Capítulo 20 "Una larga historia"
Ambos jóvenes habían llegado al comedor. La mesa estaba vacía ya, y no habían más platos. Claro, cuando nadie más comía, las sirvientas y mayordomos habían cumplido con su trabajo. Los dos se sentaron uno al lado del otro, mejor dicho, Catherine tomó asiento y Charles la ayudó con su "pesada" silla.
-¿Altezas? ¿Necesitan algo?-preguntó una mujer que estaba parada junto a la puerta.
-Oh si, es que no hemos podido desayunar-explicó Cat-¿Sería mucho pedir un par de cosillas? Sólo lo que vamos a comer.
Ella sabía que siempre debían hacer todo lo que ella quería, pero aún así, prefería ser amable y no molestar innecesariamente a la servidumbre. Eran muy amables con ella y se lograba el cariño de todos ellos.
-Nunca es molestia, alteza. ¿Qué desean?
Le dijeron y ella se dirigió a la cocina. La chica paseó sus dedos por el mantel blanco y sus uñas rascaron un poco la tela. Estaba nerviosa, y no quería decir nada incómodo. El rubio paseó sus ojos por el cabello de ella. Estaba suelto, con rulos en las puntas y su tiara firme arriba. También miró su vestido y sonrió al recordarla en como iba vestida el otro día. Hasta sus ojos visitaron los pies, que seguían el ritmo que su cabeza marcaba.
-¿Qué me ves?-lo había notado mirándola muy concentrado.
-Mis instintos masculinos dicen que la preciosa señorita que se encuentra a mi lado está nerviosa. ¿Estoy en lo cierto?
-No, para nada-negó-¿Por qué dices eso?
-Bueno, hay muchos indicios que así lo comprueban-su voz parecía volverse intelectual y grave cuando se ponía en modo "filosófico". Cat odiaba admitir que eso le gustaba-Está haciendo cosas raras con sus dedos, princesa, y sus pies se mueven al compás de una música imaginaria, o aún peor...
-¿Qué? ¿Qué es peor?
-Está claro que este silencio la pone incómoda, ¿por qué la pondría incómoda? Simplemente pueden darse veces que ninguno de los dos individuos quiera platicar, o no sepa de que. Pero cuando uno de los dos está tenso por eso, algo anda revolviendose en su cabeza-ella lo miraba consternada-¿En qué piensa?
Vaya que él si sabía de lenguaje corporal. Le había leído cada uno de sus movimientos, hasta se podía decir que lo que pensaba también lo sabía.
-En nada, sólo seguía el ritmo de una canción que me tiene muy enganchada.
-¿La que le cantabas a los lobos?
La chica le dio un golpe en el brazo y miró hacia todos lados para asegurarse de que nadie halla escuchado. Para suerte de ella, sólo ellos dos estaban en la habitación.
-No quiero hablar de eso.
-Bueno, yo si. Tendrás que contestarme unas cuantas preguntas.
-¿Qué? ¿Por qué? No debo explicarte nada-negó exasperada.
-Soy el único que sabe tu secreto, y exigo retribuciones.
Él tenía un punto. No era justo que no supiera nada. Aunque tampoco la convencía andarle contando todo de algo que ni ella entendía.
-Está bien, depende de que pregunta sea.
Charles, un poco conforme con eso y con haber logrado una pequeña flexibilidad en la castaña, pensó. Tenía que saber formular, tener tacto para que ella confiara y no se espantara. Obtener su confianza era lo que más quería.
-Creo que es algo que no entiendo muy bien y me gustaría que me lo respondieras. ¿Por qué no son agresivos contigo? Estamos hablando de lobos, son animales salvajes, que si bien no tienden a atacar voluntariamente, si te les acercas...o si se sienten amenazados...
Notó que él sí estaba interesado en saber, así que se sintió cómoda para expresarse, aunque no supiera bien que decir.
-No lo sé, es muy difícil, ni yo lo entiendo del todo. Aveces intento pensar en algo mágico, pero no me creo mucho en esas cosas. Mi cabeza duele cuando pienso demasiado en eso y lo dejó. Creo que ya lo siento como parte de mi vida.
-Pero, ¿puedes así con todos los animales?
