Durante toda su vida, Irene ha sido testigo de muchas cosas que una niña de doce años no debería haber visto.

Ella a crecido entre gimnasios, sudor y muchas lágrimas, pero, al fin y al cabo uno siempre arriesga todo por algo que ama.

Pero, ¿ella ama el baile? puede que si, puedo que no, o puede que simplemente lo amó en su día y ahora solo sea presa de esos ojos que vieron en ella algo que no todos tienen, esos adultos que la obligaron a ser perfecta.

Pero seamos sinceros, lo único que han conseguido es transformarla en algo que no es, en un chica que es ajena a todo lo que esté relacionado con la felicidad, porque ella está llena de grietas que no paran de abrirse.

Aunque puede que la cura sea un poco de agua de las olas que hay a lo lejos, justamente en un lugar donde el calor es permanente, y quizás solo haga falta un poco de impulso para que el agua llegue hasta Irene.

Quizás todo aquello que la falta esté en él.