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22. Jake


Me encanta mirarla. Observarla mientras está a lo suyo, haciendo cosas. Cocinando unos cangrejos gigantes de los cocoteros, poniéndolos a las brasas después de haberlos cazado. Cuando los cangrejos están asados, nos disponemos a comerlos; la luz del sol declina al crepúsculo.

Bon appétit —dice antes de lanzarse a comer.

Bon appétit —repito.

Agarra la carne del crustáceo, sacándola a cachos de la cáscara, chupando y mordiendo. Está terriblemente sexy comiendo con las manos, despreocupada, natural y salvaje. Por un momento me viene a la cabeza la imagen de Sarah; es lo contrario a ella. Vestida con ropa de marca y tacones, maquillada y arreglada, cuando cenábamos en algún restaurante caro de Nueva York, tan «fina». Tan otra cosa. Creía que era la chica perfecta. Creía tener la vida perfecta. Jamás pensé que me encontraría con algo que chocaría tan fuerte que lo tambalearía todo. Un catalizador, el desbordamiento de una cascada, un huracán en el océano.

Y me siento mal porque no puedo olvidarme de eso de mi vida. Pero entonces me miran esos ojos azul agua marina y todo se va por la borda.

Sigo comiendo el cangrejo, sacándole toda la carne de los rincones como me indica Nereida.

—Tenías razón, está delicioso —alabo. Nereida sonríe.

—Los isleños dicen que es afrodisíaco.

Su mirada se torna juguetona, sin dejar de masticar lentamente. Yo le devuelvo la mirada, casi de coqueteo, inquiriendo con toda la intención del mundo:

—¿En serio?

—No sé, nunca lo he comprobado —se encoge de hombros, haciéndose la simple.

Otra vez el cosquilleo.

Y otra vez la fugaz imagen de Sarah se desvanece. Su pelo negro cortado muy recto; sus ojos delineados con maquillaje; su cuerpo en algún vestido caro; su personalidad, siempre coqueta y chic; los dramas comunes. Todo desaparece y solo tengo delante de mí a Nereida y la selva. Su pelo rubio salvaje y descuidado; sus ojos de mar brillante; su cara natural, sin más maquillaje que el color del sol; su cuerpo perfecto cubierto apenas por una tela; su espíritu indomable; la forma que tiene de sorprenderme siempre.

Un suave viento, apenas una brisa, viene desde el océano trayendo frescor y aroma marino. Renovador. Habiendo terminado de cenar salimos al borde de la selva, entre las últimas palmeras; el cielo se torna añil oscuro a la par que las estrellas van apareciendo rápidamente.

—He visto más estrellas desde que estoy aquí que en toda mi vida —comento mirando al cielo.

—Siempre han estado ahí —susurra ella—. Y siempre lo estarán, mucho después de que desaparezcamos. Para aquel que quiera levantar la vista y admirarlas. Llenarse los ojos con su brillo.

El brillo de todas las estrellas del universo está concentrado en sus ojos. Lo veo cuando me giro a ella, y estamos los dos tan cerca, en la creciente penumbra de la noche que nace. Es un cielo lleno de estrellas en sí misma.

No sé si es la carne del cangrejo de los cocoteros, si es el comienzo de una noche estrellada con aroma a mar; si es una droga, algo que una vez probado necesitas repetir; si es ella misma con ese aura especial. Un huracán desatado. O si es todo eso junto, lo que me hace besarla como un náufrago besa la tierra. Mis manos en su cintura, apretándola; tocar su piel me vuelve loco. Nos volvemos locos juntos.

No tarda en tenerme tumbado ahí mismo, ella encima de mí y desnudándome con urgencia. Nos besamos con una pasión que parece desesperación. Nos tocamos sintiendo fuego y necesidad. Me quita el aliento y a la vez es el único aire que puedo respirar; hace que tiemble hasta los cimientos, pero es lo que me sostiene; es mi tabla salvavidas y a la vez el océano que me ahoga. Recorro su cuello con besos y suspira, deshaciéndose en un gemido suave, tan cerca de mi piel que me la eriza. Mis labios y mi lengua trazan un camino hasta su pecho, entreteniéndome y bajando luego por su vientre. No me puedo contener más.

Siento una oleada de placer que me desgarra. Gruñendo y jadeando, gimiendo a la vez, moviéndonos al mismo compás. Animales en una danza ancestral. Lo hacemos de una forma más feroz, frenética, irracional, puramente salvaje. Gime mi nombre, Jake, Jake, Jake. Suspiros profundos. Nereida. Pronuncio su nombre como una palabra mágica, ese nombre tan precioso y perfecto. Lo digo en sus labios, lo acallo en su lengua, lo ahogo en la garganta. Lo grito en silencio. La siento en cada nervio de mi cuerpo, recorriéndome como una corriente eléctrica, como un placer que nunca antes he sentido. Magia en el simple acto de hacer el amor. De movernos locamente y dejarnos ir, un tiempo interminable, eterno. Temblamos, vibramos; roce de piel con piel, mil sensaciones, calor escapando por nuestros poros en forma de humedad, respiración agitada desde lo más profundo.

Las estrellas nos observan. Y de pronto tengo una certeza. La certeza de que esto es tan fuerte, que puede matarme igual que hacerme sentir vivo de nuevo. Estoy volando alto, muy alto, estoy tocando el cielo y las estrellas cuando la toco a ella. Un paraíso del que la caída puede ser mortal. Y me veo desde fuera, como una persona que jamás cometió locuras, que siempre rehuyó el riesgo, y que ahora se está lanzando en caída libre. Viviendo, porque vivir es tomar riesgos. Me llena tanto que me asusta, pero precisamente por eso, porque con ella siento cosas tan fuertes, me dejaría morir en sus brazos.

Se acerca a mí, apoyando su cabeza en mi hombro, y yo le paso un brazo por detrás. No cambiaría por nada del mundo este momento, este sentimiento. Confortable, cálido; de refugio. De paz. Solo con estar en los brazos de una persona. Teniéndola a mi lado, acurrucada, sintiendo su respiración en mi piel, el contacto de su cuerpo. El latido de su corazón y el mío. Una sensación que me rebosa.

Y la quiero guardar para siempre dentro de mí. 





No reviso ni edito porque me darían ganas de borrarlo todo y desaparecer de la capa de la tierra <3.
Por si os preguntáis por qué lo dejé. Idk.

HOY HACE UN AÑO QUE EMPECÉ A PUBLICAR ESTA HISTORIA. ANIVERSARIO DE PUBLICACIÓN (22/9/22). Día que el verano da paso al otoño. Y realmente debería haberla terminado hace mucho, pero en fin. 

Votad y comentad y eso, nos vemos en el siguiente... i guess.




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