Capítulo 14
—Y bien señor... ¿qué va a decirme?
—Hijo, se que estas molesto por haberte abandonado a ti a tu madre pero... en aquel tiempo era un joven muy ignorante y estúpido. Conocí a tu madre esa noche de agosto hace como unos 20 años, ella siempre se veía hermosa, era una mujer de una familia prestigiosa. En cambio yo... era un simple e inútil vendedor de paletas.
—¿Un vendedor de paletas? — el mayor asintió.
—Yo amaba tanto a Natassia, pero no podíamos estar juntos.
—A ver, ¿porqué razón? ¿por qué dejaste a mi madre cuando más te necesitaba?¡Responde! — Hyoga trataba de hacerse el fuerte, aunque por dentro se sintiera muy triste.
—Era alguien inalcanzable para ella, me puse a pensar muy bien en que si esto era lo correcto... que ella se fijará en un mí.
—¡Mamá te amaba!, todas las noches la veía derramando lágrimas por ti. No sabes cuanto dolor le ocasionaste hasta tal punto de que ella terminara enfermando y muriendo por tu culpa — los ojos del rubio ya no podían contener las lágrimas, y empezó a llorar con mucho rencor.
—Se que cometí un grave error, no supe valorar el amor que tu madre siempre tuvo por mí, a pesar de la condición en la qué estaba pero... me era imposible hacerla feliz— el pelo turquesa lloraba.
—A mi mamá nunca le importó qué tú tuvieras dinero, ella siempre... siempre estuvo esperando por ti, hasta el último día de su vida — el rubio estaba a punto de marcharse pero el pelo turquesa lo detuvo.
—¡Hyoga!... por favor no te vayas, hijo... no me hagas esto, no me abandones — el mayor se puso de rodillas.
—¿Qué no te abandone? Tu nos dejaste a mi y a mamá solos... ¡¿acaso no tienes idea de lo que hemos sufrido?!
—Hyoga, te lo imploro... te lo pido de rodillas, no te vayas... quiero recuperarte, hijo— Hyoga estaba muy dolido.
—¡Suelteme señor! — el rubio estaba enfadado.
—No Hyoga... ¡por favor! ¡perdóname!, se que fui un tonto, no me merezco ser un hombre sino un cobarde por haber huido, pero ya tuve suficiente castigo con el pasar de los años, quiero que estés conmigo estos últimos dos años qué me restan de vida.
El ojiazul se sobresaltó tras oir lo último que mencionó el pelo turquesa, su orgullo cedió por lo que le tomó de la mano y le ayudó a incorporarse.
—¿Qué esta diciendo?
—La verdad Hyoga... ya no me queda mucho tiempo, hace cinco años me diagnósticaron cáncer en mis huesos, y quiero pasar estos últimos dos años contigo.
—¿Usted tiene... cáncer? — miró al peliturquesa con tristeza, mientras que él puso una mano en su mejilla.
—Si hijo... me voy a morir — manifestó en mayor con mucha tristeza. Hyoga no podía creer en esas fuertes palabras.
—No digas eso señor... no es verdad... usted no... no se puede morir — el rubio quedó paralizado.
—Hyoga... muchacho, quiero conocerte, quiero pedirte perdón por todo lo que hice, no me merezco que me llames papá ni nada de eso. Sólo te pido que me dejes quererte, brindarte todo mi amor, estar contigo, eso es lo único que te pido. No me quiero morir sin haberte pedido perdón hijo, aunque no me lo merezca... Solo quiero que sepas que te amo tanto como alguna vez amé a tu madre — el mayor terminó abrazando al rubio desconsolado y con la esperanza de que él aceptará ser parte de su vida.
Hyoga sintió ese sentimiento de culpa reflejado en Camus, nunca imaginó volver a ver al ser que le dió la vida y que ahora mismo luchaba contra esa temible enfermedad que poco a poco lo iba acabando. Aunque el dolor en su corazón era inminente, no podía dejarlo solo... Él lo necesitaba, quería recuperar el tiempo perdido por lo que al final aceptó ayudarle y cumplir su sueño.
—No llores... Papá.
Camus se estremeció ante aquella palabra que tanto anhelaba oír desde hace mucho tiempo, los dos lloraban como jamás lo habían hecho en sus vidas.
—¡Perdoname hijo!
—No... tu perdoname a mi, papá. No quiero que te mueras, no me dejes solo — dijo Hyoga.
