Cap 3: Incógnitas
Bueno, Hinata me ha "castigado" por no aprenderme los pasos.
Así que estoy sentado en el suelo de la clase, sin hacer absolutamente nada interesante.
Mi mirada se dirige a las chicas, sus movimientos apasionados me entretienen unos minutos.
Al verlas una por una no puedo evitar que mi mirada pase por Hinata, pues ellas están en fila y él está en el medio.
Sus movimientos son fluidos pero no es lo que realmente me fijo; me fijo en sus ojos, o mejor dicho, en sus expresiones.
Sus ojos que muestran no solo felicidad y emoción, sino también pasión, pasión por lo que hace, pasión por estar día tras día ahí, se nota que cuando baila no lo hace por obligación, simplemente por tener un trabajo y conseguir dinero, sino porque le gusta lo que hace, creo que es de esas personas que ha encontrado lo que quiere hacer en la vida, pocas personas realmente consiguen eso.
Podría compararlo con mi afición poco sana al voleibol. Desde pequeño sabía a lo que quería dedicarme, recorrí un largo camino, me topé con personas que me trataron muy bien—como pudieron ser mi familia o mis compañeros de la superior—y otros que simplemente me detestaba—como a todo el mundo le pasa— pero lo que siempre me diferenció fue mi pasión y insistencia para todo—o eso decía mi abuelo—que era demasiado testarudo para algunas cosas y bueno, eso me sirvió.
Pero hay que admitir que aún que tengo amigos y haya cumplido mi sueño siempre he sentido un vacío.
Mi abuelo me contó sobre eso, me dijo que alguien importante vendría a mi vida y al instante sabría que era la persona con la que quería pasar el resto de esta.
Aún que eso nunca sucedió, nunca sentí el cosquilleo que se dicen que se siente cuando estás con esa persona, nunca tartamudeé como un tonto ante nadie o me puse muy rojo, en realidad, tampoco sentí que mi estabilidad emocional tuviera que depender de alguien, como muchos dicen.
Simplemente nunca me ha pasado, lo asociaba a que nadie querría estar conmigo por estar tanto de viaje, y que si a alguien le gustaba—y no cuentan las fans que se acumulan a la salida de los partidos para pedirme matrimonio, y si, a pasado—querría estar conmigo el máximo tiempo posible y yo no tenía tiempo para eso o el hecho de la fama ya era presión suficiente para una persona que no estaba acostumbrada a tanta atención.
Lo cuchicheos de las chicas me sacan de mis pensamientos.
Arqueo una ceja, ¿Qué miran?
Simple.
Me había quedado embobado y mi mirada no había avanzado, lo que es igual a que clavé mi mirada en el por algunos minutos.
Suspiro y miro a otro lado, que vergüenza.
Lo noto acercarse.
—Haber si al final si que te tomaste enserio lo de ligar.
Río ligeramente y niego.
La tarde pasa más rápido de lo que hubiera pensado y ya es hora de irse.
—¿Nos vemos mañana?
Yo asiento y el sonríe.
—Adiós, Hinata— él se monta en la bici de hace unos días y se despide con la mano.
Yo, con paso lento, me dirijo al hotel.
Cuando llego veo a Miya tumbado en el sofá, cierro la puerta y me siento con él.
—Haber, ¿Ahora que te pasa?— digo al verlo tumbado, haciéndose el dramático.
—Tengo sueño, y hambre.
—Pues ve a dormir—Miya gira su cabeza hacía mi con los ojos medio cerrados.
—Pero es que me da pereza ir a la habitación, además, no puedo dormir con el estómago vacío.
—¿Que quieres que haga? Si tienes sueño duerme, si tienes hambre come, ya eres un adulto.
Él no se molesta en mirarme.
—Hace mucho calor.
—Ya lo sé— me levanto y me estiro— por eso me voy a la cama.
Le oigo maldecir en mi contra antes de entrar en la habitación.
Según entro pongo el aire acondicionado y me tiro a la cama, dejando que el aire frío que me aportaba ese aparato, nunca lo había apreciado tanto.
Miro por la ventana. A pesar de ser de noche—y gracias a las farolas— se pueden ver las calles y como diminutas personas transitan.
Desde aquí se puede ver la mayoría de la cuidad, incluido el café del otro día.
Me fijo en que una persona sale de ahí, me siento en la cama paga observarlo mejor.
No le veo muy bien la cara y espero que el no me vea a mi.
Aún que estamos a mucha altura creo que podría intentar identificarle.
Lo sigo rápidamente hasta que se me mete en un callejón.
Gracias al ventanal que tiene la habitación tengo una gran vista.
Se quita la capucha y deja ver que su pelo es pelirrojo, su cara no la veo pero parece un chico joven.
Una idea auténticamente loca se me está pasando por la cabeza, pero es imposible.
Puede haber muchas personas con el pelo pelirrojo que sean jóvenes.
Agudizo mi vista.
Quizás si...
Cojo mi móvil y marco su teléfono.
