con una sonrisa pícara, a la cual le respondo con una fulminante mirada.

— Haren, sigues haciendo de las tuyas — me dice mamá en tono de reproche.

— Mamá, es fin de semana. Al menos me merezco disfrutar de él por una vez al mes después de pasarme estudiando todos y cada uno de los días del año — contesto y salgo de de la cocina antes de que me siga con el sermón.

Llego a mi cuarto y me voy al baño a tomar una ducha. Sentir el agua fría me relaja bastante pero nada se compara con el agua caliente callendo por todo mi cuerpo. Sentir como cada uno de mis músculos de relajan bajo la hirviente agua de la regadera se siente maravilloso.

Salgo de la ducha y me voy a la cama. Me quedo mirando el techo y los detalles que lo decoran.

Volver a estar en casa después de tanto tiempo fuera de ella se siente bien. Pensé que sería extraño volver a ver a mamá, estar aquí. Mi relación con mis padres, principalmente con mi padre nunca ha sido la mejor. Soy el hijo mayor y por tanto siempre me han criado como lo que debo ser, el futuro gerente y director del legado familiar.

Mi familia desde generaciones atrás ha sido bastante reconocida. Mi bisabuelo fue quien creó Corporation Hamilton S.A y desde entonces sus hijos y nietos han sido los ocupantes de los principales puestos. Mi padre es ahora el gerente general después que mi abuelo le sediera el puesto al cumplir 20 años, sí, aún era muy joven cuando comenzó a hacerse cargo de semejante legado y ahora espera que yo haga lo mismo pero apenas tengo diecinueve y no sé si esté preparado para eso. No he terminado la preparatoria y, aunque según mi padre, no necesito hacerlo porque he recibido clases en las mejores escuelas del mundo acerca de todo lo que necesito saber para poder ocupar el puesto yo quiero por primera vez en la vida terminar, al menos, algo que me haga sentir normal.

Desde que recuerdo, mi vida ha sido toda planificada, y no por mí. Los estudios de idiomas comenzaron apenas comencé a escribir y al cumplir 13 ya hablaba más de cinco idiomas perfectamente: francés, italiano, ruso, portugués y mi lengua nativa inglés aunque es el que menos uso.
A los catorce me mandaron a Inglaterra a estudiar en una escuela privada y a los dieciséis me mudé a España a estudiar allá hasta ahora que decidí volver con mi familia para terminar la preparatoria y aunque ya tenga diecinueve lo podré hacer puesto a mis cambios de residencia que me atrasan un año.

...🕛

Ni recuerdo en que momento me quedé dormido pero si sé que me despertó unas muestras de cariño bastante conocidas.

Abro los ojos y veo a una pelinegra de ojos café claro muy saltones regalandome una amplia sonrisa.

Susana es la hija del mejor amigo y socio de mi padre. Ella y yo nos llevamos bastante bien y aunque ella siempre ha sabido que lo único que me interesa de ella es su amistad y el buen sexo que disfrutamos cuando va a visitarme a España, siempre ha sentido algo más por mí pero tiene claro que yo no estoy interesado en mezclar otros sentimientos en nuestra relación de "amigos".

— Hola precioso —dice cuando ve que estoy despierto.

— Hola —le digo y deja un beso casi que encima de mis labios.

— Tu madre me avisó que habías llegado y vine corriendo pero al ver que estabas dormido te deje descansar hasta que tu padre llegó e hizo que te despertara porque dice que tiene que hablar contigo.

— Ya veo, Don Juan está en casa. —digo y me levanto para ponerme algo de ropa porque sólo tengo puesto los bóxer — Pervertida deja de mirarme así, me siento acosado. —le digo y ella suelta una carcajada.

— ¿Acosado, tú? —dice y alza una ceja mientras me da una mirada descarada y estira su mano para tocarme el pecho — Sabes lo bueno que te ves sólo en bòxer. La tentación que eres para mí —baja su mano repasando mi abdomen —Sólo de pensar en lo que tienes ahí escondido ya
estoy... —respira profundo pasando un dedo por el borde de mi calzoncillo, pasa la punta de su lengua por sus ligeros labios, me mira y añade: —Mejor vamos que tu padre nos espera —dice y sale de la habitación dejándome caliente.