-No, es sólo con los lobos. Y no, no hablo con ellos ni nada por el estilo. Me entiendo bien por sus acciones, sonidos y actitudes.
-Asombroso-exclamó mirando a un punto fijo del mantel, intentado procesar esa información-¿Y desde cuándo?
Catherine iba a contestar, pero se calló al escuchar que dos mayordomos venían con su desayuno. Agradecieron y esperaron a quedar solos nuevamente.
-Es una larga historia...-sonrió.
-Tenemos toda el tiempo que quieras, además, tardaremos mucho en comernos eso-y si, el cocinero había exagerado en cantidades.
-Está bien-comenzaba a sentirse cada vez más cómoda con él-Un día...
La adolescente había desobedecido lo que sus padres le habían dicho desde pequeña. Un agujero por el que pasó su cuerpo y sólo una cesta vacía estaban del otro lado de las tierras reales. Se hallaba emocionada por estar haciendo éso. Nunca había estado del otro lado sola y menos sin un caballo.
-¡Wuju!-exclamó dando saltitos. Luego se calló porque un guardia de la fortaleza podía oírla y eso era lo que menos quería.
Caminó feliz por el césped, y se quitó los zapatos para sentir la tierra fresca y húmeda bajo sus pies. Todo era diferente de ese lado.
Pasó mucho tiempo caminando, hasta que no recordaba como volver. Y no pensaba hacerlo. Se había peleado con sus padres y en un ataque de rebeldía adolescente, huyó del castillo, creyendo que esa era la mejor solución.
La tarde caía, y ella de una manera ingenua se movía curiosa por el bosque. Ya no cantaba como antes y estaba cansada, con hambre y sed.
-Mi suerte sigue siendo la misma-dijo al oir ruido de agua a unos metros.
Cuando llegó, se alegró mucho de ver un delgado río correr por allí. Así que se puso en cuclillas y bebió todo el agua que quería. De paso, aprovecharía para descansar y sentarse un rato, la oscuridad no la asustaba.
Los grillos entonaban una melodía. El silencio de humanos era increíble y la chica no pareció inquietarse, no, hasta que escuchó un gruñido a unos metros de ella.
-Oh,diablos-susurró viendo dos ojos brillantes al lado de un arbusto.
Un lobo, un lobo pardo le gruñia y se acercaba de a poco. Por un instinto, ella gritó y se levantó rápidamente del lugar. La cesta voló en los aires, sin lograr que el animal mirara para otro lado. Estaba decidido a cazarla.
-No me hagas daño, por favor-pidió como si fuera a escucharla o entenderla.
Estaba segura de lo que iba a pasarle. No había podido despedirse de su familia, había sido muy tonta. El animal avanzaba y ella quería correr, pero sabía que la perseguiría, así que empezó a llorar.
-Te amo mamá-sollozó-Te amo, papá. Timothy, seguro serías un estupendo hermano-el bebé hace poco había sido detectado en el vientre de su madre.
Las lágrimas empaparon su rostro y todo pareció nublarse, así que cayó al suelo. No quería mirar el momento en que el lobo se la comiera, así que se hizo un bollito, sin parar de llorar.
Pero los minutos pasaron, y nadie fue a matarla, logrando que se desesperara. Abrió los ojos y vio que el supuesto enemigo la miraba con la cabeza torcida como si fuera un perrito.
-¡Matame de una vez!-espetó logrando asustarlo un poco y que retrocediera.
Catherine se sintió extrañada también. Él no parecía querer morderla ni nada por el estilo. Parecía muy diferente al que era hace unos minutos. Incluso le pareció tierno con ese gesto de mover la cabeza.
-Oye, ¿qué te sucede? ¿Eres normal?-preguntó-Ven...
Pensó que no se acercaría y que huiría asustado. Pero no.
Él no se fue.
La chica temblaba al sentir el suave pelaje bajo sus dedos húmedos. El lobo gimoteaba como un perro y lamia sus manos.
-¿Te tenían en una casa? Seguro fue eso, pobrecito.
Casi muere cuando toda una manada se le fue acercando poco a poco ése mismo día.
...
Wow /u\ ¿Qué loco, no? Acá se nos cuenta un poco de como comenzó todo :3 ¿Que les parece? Gracias por leerme :3 No me canso de agradecerles :') Los amo♥
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro