Capítulo 26 "Él"
-Él no quiso hablar contigo-le decía el pequeño a su hermana-¿Tan enfadado está?
-¿No quiso?
Catherine había pensado y guardado alguna pequeña esperanza de que él insistiría o lucharía por ella, pero al parecer estaba equivocada. ¿Qué diría si se enterara de la mentira que le había dicho su prometido? Ella ni siquiera sabía de las invitaciones a Charles.
-Tal parece que sí-habló ella con un tono de voz triste, pero luego carraspeó y se levantó de la cama que estaba sentada-Bueno, tengo muchas cosas que hacer, Tim.
Él, la miró con los ojos achinados. ¿Cómo podía seguir tan convencida?
-Eres una tonta-murmuró el niño antes de salir corriendo furioso.
Unas horas después, cuando todo parecía estar más tranquilo en el castillo, al menos de discusiones, un guardia tocó a la puerta de donde se hallaba Catherine y Richard. Ambos, estaban tomando un té, y aprovechando para arreglar algunos asuntos de la próxima boda.
-Adelante-dijo ella.
-Lamento interrumpir, Alteza, pero hemos encontrado al hombre.
-Oh-saltó de su asiento, casi desesperada y se quedó mirando al guardia. ¿Cómo disimular lo que se le pasaba por la mente?-Richard, ¿podríamos seguir luego? Tengo un asunto urgente que resolver.
-Claro, cielo, después te busco-y se fue luego de darle un beso en la frente.
-Hágalo pasar.
Cat se sentó en la misma silla que estaba antes. Volteaba a mirar de vez en cuando a la puerta, nerviosa y ansiosa a la vez. Golpeteaba con sus dedos la mesa de madera. Todo le parecía irritante, hasta el hecho de que una criada limpiara lo que minutos antes habían tomado con el rubio. Necesitaba hablar de una vez con él.
-El señor está presente y a su disposición-el guardia la había asustado, logrando que volviera a saltar de su lugar.
-Que pase, que pase-exclamó.
Y allí estaba. El mismo anciano que la había visto esa vez. Ahora estaba casi irreconocible. Le habían puesto ropa nueva, estaba aseado y su barba se lucía prolija y recortada. Seguramente se habían encargado de él. El hombre la miró y se inclinó haciendo una reverencia. Pero ella lo detuvo haciendo un ademán, restándole importancia.
-Buenos días, princesa Catherine, es un honor volver a verla.
-Pase, siéntese.
Arthur, tomó asiento frente a la joven, sin mirarla a los ojos. No sabía porque lo había llamado, pero podía sospecharlo. Esa noche, en la que la chica había huido, se quedó pensando y planteándose muchas cosas. Creyó que nunca volvería a verla. Pero, ¿por qué se alegró al escuchar que lo solicitaba? ¿Cómo percibió él que era la misma joven de esa noche?
-Necesito contarle algo. La verdad es que estoy muy confundida, y creo que usted, tendrá la respuesta a mis preguntas.
-¿Ah si? Bueno, puede decírmelo, soy bueno guardando secretos y escuchando. Mi esposa siempre me contaba todo lo que le pasaba...
Tragó en seco al escuchar eso. Pero se decidió a estar firme y no llorar hasta llegar al final de todo.
-La reina me contó una historia de mi infancia, de como me encontraron.
-¿Encontraron?
-Permítame que le cuente.
...
Los dos príncipes practicaban esgrima. Cada uno, estaba con un traje rojo correspondiente y cascos asegurados por pura seguridad.
-¿Ella dijo eso? ¿Y no le preguntaste si era verdad?-su hermano Michael parecía exasperado.
-Ya te lo dije, no quiero seguir con estas bobadas. Ella se decidió y no pienso obligarla a que cambie. Es por eso qué me iré de viaje.
-¿Qué? Estás loco, ¿piensas dejar que se case con ese sujeto? ¡Es en dos días!
-No hace falta que me lo recuerdes. Y si, le dije a Matthew para que fuera conmigo.
-Matthew es...¡Me desesperas!-Michael soltó una central que casi desestabiliza a Charles.
