CAPÍTULO 1: EL BAILE
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—¡Michael vamos a ensayar The Way You Make Me Feel! —dice Kenny Ortega al cantante Michael Jackson.
—¡Enseguida! —responde él terminando de vestirse para el número.
—¡Y por favor, esta noche contrólate un poco. No seas tan condenadamente sexy y salvaje! No tenemos suficientes médicos para todas las fans que tendríamos que atender después de ver esos...movimientos tuyos tan...tan...
—Calientes. Puedes decirlo tranquilamente Kenny. —se ríe Michael.
—Pues eso. Vienen a ver un concierto, no un espectáculo erótico. —responde el hombre mirando a los bailarines calentando para la próxima canción.
—¿Por qué? Yo solo les doy lo que les gusta. —se sincera el cantante guiñándole un ojo.
—El problema es que les gusta demasiado. —contesta su amigo. —Y no sabemos en que piensan en ese momento.
El artista se lleva las manos a la boca y se ríe sonoramente.
—¿Y tú en qué crees que piensan en ese instante? Pues en comerse este "bizcochito de chocolate". —se ríe Michael mientras se acaricia ligeramente el pecho.
—No las acalores demasiado que luego todas se van a quedar con las ganas. —sonríe Kenny esta vez con picardía mientras niega con la cabeza.
—¿Quién sabe? —se encoge Michael de hombros guiñándole un ojo.
—¡Mike no seas tan cruel! Me gustaría ver un día al señor Michael Jackson agitado y acalorado por una mujer que no le hace caso.
—Eso no es tan sencillo. No soy tan fácil de seducir. —le asegura el cantante.
—¿Estás seguro de eso? —pregunta su amigo con una enigmática sonrisa en su rostro.
—¡Por supuesto! —responde el artista con actitud orgullosa y una de sus características sonrisas.
—Tal vez un día no muy lejano tengas que tragarte esas palabras. —le asegura el coreógrafo. —Ahora vamos a ensayar.
Los acordes de The Way You Make Me Feel comienza a sonar y Michael repite el vídeoclip paso por paso.
Andares felinos, miradas que desnudan y movimientos más que obvios, sin olvidar esa actitud entre chulesca y exhibicionista de seductor para llevarse a la chica.
Kenny, que le conoce demasiado bien, sabe que no le hará caso. Como cada concierto que da y en según que canciones Jackson, impresiona con sus interpretaciones y sus coreografías imposibles a sus fans masculinos.
Con sus seguidoras femeninas es otra historia. A ellas les presta especial atención, sobre todo cuando interpreta y baila ciertos temas. Le encanta provocarlas casi hasta la histeria, torturarlas. Volver a ellas, repetir esos movimientos y volverlas a provocar de nuevo. Y si le apetece sube alguna de ellas al escenario con él.
A ser posible, esas que más se "emocionan".
Les baila cerca, tan cerca que casi pueden sentir su aliento.
Eso termina de hacerles perder la cordura, tanto a ellas, como al resto de las que personas chicas que no están sobre el escenario.
De vuelta al hotel de Nueva York, en el que se hospeda ese día, el artista piensa en el concierto que dará en unas horas. Quizá le eche los ojos a una de sus admiradoras, la provocará hasta tenerla derretida a sus pies. Con un poco de suerte, su cuerpo y su cama tendrán compañía esa noche.
En el recinto en el que se celebrará el concierto, los técnicos preparan todo lo necesario para él. El Rey del Pop no es solo el mejor artista vivo de la historia, además sus conciertos no son normales tampoco. Con él la palabra "concierto" se queda corta. Cuando acudes a uno de ellos, no presencias un simple concierto.
Asistes a un espectáculo único. Fuegos artificiales, grúas, y demás elementos hacen abrir la boca a todo aquel que ve en directo al Rey del Pop. El hombre espectáculo. En lo que a sus conciertos y actuaciones se refiere, el chico de Indiana, sabe lo que quiere y como lo que quiere. No acepta un ESO NO SE PUEDE HACER.
Con él todo es posible.
A medida que el día avanza los preparativos del concierto están casi listos.
Michael sale temprano hacia el estadio. Quiere llegar a tiempo, volver a ensayar y calentar la voz. Es muy perfeccionista y profesional.
Siempre da lo mismo de si mismo a su público.
Se entrega en cuerpo y el alma a sus admiradores.
A algunas de sus fans femeninas, de manera en especial, en cuerpo.