— Muy graciosa —le digo y me dedico a pensar en ponerme decente.

Cuando llegamos a la sala mi padre está junto a Rafael, el padre de Susana.

Rafael De Luca es un famoso empresario italiano que desde hace más de dos décadas hace negocios con mi padre. Mi padre y él estudiaron juntos y, como mismo se llevaban el padre de Rafael y mi abuelo, ahora se llevan mi padre y él, es más que negocios lo que hay entre ellos. Son amigos de la infancia, son como hermanos. La familia De Luca es bastante recocida y adinerada. Al igual que la nuestra pero su legado es mucho más grande y se extiende por más de 40 países de todo el mundo.

— Buenas tardes, señores —saludo educadamente a ambos.

— Buenas tardes, Haren, hija —saluda Rafael.

— Hijo que bueno que llegaron. Estaba informando a Rafa de lo que haremos esta noche. —me dice mi padre.

— ¿Haremos? —digo mientras tomo asiento junto a mi padre en el sofá.

— Sí, hoy vendrán algunos socios para hablar de negocios y quiero que tú nos acompañes. Ya sabes, para que te familiarices con ellos y tengas un poco más de conocimiento acerca de lo que hacemos.

— Bien, pero pensé que esta noche cenarias con mi hermana como llevas tiempo permitiéndole —digo y continuo en el mismo tono de voz calmado pero frío — Quiero que sepas que ella se puso bastante triste cuando no te vio en el aereopuerto junto a Josep.

— Hijo, cenaré con ustedes y después vamos todos juntos al nuevo club que abrimos en el el centro de la ciudad.
»Además ella entendió perfectamente cuando le expliqué que no pude ir a recogerlos porque estaba en una reunión muy importante.

— Si... claro. Ya conocemos de tus reuniones. —digo ganandome una dura mirada de mi padre.

— Bueno. —interviene Rafael. —Creo que ya sabemos lo que debemos hacer, Juan. Ahora vamos a cenar porque, no se a ustedes, pero eso espectacular olor a de las delicias que prepara Josefa me está matando. — dicho esto todos nos levantamos, incluida Susana que estaba junto a su padre y nos dirigimos al comer.

Después de la cena que no fue tan incómoda como creí que sería, teniendo en cuenta las cortas palabras que tuve con mi padre, me retiro a mi habitación para cambiar mi ropa informal por un elegante traje negro.

En la sala ya estaban todos. Mi padre y Rafa se habían puesto unos trajes muy parecidos en color azul marino. Susana lleva un vestido negro de encaje que le llegaba a la mitad del muslo y se pegaba perfectamente a cada una de sus curvas y, gracias al maravilloso escote en forma de V, dejaba ver el volumen de esos deliciosos pechos que tantas veces he probado.

Mi madre y mi hermana no irán.

...🕖


Ya son más de las nueve y aún no hemos llegado al club.

Estamos esperando en la recepción de unos de los hoteles de De Luca por los invitados de papá.

Después de unos quince minutos de espera, aparecen dos hombres muy bien vestidos y dos mujeres bastante elegantes, son las esposas de estos señores.

Después de los típicos saludos y de papá preguntarle como les había ido el viaje nos dirijimos a nuestros autos porque decidimos venir en autos diferentes. Bueno, en realidad fui yo quien decidió venir en un auto diferente porque por alguna razón creo que está noche necesitaré escapar.

Mi padre se monta en su BMW X5 negro junto a una de las parejas, Josep es quien maneja. Rafael y la otra pareja se dirige hacía el lamborghini 2021 de Susana, y yo me dirijo hacia mi jaguarcito convertible con Susi.

Según mi mamá yo amo más a mi auto que ella pero es que yo aprecio tanto a mi jaguarcito. Ese es el primer auto que me compré por mi propio sudor. Tarde meses para conseguir todo el dinero para comprarlo tal como lo quería.

...🕛

A la hora y media ya habíamos llegado al club.

Lo debo admitir, pensé que sería un lugar aburrido, tipo "club privado para señores y señoras" pero para mi sorpresa es un lugar moderno, aunque no deja de ser elegante. Desde afuera se ve que es sólo para personas que puedan pagar lo que se oferta y muy importante, la entrada.

