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Parte 15


Se acercaba el primer cumpleaños de Abi, como le decía Shoyo a su hija. 

Era el diminutivo de Abacaxi (ananá en portugués), porque era rubia con algunas lindas pecas y unos grandes y expresivos ojos verdosos.

Shoyo ya había aprobado su primer año de carrera universitaria y se había mudado a una pequeña casa cerca del departamento de Pedro. 

Necesitaba espacio para él y la niña y como Pedro estaba de novio quiso dejarle privacidad, aunque se juntaban seguido porque Pedro los extrañaba mucho y adoraba a la pequeña Hinata.

Seguramente vendrían a pasar las fiestas a su casa sus amigos junto con su madre y hermana; ellas se quedarían hasta unos días después del cumpleaños de Mariana y Kemna vendría con la misma excusa del año anterior.

Las cosas tenían buen prospecto, ya estaba participando en torneos de vóley playa y pensaba

calificar para una beca deportiva.

Cuando le decían de salir de copas con amigos se negaba rotundamente. Estaba dedicado solo a su hija y su carrera; bastante que lo habían convencido de armar un perfil en Instagram para hacerse publicidad como "Ninja Shoyo" y volverse un jugador profesional.

En una video llamada, Shoyo conversaba con Tadashi

--No puedo creer que no vendrás al cumpleaños de Abi.

--El obstetra no me deja viajar, entiende por favor, si bien estoy de 3 meses Naoko tiene 3 años y 

Yuri 15 meses, al ser tan seguidas las cesáreas es riesgoso para mí. 

--Ya llevas tres hijos seguidos ¿no pensaste en poner un televisor en tu habitación?

--¡Noooooo!, Tsuky me mataría.

--Es increíble que con dos pequeños y trabajando los dos a tiempo completo se hagan tiempo de pareja para pasarlo juntos.

--Es un equilibrio, nos cuesta a veces pero se puede, igual tengo una empleada que me ayuda

--¿ya no le gruñes si se acerca a tus hijos?

--¡No!, ya aprendí, ja, ja, ja, igual muy pocas veces la dejo sola con mis tesoros.

--Está bien que estés atento, con las cosas que vimos en la fundación uno toma recaudos con todo.

--Y sí, estamos reubicando muchos chicos que fueron vendidos a burdeles.

--mi madre reniega bastante con Natsu, no quiere mostrarle con quien habla por los chats y le costó entender que no puede aceptar como contacto a cualquiera y compartir información personal.

--eso es muy importante, los contactos deben ser personas recomendadas por sus conocidos, hay muchos proxenetas que se hacen perfiles como adolescentes jóvenes, los citan para jugar o verse y después los secuestran.

--lo entendió una vez que supo lo que me pasó a mí.

-hablando de eso, ¿Qué piensas hacer con Kageyama? Tiene derecho a saber de su hija.

--con ESE no pienso hacer nada, después de cómo me sacó de su vida no tiene ningún derecho de nada, yo lo perdoné, pero no olvido como me trató, además tampoco quiero obligarlo en nada con Mariana, leí por ahí que está en pareja con una alfa muy bonita.

--te aseguro que eso es mentira, Kageyama te espera, está haciendo.....

--no me hables de él, me pone de mal humor.

--está bien, te dejo, que está por llegar Kei, manda videos de tu princesa cuando empiece a caminar.

--¡tenlo por seguro! Ahora gateando llega a todas partes, ja, ja, ja, di chau Abi.- y moviendo la manito de Mariana dio por terminada la comunicación.

Tobio pensaba como pasó tan rápido el año mientras viajaba a Japón para pasar el primer cumpleaños junto a su melliza y sus abuelos. Era una fiesta distinta a las que se hacían en la empresa Kageyama. 

Sin duda extrañaba a Hinata.  Lo seguía por las redes con un seudónimo y aprendía a no sufrir cuando lo veía abrazado en fotos con su compañero de equipo y los trofeos que ganaban.

A pesar de la tristeza de no tenerlo a su lado, estaba orgulloso por los logros de su omega.

Al asociarse con la policía para combatir a la trata de blancas, dejó de ir a las subastas para no levantar sospechas con las organizaciones que secuestraban personas. Se rotaban entre Daichi y Atsumu para rescatar a la gente y mediante la fundación Yama Yama que todavía dirigía Tadashi,  capacitaban a quienes podían para ofrecerles mejores condiciones de vida cuando volvieran a sus países de origen o el destino que eligieran.

Kageyama pasaba sus celos con supresores. Salvo a las fiestas de caridad que asistía con Miwa, no frecuentaba ningún otro lugar. 

Realmente quería hacer las cosas bien con Shoyo esta vez y ganarse una oportunidad para volver a ser pareja.

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