Mientras ellos seguían con su abrazo de padre a hijo, los amigos de Hyoga miraban la escena con mucha lágrimas de alegría.
—Me alegro de que el señor Camus se haya con su hijo después de muchos años— el castaño puso su mano en el hombro de Shiryu.
—Estoy tan feliz por Hyoga.
—Mi hermanito, que bueno que su papá y él se hayan reconciliado — dijo Jacob con una sonrisa.
Horas más tarde
El show estaba a punto de empezar, Shun veía a su alrededor con tal de encontrar a su amado rubio, por suerte había llegado al lugar con su padre y sus amigos. Ella estaba feliz de verlo en el lugar.
—¡Hyoga, has venido!— Shun se acercó al rubio y le dió un beso en sus labios.
—Yo no me iba a perder tu presentacion para nada linda — el contestó alegre. Los demás se acercaron a la pareja.
—¡Hola chicos! me alegro verlos aquí — la peliverde saludó y sonrió a los amigos de Hyoga, Jacob se acercó a ella y le regalo un dulce.
—Espero que le guste señorita, es de chocolate
—¡Muchas gracias pequeñin! —le da un beso en la mejilla.
—De nada señorita Shun — Jacob sonríe.
—¿Ella es tu novia?— Camus le preguntó a Hyoga, Shunny miraba al mayor con una sonrisa.
—Asi es, esta hermosa dama es mi novia— tomo la mano de su chica y la beso.
—Usted es...
—Camus Acuario, el papá de Hyoga — comentó el mayor.
—Es un gusto señor, su hijo es un completo caballero, muy tierno... y muy guapo. Me siento tan afortunada de tenerlo como mi pareja.
—Oye, yo también soy afortunado de tenerte — dijo el rubio, Camus saludo de mano a la joven.
—Gusto conocerla señorita — dijo.
—Están en su casa, ¿quieren algo de beber?
—No gracias, no tomo— Shiryu respondió.
—Yo si quiero una limonada... si tienen—Seiya se acercó a Shun
—Jejeje, esta bien Seiya... ¿y tú Jacob?
—Yo quiero un jugo de naranja, señorita.
—Esta bien pequeño...y ustedes, ¿van a tomar algo? — la azabache miraba a Hyoga y a Camus.
—Yo estoy bien princesa, muchas gracias.
—¿Tienen Whisky?— el peliturquesa se sentó.
—Claro señor, ahora regreso— se marchó del lugar mientras que Hyoga la miraba como todo enamorado hace.
—Hijo, deja de verle el trasero a tu novia.
—¿Q-qué?— Hyoga se puso como tomate a lo que Camus se burló.
—Hay amigo — Seiya se echo a reír por el comentario de Shiryu.
—¿De qué están hablando? — pregunto el inocente Jacob.
—Cosas de adultos— le dijo Camus.
—Esta bien.
—Muy bien damas y caballeros, el momento que muchos han esperado, con ustedes... Shun Lover.
El dueño del cabaret presentaba a la peliverde quien usaba un vestido de color negro el cual tenia detalles dorados en su pecho, su cabello estaba suelto, y sus labios pintados de rojo. Hyoga quedó hipnotizado al ver a su novia vestida de esa forma.
—Buenas noches damas y caballeros...esta noche tenemos un invitado especial, esa persona que para mi... ha sido lo mejor que me ha pasado en mi vida, es un hombre tan lindo y caballeroso, no saben lo mucho que lo amo y espero que lo nuestro sea para toda la vida. Con ustedes... "Hyoga Acuario"
Los presentes ovacionaron al rubio quien estaba demasiado nervioso, sus amigos lo llevaron a rastras hasta donde permanecía la peliverde y lo subieron al escenario donde ella le da un beso en su mejilla y lo toma del brazo.
—¡Él es mi novio! ¡Y lo amo tanto! — Shun estaba muy feliz.
—Shun... — él se sonrojó.
—Esta canción va dedicada para ti, por todo lo que has hecho por mi Hyoga y estoy muy agradecida por haberte conocido y por haberme enamorado de ti... música por favor.
Eres mi razon de ser
Eres lo que yo soñé,
No pedía tanto amor
Más sin embargo tú me diste el corazón
Y ahora estoy más que feliz,
Porque mi vida esta aquí,
No pedía lujos, ni regalos
qué son muy innecesarios
Lo que quería era ti
Y contigo sonreír
Veniste sin querer, y yo de ti me enamoré
Eres mi guía, él cual me cuida
Todo lo que yo pedía, ya se cumplió
Yo soy la dueña de tu corazón.