Cuando apenas faltan unos minutos para el comienzo del recital, el artista y su equipo técnico se toman de las manos y se desean mutua suerte. Todo ha de salir bien. Los seguidores del intérprete que llevan horas guardando cola para hacerse con un buen sitio, se empiezan a impacientar. Ya desean entrar y disfrutar de un momento único. Pero los controladores de acceso de las puertas del estadio aún no han recibido la orden de abrir las puertas y comenzar a mirar las entradas de aquellos que asistirán al concierto del mayor artista del mundo.
Minutos después, la orden de hacer entrar a los fanáticos llega a los encargados.
Abren la puerta y el gentío comienza a agitarse.
—Cuando revisemos las entradas y os dejemos pasar hacedlo con tranquilidad. Hay sitio para todos. —advierte un pelirrojo grande de cabello corto, perilla y bigote.
Unos de sus compañeros, igual de grande, pero de cabello castaño claro, le mira y sonríe.
—No pidas imposibles, amigo. Ver a Michael Jackson en concierto no es algo que uno viva a diario. Dudo mucho que te hagan caso. Aún no han entrado y ya están revolucionados. —sonríe el hombre mirando a algunos de ellos.
—Lo sé. Pero es mi obligación decirlo. —responde el grandullón.
En cuanto entregan sus entradas a los miembros de seguridad del lugar, los fans de Michael corren a ponerse en un buen lugar. Tal es el afán por estar en primera fila que más de uno tropieza y se cae. Cuando todo el mundo ha logrado entrar, se cierran las puertas del estadio. Aún faltan unos minutos para que el concierto de comienzo, pero la gente ya canta sus canciones e intenta imitar su manera de bailar.
Niños con los ojos brillantes por ver a su ídolo en concierto. Chicos llamando a Michael para que salga.
Algunas chicas colocando bien su escote para llamar la atención del artista.
Emociones desbordadas.
Quince minutos más tarde, las luces del estadio comienzan a bajar.
La gente ya sabe lo que eso significa y se desata la pasión.
Primeros acordes de Billie Jean. Bailarines ataviados con traje negro comienzan a moverse al ritmo. Entre bambalinas, la voz de Michael Jackson comienzan a interpretar la letra, saliendo minutos después a escena. En cuanto le ven sus fanáticos gritan.
Después de Billie Jean, comienza a sonar Bad.
El artista y sus chicos tiran del velcro de sus trajes hacia fuera y sus trajes de pandilleros no tardan en aparecer. Derrochan energías en cada movimiento.
El cantante más malo y salvaje que nunca guiña el ojo a algunas de sus admiradoras, que gritan emocionadas. Pero nunca, nunca sonríe.
No es que le suceda nada. No tiene nada que ver con eso.
Es que Michael Jackson nunca sonríe cuando baila.
Él mismo lo ha dicho en diversas ocasiones.
Sensual melodía la de The Way You Make Me Feel, como los eróticos y provocativos movimientos del cantante que se acaricia lentamente el cuerpo mirando a las féminas que chillan alterándose y poniéndose salvajes, mientras Michael que se da cuenta, las mira con picardía guiñándoles un ojo. Se acerca a ellas que se encuentran en primera fila, se tumba boca abajo. Sube y baja la parte inferior de su cuerpo, entrecortando la respiración, jadeando con suavidad.
Las chicas permanecen con la boca abierta intentando aliviar el calor que Mike les hace sentir. Otras, las más atrevidas le lanzan miradas lujuriosas mordiéndose los labios de deseo, recorriendo el cuerpo del artista con los ojos deteniéndose en determinadas partes.
El cantante se coloca boca arriba y vuelve a hacer lo mismo. Se levanta, lanza un sugerente beso a las fans.
Vuelve sobre sus pasos, le tiende la mano a una de ellas. Una joven pelirroja, de largos rizos y vestida con vaqueros, deportivas y camiseta de tirantes blanca.
Michael la ayuda a subir al escenario con él. La coloca en medio del escenario. Junto a sus bailarines la rodean. El cantante la hace sentir como la protagonista del vídeo. Camina a su alrededor observándola, mirándola desde todos los ángulos.
En especial a los bolsillos traseros de su vaquero, redondeados por la forma de esa parte de la anatomía de la muchacha. Se acerca mucho más a ella, dejando su cuerpo a milímetros del de su fan, atrayéndola unos instantes a su cuerpo y cantando para ella, susurrando casi como en un gemido el título de la canción, acariciando con disimulo la parte baja de la espada de la joven.