La práctica se había detenido. El más joven de los dos, lanzó su espada al suelo. Su mayordomo corrió para levantarla del piso.
-¿Qué día te vas?
-Al mismo tiempo en que se realice la boda. Al menos así tendré una excusa.
-Vaya excusa.
Michael se comenzó a sacar el traje de práctica. Su hermano, lo miraba de soslayo. ¿Por qué se molestaba él? Era su problema. Aunque, seguramente estaba decepcionado. Siempre había sido un ejemplo de decisión y valentía. ¿Se había rendido muy fácil? Pero, ¿para qué pelear si ella no lo quería?
-Estoy cansado, hasta luego-dijo para irse de la habitación.
...
-Estoy tan molesta, no sé que pensar. Me mintieron todo este tiempo. Si lo habría sabido antes...nunca los dejaría de querer.
Arthur estaba enmudecido. Sólo la miraba y veía cada una de sus facciones. ¿Cómo podía ella ser tan parecida a la mujer que llevaba en la foto de su reloj? ¿Por qué no lo había notado antes?
-Quiero mostrarle algo.
Catherine sacó de una bolsa grande, el diario con dibujos y la vieja canasta. Puso ambas cosas en la mesa y lo miró.
-Los encontré en el sótano...
Aquel hombre sentía un fuerte palpitar en su corazón. No, eso no podía estar pasando. ¿Cómo? Quiso pellizcarse para comprobar la realidad. Pero no, sólo reaccionó lógicamente, según él. Puso su mano allí y luego por fin, habló.
-Página...página catorce, un lobo saltando sobre su presa.
¿Había dicho página catorce? Catherine sintió automáticamente sus ojos llenarse de lágrimas y tomó el diario con manos temblorosas. Buscó entre las páginas amarillentas y arruinadas. 14.
-Lobo saltando sobre su presa-respondió en un hilo de voz. No podía quedarse sin habla ahora...
El anciano arrugó el ceño y cerró los ojos.
-Página 20, un pequeño cachorro, agazapado entre la hierba.
Ella buscó velozmente la página. No resistió, y comenzó a llorar cuando vio que el cachorro tan parecido a Todd se asomaba agazapado entre la hierba.
-Página...página veintidós...-Arthur pareció estar a punto de quebrarse-Página veintidós, una chica creciendo junto a lobos pardos.
La princesa sollozó con los ojos aún en el dibujo. ¿Esa era ella? ¿Ella era la niña que crecía y se transformaba en mujer? Una mujer rodeada de lobos. Y luego cayó en la cuenta. Él...él.
Se levantó de la silla y lo miró. Sus piernas temblaban, como nunca antes. Arthur también se había levantado. El hombre, caminó hasta estar a sólo un metro de la chica. Catherine pensaba en una sola cosa. No sabían que en realidad, ambos estaban pensando lo mismo.
Una sola cosa, eso los unía.
-¿Papá?-susurró.
-¡Hija!
Eso, eso era lo que por primera vez en su vida, no dudaba de que fuera cierto. Su padre, ¡su padre!
Sin saber bien que hacer, Cat corrió hacia el hombre y lo abrazó, sin parar de llorar. No le importó el hecho de que la hubiera dejado. No pensaba en cosas negativas, ¿cómo hacerlo? Estaba feliz.
-Perdóname, perdóname por todo esto-le dijo él.
El rey y la reina habían escuchado todo. Al escuchar "hija" abrieron la puerta y vieron toda esa situación con lágrimas en los ojos. El abrazo, el sollozo de alegría que soltaba su amada Catherine. ¡Ellos la amaban! Como nada en el mundo. Darían su misma vida por hacerla feliz, y ahora, ya nada tenía sentido. Dejarían que ella eligiera. ¿Seguiría fiel a su pueblo? O, ¿se iría con su verdadero padre? ¿Qué pasaría en la vida de Catherine de ahora en adelante? Nada estaba escrito.
...
Está todo muy crazy D: Oow *-* Casi lloro escribiendo esto :c
Falta muy poco *-* Casi nada del final :3 Gracias por seguirme :3 Los amo :3 Espero que el final no decepcione a nadie n.n
Hasta la próxima♥
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