—Tu turno amor — dijo Shun.
—Esta bien...
Eres la rosa más bella,
La que cuido como una reina,
La que se merece todas las estrellas
Sin que yo la mereciera
Fue por casualidad o ¿el destino asi lo quiso?
Pero no me importa, yo contigo quiero ser feliz (quiero ser feliz, woooh)
Hasta el fin de mis dias,
Mujer que siempre me da alegrías
(Ambos)
Veniste sin querer, y yo de ti me enamoré
Eres mi guía, él (la) cual me cuida
Todo lo que yo pedía, ya se cumplió
Yo soy la (él) dueña (dueño) de tu corazón
Porque nuestra historia, no tendrá fin...
Por ti yo soy feliz...
Por ti yo soy feliz...
Por ti yo soy...feeeeeliiiiiiiz
Todos los presentes les aplaudieron por tan hermosa canción, sus amigos se pusieron de pie y los felicitaban. Camus observaba a su hijo ser feliz con la peliverde, la cual se imaginó que era Natassia.
—Hiciste bien Camus.
—Na... Natassia— el peliturquesa miro al techo y luego sonrió.
—¿Quieres bailar?— Shun le propuso a Hyoga.
—Pero... no puedo ese estilo de baile
—No te preocupes corazón, ¡yo te enseño!
—Esta bien...¡Bailemos!
La noche culminó con una hermoso baile entre ambos jóvenes, la gente les miraba con notoria alegría mientras Camus lloraba de felicidad al ver a su hijo siendo feliz con alguien quien lo amaba tal como es. Seiya se unió a ellos e invitaba a los demás a bailar, al final todos accedieron y disfrutaron como nunca lo habían hecho en sus vidas.
Habían pasado varios días desde aquella increíble presentación, la relación entre la pareja florecía aún más. Sin embargo, Hyoga debía darle la noticia cuánto antes aunque se sintiera triste, quería tanto a Shun que no quería dejarla por un tiempo.
Tras una salida que tuvieron él se armó de valor y le notificó la noticia, cosa que a la ojiverde cambiará su expresión de alegría a tristeza.
—¿Te vas? — Shunny entristeció.
—Si Shun... me iré con mi padre a Rusia. No quería decírtelo la noche en la que bailamos juntos, no quería lastimarte.
—Entonces... ¿ya no estarás conmigo? — sus ojos empezaron a cristalizarse, Hyoga la tomo de la manos.
—Escucha princesa, no será por mucho, solo serán dos años nada más. Y cuando vuelva... prometo que vendré a pedir tu mano ante tú padre y tú hermano.
—Mi...¿mi mano?— ella limpiaba sus lágrimas.
—Así es... quiero aprender acerca de mi natal Siberia, quiero trabajar, para que cuando este de regreso pueda recompensar todo lo que has hecho por mi y por mis amigos... Y... Porque gracias a ti me diste la oportunidad de volver a sonreír — Shun tomó la mejilla del rubio.
—¿Me lo prometes? ¿Nunca te olvidarás de mí?
—Yo nunca me olvidaré de ti, eres mi primer y único amor... Lo prometo Shun. No habrá nada que me hará cambiar esto que siento por tí — Hyoga besó una de sus manos.
—Gracias por haberme hecho tan feliz durante todo este tiempo, no habrá nadie más que reemplace este inmenso amor que siento por ti Hyoga.
—Y yo a ti Shun... ¡te extrañaré!
—Yo también Hyoga... ¡Gracias por todo!
Los dos permanecieron abrazados por un buen rato, hasta que se miraron a los ojos y unieron sus labios una vez más disfrutando de la calidez que los rodeaba. Ambos siguieron su beso mientras caminaban a la cama de la chica, él cayo en la cama mientras ella comenzaba a quitarle la camisa, se detuvieron por falta de aire y el rubio habló.
—Shun... ¿estás segura de esto?
—Si Hyoga... quiero ser tuya antes de que te vayas, quiero que seas el primero en mi vida...y el único a quien voy a amar, sin importar la distancia, ni el pasar del tiempo. Por favor... — Hyoga finalmente asintió.
—Esta bien Shun...
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