Su admiradora cada vez más agitada, siente como su corazón late rápidamente, y el resto de las chicas gritan casi a punto de perder el control. Él se aleja de ella apenas un poco y comienza a descender la mano por su abdomen plano al tiempo que mira a su fan, deteniéndose en el lugar justo. Ahí deja la mano por unos segundos, tras los cuales se sigue contoneándose. La chica en estado de shock no se percata del momento en el que acaba la canción. Solo se da cuenta cuando los miembros de seguridad la sacan de allí y la devuelven a su sitio.
«Bien Michael, preparado para la próxima canción» piensa el artista.
Las luces se atenúan para el próximo tema Behind The Mask. Desde el techo baja una lona blanca de grandes dimensiones. El artista comienza a interpretar el tema cuando descubre la lona en el escenario. No entiende que hace eso allí.
No forma parte del show.
Y si algo tiene controlado él, es cada cosa que allí sucede en sus conciertos. Va a tener que hablar con Kenny para que le dé una explicación.
La lona se ilumina. Una figura femenina aparece tras él. El sensual cuerpo de mujer se mueve al ritmo de los saxos de la canción de manera serpenteante, casi deslizando las caderas de un lado a otro. La chica juguetea con su sombrero y su gabardina, a quitárselos y volvérselos a poner. El cantante no puede apartar los ojos de semejante aparición. Todo, desde los saxos, la base del tema y su manera de cantar lo hacen todo tan insinuante...Y además tras la lona blanca una figura femenina envuelve a todos con su danza. Por momentos Michael se desconcentra de su interpretación de la canción, hasta que su mente proyecta como acude tras la lona y comienza a bailar con la figura femenina.
La intensidad del tema sube. La figura desaparece de allí. Michael la busca con la mirada mientras sigue cantando. Segundos después, ella aparece en el escenario caminando como una gata.
La oscuridad la oculta mientras avanza hacia el lugar en el que él se halla.
De un rápido movimiento se quita el sombrero y la gabardina de gánster arrojándoselas al artista, dejando ver un curvilíneo y voluptuoso cuerpo embutido en un traje en color carne que deja poco a la imaginación. Apenas unos pequeños cristales cubren lo que hay que cubrir, no más.
Los tacones que lleva ella; la chica misteriosa, estilizan su figura y además hacen sus pasos de baile más insinuantes y sensuales.
Pero esa chica misteriosa lleva una máscara en el rostro que le oculta los ojos y por lo tanto su identidad.
Todo el mundo espera ansioso que se quite esa máscara también. Sin embargo, eso es algo que ella nunca hace.
Michael seducido, hipnotizado, por lo que ve canta sin retirar la vista de ella en ningún momento.
La sangre le empieza a hervir en todo el cuerpo.
En algunas partes lo nota más que en otras. Ella se acerca a él hasta que se le pega peligrosamente. Esa mujer apenas lleva ropa encima. Esos cristales le cubren lo que no debe ser visto.
«¡Dichosos cristales!» «¡No se le caerá ninguno..!» piensa el artista, que empieza a sentir dolor.
El dolor del deseo.
Ella vuelve a moverse imitando a una serpiente. Posa una de sus manos sobre el pecho del cantante y comienza a bajar mientras baila, descendiendo con ella también la mano. A Michael comienza a latirle rápidamente el corazón y lo que no es el corazón.
Ella para de bailar justo cuando su cabeza está a la altura de la cintura del cantante. Mira al público y les guiña un ojo. Con sensualidad comienza a subir de nuevo sin despegarse un milímetro del cuerpo del artista. Los intensos ojos azules de la joven, lanzan una mirada perversa a los labios y los ojos de él, que está a punto de explotar. Esa mujer tiene que ser su compañera de cama esa noche. Tendrá que esperar que acabe el concierto y entonces solo entonces...
«¡Chica, no sabes lo que te espera!» piensa él cada vez más emocionado.
Ella se pone de espaldas al cantante y baila de nuevo moviendo sus caderas, su cintura. Desde esa posición, tiene una visión mucho más clara de toda su sensualidad. La enmascarada vuelve a girarse y queda frente al cantante, acerca su boca a la de él tentándole, mientras el artista acerca sus labios a los de ella, deseando probarlos y devorarlos. Sin embargo la bailarina, justo entonces se gira y se aleja de allí desapareciendo del escenario de la misma forma en que apareció, mientras el artista la sigue con la mirada.
Desea ir tras ella y...
Pero está enmedio de un concierto y tiene que seguir con él. No sin que antes, todo lo que ha subido baje.
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