Cuando nos acercamos se ven dos puertas de metal en negro con un cartel de neón donde se escribe: EFIMERO «¿Quién habrá elegido ese nombre para un club?»Sólo pudo ser mi padre.

Dos hombres excesivamente grandes que supongo que sean los de seguridad están vigilando la puerta y prohibiendo la entrada de todo aquel que no sea bienvenido.
Cuando estos ven acercarse a mi padre y sus acompañantes lo saludan cortésmente y nos abren la puerta.

La fila de personas esperando la entrada al lugar me confirma lo que ya sospechaba, esta a todo reventar.

Hay personas por todos lados. Las luces están un poco insoportables y encandilan mis ojos.

Mi padre nos guía por el pasillo hasta que salimos del gentío y quedamos frente a unas escaleras que subimos. Antes de subir me fijo a mi alrededor para poder ver el lugar pero es casi imposible, todo está muy oscuro y las pocos luces que hay no ayudan a la iluminación, sino, al contrario, te ciegan cada vez que los reflectores pasan por frente de tus ojos, están demasiado intensos.

Mi padre nos invita a pasar al VIP.

A diferencia de allá abajo, aquí no hay nadie excepto nosotros. La estancia esta decorada en tonos negros y dorados. Hay varias mesas colocadas estratégicamente a ambos lados y cuando subes las escaleras lo primero que ves es un sofá en forma de L adornando una esquina. En medio de todo el espacio, entre las mesas, hay una plataforma de unos cuatro metro de largo y unos dos de ancho donde se pueden ver unos cuantos tubos, supongo que para bailar.
A mi mano derecha, al final de toda esa plataforma, hay unas cortinas negras que cubren el final de ese pequeño escenario.

Cuando tomamos asiento en el pequeño sofá, yo quedo frente a las escaleras, y me doy cuenta de que comienza a ascender el cristal que que antes formaba parte de la baranda que evita que caigas hacia abajo cuando te paras a observar la pista de baile desde aquí arriba. Ahora con el cristal totalmente hasta arriba, no se ve nada si miras desde abajo hacia el VIP, así esté alguien pegado al cristal.

Cuando entramos mi padre cerró la puerta y ahora estamos totalmente en un lugar distinto al que estábamos cuando llegamos. Aquí arriba la música es prácticamente inaudible y el bullicio de abajo no molesta.

Mi padre y Javier comienzan a hablar con sus socios.

Por lo poco que he prestado atención a la conversación, los señores Vitirrini y Zaik Marinak son los dueños de importantes negocios relacionados a la industria hotelera en Turquía y están interesados en que mi padre y Rafa creen un proyecto en el cual construirán nuevos hoteles en sociedad.

Siendo mi padre dueño de una de las más importantes compañías inmobiliarias del mundo y Javier siendo el gerente de una tan reconocida cadena hotelera creada y diseñada por él y sus antepasados esto sería un negociaso para todos.

Kayla:

Desde que Michel, Ani y María se fueron a atender a los que ocuparon el VIP aquí abajo no damos abasto. Estamos exhaustos de tantos tragos que hemos servido.

— Kayla si ves a Michel por el vestuario puedes decirle que venga a recoger el pedido de la zona VIP. —me dice Sasha.

— No hay problema cuando termine voy a buscarlo. — le digo y me da una media sonrisa.

— Al diablo, no doy más. —dice Karla cuando llega a la barra para recoger otra ronda de tragos para una de sus mesas mientras yo dejo las copas y vasitos de chupito vacío a en el lavadero.

— No te quejes, entre más gente más dinero ganamos. —dice Axel.

— Si, pero hoy esto está más movido de lo normal.

— Sí, y dímelo a mi que he tenido que sacar a tres parejas , al parecer no saben donde están. —habla Javier —Parece que no tienen para pagar una habitación de hotel y quieren usar los baños como burdel.

— No te quejes. Sabes que es muy normal que pasen cosas así cuando tienen más de tres tragos en su sistema y estás rodeado de tanto ganado. —le digo y todos me miran con cara de asombro.

— ¿Qué?

— Kayla, amiga —Karla pone su mano sobre mi frente —¿estás bien?

