Cap 2: El lío en el restaurante
Giro mi cabeza y suspiro
Puedo ver por la ventana un amanecer de colores rojizos, anaranjados y amarillentos, con algunas nubes de un tono rosado que se juntan con la aún ensombrecida ciudad y que se asoma por encima de una colina dando un paisaje precioso, casi como si estuviera en un mundo de fantasía.
Una de las ventajas de ser jugador en la selección es que— aún que sean vacaciones propias— se ocupan de darnos los mejores hoteles de la cuidad.
Esos colores me recuerdan a a alguien pero no recuedo a quién.
Fijo mi mirada en el techo intentado recordar—lógicamente en vano—quien es la persona que está intentando ocupar mi cabeza.
Maldita memoria, ¿Para memorizar jugadas si funcionas pero para esto no?, ¡Vete a la mierda!
Llevo mis manos a mi cara, aparte de eso siento que olvido algo más.
—¿Por qué suspiras tanto?, ni que te estuvieras muriendo— Y ahí está Miya, tocándome las narices cuando más ocupado estoy.
—Ja, ja, que gracioso, me parto—El rueda los ojos.
—Y ahora enserio, ¿En que piensas tanto?— Estoy dudando si decírselo o no.
—Pues estoy intentado acordarme de algo,o más bien de alguien—El arquea una ceja.
—¿Y eso?, ¿Es que alguien te tiene loco?— el sonríe en forma de complicidad.
—¿No crees que si estuviera enamorado me acordaría de esa persona?— el suspira.
—Me cansas, Kageyama—Frunzo el ceño.
—Me parece que el sentimiento es mutuo— él chasquea la lengua y se dirige a la cocina.
—Como tardes mucho más en ir a desayunar te dejaré sin comida—Ruedo los ojos, no se atreverá.
Y lo hizo.
Miya me ha dejado sin desayuno.
Ni leche,ni café,ni galletas,ni tostadas,nada.
—¿Chicos ,sabéis dónde hay algo para desayunar?—Yaku arquea una ceja.
—¿Tu?, ¿Desayunar?—ahora soy yo quien lo mira confundido.
—¿Si?, estuve hablando con Miya y me dijo que como no bajara rápido me dejaría sin comida, pero no pensé que lo decía enserio.
—Pero si él nos dijo que no había problema en acabar la comida por qué no querías desayunar.
—¿Qué?, yo no le dije nada de eso—Yaku frunce el ceño.
—Atsumu me va a escuchar— él se levanta pero yo le detengo
—Da igual Yaku, iré a alguna cafetería a coger algo de café o algún bollo— Él asiente y se vuelve a sentar, ya encontraré la manera de vengarme—Me voy a la cafetería que estaba aquí,en la esquina—ellos dijeron que vale entre la animada conversación que tenían antes, pero cuando voy a coger la cartera Bokuto me detiene.
—¡Oye Kageyama!—Miro a Bokuto—¡Tráeme a mi también a algún dulce!- Ushijima negó.
—Si el nutricionista os oyera...
—¡Aguafiestas!— Oigo gritar a Bokuto pero yo ya estoy saliendo por la puerta y dirigiéndome—con el Google Maps—a la cafetería más cercana.
Entro al local—que por ser las 6:55 am no hay gente—hay que admitir que es acogedor, paredes marrones claras con blanco, suelo de madera clara al igual que las mesas que se componían de unas sillas de madera más oscura con cojines para mayor comodidad, en el mostrador se pueden ver varios de los dulces que venden
—Buenos días, señor—Un chico me atiende.
—¿Es qué le puedo ayudar?
—Hola, deme un café solo y dos palmeras de chocolate, para llevar, por favor— él asiente y yo espero pacientemente a que todo esté preparado.
—Vale, pues serían...26'62445 reales brasileños, por favor— Asiento para sacar mi cartera.
No está.
Miro en los bolsillos pedo tampoco.
¿La he perdido?, imposible.
Intento hacer memoria.
Mierda.
Fue cuando Bokuto me gritó por qué le cogiera un dulce, ¡Al final no cogí la cartera!