Solo es una prueba, el no sería capaz de después de soltarme aquél sermón estar allí.
Tampoco es cómo si me respondiera la pregunta que de hacía allí pero...
Ay demasiadas incógnitas.
Le doy a llamar y el teléfono es tono.
—¿Kageyama?
Observo como aquella figura saca algo de su bolsillo y se lo pega a la oreja.
Mis nervios crecen.
—Hola.
—Dime, ¿Qué necesitas?
—Eh...yo— piensa, Kageyama, piensa— se me olvidó.
Le oigo suspirar.
—¿Entonces nada?
—Exacto.
Nos quedamos unos minutos en silencio.
—¿Te importa que cuelgue? Estoy cansado.
—Sin prolemas.
—Chao— cuelgo el teléfono y le observo.
Le veo meter lo que antes había sacado de no nuevo en el bolsillo de la sudadera e irse.
¿En verdad era Hinata? Y si lo es, ¿Por qué estaba ahí?
Suspiro y me alejo de la ventana.
Tengo demasiadas dudas que no creo poder despejar.
Me sostengo un rato de pie.
Creo que intentaré dormirme, mañana ya veré qué hago.
Me tiro a la cama.
Ni siquiera me arropo, simplemente acomodo la almohada y miro al techo.
Va a ser una noche larga.
Un rayo de sol hace que me despierte, pero mis párpados no quieren abrirse.Ayer apenas conseguí dormir algo.
Miro el reloj.
Las 10 am.
Según lo que ponía en sus carteles de la redes sociales es clases a niños pequeños desde las nueve hasta la una, variando de clases, claro.
Tengo que esperara hasta esta tarde.
Paciencia, Tobio, paciencia.
Suspiro y me siento sin mirar a un sitio fijo.
La impaciencia me está carcomiendo.
Después de unos minutos lo admito: Soy muy impaciente.
¿Y si voy a su clase? No, no soy capaz, puedo esperar.
—Entonces clase seis, ¿No?
—Si, ahí se encuentra el señor Hinata.
Vale, puede que no pudiera esperar.
Pero en mi defensa diré que es muy difícil esperar cuando tienes una duda tan grande.
Así que camino rápidamente.
Aula 2...3...4...5...¡6!
Es esta.
Toco la puerta, pero como nadie me abre la abro yo de golpe.
—¿Hinata?— sin querer uno de los niños, al verme, se cae del susto.
—¿Kageyama?, ¿Qué haces aquí?, ¿Estás loco?— el niño de antes comenzó a llorar— Ya la has liado, ¡Fuera!
¿Me está echando?
Veo a Hinata coger al niño en brazos y consolarle.
El me da una mirada para que me vaya, rechistando lo hago.
Después de unos minutos Hinata sale.
—Hina— él me interrumpe.
—¿Cómo te atreves a venir así a mi clase?
—¿Es urgente?
—¿Qué escusa esa esa?
—Está bien, lo siento— levanto mis manos y él suspira.
—Y dime, ¿Qué es tan urgente?
—Yo sólo...ayer por la noche, ¿Qué hiciste?
El arquea una ceja.
—Ver pelis, ¿Por?
Vale, ahora todo depende de su reacción.
—Es que ayer mientras veía un poco de la cuidad te vi.
—¿Si? Pues haberme llamado y hubiéramos quedado— él sonríe
—Es que te vi saliendo del café del otro día.
En realidad no sé si fue él, pero mejor prevenir que curar.
Su rostro muestras nerviosismo, lo que levanta mis sospechas.
—¿Qué dices?— dice nervioso— pero si ayer no estuve por ahí, además, hay mucho pelirrojo por aquí, de seguro te confundiste.
—Pero yo te vi.
—Eso no puede ser posible, estaba en mi casa.
—Hinata.
—Kageyama, no seas tozudo, si te he dicho que no tendrás que creerme, ¿O acaso tienes pruebas?
Niego.
—De todas formas, no recuerdo si en Japón estaba bien, pero aquí, en Brasil, está mal meterse en la vida de la gente.
—No seas así conmigo, sólo preguntaba.
—Y yo solo he respondido.
Frunzo el ceño.
—No se aquí, pero en Japón es de la mala educación responder así.
Él también frunce el ceño.
—¿Tienes algo más que decirme?
Niego y él se da la vuelta.
—Nos vemos más tarde, Kageyama.
—Adiós— salgo de el edificio.
Que maleducado, no tenía derecho a contestarme así.
Espera, no me ha respondido.
Genial he venido para nada.
Me dirijo con paso lento al piso, intentando solucionar dudas.
Pero solo consigo que las incógnitas se queden esparcidas por mi cabeza, esperando el momento perfecto para atacarme.
HOLAAAAA.
Llegué con nuevo capítulo <3
¿Que les pareció?
Siento que sea cortito pero se me acabó la imaginación.
Bueno me despido.
Les mando un:
Y me voy.
Recordad que se os quiere </3
Chaooo.
{ Editora }
Eliminé un capítulo que junte con este y aún así quedo corto :')
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