— Siii. — me alejo de su toque — Sólo dejen disfrutar a la gente. Recuerden que hoy es sábado de máscaras — le digo y me voy a los diez minutos de descanso y de paso a buscar a Michel.

— Javier es cierto, deja que hagan lo que les plazca. Al final, los sábados de máscaras son para eso... — le escucho decir a Karla. —... para disfrutarlos al máximo y con quien te plazca.

Paso entre la gente evitando molestarle mucho.

Hay muchas personas bailando en medio de la pista al compás de ritmos que sólo de escucharlos haces que te mojes – y no sólo del sudor que desprende tu cuerpo cuando bailas –.

Si fuera una más de los consumidores del lugar estaría despelotandome en medio de la pista siendo una más de esas chicas que mueven sus caderas de forma tan sensual y provocativa mientras que los chicos se las pegan al cuerpo para bailar con muchas de ellas mientras que otros sisfrutan sentados junto a las mesas bebiendo y disfrutando con sus amigos.

Al salir del gentío voy a los vestuarios para revisar mi móvil, en definitiva estoy en mis diez minutos de descanso. Cuando estoy a punto de abrir la puerta de la habitación me detengo...

— ¡¡Ahh!... —gime alguien dentro. — Más duro... por favor.

— Más ¿quieres más?

— Por favor... Michel... — habla con un hilo de voz.

Puta la madre que me parió.

Son Diana y Michel ¿follando?

Diana... ¿que quieres?

Que me rompas, Michel, que me rompas. —jadea con apenas voz.

Joder. Me vuelves loco. — ahora habla mi amigo con la voz roca. — Si supiera lo mucho que me gustan esas tetas y ese coñ...

Me alejo de la puerta porque lo último que quiero es molestar en medio de semejante cogida.

Mierda.

El corazón se me quiere salir del pecho y estoy... caliente.

Me voy al baño tratando de pasar lo más desapercibida posible. Juro que estoy roja.

En el baño me lavo la manos y la cara y me calmo un poco.

Pero que mierda te pasa,
Kayla. — regaña mi conciencia. — Como si nunca hubieses cogido.

Cállate estúpida, ¿Se te olvida que somos vírgenes?

Si, ya, ni tú te lo crees.

Salgo del baño a toda prisa hasta llegar a la barra. Sasha está ahora atendiendo los tragos mientras que a Axel no lo veo...

-—¿No viste a Michel? —me pregunta cuando me ve. —¿Te pasa algo? Estás un poco roja.

— No te preocupes estoy bien.

— ¿Y Michel? —pregunta su hermano llegando desde el otro lado de la barra.

— Eeeh. No... no sé.

— Pues espero que aparezca pronto.

— Dudo que venga pronto. — dice María posándose a mi lado. — Está cogiendose a...

— Está cogiendose un descanso. — interrumpo a la recién llegada haciendo una seña para que calle.

— Siii, semejante descanso. — hace una seña obscena con sus dedos simulando una cogida.

— Bien, como sea. — interrumpo antes de que mi compañera hable. Me giro hacia la barra. — Axel ¿para que necesitabas a Michel?

— Esas bebidas hay que llevarlas al VIP junto con la botella y las cpas de Champán.

— Okey. Yo y María las llevaremos.

— Pero... — trata de reclamar mi amiga.

— Toma la bandeja con la botella de Champán y acompáñame.

- Kayla ,esa no es tu zona hoy. — dice Javier mirándonos.

— Lo sé pero no podemos esperar a que aparezca Michel o a que las demás chicas bajen. Ya deben estar ocupadas. — digo cogiendo la bandeja que llevaré yo. — Nadie se dará cuenta de que no pertenecemos hoy a esa zona. Vamos.

María y yo nos dirigimos al reservado con las manos ocupadas por las bandejas y copas de bebidas.

Sé que fue una mala idea y que podría meterme en problema por abandonar mi puesto de trabajo pero en verdad yo lo que tengo que hacer es atender a los clientes y si sé ve desde otro punto de vista estaría haciendo ahora mismo eso, atendiendo a los clientes que ordenaron estas bebidas, con la pequeña diferencia que son para los dueños del lugar y su socios.

Nada malo.

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