—¿Señor?—Miro al chico en pánico.
¿Que debería hacer?
Iba a pensar que era un ladrón o yo que se.
¿Y si me hago un simpa?
[Simpa = Sin pagar]
No, no, eres un adulto responsable.
-Haber, va a sonar un poco cliché, pero se me olvidó la cartera- el frunce el ceño- pero déjeme ir a por la cartera y vuel- el señor me interrumpió.
—Claro y quiere que llevarse la comida, ¿No?— fruncí el ceño.
—No, claro que no- El rueda los ojos.
—He visto mucha gente como usted, de aquí no se va a hasta que me page.
—Espere que llamo a un amigo para que venga.
Pero tampoco tengo el móvil encima.
—Señor, no puede hacer esto, no lo he pagado y puedo irme perfectamen- él me vuelve a interrumpir.
—¿Es que no ha leído el cartel de fuera?, es obligatorio comerse lo que se pida, no me hagas usar otros métodos.
—¡Eso no es justo!, no lo vi.
—¿Y eso es mi culpa?, ¡Chicos!
Dos chicos salen de lo que parecía ser el almacén.
—No hace falta que hagas esto, João, yo se lo pago— alguien aparece detrás mío.
Giro mi mirada y me encuentro con la persona que mi cabeza buscaba esta mañana; Revoltosos cabellos naranjas, confortables ojos marrones y piel morena.
—Hinata— él me interrumpe, ¿Es que hoy todos me van a interrumpir o qué?
—Deja que page y después hablamos— el paga y me entrega el café y las palmeras—. Vámonos—me agarra de la mano y me saca fuera del local donde el sol radiante nos espera.
Me lleva a un lugar en el que nadie transitaba, un lugar tranquilo para poder hablar mejor.
—Hi—Él me pega en la cabeza.
—¡Cómo se te ocurre ir a esa cafetería, pedazo de idiota! — le miro mal—Todos saben que esa cafetería la manejan mafiosos que solo buscan timar o secuestrar gente.
—¡Y cómo quieres que yo lo sepa si no llevo ni una semana aquí!
Él suspira.
—Cierto, pero da igual, ¿Cómo se te olvida la cartera en casa?
—Bueno, tampoco es para tanto- el frunce el ceño.
—¿Y sino llego a estar yo que?, ¿Eh?— Tiene razón.
—Vale es verdad, sino llegas a estar tú me habría metido en un buen lío— aparto la mirada.
—Ten cuidado Kageyama, aquí no se toman muy bien las escusas sobre falta de dinero o que tiren la comida.
—Pero si sólo fueron 26 reales brasileños.
—Pero sigue siendo dinero, la gente puede hacer cualquier cosa por dinero, secuestrar, matar, al igual que la comida. Brasil puede parecer muy bonito, edificios altos, hermosas playas y lujosos restaurantes, pero claro, eso es la parte estética de Brasil— Arqueo una ceja—. Nadie ve la parte de gente con menos recursos, la gente que vive en casas de chapa, ahí no hay comida Kageyama, por eso se toman muy mal el desperdicio de comida. La falta de dinero hacen que terminen cayendo en el negocio de drogas o secuestro de personas, es muy triste ver cómo niños pequeños cogen comida de las basuras de ciudades, ¿Sabes?, ver cómo la gente está literalmente en los huesos, como ven su vida pasar por la pobreza.
El hace una pausa y prosigue.
—Creo que aveces no nos damos cuenta de lo que tenemos, el simple hecho de comer cada día es algo que mucha gente no se puede permitir pero que nosotros vemos como una costumbre y que muchas veces despreciamos por que:"no nos gusta" o simplemente:"no nos apetece", pero no nos hemos puesto en la piel de esas personas que darían todo por comer una liga de pan para saber si realmente estamos haciendo lo correcto, yo creo que hay que reflexionar sobre eso.
El se queda el silencio y yo también, no se que decir, me ha pillado desprevenido.
—Por eso te digo, Kageyama, que aquí no hagas esas cosas en público. No voy a estar para salvarte el culo la próxima vez.
