La noche es densa y aterciopelada. Por primera vez, Nereida ha conseguido que duerma fuera de la cabaña, único sitio que yo consideraba medianamente seguro. Pero la noche cálida y serena invita a ello. Intento no pensar en las serpientes. Al borde de la selva, entre la cabaña y el comienzo de la playa, Nereida ha improvisado dos lechos de ramas y hojas. Ella duerme, escucho su respiración acompasada y suave, distingo su silueta en la oscuridad.

Cuanto más tiempo paso junto a ella, más me parece que es todo un mundo de sorpresas. Y quiero explorarlo. Quiero explorarla en todos los sentidos. Desvelado en la noche, me encuentro pensando en ella; en esos ojos de mar profundo, de agua oceánica, de brillo cristalino. Esa piel suave, atezada, uniforme... cada forma de su cuerpo; piernas ágiles y gráciles, músculos atléticos, figura proporcionada. Y la cascada de cabellos claros, rubio oscuro, ondulados como el mar, gastados por el sol y la sal.

Paro de imaginarme cómo sería descubrir ese cuerpo de diosa con mis manos y mi lengua. Dios, ¿qué me pasa? Estar lejos de Sarah me está afectando... Sarah. Apenas he pensado en ella en los últimos días, y eso me hace sentir el pellizco de la culpabilidad. Ella estará imaginándome muerto, quizá llorando por mí, y yo solo estoy perdido en una isla con una mujer increíble. Pero eso no es culpa mía, me digo. Es culpa del destino que me trajo aquí... «Pero sí es culpa tuya pensar las cosas que piensas», dice una voz en mi cabeza. La aparto como si fuera una mosca molesta.

Joder, es que simplemente es algo superior a mí. ¿Quién no se sentiría fascinado por una criatura como ella? Una criatura que se asemeja más a una deidad que a cualquier persona normal. Nereida, una ninfa del mar. Una chica de espíritu salvaje e indomable, libre. Lo contrario a mí, en cierto modo. Dos polos opuestos.

Tanto pensar en ella me produce una especie de desazón. Me deslizo lo más silencioso que puedo hacia la selva, yendo a despejarme y a solventar la sensación de calor anormal que tengo. Cuando al fin vuelvo, ella está boca arriba, y percibo que no duerme.

—En una de esas te encuentras con Katrina —comenta.

La mención a la pantera negra hace que me vuelva, por si descubro dos ojos verdes mirándome. Aún no me he acostumbrado a verla, tan grande e impresionante, tan fiera salvaje, pero tan dócil con Nereida, como si fueran hermanas de otra especie. Y ella sigue burlándose de que me dé miedo.

Me tumbo en el lecho de hojas. No me pregunta qué he ido a hacer; no suele hacer preguntas estériles. Y aquí, los dos tumbados, despiertos, en medio de la noche pacífica, dejamos pasar minutos de silencio. Hasta que me atrevo a romperlo con una pregunta que me ronda desde que llegué aquí.

—¿Cómo llegaste a la isla?

Sigue en silencio, y, cuando creo que no va a responder, dice:

—Fue difícil. Podría decir que se parece a la forma en la que has llegado tú, pero en realidad no. Quizá algún día te cuente la historia entera.

—Si, como creo, mi estancia en la isla se va a eternizar, tenemos todo el tiempo del mundo —suspiro tras un silencio—. Puedes contarme lo que quieras, cuando quieras hacerlo. Y si no quieres hacerlo, no lo hagas.

—Tienes razón. Tenemos todo el tiempo del mundo.

Me gusta cómo suena esa frase en sus labios. Igual que me gusta su voz, su boca, su forma de ser... Dios. Siempre que pienso en ella termino igual. Y no sé si se da cuenta. Solo soy un idiota perdido, lo más lejos posible de su ambiente seguro, que en medio de lo más indómito queda fascinado por ella.

Y quedarme aquí atrapado en una isla virgen tan lejos de todo, el puro infierno y mayor tortura que jamás se me habría ocurrido, se me antoja otra cosa si es en compañía de una diosa terrenal. Una tortura que quizá pueda soportar; una eternidad que quizá esté dispuesto a pasar, si es viendo cada día esa mirada de océano en un rostro sutilmente broncíneo. Estar despierto de madrugada hace que mi mente vague por muchos lugares, pero aún peor es que deja mi boca sin filtros. Así es como termino soltándole lo que pienso, que de otra forma me habría callado.

—Jamás hubiera podido imaginar algo peor que quedar brutalmente separado de mi mundo, mi gente, mi lugar seguro, de una forma tan traumática, para quedar abandonado en el último rincón del planeta, en una isla salvaje y virgen que a mí me resulta el hábitat más hostil para sobrevivir. Pero encontrarme contigo ha cambiado mucho eso. Aparte de que sin ti estaría muerto, tu simple forma de ser hace que vea las cosas de otra forma. Que en ciertos momentos me atreva, aunque solo sea un poco, a ponerme de puntillas y asomarme a tu paraíso, intentando verlo con tus ojos. Lo que para mí era el infierno y para ti es el cielo. Donde estoy atrapado... no sé por cuánto tiempo. Pero... tú lo cambias todo, lo haces llevadero, mejor. Eres tan distinta a mí, y tan especial.

Hablo, lo dejo salir todo en voz baja, mirando el tupido manto de hojas tropicales que precede a un cielo añil oscuro cubierto de más estrellas de las que he visto en toda mi vida. Cuando termino de hablar, solo se escucha el lejano rumor del mar. Y entonces ella hace algo que me viene por sorpresa; un impulso, se deja llevar. Me toma de la mano. Sus dedos son cálidos, firmes y suaves, cuando pone su mano sobre la mía; y yo se la cojo, encajando nuestras manos por primera vez, sintiéndola. El palpitar de nuestros corazones en dos cuerpos unidos solo por ese contacto. En medio de la inmensidad de una selva virgen, de una isla salvaje, en el mayor océano del mundo, una mota de polvo en el planeta, perdido en toda la magnitud del universo, de todas las estrellas que nos observan desde el firmamento.

¡Feliz cumpleaños a moi! Y a mi partner in crime lyramasley (que va super atrasada en leerme).

El cumpleaños fue el día 11, pero hay que seguir celebrándolo. 

Anyways, este capítulo tendría que haberlo publicado el viernes, pero fue un día super intenso y ajetreado y no pude. El sábado también estuve muy ocupada... en mi plan de sofá y pijama y laziness. Así que aquí estamos hoy, en domingo de actualización. Y como compensación, o regalo de cumpleaños, o solamente porque sí, puede que esta tarde suba ¡otros dos capítulos! Y ya veréis... cositas. Si me da tiempo a editar-revisar-subir en esta misma tarde con las demás cosas que tengo que hacer. ¿Por qué el tiempo va tan rápido?

Btw, cosas sobre el capítulo: la frase "tenemos todo el tiempo del mundo" hits different cuando escuchas "we have all the time in the world", de Louis Armstrong (para una película de James Bond).

Como siempre, espero vuestros comentarios.

Nos vemos prontito <3