Asiento.
—Si...bueno será mejor que vuelvas con tus amigos, te estarán esperando- Yo niego.
—No hace falta, dije que tardaría por qué pensaba que habría gente—noto cierta ilusión en su rostro.
—¿Entonces te quedas conmigo a desayunar?— yo asiento— ¿Y que haremos?
Me encojo de hombros.
—Un simple paseo está bien— el asiente y comienza a andar, yo solo se sigo con cuidado de no perderme.
—Por cierto Hinata—El me mira— ¿Que hacías tú por esa zona?, es decir, la escuela no pilla excesivamente cerca— el se detuvo en seco.
Nos hemos ido a dar un paseo por una avenida que, no está desolada, pero tampoco muy transitada, con altos árboles de color verde que dejan caer sus flores por el camino y que le dan un toque muy bonito al sitio.
La verdad, aprecio la tranquilidad, es una de las cualidades que necesito para estar cómodo en un sitio.
—A pues...tenía cosas que hacer por esa zona— Arqueo una ceja.
—¿Que cosas?— el frunce el ceño.
—Pues...espera, ¿Por qué te tengo que dar explicaciones?.
—Porque te dado el honor de poder desayunar conmigo, no muchos pueden— abre los ojos.
—¡Cómo que desayunar contigo!, ¡Estás desayunando tú!— el pone los brazos en su pecho.
—No es mi culpa— me encojo de hombros.
—Oye, ¿Tú no tenías dos palmeras?— No, ya sabe por donde va.
—Si, pero no te daré ninguna- alejo la comida de él.
—¡No es justo!—Él me lo intenta quitar pero estiro la mano hacía arriba.
Y claro, por la diferencia de altura el no llega.
—¡Kageyama no me hagas saltar!— ruedo los ojos, obviamente no va a llegar.
Él chasquea la lengua, se echa un poco para atrás y salta.
Sorprendentemente me consigue quitar la bolsa.
He quedado como idiota.
—¿Qué?—yo niego con la cabeza.
—Nada, nada, es no me dijiste que podías saltar tan alto— él rueda los ojos— ¿Siempre lo has tenido?, el salto digo.
El asiente y le da un mordisco a la palmera.
—¿Y nunca te planteaste jugar voleibol?— él se atraganta con el dulce—¡Hey cuidado!
—Tranquilo, estoy bien.
—¿A qué vino lo de atragantarse?— él suspira.
—A nada, solo me pilló por sorpresa la pregunta,vamos- el comienza a andar.
—¡No me has contestado!— corro algo para alcanzarle.
—Te quedas sin el honor de saber mi repuesta— dice en tono burlón.
—Touche.
—Nos vemos esta tarde, Kageyama—Hianta y yo habíamos estado un buen rato hablando.
Le veo alejarse.
—¡Que no se te olviden los pasos para esta tarde!
Le oigo decir mientras se aleja.
Oh, mierda.
Eso era la otra cosa que se me olvidaban: Los pasos.
Camino a casa lentamente, pensando en la forma de que Hinata no se enfade conmigo por no hacer lo que debo, cosa que— si me pedís mi opinión—veo totalmente imposible.
HOLA GENTEEEEE.
Por fin terminé el episodio :'D
Espero que les haya gustado.
Por cierto, os invito a todos al funeral de Kageyama, será en el próximo cap, así que traed flores y pelotas de voleibol.
Siento si alguno os incómodo la parte en la que hablo de la pobreza en Brasil, y me disculpo si eso pasó, pero me vino la vena de escribirlo y dije: "así se queda".
También quería agradecer el apoyo del primer cap, os amo🛐.
Aun que estuve pensado, ¿Y si no les gusta?, ¿Y si el capítulo no es tan bueno como el primero?, espero que, pues eso, os haya gustado.
Bueno, me despido.
Recordad que se os quiere y mucho.
Y que les mando un:
Chaoo
{ Editora }
No sabéis la faltas que tenía esta mierda, ¡Hasta la despedida tenía faltas!
En fin, ¡Nos leemos!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro